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Desde el Corazón

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Blurb

Él:

Mi vida a sido una constante lucha por sentirme digno de la familia Scott. Trabajo con dedicación y esfuerzo. Mi meta es ser el mejor:

Hijo.

Hermano.

Profesional.

También quiero encontrar eso que mis hermanos y padres Tienen

¿Acaso es demasiado pedir?

Ella es hermosa y tiene unos ojos que incentivan mi curiosidad. Sin embargo, se que debo ir despacio o si no perderé mi única oportunidad de descubrir que hay detrás de esa mierda que me atrae.

Ella:

Hace años escape de el infierno que me rodeaba.

Volé lejos de la oscuridad y ahora estoy viviendo como en verdad quiero.

Mi padre siempre me dijo que las cosas verdaderas son las que nacen Desde el corazón.

Pero algo que no espere de mi nueva vida es sentirme atraída por él. Quiero descubrir que se esconde detrás de esa constante expresión seria. Pero el temor a qué descubra mi pasado me retuerce las entrañas.

Tercera entrega de Los Scott

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Capítulo 1
Hampstead - Londres Trazo lentamente el pincel sobre el lienzo y miro la pintura frente a mi. Una hermosa águila que vuela en un campo abierto  ¿Qué se sentiría ser libre? ¿Cómo sería ser feliz y no vivir con miedo? Quizás… El ruido de la puerta de mi habitación me saca de mis ensoñaciones.  Me enderezó en la silla. —Sabía que te encontraría aquí—Su voz me genera escalofríos y lucho por las náuseas que su presencia me provoca.  Lo siento acercarse y posa una mano en mi hombro antes de inclinarse. Cierro los ojos y respiro. Su voz Suave no me engaña —Quería terminarla—Susurro en voz baja. Retira su mano, se inclina y pone su cabeza en mi hombro —Tú madre ya se fue con su amiga Zoé a pasar el fin de semana fuera—Me informa.  Cierro los ojos y dejo que mis lágrimas rueden en silencio —Pasaremos un lindo fin de semana solos— Siento su aliento soplar en mi oído y reprimo el asco que me produce su toque—Hasta esta noche Nerea. Se aleja. Cuando escucho la puerta cerrarse detrás de mí. Dejo que los sollozos tomen mi cuerpo, con saña tomo el pincel y hago trazos arruinando mi pintura. Me levanto, tomo el cuadro y lo golpeo contra la cómoda cerca de mi cama, lo dejo caer y yo con él en medio de mi habitación  —Si tan solo pudiera desaparecer—Susurro entre lágrimas. Pero para eso tengo que sobrevivir.  Algún día seré como esa águila. Pienso mientras nuevos sollozos toman mi cuerpo ⭐⭐❄️⭐⭐ Me siento en la cama luchando por respirar mientras más lágrimas bajan por mi rostro —Él no está aquí. Nunca volverá hacerte daño—Me digo en voz alta. Apolo, mi pomerania blanco está encima de la cama y mueve la cola. Se que es él me saco de mi pesadilla— Gracias por despertarme Salgo de la cama. Entro al baño y prepararme para el día Primera parada. Sacar ah Apolo para que haga sus necesidades. Me pongo rápidamente un conjunto de deporte, ató rápidamente mis tenis. —¿Listo Apolo? —pregunto, pero se la respuesta.  El can me espera ansioso en la puerta y cuando le pongo la correa se agita más.  Ignoro el elevador y bajo las dos plantas del edificio donde vivo por las escaleras. Salimos a la calle en Windsor Terrace, Brooklyn. El ruido del vecindario me recibe. Personas corriendo a sus trabajos, otros a clases. También veo a personas haciendo su camino como yo hasta Prospect Park para una camita. Mientras realizo mi caminata miro alrededor y no puedo evitar que la sensación de tranquilidad se apodere de mí. Esta es mi vida ahora, tengo un trabajo que me encanta en una tienda de suministros de arte que está cerca a la escuela de artes audiovisuales de Nueva York y apoyo en una fundación para jóvenes que buscan un mejor futuro. Promise, es mi lugar para soñar con la vida que quise tener, pero no me fue posible. Desde que era una niña me gustó la pintura. Mi padre. Un griego que incentivo mi talento desde niña mientras era ignorada por una madre que no le apetecía perder el tiempo con una cría.  