Alice

Capítulo 9

    Ella entra a la universidad y una pelirroja sonríe al verla saludándola con la mano. Un mes ha pasado desde qué hizo las paces con Dante y ahora el castaño se ha hecho inseparable a ella, hasta dejó de verlo frecuentar el burdel y eso la mantiene más tranquila ya que ahora que son amigos teme que la reconozca más fácil.

    Caminó junto con Tania que se ha vuelto una gran amiga en tan poco tiempo. Las dos chicas entraron al salón y la clase pasó aburrida y monótona hasta que el timbre sonó acabando la tortura.

     Ella se despidió de la pelirroja y se encaminó hacia la biblioteca donde Dante la esperaba con esa gran sonrisa tan peculiar que estaba empezando a gustarle más de la cuenta.

-hola- saludó el castaño con tono amigable y ella sonrió.

-hola- contestó la chica y él la miró con ese brillo extraño que su mirada enmendaba hace un tiempo para atrás.

-hoy es nuestra última clase- dijo ella acabando con el silencio que había, aunque sentía nostalgia ya que estaba empezando acostumbrarse a la presencia de cierto individuo en su rutina diaria.

- mañana es mi examen estoy nervioso- contestó él mientras que tragaba saliva.

- sé que estás preparado para ese examen, así que no tienes nada que temer- dijo ella dándole ánimos y él sonrió, aunque parecido un gesto extraño.

- voy a extrañar venir a la biblioteca a estudiar contigo- dijo el castaño de forma nostálgica y ella lo miró sorprendida.

- wow el insaciable, rebelde, arrogante Dante Watson va a extrañar estudiar, eso es nuevo- dijo ella de forma divertida ganándose una carcajada del chico.

-no es estudiar lo que voy a extrañar, sino a la persona que imparte mis clases- aceptó el joven y una sensación extraña en el abdomen se apoderó de la castaña.

- sigo estando en la Universidad- dijo ella tratando de sonar tranquila, pero su voz sonó alterada y se abofeteó mental mente por sonar vulnerable. Un tacto en sus manos hizo que se concentrara en ellas.

     Las manos de Dante estaban entrelazadas en sus manos y esa corriente extraña que siempre se apoderaba de ella con tan solo ese tacto volvió aparecer. Él se dio cuenta de los gestos de la castaña al sentir sus manos sobre las de ella, sonrió para sus adentros al ver el efecto que su tacto producía en la chica que últimamente era dueña de sus pensamientos. 

    En ese mes compartiendo con ella, las cosas en su vida habían cambiado radicalmente. Las mujeres ya no le llamaban tanto la atención porque su cabeza ya tenía dueña, dejó de ir algunas fiestas y salidas con sus amigos, solo para quedarse en casa estudiando para que Alice se sintiera orgullosa de él.

    Ahora sentía un poco de tristeza al saber que ya no compartiría tanto tiempo con la castaña, pero eso no significaba que se iba a librar tan fácil de él. 

    Con una sonrisa separó sus manos de las de ella y un suspiro se escapó de esos labios que hace un tiempo atrás a querido probar, pero no se atreve por qué no quiere causarle una mala impresión a la chica que lo tiene mal. Él no es de ser inseguro con las chicas más bien se considera un chico seguro de sí mismo y que con una sola sonrisa todas caen a sus pies, pero con ella, con esa castaña las cosas son distintas, su manera de ser le fascina y quiere que las cosas se hagan bien, que sean honestas y la inseguridad de que ella lo rechace se lo carcome por dentro.

    Alice sacó su libro de biología para impartir su última clase junto al castaño que ha empezado a despertar sensaciones extrañas en ella que nunca en su vida había sentido, como esas corrientes que se adueñan de su cuerpo con tan solo rozar su piel junto a la del chico. 

    Temía que eso se convirtiera en algo peligroso y salir lastimada en el camino ya que conocía la fama de mujeriego del chico que tenía frente a ella, además también la aterraba que él llegará a descubrirla y todo lo que había trabajado para mantener su beca se fuera a la mierda, pero no podía ocultar ese sentimiento desconocido que Dante Watson despertaba en su ser.