Prólogo

1023 Words
Flashback - ¡No por favor!, no lo hagan, él es inocente - Gritaba con lágrimas en los ojos mientras me ponía frente a él. - Kathe, nena, necesito que te muevas de enfrente - Intenta apartarme, pero no me muevo. - ¡No!, no lo haré, quédate ahí y yo te protegeré tata - Dije y él solo se agachó y me abrazó. Me miró fijamente a los ojos y pronuncio dos palabras... - Te amo - Y el sonido de un disparo resonó en el lugar y al mirarlo, su sonrisa iba apagándose cada vez más y sus ojos iba lentamente cerrándose. El dolor que mi alama estaba sintiendo en estos momentos era indescriptible, mis gritos los escuchaba todo el mundo, todo el vecindario se enteró de que los dos malandros robaron la vida de este hombre, este pobre hombre que no tenía la culpa, que en estos momentos se encontraba en el suelo, sin vida, rodeado en un charco de sangre y con una familia destrozada. Mis lágrimas corrían por mis mejillas, mis sollozos eran cada vez más fuertes, me aferré a su camisa, a su ropa, me aferré a su cuerpo ya sin vida... El dolor me estaba rasgando en dos, mi alma estaba completamente herida y por primera vez sentí odio, sentí dolor, quería ir a buscarlos y matarlos, pero ¿Qué iba a ser yo una niña de 10 años sola en la terrible oscuridad de la noche?, absolutamente nada. Me quedé junto a él hasta que llegaron mis padres y los médicos. Me quisieron sacar, me quisieron alejar de él y no pudieron y tampoco lo van a hacer, a mi amado tata acaban de robarle la vida y no quiero alejarme de él, aún su cuerpo está tibio y hasta que no se enfríe no me alejaré, pero como le explicaba eso a los médicos si estaba tirada llorando y gritando como nunca me han visto. - No, por favor, no - Dije entre sollozos mientras intentaban tirar de mi camisa. - No, déjenme, por favor, déjenme - Seguían cinchando y haciendo fuerza para no soltarme de mi tata. - ¡NO!, POR FAVOR, NO ME QUIERO IR, DÉJENME, POR FAVOR - Grité y forcejeé, hasta que me sacaron de allí, me arrancaron de al lado de quien ahora ya nunca más vería otra vez. Mis gritos, mis esfuerzos fueron en vano, mi llano cada vez era más intenso, pero nada servía a él se lo llevaban y a mí me dejaban sola, de por vida. - Por favor, POR FAVOR, DÉJENME QUEDARME CON ÉL, por favor, por favor - Mis gritos cesaron y mis lágrimas junto con las esperanzas de mi tata desaparecieron y me perdí en la profunda oscuridad... Fin del flashback - Señorita ¿Katherine Green? - Pregunta mi supervisor y levanto la mano saliendo de los tormentosos recuerdos de mi infancia, por encima de sus lentes me observa y me dedica una sonrisa. Si, esa soy yo, Katherine Jeannette Green Laurier una joven de veinticuatro años, tímida, introvertida y soñadora con una maestría en ciencias veterinarias, alta de tés blanca con ojos grandes color avellana, pequeña nariz y labios, cabello largo y oscuro y para culminar delgada con "buena forma" dijera mi mejor amiga; Liliana, una auténtica maniática de las compras, es una castaña de ojos claros con atributos prominentes y con una locura desenfrenada, nos conocimos en la secundaria y desde ahí hemos sido inseparables; estudiamos en la misma universidad y hace dos meses Lili vive conmigo, ha decidido irse por su cuenta debido a los maltratos psicológicos de su madre y las constantes acusaciones de su padre hacia su persona, le ofrecí mi hogar y desde entonces vivimos juntas. Nací en Ámsterdam, la ciudad de los canales, la Venecia de los Países Bajos… Un lugar donde todo está permitido. La ciudad de Ámsterdam es una de las ciudades más encantadoras de Europa, la caracteriza el estilo de sus casas, sus puentes, sus bicicletas y el ambiente que se desprende de ella, amo mi ciudad natal y estoy enamorada de cada mínima cosa que se ve aquí; mis padres vivían aquí, pero por razones de trabajo decidieron mudarse a Londres dejándome la casa para mí para hacer mi vida en este lugar. Mi mamá es una excelente profesora de química y mi padre es el dueño de las aerolíneas Aeroflot, si bien tienen un excelente trabajo mis padres yo preferí vivir aquí y pagar mis cuentas y deudas con mi dinero. Mi trabajo consiste en pasar anestesia a los animalitos que vienen aquí por distintos tipos de operaciones, como por ejemplo la esterilización o la castración; hoy me tocó pasarle anestesia general a una pequeña gatita de apenas cinco años, la gata estaba sufriendo de enteritis infecciosa felina el virus lo que hace principalmente es multiplicarse en el tubo digestivo y en la médula ósea, lo que explica los síntomas que tenía, como por ejemplo el vómito y la diarrea, que a menudo es sanguinolenta, fiebre y rechazo de la comida; poco a poco el animal parece estar más apático y como resultado de estos síntomas los gatos pueden sufrir rápidamente deshidratación y anemia, que es justamente lo que tenía Ice, la gata. Lamentablemente cuando le pase la anestesia para aliviar sus dolores y poder hacer una cirugía exploratoria el animal no lo resistió y comenzó a hiperventilar y en menos de lo que creí la gata estaba tendida en la camilla sin vida, le arrebataron la vida, así como lo hicieron con mi abuelo. Ver a la gata me recordó aquella situación tan fea que viví de niña, sí, ha pasado bastante tiempo de eso, pero aun así no puedo superarlo, es un dolor profundo que se siente en el pecho y no me permite avanzar, jamás hablé con nadie de esto, jamás exprese ese sentimiento de dolor en ningún lugar, lo retuve siempre dentro de mí y no es mi intención preocupar a alguien así que prefiero seguir con esta tormenta del pasado, en algún momento algo o alguien la convertirá en un solo radiante o eso espero.
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