Él. Junto a mi abuela, me dieron la mejor infancia. A los cinco años mis padres se divorciaron y mi padre consiguió mi custodia por una buena suma. Me crie entre Londres y Grecia. La abuela, papá y yo formábamos una familia que se amaba y, a decir verdad, mi madre nunca fue una constante en mi vida.  Sin embargo, Eso cambio cuando tenía catorce años. Papá perdió la vida en la empaquetadora de mariscos que poseía, dejándome así con mi madre. Ya que se rehusó a dejarme con la abuela en Grecia, esa es una de las cosas que jamás podré perdonar a Karla. Su decisión condenó a la abuela a una depresión que acabo con ella.  Recuerdo llegar a vivir a casa de una madre que me era desconocida, solo porque las personas a su alrededor comenzaron a especular sobre su papel como madre y eso no le convenía a Karla White ahora esposa de un m*****o de la cámara de los comunes del parlamento de Inglaterra. Que no eran más que diputados que representaba sus ciudades y condados. Estos, legislan y controlan las finanzas y las acciones del gobierno. Los primeros meses con ella eran como estar sola. Me ignoraba y no tenía tiempo para perder conmigo ¿Sorprendida? Para nada. Eso me daba tiempo extra para trabajar en mis pinturas. Sin embargo, mientras Karla me ignoraba Thomas, mi padrastro no me perdía de vista. Al principio se interesó en mi pintura, en realidad era amable.  Todo eso cambio después del primer año.  Su mirada y su presencia me incomodaba. había cambiado algo en el que me asustaba. También me di cuenta que era muy propenso al alcohol y cuando estaba ebrio se convertía en alguien indeseable. Karla solo lo ignoraba, para ella era más importante su posición entre las mujeres de su círculo exclusivo como ella las llamaba. Yo. En cambio, pensaba que eran un nido de víboras.  La noche que descubrí quien era realmente Thomas White aún está presente en mi mente y eso solo fue el inicio de mi infierno.  Había estado trabajando toda la tarde en una pintura aprovechando mis vacaciones de verano, así que bajé por algo de beber a media noche y presencié como Thomas ebrio golpeaba a Karla y está caía en el piso en medio del salón. Cuando sus ojos se encontraron conmigo pude deslumbrar la maldad en su mirada. —Hola linda. Tú y yo vamos a tener una conversación muy interesante— Anuncio recorriendo con la mirada mi cuerpo El ladrido de Apolo aleja el recuerdo y me doy cuenta de que hemos caminado más de la cuenta.  Me rio —Lo siento hermoso—Murmuro y emprendemos el camino de regreso.  Una vez hecho nuestro recorrido y satisfecha por mi caminata llegamos de nuevo a nuestro hogar. Dejo libre a Apolo y este corre hasta el sofá del salón, donde se acomoda. Mi departamento es de concepto abierto de una habitación y un baño principal. Esta decorado en colores claros y lo amo porque es mío. Miro como Apolo bosteza  —Eres un perro perezoso— Digo divertida antes de irme al baño y prepararme para mí día Me desvisto y me recojo el cabello en un moño. Antes de entrar a la ducha miro mi costado. llevo un tatuaje en griego que dice La libertad del alma es la más importante  —Eso es todo—Susurro pasando mi mano por la inscripción. Lo había obtenido cuando cumplí los dieciocho años y literalmente escapé del infierno en el que vivía. Me meto a la ducha y dejo que el agua caliente mi cuerpo y alejo todos los malos recuerdos de una vida que deje atrás.  