capítulo 1

3501 Words
Tan pronto aparca su auto en el hotel Marriott se traslada sin escalas a unas de las suites del lugar, recorre los elegantes pasillos con tal familiaridad hasta el ascensor. Uno de los mozos al verlo llegar acude rápido para abrirle paso, sin dejar de observar con admiración lo saludó dándole la bienvenida, sin embargo, él con gran despotismo lo mira por debajo del hombro y no respondió el saludo para después abordar el elevador sin siquiera dar las gracias. Al entrar a la habitación se despoja del abrigo y saco, relaja los músculos del cuello moviendo su cabeza de un lado a otro. De manera simultánea en una mesa que se encuentra en medio de la habitación deja el móvil y sus armas para posteriormente servirse un trago de vodka, se sienta en uno de los sofás y luego de dar un gran trago casi terminado su bebida coloca los brazos en las coderas, cierra los ojos y hecha su cabeza hacia atrás tratando de poner en blanco sus pensamientos, no obstante en su cabeza nunca hay descanso, siempre está a la perspectiva de todo, es consiente de sus obligaciones como líder y también de sus enemigos, siempre ésta listo para actuar. Al menos esa es la idea que él aferra meterse a la cabeza ya qué en realidad, sus fantasmas son los que no lo dejan descansar. En un chico rato unos delgados brazos le rodean su cuello por la espalda sin sorprenderlo en lo mínimo, distingue ese aroma Oriental de perfume caro a miles de distancia. Ella comienza a acariciar despacio y con suma sensualidad, sus hombros, torso dejando uno que otro beso en su mejilla y la parte lateral de barbilla, mientras él continúa en su postura como si el brindarle placer fuera tarea de ella. Entre caricias comienza a desabotonar la camisa de Yuri, al tiempo que rosa deliberadamente sus senos de silicón en la cabeza de éste, al terminar de abrir la camisa dejando expuesto su firme y lampiño pecho pasa sensualmente sus largas uñas en él haciendo erizar su piel, posteriormente la joven satisfecha con lo que ha logrado rodea el sofá montándose sobre las piernas de este e intenta besar sus labios luego de hacerlo en su cuello pero él la detiene tomando con fuerza de su mandíbula. —Que diablos intentas hacer Ivanna. —abre los ojos, la mirarla fijamente. —Solo iba a rozar tus labios. —finge inocencia al hablar en una voz empalagosa y entre lloriqueos falsos pidiendo que la suelte. —¿Porque siempre tienes que ser tan rudo conmigo?. —soba con una mano su mandíbula luego que la ha soltado. —Así te gusta ¿no?, además fue lo que acordamos, no necesitamos demostraciones afectivas para nuestras sesión sexo. —Yuri date cuenta la manera en la que me estás hablando. Que diría mi padre de todo esto si viviera. —Que eres una gran puta. —le responde irónico levantando una ceja. —La mejor, nadie chupa tan bien la pija como tu. —sátiro pasa la lengua por el labio inferior, gesto que hace llevar al desquició a Ivanna. Una mujer con una belleza artificial que la hace ver bastante atractiva pero con ideas igual de dañadas y perturbadas que él. Sin esperar más insultos se levanta de su regazo, ofendida acomoda su corto y ajustado vestido que debido a la postura en la que se encontraba se ha levantado más arriba de sus contorneados muslos y que en su momento dejaba expuesta esa diminuta prenda de encaje color negra. Todo lo hace con movimientos rápidos y desapacibles al tiempo que su respiración va en aumento efecto de la ira que originaron las tosigosas palabras de aquél hombre de ojos verdes. —Púdrete Sennikov, vete al maldito infierno y hazme un favor, salúdame al cerdo de mí padre. La castaña va en busca de sus zapatillas y abrigo, se siente bastante molesta como para quedarse un segundo más con él. Por otro lado a Yuri le da lo mismo sus palabras de niña caprichosa y enciende un cigarrillo después de dar el último trago a su vino. Ella antes de marcharse se