Hay dos épocas en el año escolar que si entras en esas fechas, todo el mundo se te queda mirando de forma demasiado extraña, la primera y es la menos común es cuando empiezas el colegio cuando el curso esta apunto de terminar, en plan cuando todos estaban preparando las maletas para irse, una persona comenzaba su vida en ese colegio, era demasiado complicado cuando todos querían dejar sus vidas, tuvieras que comenzar la tuya. Era el peor momento del mundo y si eras una persona tímida era como golpear fuertemente en tu punto débil, pero el segundo caso es vergonzoso, es como si tus padres se hubieran olvidado de que existías, no supieran que estuvieras en tus vidas y te escolarizan con poco de haber empezado el colegió, todos ya habían cogido una rutina y llegabas tu con deseos de empezar algo nuevo, de empezar tu vida pero todo el mundo estaba en su mundo, con sus amigos, horarios y todo ya hecho, debías llegar y adaptarte a lo que más imponían sin darte la oportunidad de crear tus historias, tus aventuras, tu mismo no podías poner nada, todo era lo dicho por lo demás, y encima eras esa persona que todos miraban por ser diferente por no empezar el curso desde el principio.
Eva llego cuando las hojas de los arboles ya casi no caían, era una época en la que las lluvias y nieve comenzaban a llenarse en los alrededores del internado, y una llegada de una alumna no era esperada, era catastrófica, su nivel no era el necesario pero no se podía rechazar el dinero y los donativos, una familia rica y con poder les podía destruir o la ilusión de esta puede provocar muchas malas cosas. Eva nunca fue una buena alumna, puede que su madre fuera su profesora nunca ayudaba, las madres siempre son más dulces con sus hijos, ese no era un ayuda para Eva que en las pruebas de nivel del principio de año, salieron horribles, si alguien tuviera ese nivel en otras circunstancias, le cambiarían de curso, pero una norma que pocos sabes es que para un alumno curse otra vez el curso o haga otro diferente se necesita la petición del centro y la aceptación de los padres.
Le pusieron un tutor.
Eva dormía plácidamente encima de los libros que había elegido, no eran especiales, eran libros grandes, y pequeños con muchas y pocas páginas, eran diferentes, con tapa dura, fina, blanda, terciopelo, sin decoración, libros de historia, de literatura, de biología, de termodinámica, libros sin sentido alguno juntos.
—¿Aún no te has acostumbra a nuestros horarios?—pregunto Alessandro apoyándose en la estantería de libros más cercana a la mesa de Eva, esta medio adormilada levanto la cabeza para mirar a Alessandro, las legañas le nublaban la vista y las pestañas aún estaban demasiado pegadas para ver bien. Alessandro le lanzo un pañuelo que cayo delante de ella, Eva lo agarro y con cuidado se lavo los ojos con ese pañuelo, no era lo más adecuado, el agua era lo mejor pero necesitaban ponerse a estudiar lo antes posible, antes de que el caos se hiciera presente en la biblioteca con los alumnos de diferentes cursos.
—En casa dormía hasta las doce y estudiaba a la tarde—dejo claro haciendo que Alessandro riera.
—Buen horario, y siento que nuestros horarios barbaros sean molestos para ti, pero es lo que hay—dejo claro Alessandro haciendo que Eva lo mirara.
Eva se había creado en una granja al oeste de Sicilia, era una isla perteneciente a Italia pero era tan pequeña que poca gente vivía ahí, solo pequeñas tribus que llevaban demasiado tiempo ahí como para poder vivir en otro lado, la vida de Eva se baso en vivir con su familia recogiendo flores y plantando frutas y verduras para luego comer, los pocos animales que había en su isla eran sus mejores amigos, ella odiaba con toda su alma la vida en esta gran ciudad. En esa pequeña ciudad, aunque había muchas familias, ninguna era del interés de Eva, todos le resultaban lo mismo, siete familias base que formaban el consejo y que organizaban todo el la isla, poca gente sabía de su existencia por lo que no seguían las normas normales de la sociedad, odiaba la ropa que le hacían llevar y los horarios.
Era la primera vez que veía a uno de sus compañeros, le rodeaban todo el tiempo y se reían de mi pero ella no les miraba, ella se quedaba en su puesto durmiendo o ignorando al todo el mundo, pensando en como podía escapar de su cárcel, investigaba cada parte del internado, odiaba estar encerrada, odiaba solo tener unos minutos de aire al día, no le gustaba la lluvia y menos la oscuridad, pero su mente dejo de buscar salidas, con si altura de metro noventa y cabello rubio, Alessandro destacaba en cualquier lugar, jugador de futbol y amante del estudio, era el alumno y el hijo que cualquiera desearía tener, el novio por el que muchas se peleaban.
Eva sintió un pinchazo en su corazón.
—Me han pedido que sea tu tutor—explico Alessandro.
—¿Qué es eso?—pregunto Eva haciendo que Alessandro la mirara sorprendido, él se sentó en la silla alado de Eva para revisar sus libros.
—Es una persona que aparte del profesor, te ayuda ha hacer los deberes y estudiar para que tengas mejores notas—explico Alessandro y miro el cuaderno lleno de dibujos de Eva—Esta claro que no tomas apuntes—.
Alessandro se levanto para ir quitando de la mesa los libros que Eva no necesitaba dejando los que si y organizando un poco el espacio, si hay una persona maniática del orden y con necesidad del control, Eva le miro con interés mientras Alessandro organizaba todo, los movimientos cautelosos y llenos de paciencia eran demasiado particulares, ella era todo caos, dejaba incluso las hojas que había roto por el suelo, Alessandro acerco la basura y se la dio.
—Tengo normas, si queremos que esto funcione, deberes ser ordenada, limpia y organizada, así que mete los papeles que no necesites aquí—le dijo Alessandro a Eva, y le miro mientras intentaba entender su mirada.
—Necesitaría su nombre antes de nada, señor—le dijo Eva algo molesta por su mirada, en su casa, ella era la princesa, ella era quien mandaba, a quien todos le daban premios para que su padre estuviera feliz, por lo que no estaba acostumbrada a que las personas le dijera que tenía que hacer o como debía vivir.
Si estaba ahí era con un objetivo, y estudiar no entraba en sus planes.
—Alessandro—dejo claro Alessandro haciendo que Eva lo mirara con interés, no le pegaba ese hombre, cuando lo vio pensó que sería una persona de Europa central, no una persona con nombre italiano o griego, un origen del sur de Europa no era lo que esperaba en el chico, cercana a ella que su pelo n***o y ojos intensos eran lo que más resaltaba en su isla—Ahora ponte a recoger, Eva—dejo claro haciendo que ella le mirara mal pero se pusiera a echar paredes porque no le gustaba discutir, no al menos cuando no conocía a las personas y a esa persona la quería conocer, le parecía interésate y quería saber las particularidades de su persona.