Salgo de la ducha y me arreglo para el día que tengo por delante. Frente al espejo me maquillo acentuando mis ojos oscuros. A papá le gustaba decir que mis ojos eran del mismo color que el whisky. Mi cabello castaño oscuro con algunos mechones más claros acentúa el tono exótico de mi piel. Hija de un griego y una madre inglesa. Para disgusto de mi señora madre, soy del mismo tono de piel que mi difunto padre. Soy de mediana estatura, no soy gorda ni delgada, tengo un buen trasero y pechos decentes. No paran el tráfico, pero son más que suficiente para sentirme cómoda y feliz con mi cuerpo.  El ladrido de Apolo me saca de mi autoevaluación y apresuró el paso. Recojo todo mi desastre antes de salir del baño y tomar mis cosas para ir al trabajo. Camino fuera de mi habitación donde me espera el café que mi maravillosa cafetera tiene listo para mí todas las mañanas. Ajusto mi vestido de día rosa viejo mientras mis zapatos de tacón hacen ruido en el piso de madera de mi departamento. Miro el reloj.  —Vamos Apolo—Miro a mi flojo compañero que aún continúa en el sofá—Luisa te espera Al escuchar el nombre levanta la cabeza y baja del sofá. Apolo ama a Luisa, mi vecina de enfrente que lo cuida mientras yo estoy trabajando. Luisa es una mujer que bien podría ser contemporánea con mi abuela si ella aún viviera. Es una increíble vecina, ella cree que le hago un favor al pagarle por cuidar de Apolo, pero es al contrario.  Luisa ha sido un soplo de aire fresco con su amistad y ayuda. En un principio dejaba a Apolo solo, hasta que un día Luisa me dijo que le daba pena que el cachorro se quedará solo mientras yo iba a trabajar, así que acepte su ayuda. No quería devolver a Apolo, un regalo de mi amiga Fanny la cual había conocido en Promise hace un año cuando comencé a colaborar con ellos. Tomo mi bolso, Silbo al cachorro cuando abro la puerta y cojo las llaves. Apolo baja de prisa y sale al corredor. Cierro la puerta y camino al otro extremo del pasillo. Antes de que toque la puerta de mi vecina Apolo ladra anunciando su llegada —Chucho escandaloso—Ruedo los ojos. Segundo después la puerta se abre y Luisa me recibe con una sonrisa mientras se inclina para tomar al can  —Cómo siempre, haciéndote notar—Le habla. Apolo mueve la cola y prodiga muestras de afecto a la anciana. Sus oscuros ojos reflejan alegría. Lleva puesta todavía su pijama y su cabello encanecido está en un extraño recogido. —¿Vas hoy a la fundación? —Inquiere sosteniendo a Apolo  —Si. Así que lo recogeré como a las seis —le recuerdo. Normalmente trabajo hasta las tres. Sin embargo, los lunes, miércoles y viernes colaboro en Promise y trabajo allí hasta las seis.  Los mejores días de mi semana. —Alguna noticia de tu hijo  —Ninguna—su rostro decae un poco. Me muerdo la lengua y no digo nada. —Entiendo. Sabes que las malas noticias son las primeras en saberse, así que de seguro está bien  Intento darle una sonrisa de comprensión. Pero lo que quiero es encontrarme al hijo de Luisa y darle una patada en las pelotas por no estar al pendiente de ella cuando la mujer se partió la espalda para darle una buena vida a su hijo.  —Yo estoy bien—Parece que Luisa puede leerme la mente— Anda. Ve a trabajar linda.  —Me voy. Pero ya hablaremos —Acaricio a mi mascota para irme a trabajar. Camino hasta la parada del autobús que no está muy lejos del edificio donde Vivo todavía pensando en el día que me espera.  Media hora después estoy entrando en Art and Style la tienda de suministros de arte. Normalmente los clientes son los mismos estudiantes de la escuela de arte audiovisual que está a unos diez minutos caminando.  