vuelve a parar frente a él y le habla en un ligero tono amenazante, con las lágrimas en sus ojos iniciando a desplazar su maquillaje pero más que asustarlo o causarle lastima lo divierte así que él la deja seguir con su actuación. —Puedes meterte nuestro acuerdo por el trasero, no quiero saber más de tí y cuídate Sennicov porqué a Viktor no le va a gustar nada como has tratado a su hermana. Está fué la última. Ya parece que el rubio va tener miedo de lo que ha dicho, sin embargo no debería tomar tan a la ligera las amenazas de una mujer, ya que le podría hacer pagar un precio muy alto todos sus desplantes. Aunque por otro lado, Ivana sabía lo que conlleva enamorarse del hombre equivocado, por eso cuándo creé que se ha dejado expuesta prefiere poner distancia al menos por periodos cortos de tiempo ya que siempre vuelve a él metiéndose en su cama, no es el primer numerito de éste tipo que le hace. Luego de sus palabras él se levanta del sofá asustándola con su acción e imponente figura pero solo le hecha el humo del cigarrillo en la cara haciéndole toser. Por motivo de su patanería quiere darle un par de cachetadas y seguirle insultando pero no pretende llevarlo a su límite y que se descargué con ella. Así que tras su indiferencia, luego de unos gritos coléricos arroja unos cuantos floreros al piso sin que esté se inmute y la chica sale de la habitación tragándose su indignación. Espera el día en qué pueda tráelo como un perro faldero detrás de ella, algo que esta lejos de suceder. Siendo casi media noche, observa taciturno las luces de los edificios desde el balcón de la habitación sosteniendo en una mano la botella de vodka, el alcohol es una buena compañía a lo que parece ser una tranquila noche, prefiere esto que ir a dormir. Pero de pronto ese silencio se ve interrumpido por el sonar de su móvil que ha dejado adentro. No era la primera vez que intentaban comunicarse con él por las tres llamadas perdidas que observa en la pantalla, debe ser algo serio debido a la persona que lo llamó, sin embargo en esta ocasión es Dmitry quién le informa de una junta de última hora en el club, esto no pintaba para bien su sexto sentido muy pocas falla. —Voy para allá, encárgate de investigar que es lo que sucede. —sostiene el teléfono con la mejilla y el hombro para evitar que caiga al piso en lo que termina de vestirse. —Comunícate con Bogdanov, ¡Carajo! —se maldice así mismo por estar perdiendo el tiempo y no haber escuchado esas llamadas. —Y te lo advierto no llegues al maldito club sin una jodida respuesta. —malhumorado peor que mil demonios termina la llamada, su efímera tranquilidad qué le pareció una eternidad ha terminando y tiene el presagio que nada bueno está por venir, problemas que le harán pasar bastantes dolores de cabeza. Y no está tan equivocado. ... Al llegar al Club, no presta atención en nada, camina con prisa hasta el salón de juntas y qué aunque parezca chiste dos de sus corpulentos hombres de seguridad resguardan dicho recinto, lugar dónde se encuentran reunidos los hombres más peligrosos, armados hasta los dientes y buscados por la autoridad en diversos países, solo un demente se atrevería a entrar en ése lugar y buscar problemas con alguno de ellos. En cuanto ingresa una de las escorts, rubio teñido, alta y un cuerpo escultural que bien es marcado por un entallado vestido color plata lo recibe ayudando con su abrigo coqueteando descaradamente al hacerlo, Yuri sabe que no es el momento ha pasado por un extenuante día y no se encuentra de humor para las mujeres pero debido a la coquetería insistente de la joven de escasos veinte años (aunque su exceso de maquillaje la haga ver de más edad), le es imposible abstenerse a observar un tanto lascivo el sugestivo escote. —Por todo el maldito averno, ¡vamos!, ya tendrás tiempo para tus putas. —grita Viktor Petrov en inconcordia a sus acciones. Pero Yuri