5- Cláusula.

1282 Words
Capítulo 5. Cláusula. Pamela. No pensé que encontraría en aquel bar al profesor de la universidad, nunca antes siquiera se había fijado en mi existencia, pero esa noche fue diferente, sentí que finalmente volteo a verme al menos por un rato, se notaba que había bebido una buena cantidad de alcohol, pero aun así mi corazón no dejaba de latir con alegría porque finalmente pude conversar con él, vivo en Paraguay desde que tengo memoria, mis padres siempre fueron demasiado sobre protectores conmigo, y mi hermano es exactamente igual, cree que todos van a jugar conmigo, vine porque una prima lejana a quien no veía desde niñas me invitó a quedarme en su casa hasta que consiguiera donde instalarme cerca de la capital, pues vengo del campo, allí no era difícil adaptarme, pero me ha costado un poco la ciudad, hay demasiado ruido y las personas no siempre están dispuestas a hacerse amigos de alguien nuevo. —¡Pamela! —Alhe viene a saludarme con un abrazo, siempre ha sido muy dulce, supe que había dado a luz a su primer hijo, quien lleva el nombre de su esposo, el pequeño Sebastián Vonne… — Me alegra que estés aquí. —Agradezco que me hayas invitado a quedarme en tu casa.---En realidad llegué hace unos meses, pero no quise incomodar, por ello renté un pequeño departamento, mi familia se dedica a la ganadería, no me hace falta dinero ni comodidades, aún así prefería las cosas sencillas y un lugar no demasiado grande. —Me encanta que estés aquí, así podemos rememorar nuestra infancia, aunque tú eres muy pequeña, dudo que siquiera me recuerdes.---Acababa de cumplir mis veintidós años, me hacían falta unos pocos años para recibirme de maestra, adoro a los niños, prefiero trabajar con los antes que con los adolescentes o adultos. —La verdad el recuerdo es algo vago, puedo cuidar a tu hijo cuando esté en casa, no me tomará mucho encontrar un departamento cerca de la universidad, también a Ofelia además vine con un amigo. —El pequeño Sebas viene corriendo junto a su madre, por las fotos que vi, él tiene apenas siete añitos. —Bien, no te preocupes, Ofe está con su madre y creo que vuelve en unos meses, Sebas dijo que tenía unos negocios importantes aquí, olvidé el nombre de la firma, pero es con uno de los herederos. —Piensa un momento— ¡Ya lo recuerdo!, debe hablar con uno de los Harper. ¿Has oído hablar de ellos?. —Conozco ese apellido, de seguro será aburrido. —Ambas bebemos café mientras charlamos, yo no podía dejar de pensar en Raúl, en mi pueblo no había ningún hombre así de guapo, desde lejos se notaba su amabilidad. —¿En qué piensas Pame? — Alhe hace que baje de mi nube. — ¿Estás saliendo con alguien?. —Eh… no, estoy bien… Solo recordé algo. —Bien, como digas, si necesitas lo que sea puedes pedírmelo. —Tenía pensado ir a casa el fin de semana, aunque no me decidí aún, quise aprovechar los días libres que tendré. —Me llevo a Sebas, por cierto habrá una boda a la que quiero que también nos acompañes, no habrá muchos invitados, será muy íntimo, y prefiero tener a alguien con quien conversar. —Si es así… ¿Crees que estará bien ir sin ser invitada?. —¡Te invito yo!, además son viejos conocidos de mi esposo. —Hago muecas dudando un poco, pero acompañarla sería lo mínimo que podría hacer por ella. —Gracias Alhe, nos vemos más tarde. — ¡Sería fantástico que Raúl fuese quien me diera un beso apasionado!, ya había besado a alguien en mi adolescencia, pero no fue para nada especial, todos le temían a mi hermano y por eso apenas y me saludaban. Desde aquella charla con el profesor en aquel bar, no volví a ir hasta ahí… Ahora que vine con Alhe, el bar ya quedaba demasiado lejos, para variar, Raúl no recordaba mi rostro sin maquillaje; inclusive me senté casi enfrente suyo para ver si al menos su mirada desviaba hacia mi, pero no… «¡Qué detestable!, aunque de seguro tiene novia, alguien así nunca estaría solo…» Raúl. No llevo el apellido Harper, eso impedía que yo fuese uno de los herederos del imperio creado en esa ´´poderosa familia´´, los abogados no conseguían la manera de hacer el reclamo correspondiente para destituir a mi padre y quitarle las acciones que robó a Bruno y a mis sobrinas bajo amenaza. —Disculpe señor… Es imposible proseguir, las cláusulas son muy claras. Usted debe llevar el apellido Harper. —Cerré mis ojos al oírlo, pues en estos momentos mi padre jamás me daría su maldito apellido, él sigue oculto como rata en el extranjero y aquí tiene a sus gerentes haciendo lo que él ordena. —Mira, te pago una fortuna para que encuentres soluciones, lo que mencionas no soluciona absolutamente nada. ¿Eres consciente de eso?. —Normalmente, no levantó la voz, pero esta situación ya lleva demasiado tiempo y mi anhelo más importante es que Ada sepa cuánto me importa ella y sus hijas, de lo contrario no estaría tan apresurado en devolverles lo que les pertenece. —Bueno, encontramos una cláusula en medio de las más de seiscientas páginas. —El abuelo era más precavido que cualquier persona que haya conocido. —¿Qué encontraste?. —Pregunto ya desanimado, pues sin ese apellido no podría hacer nada, ni siquiera para vengar la muerte de mi madre. —Bueno, allí dice que si uno de los nietos desea tomar ciertas medidas por encima de la herencia debe estar casado, y por lo que veo al menos un par de años. —¡No puede ser verdad!, no entiendo esa obsesión con las bodas de parte del abuelo , aun cuando ya no está, pretende seguir haciendo de las suyas imponiendo su voluntad. —Leí esa cláusula, pero me parece ridícula. ¿Qué pasaría si la obviamos?, o si dramáticamente me case y luego eso no funcione. —Porque jamás funcionará, nunca más me enamoraría, eso es una absoluta tontería, ya estoy prácticamente pisando los cuarenta, y esa idea de matrimonio o algún compromiso a largo plazo no esta en mis planes o prioridades. —Si algo así sucede, todo regresará en manos del heredero anterior, en este caso de su padre y deberá comenzar de nuevo, imagino que se trata de una ventaja, piense que tendrá dos años como mínimo para demostrar la culpabilidad del señor Harper y el proceso será simplemente transferir, ya que el matrimonio sería un compromiso en el cual usted y su pareja continuarán juntos administrando la fortuna de su difunta madre. —Estoy seguro de las verdaderas intenciones detrás de esa cláusula, el abuelo busca que tenga hijos, pero decidí no hacerlo, un Harper más no se trataba de una buena idea.. —Esto es tremendamente ridículo, lo afirmo en voz alta. Fui a la universidad enseguida, era lo único que me hacía sentir menos esclavo de la situación. No conozco la razón, pero recordé a aquella mujer rubia, sonriente y hasta dulce. «¡Vamos, no ha vuelto al bar!, tal vez jamás vuelva a verla.» Además, ahora soy padrino de una boda en la que siento haber perdido mi única posibilidad de ser realmente feliz, ese sentimiento de culpa por dejar a Ada en manos de mi hermano me hizo perderla para siempre, pude ser yo... Definitivamente, necesito distracción, la que sea… No soportaré estar en esa boda, solo firmaré y me iré, será el acto más hipócrita de toda mi vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD