Un fuerte sonido resonó por toda la habitación. A Catalina se le había caído el vaso de agua que estaba bebiendo, el líquido transparente goteaba descuidadamente por la mesa. El periódico de Thomas, por otro lado, también se le había escapado, convirtiéndose simplemente en una toalla de papel improvisada que absorbía todo el líquido de la mesa. Catalina cerró los ojos por un momento, probablemente interiorizando lo que acababa de decir Celeste. —¿Escuché bien? ¿Acabo de escuchar que estás embarazada? —preguntó con voz suave, pero de alguna manera la hizo aún más aterradora de lo que ya era. Celeste se mordió los labios y miré al suelo, asintiendo con la cabeza. —Mamá, papá, estoy embarazada —repitió. Thomas comenzó a toser, lo que hizo que Celeste se acercara preocupado a él. —¿Es