no le presta interés y por el contrario continúa un poco más nalgueando el trasero de la chica haciéndola brincar. No tenía pensado hacerlo la joven no ha llamado tanto su atención como parecía, incluso sus senos le parecieron muy poco agraciados, sin embargo las palabras de Viktor llegaron a su cabeza como una orden y en su dictadura no está el seguir órdenes de nadie. Se concentra de nuevo en su asuntos luego que la escorts junto con sus compañeras salen de la habitación. En actitud soberbia toma su respectivo lugar en la mesa, bajo la mirada y silencio de los otros cinco expectantes y el resto del personal de seguridad, mientras qué uno de los guardias le acerca un vaso, la botella de vodka y el cenicero. —Alguien podría explicar el motivo de ésta jodida reunión. —enciende un nuevo cigarrillo impaciente con tanto misterio. —No soy un maldito adivino. —Prefieres estar entre las piernas de prostitutas que llegar temprano, o me equivoco Sennikov. —inquiere molestando otra vez Viktor. —La cara de felicidad de tu hermana responderá eso. —burlón da dos caladas a su cigarrillo observando con diversión la cara fúrica de Viktor, que está a nada de hacer tronar su mandíbula de lo fuerte que aprieta los dientes, no le gusta que hablen de su hermana siempre trata de mantenerla alejada de todo a pesar de lo rebelde que ella es. —Tranquilos muchachos, no hay tiempo para esto, nuestras energías e inteligencia debemos usarlas en contra de nuestros enemigos, nosotros al final de cuentas somos una familia y debemos estar unidos. —frena la riña entre éstos dos Vladislav Bogdanov el más longevo y precursor de la Bratva. Es un hombre sabio, un eminencia en el lavado de dinero y fraudes bancarios, todos al igual que Yuri le guardan respeto. Con dificultad debido a sus más de setenta años y su sobrepeso, se levanta de su silla para retomar el principal motivo de la reunión, da unos pasos deteniéndose a espaldas de Yuri recargando una mano en el hombro de este y comienza hablar. —Esto es grave, la DEA en Estados Unidos, hace unas horas ha incautado nuestro cargamento de droga y armas en las costas de Georgia. —¡¿Que?!, te refieres al mismo cargamento en el que partió mi hermano ¡maldición!, cómo pudo pasar esto, fui puntal en el pago para nuestra protección. —metiendo los dedos en su cabello interrumpe Filip Romanov, le preocupa por lo que pueda pasar a su hermano ya que éste aún no tiene la suficiente experiencia en el terreno, es muy joven para una situación bajo mucho estrés y teme que lo pueda empeorar más. Una carcajada resuena en la sala. —Por favor Romanov como pudiste ser capaz de enviar al drogadicto de tú hermano para hacer la entrega, estoy seguro que debió haber terminado con toda la droga antes de llegar a Estados Unidos. —otra vez Viktor que por el efecto de un par de líneas que se metió hace un rato se encuentra mas imprudente que de costumbre, quizás en alguna otra situación su sarcasmo sería ignorado pero ahora que el ambiente está demasiado tenso con esta situación es imposible pasarlo inadvertido. Filip no le permite seguir hablando, se levanta de su silla golpeando la mesa con la palma de sus manos y en un par de sacadas llega hasta el castaño obligándolo a callar de un puñetazo provocando que este caiga de la silla. Como es de esperarse Viktor corresponde de la misma manera en cuanto se levanta del piso, para después sacar su arma al igual que Filip, ambos cortan cartucho y se apuntan en la cabeza pero ninguno aprieta el gatillo. Bogdanov al darse cuenta que Sennikov no tiene interés en poner orden, con una mirada le ordena a los de seguridad que los separen. —¡Basta señores!, debemos resolver esto lo antes posible no matarnos entre nosotros, ¡Carajo!, parecen perras en celo. —golpea con fuerza el piso con la punta de su bastón. —Los malditos gringos están sobre nosotros y les importa un carajo, no sé