(U. M. Menor no acompañado)
En vuelo posterior conocí a la pequeña Annalisa. Tenía seis años y viajaba sola.
Era una «menor no acompañada», como aparecía en la lista de pasajeros, es decir, una niña de edad comprendida entre los cinco y los quince años sin acompañante.
Alrededor del cuello llevaba un portapapeles plastificado que caía sobre su pecho, con la inscripción «U. M.» en letras grandes a rayas rojas y blancas que servía para identificarla del resto de pasajeros, y que contenía los billetes y los documentos del viaje.
Esperó en la sala a tal fin con un trabajador del aeropuerto, otra señora la condujo a bordo y en el avión la recibieron las azafatas.
Annalisa no estaba asustada, pero escondía sus grandes ojos azules tras de su denso cabello n***o. Teníamos los mismos colores.
