Entramos a la habitación y puedo ver qué como siempre mi tía tiene todo listo, la cama está llena de pétalos de rosas como si se tratara de una pareja de recién casados, y al lado de la cama una botella de champagne, esto si es una maldita ironía, mi tía se la pasa echándole todo en cara que por que preparó que por qué comemos y no escatima en poner las mejores botellas de champagne o de vino, siento como Sebastián rodeas sus rústicas manos alrededor de mi cintura y me acerca hacia él.
—Esta noche, estás más hermosa que nunca y tu aroma me fascina mi Vale… —Sube sus manos por mi vestido subiendo lo completamente, su mirada está clavada en mi zona intima, se que ya debería estar acostumbrada a todo esto, pero no cómo voy a acostumbrarme acostarme con un hombre distinto cada noche y todo por las amenazas de mi tía y por esa maldita deuda que según ella yo debo pagarle, lo bueno de que está noche viniera el hombre asqueroso de Sebastián es que todo es muy rápido y la mayoría de la noche duerme, salgo de mis pensamientos al verlo de rodillas bajando mis bragas dirigiendo su mirada hacia mi la cual está llena de lujuria al bajar completamente mis bragas hace que me acueste para después abrirme completamente de piernas para luego el introducir su cabeza en mi zona íntima, siento como juega con mi clítoris al ver que mi cuerpo reacciona a su juego con la boca y lengua, después de estar un tiempo en mi zona intima se levanta y retira camisa y pantalón quedando en ropa interior, camina hasta la mesa que hay aún lado de la cama y abre un cajón para luego sacar un preservativo el cual me lo entrega a mi para que se lo coloqué, rasgo la pequeña envoltura para sacar el dichoso preservativo, es lo único que en medio de todo le puedo agradecer a mi tía, o si no ya hubiera salido con alguna en enfermedades o en el peor de los casos embarazada de quién sabe quién.
—Dale niña, colócalo o estás sorda —salgo de mis pensamientos al escuchar la voz furiosa de Sebastián quien me ordena que le ponga el preservativo, tomó su m*****o en mis manos para luego empezar a colocarle el dichoso preservativo, como quisiera en este instante tomar unas tijeras y cortarlo en pedazos así nunca más me volvería a tocar, me hace señas para que vuelva a mi posición y me acueste mientras él masajea un poco su m*****o no espera mucho tiempo cuando se da espacio al medio de mis piernas y me penetra, agradezco que se hubiera olvidado retirar por completo mi vestido por qué no resisto tenerlo sobre mi pecho, mientras yo me hundo en mis pensamientos él sigue el lo suyo gimiendo y gritando a todo pulmón mi nombre como si eso le diera más placer, acerca su labios para poder besar mis labios pero yo giro mi cara hacia un lado impidiendo que me bese.
—Me encantas, muñequita linda —susurra a mi oído haciéndome sentir aún más muerta en vida, pues hoy en especial ha durado más que otras veces sólo ruego que este martirio termine pronto, siento que sus embestidas han empezado a ser más rápidas, para que después de unos segundos sentir su cuerpo tensarse sobre el mío miro como sus ojos se dilataron y se que ya logró venirse, se deja caer sobre mi pecho cubierto y deja salir un suspiro.
—Hoy estabas extrañamente caliente, mi Valeria. —Levanta su cara para mirarme fijamente cierro mis ojos pies lo último que quiero es verlo al cabo de uno segundos se baja y retira su preservativo y lo tira al bote.
—Espera hermosa a donde piensas que vas, —me jala del brazo al ver que acomodo mi vestido lista para salir de esta habitación.
—Solo voy a ducharme, me imagino que esta noche como las otras veces ya te vas —digo tratando de excusarme.
—Nada de eso, está noche pagué mucho por ti, así que espero que seas una niña muy obediente, es lo mínimo que me merezco, no crees. —Muevo mi cabeza dándole la razón, pero por dentro estoy que estalló de la rabia, mi tía sabe que no me gusta dormir o estar toda la noche junto a este o ningún otro hombre, no se porque se empeña en hacerme cada vez más la vida más difícil.
—Ven nena, quiero que estés aquí conmigo, —suspiro derrotada al ver que me hace señas para que me despoje de toda mi ropa quedando completamente desnuda ante sus ojos, me jala hacia él y puedo sentir su cuerpo caliente pegado junto al mío, su respiración se hace cada vez más fuerte e incesante como si se estuviera preparando para otro round—. Ven mi niña. —Él estira su mano, lo que me faltaba, me giro y voy de nuevo hacia la cama para ponerme en la posición que él me indica—. No nena ahí no aquí, ven. —Me señala un sofá que hay en la habitación, caminó hasta quedar enfrente del pequeño mueble, hasta que pude sentir a Sebastián detrás de mí.
—Pero como quieres ponerme aquí si no se puede. —Trato de persuadir pues se que esto me va a doler, y creo a quien debo agradecer a mi queridísima tía por que me imagino que Sebastián tomó las famosas pastillas azules por su recomendación, con razón dijo que pagó una gran cantidad de dinero
—Nunca digas nunca, ven acomódate aquí, —me tomó de la cabeza agachándola contra la parte trasera del sofá e hizo que quedará con ella hacia abajo y mi trasero hacia arriba, la verdad no puedo ver nada pero mi vista quedó tapada sólo puedo escuchar sus jadeos y su odiosa respiración, al cabo de unos segundos puedo sentir sus manos sobre mi trasero abriendo mis nalgas para echar un líquido frío sobre el, por Dios esto me va a doler, me levanto de inmediato al sentir que se está abriendo pasó para profanar mi trasero.
—¿Qué pasa Valeria?, ¿por qué reaccionas tan bruscamente? —me giro pues yo no voy a poder permitir que me haga eso.
—Que pena señor Sebastián, pero usted sabe que esto no va estipulado cuando usted contrata mis servicios. —Abro mis ojos al percatarme que el estúpido viejo iba introducirse en mi sin preservativo
—Si yo lo sé, por eso le ofrecí a tu tía una buena cantidad de dólares que por supuesto ella no se pudo negar. —Me tomó del brazo para que vuelva a tomar mi posición, pero yo no estoy dispuesta a soportarlo esto ya sería el colmo.
—Eso no, si usted quiere estar conmigo, esta no es la forma, será de la manera convencional. —Me niego, yo en esto no voy a ceder.
—A mi no me importa si estás de acuerdo o no yo pagué mucho dinero por ti y eso es lo que se me antoja en estos momentos así que se buena niña y obedéceme solo a mi y acomódate. —Mis lágrimas están por salir, al ver que este hombre está empezando a tornarse brusco, pero yo no me voy a dejar.
—¡Ya le dije que no! y si no es más me retiro de aquí y usted arréglese con mi tía Amanda, pues ella a mí no me informó nada así que yo no tengo porque cumplir sus peticiones. —Camino con seguridad en mis palabras hacia la cama para tomar una bata y salir cuanto antes de esta habitación y lejos de este viejo asqueroso.
—¿Y tu a dónde crees que vas? —me tomó del brazo fuertemente creo que ya se enojo.
—No tengo nada más que hacer aquí, y si es por el negocio que hizo usted con mi tía pues dígale que le devuelva el dinero, porque yo no voy a ceder. —Jalo mi brazo pero él no me suelta sólo deja salir una sonrisa de lado provocando aún más mi furia.
—Pues déjame decirte que pagué por ti por toda la noche y hasta ahora son las 11:00 pm así que la noche es joven ven acércate. —Me suelta el brazo al ver que sedo acercarme a él pero me llevo el susto de mi vida al sentir sus manos rodear mi cuello, trato de que me suelte porque me está asfixiando—. ¿Qué te pasa niña estúpida?, aquí se hace lo que ordeno yo, no lo que una niña berrinchuda quiera, me suelta dejándome caer pegando fuertemente en mi cuerpo desnudo, estira una mano para ayudarme a levantar pero me niego.
—Así me gustan, bravas. —Me levanté con algo de esfuerzo pues este maldito hombre logró dejarme sin respiración
—Sabe que maldito viejo, por mi se puede ir al maldito infierno y pudrirse en el… —Hago una gran bocanada de saliva y escupo sobre su cara dejándolo completamente confundido, salgo rápido de la habitación sin importarme llevar mi cuerpo totalmente desnudo al ir caminando puedo ver la mirada del perro guardián de mi tía sobre mi cuerpo, se que va ir de inmediato a contarle pero no me importa así que acelero más mi pasos al escuchar la voz de Sebastián detrás de mi, camino rápido atravesando la otra parte de la casa donde dormimos para correr a mi habitación y cerrar fuertemente y ponerle seguro, se que todo esto me va a costar caro pero mi tía sabe muy bien cuáles son mis condiciones y si no las acepta pues ella es la que va a quedar mal porque tendrá que devolver el dinero, caminó en círculos y al ver que pasan unos minutos y nadie viene decido meterme a bañar para poder borrar el olor de ese hombre, ya que sucia siempre me voy a sentir.
Cada vez me estoy cansando más de esto, no quiero vivir más así y creo que debo tomar una decisión lo más pronto posible.