3- No está.

1950 Words
Capítulo 3. No está. Raúl. Pamela se estaba comportando exactamente como no quise que lo hiciera, desde un principio la idea fue que nos acerquemos solamente por el contrato, no debía existir apego emocional de ningún tipo, fui claro con ella desde el primer momento porque no quería lastimarla, ella no merece estar al lado de alguien quien no la ama, pero sigue empecinada en ir contra las reglas y ahora no hace más que mostrarse celosa cuando converso con Elena, quiero finalizar este matrimonio para que así cada uno siga su camino sin que el otro interceda, a pesar de todo estoy agradecido con ella porque nunca dudó en ayudarme, debíamos seguir conviviendo, eso es irrefutable. —Creo que llegué en un mal momento, podría disculparme con tu esposa si eso es lo que deseas. —Elena es una mujer cautivadora desde el primer momento en que la vi, sentí una sensación extraña, como si ya la hubiese visto con anterioridad, su cabellera castaña, el color de sus ojos… Los encontraba fascinantes. —No te molestes, yo hablaré con ella más tarde. —Debía ir a la casa a recoger mis cosas, si sigo a su lado saldrá más lastimada de lo que debe sentirse, quedé intranquilo luego de nuestra última conversación. —En verdad no fue mi intención incomodarte, es solo que cuando converso contigo el tiempo pasa tan rápido. —Sonrío y tomo el libro que utilizaré el día de hoy, anteriormente solo daba clases de estadísticas, en cambio, ahora me han asignado más materias, disfrutaba este trabajo más de lo que me gustaría, porque en las tardes debo ir a la empresa de mi prófugo padre, quien se encargó de destruir todo a su paso antes de marcharse, sigo siendo como un peón suyo, es lo que debo erradicar para seguir con mi vida. —Es un problema ajeno a ti, si me disculpas iré a la sala de profesores, hablaremos luego. —Pamela es impulsiva, no piensa dos veces antes de hacer las cosas, es lo que me preocupa, por eso fui a buscarla al salón de clases en el que debía estar; sin embargo, no la encontré. —Mario, ¿Viste a Pamela?. —Es su mejor amigo, o amiga, siempre están juntos y él va seguido a la casa. —Buenos días, la verdad no la he visto; pensé que se demoró porque se quedó a estudiar para la prueba de hoy. —Responde indignado. — ¡Espera!, ¿Sucedió algo entre ustedes?. —Algo así, solo quiero saber dónde se ha metido —Mario me observa haciendo gestos con su rostro. —¿De nuevo?, hasta ahora no comprendo cómo pueden seguir juntos. —Entrecierro mis ojos al escucharlo. — Entonces debe estar en el baño o en ese edificio viejo. ¿Eres su esposo y no la conoces?. ¡Hombres! —Dice entre suspiros— no podré ir porque sigo en la lista para firmar, te alcanzaré en un momento. —Bien, gracias. —Para mi buena suerte las clases comenzaron, podré entrar al baño de mujeres sin ser visto , cerré la puerta por dentro y comencé a buscarla pero no estaba. «¿A dónde pudo haber ido?» —Al parecer su amigo también se equivocó, la llamé insistentemente, y no contesta, tras unos intentos más, al fin lo hace. —Pamela… ¿Dónde estás?, Mario dijo que tendrías un examen importante. —Solo escucho un sonido el cual no reconozco, tal vez era ¿viento?. —¿Qué quieres?, ya dijiste que nuestro matrimonio es un desastre, ¿Para qué quieres seguir hablando conmigo?, lo mejor será que vayas con tu nueva amiga. —Es la verdad, hemos ido demasiado lejos, tú no debes estar triste, es más ni siquiera debimos tener esa discusión hace rato. —Tendríamos que seguir casados por al menos un año más, mis sobrinas seguían sin poder heredar lo que mi abuelo les dejó, me propuse lograr que mi padre pague por sus crímenes, él estuvo detrás de lo sucedido con mi madre; su muerte misteriosa — Tú puedes seguir viviendo en la casa, me iré… Buscaré mis cosas en la tarde o la noche —Mientras hablaba con ella salí al jardín, hacia atrás de los edificios en donde se dictaban las clases se encontraba una construcción vieja, ella solía ir hasta allá cuando llegaba temprano y quería seguir leyendo, me tranquilice al verla. —Finalmente Mario tuvo razón. —Me encontraste. —Sus ojos estaban empapados en lágrimas. —Sí, te escondes, o más bien te alejas viniendo aquí. Pamela, habíamos conversado durante horas, ninguno de los dos debía sentir nada más que aprecio y respeto hacia el otro —Sé que está enamorada de mí, me siento un idiota por eso, nunca debió suceder, me equivoqué aceptando sus propuestas románticas. —Lo siento, pero no pude hacerlo, traté de ser como tú, pero fui débil. Ni siquiera intentas disimular que no me quieres ni un poquito. Ya no sonríes cuando estás cerca de mí, pero hoy te vi feliz conversando con esa serpiente. —De nuevo con sus calificativos hacia las demás personas. — ¿De verdad no funcionará nunca?. —Me acerco a ella y tomo su rostro con mis manos. —Eres importante en mi vida, todo seguiría como antes si tú… —Ya fui lo suficientemente cruel, hacía tiempo que decidí no preocuparme por nadie más, estaba haciendo una excepción con ella ahora mismo. Pamela. Tenerlo tan cerca de mí con sus intentos de decirme con calma y tacto que me quería fuera de su vida, hacían que mi corazón se hiciera añicos con más rapidez, era verdad, fui yo quien se enamoró, mucho antes de habernos puesto de acuerdo, siempre creí en la posibilidad de formar una familia feliz