—Derek —hablo en voz baja cuando llego a la cocina, esta inclinado sobre la isla de la cocina— ¿Estas bien? No dice nada. Su cara, me dice lo que piensa. Esta furioso. —¿Sabes lo que he trabajado para mantener la reputación de la empresa?—comienza— Pensé que el negocio siempre seria familiar y ahora alguien ajeno tendrá voz y voto. —Derek —me acerco— Yo —Ahora no Nerea. La verdad es que necesito estar un rato a solas—me mira serio. —Se que estas enojado, pero tuviste la oportunidad de poder comprarla. —Pedirle prestado a mi padre— ríe sin humor —No entiendes Nerea y no te pido que lo hagas—su tono es serio— ¿Podrías decirles que fui por algo a la tienda? —dice enderezándose. Pasa por mi lado y llega a la entrada donde toma sus llaves y sale. Resoplo y tomo algunas alitas picante