ustedes pero yo no quiero terminar lo poco que me queda de vida en la puta cárcel. —regresa a su asiento para dar un trago a su vino y relajarse, de pronto comienza a sentir una extraña sensación de falta de aire que lo agobia más de la cuenta. En ese momento Fodor Volkov, quien se encontraba absorto en su teléfono desde antes de que la reunión diera inicio, rompe silencio restando interés en el circo que se encontraba a su alrededor, no le importa en lo absoluto si se llegan a matar entre ellos su inclinación es en encontrar la falla en la entrega del cargamento. Y como no va estar interesado pues ha perdido millones con todas las armas que había ahí adentro. —Un informante me ha dicho, que las coordenadas de la embarcación las dieron desde Rusia. —habla sin despegar la mirada del teléfono y sin ningún tipo de expresión, sabe que es poca la información que le ha llegado pero es bastante valiosa, muy pocas personas tenían conocimiento de la entrega. Viktor y Filip que todavía se apuntaban con sus armas, luego de dedicarse miradas retadoras y cargadas de odio regresan a sus asientos integrándose a los otros dos que comienzan una discusión de opiniones. Las palabras de Fodor han dado pie de qué entré ellos se encuentra un traidor, todos parecen ser sospechosos para su jefe que los observa severo, calculador y circunspecto a cada uno ya que para él ninguno es de fiar. Si bien son una familia como lo ha dicho Bogdanov siempre estará primero su avaricia y el afán de querer ser el mejor en todo. Incluso los hermanos Romanov y el mismo Volkov a pesar de ser los más afectados en todo esto podrían tener algo que ver. Para Yuri su preocupación es mayor que cualquiera en esta sala, no puede dejar de pensar en las pérdidas que conlleva y las consecuencias que atraerá en los convenios con las personas a las que no les llegará la mercancía, y mientras piensa en como solucionarlo su mirada cae en Gavrel Pavlov que se encuentra pensativo y totalmente ajeno. En los últimos meses se ha involucrado en la trata de blancas, Yuri no quiso apoyarlo jamás le ha parecido atractivo esa clase de negocios, sin mencionar que va en contra de los códigos, pero la codicia de Gavrel va más allá y por ello podría encontrarse molesto con él. —Pavlov tu no piensas decir nada. —le dice Yuri al otro integrante que preferiría mantenerse al margen pero percatándose que su ficticia calma es engañosa. —No es mi problema que sean tan estúpidos como para dejarse atrapar por la policía. —escupe molesto dejando sobre la mesa el vaso de vino que meneaba con una mano. Acto seguido se levanta de la mesa para marcharse. Pero en la entrada se encuentra con Dmitry a quién empuja para poder salir. —No saldrás de aquí, nadie saldrá hasta que yo lo permita. —la voz demandante del jefe lo obliga a detenerse. Por desgracia con su comportamiento no ha hecho más que mostrarse como sospechoso ante los ojos de quien posee la virtud de ser un hombre muy analítico. —La única manera de hacerlo será con una bala en la cabeza. ¿Eso quieres?. —añade Yuri sin voltear a mirarlo. Gavrel no responde, se queda segundos inmóvil con la tensión de sus músculos sobre él, empuña la mano derecha sobresaliendo sus venas de esta, la fuerza es tal que logra encajar sus uñas en la palma de la mano, mientras que sus intestinos se estrujan de la rabia contenida, está cansado de tener que obedecer pero conoce los impulsos dementes de Sennikov y no le conviene hacerlo enfadar más. Al verse sin opciones regresa a su lugar, sin embargo no sabe cuánto tiempo podrá verse tranquilo sin levantar sospechas. Si se llegan a enterar que fue su culpa aunque haya sido por una pequeña causa (personal claro), los minutos para él están contados tan escasos que por unos segundos llego a contemplar la oferta que le hizo para llevar su secreto a la tumba lo cuál sería rápido y sin dolor, todo lo contrario a un