a su lado. —No sigas… —Se aleja de mí, más bien aparta sus manos de mi rostro. — Debe ser terrible estar al lado de alguien a quien no amas, y a la vez tan cerca de la mujer de quien te enamoraste aún sabiendo que nunca será para ti; porque esa es la verdad Raúl, tu sigues enamorado perdidamente de tu cuñada... —Él detestaba que mencione aquel secreto a voces entre ambos, no podía entender cómo le había entregado su corazón a la persona equivocada, pensé que tal vez alguna vez yo podría ocupar ese lugar en su vida. —Es mejor que vayamos a casa, en estas condiciones no podrás dar el examen. —Se pone de pie y me toma del brazo, no dejo que siga con su plan de llevarme al auto. —Es tu casa, lo mejor será que yo me vaya de ahí. —Él me observa asustado o tal vez sorprendido, pues los abogados de su padre no deben saber de nuestra separación, de lo contrario los avances de la demanda con respecto a la herencia y las cláusulas tontas hacia sus herederos retrocederá lo poco que ha avanzado. —Tú debes seguir ahí, yo me iré, intentaré de terminar con este problema en el que te arrastre lo antes posible. —¿Tanto así quiere deshacerse de mí?, jamás pensé que este día llegaría, mucho menos que dolería tanto separarme de él. — Te daré una pensión por el tiempo que fuese necesario, inclusive podría ser para siempre. —Puedes quedarte con tu tonta pensión, no la quiero; ya no quiero nada de ti. —No pensaba ir hasta los compañeros de clases con mi rostro deplorable, sé que en este momento debo estar dando lástima.— Sabes que no necesito tu dinero, es tu peor manera de intentar solucionar este conflicto. —Bien, como quieras. Evidentemente no cambias de opinión con facilidad. —Cuando lo miro a los ojos veo a aquel hombre del que me enamoré y con quien pensé formar una familia y vivir una vida feliz, desde aquella noche él cambió, no lo volví a reconocer a partir de ese momento… Supongo que no puedo obligarlo a amarme, intenté todo, soy mala cocinando, inclusive intenté quedar embarazada porque nada me haría más feliz que tener a un bebé de él; sin embargo, mis intentos fueron un fracaso, mi pena hubiese sido menor de esa manera, pero la vida no me dio esa oportunidad, por casi un año mentí… fingí que sería yo quien me cuidaría porque también acordamos evitar un embarazo a cualquier costa. Imaginé sus posibles reacciones en caso de haber ocurrido, ahora no serán más que un simple recuerdo y suposiciones. —Ve a tus clases, yo estaré bien. —Él no deja de mirarme. —Siempre prioricé todo lo que tiene que ver contigo, ahora necesito estar sola, esto sucedería tarde o temprano, por lo tanto simplemente ignórame. —Pamela, espérame esta noche, por la tarde debo ir a una de las empresas, es una reunión a la cual no puedo dejar de asistir. —Asiento ante su fría respuesta, aunque pensaba irme lejos al menos por un tiempo, ya he sido lo suficientemente dócil aceptando su cercanía hacia otra mujer, me dejó... Por alguien a quien apenas conoce, no sabe nada de ella... Elena llegó de la nada, se infiltró en mi matrimonio, y ahora pretende ocupar el lugar que tanto he añorado. «El amor no está hecho para mi, debe tratarse de mi destino.» —Raúl asegura que estaré para el sin importar nada, esta vez decidí hacer lo contrario, no soportaría verlo con alguien más en mi propia casa. Raúl. A pesar de las circunstancias la necesitaba cerca, pues nadie debía sospechar de la falsedad de nuestra relación, también admito que cerca de Elena soy otra persona, esa mujer me transporta a otra dimensión. La sola idea de perderla no se trataba de ninguna posibilidad, eso complicaría todo lo que he logrado hasta ahora, Pamela es quien me ayuda, pero ¿me gusta Elena?. El abuelo confió en mí, soy yo quien debe erradicar la ambición de mi propio padre, ninguno de mis hermanos podría hacerlo, soy el único quien no lleva el apellido Harper. «De acuerdo, imagino que me conviene esos sentimientos de Pamela, de esa manera no se alejará de mi lado a pesar de que ya no convivamos.» —Tal y como lo acordamos, esa noche llegué a la casa, todo estaba oscuro, aflojé mi corbata, y fui a buscarla en la habitación, estoy demasiado confundido, Elena llegó de repente a descolocarlo todo, nada me importa tanto como mis pequeñas sobrinas, ellas son tan solo víctimas de la crueldad de un hombre ambicioso y sin escrúpulos. No está… ¡No está! —¡Maldición!, si ella se va sería terrible… Todo caería, no puedo perder tanto esfuerzo y sacrificios ahora. Pamela… ¡Pamela!. —La casa no era demasiado grande, la busqué en las dos habitaciones, el ama de llaves es quien salió al escuchar mis gritos cargados de furia. —Señor, la señora Pamela cargó sus cosas en un par de mochilas y se fue, solo se despidió de mí. —Con una furia como pocas veces sentía, comencé a respirar agitado. —¿Por qué no me avisaste?, ¿Y el chofer?... —No lo vi al entrar, normalmente lo veía en el jardín. —Él la llevó, señor. —Responde Vivi. —¿Y nadie fue capaz de informarme que mi esposa decidió marcharse con sus cosas?. —Disculpe, no sabía que usted no estaba enterado, además la señora solo llevó unas cosas, dijo que enviaría a alguien por lo demás. —Voy hasta la habitación echando fuego, esto no puede estar sucediendo.— «¿Cómo pudo irse así?.»
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