Sin embargo, también hay clientes mayores que se interesan por el arte y diseño. El señor Salvador es el dueño de la tienda. Adoro al hombre muy animado y ocurrente, nuestros clientes habituales le llaman Dalí haciendo referencia al gran Salvador Dalí. El hombre se infla como pavo real y no puedo evitar reírme por la ironía de la vida.  —Buenos días Señor—Digo entrando a la tienda con estilo bohemio. —Salvador muchacha—Replica desde el fondo moviendo algunos caballetes—Tienes más de dos años trabajando para mí y todavía no sabes que puedes llamarme Salvador… o Dalí —Este último lo dice erguido causándome gracia.  —Salvador está bien—Contesto dejando mis cosas en mi espacio antes de pararme detrás del mostrador y comenzar a organizar en el estante los acrílicos que esperan en una caja.   Salvador es un hombre de unos sesenta años. Esta casado y junto a su esposa Jade llevan la tienda que a proveído a su familia desde hace años. La cadencia al caminar y su cabello salpicado con canas no aminoran su fuerza de trabajo. El hombre era el primero en llegar y el último en irse. Siempre estaba haciendo algo en la tienda y recibía a sus clientes con una amable sonrisa. Por su parte, Jade su esposa, llegaba normalmente después de las diez y tomaba el mostrador para trabajar codo a codo conmigo.  La campana de la entrada anuncia la llegada de algunos chicos. Dejo los acrílicos y con mi mejor sonrisa los atiendo. Por la prisa que llevan es seguro que están por entrar a sus clases y necesitan de algún material. Un día normal en mi vida pienso escuchando lo que mi cliente necesita.  —¡Nerea! —El grito de Fanny hace eco en el pasillo cuando me ve entrar por la puerta de Promise después de terminar mi jornada laboral.  La adoro, pero a veces puede ser muy alborotada. Esta junto a dos mujeres que colaboran también. Estás ayudan en el área administrativa mientas yo colaboro con algunas clases libres de arte para chicos que tienen talentos artísticos. Los ayudo a canalizar sus dotes en vez de que terminen en las calles a merced de las pandillas. Los chicos que asisten a las clases que la fundación ofrece lo hacen con la intención de prepararse para las pruebas de admisión y cada uno de los que colaboramos nos sentimos orgullosos cuando uno de nuestros muchachos es admitido en alguna universidad y tiene la oportunidad de un mejor futuro.  —Puedes decirme ¿Qué sucede? —Demandó llegando a su lado y asiento a las mujeres que ríen entre dientes. Se que ríen de mí extraño acento inglés que he intentado erradicar, pero es imposible, así que me rendí y no me molestó cuando hacen referencia a él.   —Carlos quiere que participemos en una recaudación de fondos la próxima semana —La miro sin entender  Carlos Briceño era el director de la fundación y por ende, nuestro jefe. —En realidad solo pidió que tú y Fanny junto a un par más de chicas asistieran a la gala  Las palabras provienen de una de las mujeres que están con Fanny. Su nombre es Laura y es aproximadamente de mi edad. Solo que ella es pelirroja y más alta que yo. —¿Dijo el motivo? Miro a Fanny. Ella Niega.  Sus ojos negros me miran nerviosos. Con estilo echa su cabello rizado del mismo tono que sus ojos hacia atrás. Su piel es oscura y es de mí misma estatura.  Ella es hermosa.  —Solo me dijo que la gala era muy importante para reunir fondos y este año su meta era conseguir el doble que el año pasado. Asiento no muy convencida.  —Chicas—cuchichea la segunda mujer que está con nosotras. Su nombre es Nancy, ella junto a su pareja Owen colaboran en las oficinas. La segunda mujer al ver dónde mira su compañera se endereza y acomoda un poco su escote. Mi mirada sigue la de ellas y resoplo.  —Sabes ¿Creo que necesito un par de clases de matemáticas? —murmura Por el pasillo caminado hacia nosotras y con su habitual gesto serio Derek Scott avanza. Desde que llegue a trabajar a la fundación no lo he visto sonreír genuinamente a alguien. Si. El hombre es amable y está bueno pero su gesto es de seriedad perpetua. —Buenas tardes—Nos dice cuando llega hasta nosotras. Nancy y compañía prácticamente babean sobre el hombre  —Buenas tardes—Respondemos Laura y yo lo más serenas, el hombre es divino. Alto, de torso ancho, cuadras estrechas, su cabello es rubio con mechones oscuros y sus ojos son de un azul intenso.  Bien. Lo acepto me gusta, pero no lo demuestro. A nuestro alrededor las chicas que están por entrar a alguna clase de apoyo se detienen y admiran a Derek que no parece darse cuenta que tiene a adultas y jovencitas babeando, mientras viste una camisa blanca doblada a la altura de sus codos, pantalones y zapatos de vestir. Lo más seguro es que viene de su trabajo al igual que la mayoría. El hombre es sencillamente hermoso y delicioso. Quién dijo que la vida era justa.  —¿Que tal van los chicos? Fanny pregunta interesada —Tengo un buen grupo. Así que estoy seguro que tendremos buenos resultados en las pruebas de admisión.  Una sonrisa de alegría se extiende por mi rostro. El hombre puede ser un estirado, pero ayuda a los chicos. Lo que me han dicho de él, es que colabora con la fundación desde hace unos tres años y es muy bueno en matemáticas. Es egresado de la universidad de Columbia donde se graduó de arquitecto siendo el mejor de su generación. Los chicos asistían a sus tutorías antes de presentar las pruebas de admisión como SAT, ACT o el examen TEFL.  Esta bueno y es inteligente. Si. En definitiva, la vida no era justa  —¿Preparado para la gala de recaudación? —Pregunta Laura extasiada.  —Es mi noche preferida del año—Un atisbo de sonrisa se refleja en su cara pero así como llega desaparece. Derek posa su mirada de Laura a mí. Me dedica una mirada indescifrable, pero rápidamente me ignora y se centra en la mujer de nuevo —Un gusto verlas— comenta de manera educada y se aleja con las miradas de todas pegadas a su culo de diez y puedo escuchar los suspiros de mis compañeras. —Necesito un encuentro cercano—Laura dice en tono quejumbroso. Fanny y yo intercambiamos miradas  Zorra  Articula. Me río entre dientes  —Me voy con los chicos— Anuncio dejando a las mujeres hablando de Derek  Paso en frente del pequeño salón donde Derek da su clase de apoyo y me concentro en no mirar. Sigo a mi espacio donde me esperan. Tengo un grupo pequeño de diez chicos a los que con gusto les doy tutoría. Dos de las chicas están a punto de presentar su portafolio y así optar para una beca en la escuela de artes. Una tiene pasión por la pintura y la segunda era muy buena caricaturista. Ambas eran tan diferentes.  Claudia era alta, delgada, de cabello castaño y ojos negros. Tenía un estilo bohemio con sus vestidos coloridos, chaquetas cortas y sandalias bajas. Nicole era de mediana estatura, cabello rubio y ojos verde. La chica era una fuerza de la naturaleza que nunca dejaba a un lado sus vaqueros y camisetas con algún escrito ocurrente y botas de combate. Si, eran tan diferentes, pero ambas tenían un sueño. Ser reconocidas algún día por la crítica. Ese día llegaría y me sentiría orgullosa de haberlas apoyado en el camino.  Mi grupo estaba entre los catorce y diecisiete años. Seis chicas y cuatro jóvenes.  —Bien chicos—Hablo en medio de las risas de todos que hablan como cotorras. —Espero que hoy pueda ver en lo que están trabajando. Carlos quiere ver sus obras  Los chicos me miran y asienten unos con una sonrisa, otros con determinación y los más sensibles con miedo.  —¿Usted cree que se podrán vender en la gala?  Había dado la idea a Carlos de que los chicos hicieran cada uno su mejor obra y presentarla en la gala como una especie de exposición. La fundación obtendría la mitad de los ingresos y la otra mitad para los artistas. Es decir, mis chicos.  A Carlos no le gustó mucho la idea, pero después de discutirlo con el largo y tendido accedió a darles una oportunidad a los jóvenes y de esa manera podrían sentir por primera vez lo que es que alguien aprecie su trabajo.  —Dime una cosa Logan ¿Le has puesto todo de ti a tú trabajo? —Pregunto al chico que hizo la pregunta. Sus ojos negros me miran detenidamente antes de asentir. —Bien ¿Ustedes? —Miro al resto. Se miran unos otros antes de mirarme y asentir  —Estamos poniendo todo  —Entonces se venderán porque tienen mucho talento y meto las manos al fuego por él Sus rostros reflejan sonrisas  —Seremos la sensación ¡j***r! —Nicole se levanta y mira a sus compañeros—No la vamos a defraudar profesora. —Nerea chicos—les repito por millonésima vez—No soy una profesora, pero me encanta compartir con ustedes lo que se. Y por favor modera tu lenguaje Ella asiente —Nerea. No te vamos a dejar mal —Asiento complacida ante el tono determinado de Logan. —Veamos esas obras anuncio entusiasmada. Estoy guardando mis cosas después de que los chicos se fueran a sus casas emocionados por el avance de sus trabajos y eso me hace feliz.  —Te estaba buscando—Fanny entra al salón apresuradamente. —¿Qué? —La miro sorprendida —Nada. Solo quería despedirme— Dice divertida —Eres una idiota—me río entre dientes  —Me tengo que ir. Alfonso quiere que vayamos a cenar. —¿Crees que al fin te lo propondrá? Bufa.  —No me hago ilusiones  Fanny y su novio Alfonso llevan juntos tres años. Mientras ella quiere dar el siguiente paso, su novio parece cómodo como están.  —No quiero hablar de eso—Su ánimo decae un poco así que le hago caso y no insisto  —Bien —Solo quería decirte adiós. Mañana te llamo y te cuento  —Espero esa llamada—Comento, pero ya está haciendo su camino fuera de la habitación. Niego Divertida.  Terminó de guardar todo, salgo del salón y estoy acomodando mi bolso en el hombro cuando casi tropiezo con Derek que sale de su salón. —Lo siento—Su rostro serio me estudia  —No hay problema— trato de sonar indiferente.  —¿Cómo estuvo la tutoría? —pregunta mientras estamos de pie en el pasillo que esta desierto.  —Muy productivo—Respondo sonriendo al recordar que los chicos tienen obras hermosas— Será un éxito. —Eso es bueno—Su voz es serena y sus ojos me miran intensamente.  —¿Tus chicos? —Pregunto para distraerlo y dejé de mirarme de manera intensa. Me hace un gesto para que avancemos y así lo hago.  —Bien. Algunos necesitan más trabajo que otros, pero tengo buenas expectativas. Asiento. Es la primera vez que me Derek entabla una conversación conmigo solamente. Hacemos el camino hasta la salida de la fundación en silencio. Quiero decir más, pero mierda soy muy torpe cuando de interactuar se trata.  Llegamos a la acera fuera de la fundación y siento su mirada sobre mí. Pero no sé qué decir, no conozco a Derek.  —Ten una linda noche—Derek Habla cerca y su olor me envuelve  ¡j***r Nerea! —Lo mismo para ti —Respondo con una sonrisa.  Lo veo alejarse hasta su auto y me quedo allí en medio de la acera mirándolo.  —¿En serio? lo mismo para ti— Susurro cabreada conmigo—Eres tonta Nerea—Resignada camino hasta la parada del autobús. 

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