CAPÍTULO 15
EL PELIGRO DE LA MAFIA
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Aquella noche dormía plácidamente en la habitación con vista al lago que me había otorgado la familia Santoro por haber salvado a la pequeña Loretta, sus caricias me despertaron del sueño profundo.
—Pensé que el señor no vendría después de nuestra discusión —dije, arropándome.
—¿Te sientes bien?
—¿Estas preocupado por la Put*a que calienta tu cama? Sea un poco más coherente jefe.
—¿Qué quiere la inmadura señorita que le diga?
—Que le intereso como mujer —volteándome para mirarlo fijamente a los ojos —. Que soy la mujer que lo pone de cabeza, además de admitir que está celoso por el interés que su sobrino está teniendo hacia mí.
—Además de inmadura ilusa —besándome apasionadamente.
—Lo que sucede Massimo es que yo si soy sincera,