castigo por deslealtad a la familia que de cualquier manera terminaría asesinándolo, aún así tiene la esperanza de que no suceda y terminar él primero con el problema. Yuri esboza su sonrisa sarcástica luego de qué con unas sencillas palabras le ha hecho doblegar, ahora no le quitará la mirada, no hasta que descubra que es lo que esconde. —Lo primero será comunicarse con los clientes e informarles lo sucedido antes de que los noticieros lo hagan, deberán dejarles por hecho que tendrán lo que pidieron. —comienza ha dar órdenes a lo que Filip y Fodor asienten. La presencia de Dmitry lo ha relajado bastante. —En uno de los bunkers tenemos suficientes armas para cumplir lo pactado. Volkov toma lo suficiente. Ahora se vuelve a Filip. —Tengo contactos en Colombia que podrán ayudarnos para que el cargamento llegue maña a México como estaba planeado, hablaré con él en cuanto me comunique con el imbécil que está a cargo de la organización en Estados Unidos. —Ya lo hice. —interrumpe con su áspera voz Dmitry quién con una sola mirada le hace entender a su jefe que trae muy buena información. —Bien. —continua. —Usarán los aviones privados y cada uno se encargará personalmente de las mercancías serán los pilotos, utilicen lo necesario para su protección, maten a quién consideren un obstáculo. Romanov, una vez que hablé con el colombiano tú te harás cargo te quiero totalmente concentrado, sin fallas. Yo me encargaré de que tú hermano mañana mismo este de regreso. —¿Y yo? —cuestiona Viktor desde el otro extremo de la mesa. Realmente Sennikov no lo tenía previsto, para lo único que es bueno Viktor es para el libertinaje y mujeres, es un estorbo trabajar con él. —Acompañaras a Volkov a Estados Unidos, tú inglés es muy fluido le serás de mucha ayuda. Buena jugada para deshacerse de él por unos días. Quién al parecer no está de acuerdo es Fodor, tendrá que soportar su insolencia, arrogancia y las ganas de meterle una bala por el culo, sin embargo se queda callado al saber que Yuri no pasa por alto los cuestionamientos sobre alguna orden que ha dado. —Pavlov y yo trabajaremos juntos en busca de otras rutas seguras. —en una sonrisa perversa voltea hacia Gavrel —Como los viejos tiempos ¿no es así?. —el aludido termina por agachar la cabeza cohibido por el intenso escrutinio de esa imperturbable mirada. Así se dió por terminada la reunión y luego de un rato Dmitry, Bogdanov y Sennikov son los únicos que se quedan en aquella habitación. Entre tanto en las afueras del club bajo el cielo gris de la ciudad esperando le entreguen su auto esta Gavrel Pavlov quién frenético intenta comunicarse al otro lado del mundo, vocifera en el auricular como si tuviera a esa persona al frente hasta que después de tres intentos escucha una voz del otro lado. —Pero si es mi amigo el ruso, qué sorpresa. —Cállate imbécil tu y yo no somos amigos, lo que hiciste no fue lo que se acordó. —Tranquilo ruso, mantén la calma, solo hubo un pequeño cambio de planes que olvidé decirte, pero... déjame hacerte mi nueva propuesta, es mucho más tentadora que la primera. —No quiero tener más tratos contigo. —lo corta tajante —Lo que hiciste podrá costarme la vida pero déjame decirte una cosa, no me iré solo al puto infierno. Luego de terminar la llamada acomoda su teléfono dentro del saco y se dispone a abordar su compacto Lamborghini rojo cuando es detenido por una gruesa voz que lo llama. —Señor Pavlov el jefe solicita su presencia. El hombre de seguridad que lo llamó se posa detrás de él junto con otro, esperando alguna reacción agresiva o intento de escape de su parte, en cambio Gavrel se muestra sereno incluso pese a la angustia que lo embarga. —No me toquen. —hecha los hombros hacía adelante cuándo intentan tocarlo. —Sé perfectamente el camino. —jala las solapas de su traje para acomodar arrugas imaginarias.
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