Capítulo 32.
Una verdad.
Pamela.
Mis planes volvieron a cambiar, pensaba ir a mi casa en la granja, pero con la firma del divorcio, eso cambiaría, en la noche apenas y pude dormir, cuando desperté en la mañana encontré el mensaje del abogado
«Señora Pamela Lira, la esperamos a las ocho de la mañana en la oficina, le dejo la ubicación.» Y así terminaría todo, hasta soñé con Raúl y Elena sonriendo de felicidad, juntos, al final de cuentas ella es muy parecida a la mujer de quien mi ex esposo se enamoró, yo no tengo ni una pizca de ese parecido, desperté a las seis de la mañana, luego de la firma me marcharía.
—¡Amiga!, pero cómo te divorcias así de la nada. —Mario llegó temprano como habíamos quedado.
—No es un amor que está hecho para mí, esa es la realidad. —Le comenté rápidamente lo
