Entró al bar por el lugar de siempre y llegó a su camerino. Se maquilló colocando su antifaz y lista para salir de nuevo a bailar como todas las noches.
Después de terminar su presentación sus ojos se conectaron con él y una presión de angustia invadió a su pecho. Caminó alejándose de la tarima acercándose a su camerino cerrando el pestillo para no tener otro inconveniente como el de la noche anterior.
Él salió del bar y esperó a que ella saliera necesitaba hablar con esa chica que estaba invadiendo su cabeza. Miraba a todas partes a ver si salía una chica con sus características, pero nada no salía nadie.
Ella caminó por las oscuras calles de los Ángeles, pero justó delante suyo pasó un deportivo n***o que frenó cuando la vio.
-pero mira a quién tenemos aquí- dijo la insoportable voz masculina mientras bajaba el vidrio.
- ¿Qué quieres? - preguntó desinteresada.
- ¿Qué haces sola de noche en un barrio como éste? - preguntó el castaño frunciendo el ceño.
-algo que a ti no te interesa- contestó regañadientes la castaña.
-mira becada no sé qué haces aquí, pero no debe ser nada bueno para andar des horas de la noche- dijo él bajando del auto y Alice tensó la mandíbula solo esperaba que éste idiota no la descubriera.
-eso no es de tú incumbencia- contestó con la mandíbula apretada.
-voy a descubrir ¿Qué escondes becada? Por qué una persona no puede ser tan perfecta- dijo él y ella frunzo el ceño creyendo que no escuchó bien.
-acabas de decir que soy perfecta- dijo con diversión la castaña y Dante tragó saliva que estúpido había sido al decir frente a la castaña lo que pensaba.
-no, eres insoportable- dijo subiendo de nuevo a su vehículo y arrancando a toda velocidad.
Mientras manejaba se maldecía por decir semejante estupidez y aceptar que esa chica además de bella e inteligente era perfecta. Tal vez había sido brusco con ella ese día al decirle que se avergonzaba de ella por ser pobre, pero en realidad el castaño no tenía encontraba nada de eso, su padre lo había criado con la ideología de que todos eran iguales, pero dijo eso porque estaba furioso con la castaña al no dejarlo llevarla a su casa el primer día, ninguna chica rechazaría subir a su deportivo con él y esa fierecilla lo había rechazado y por eso los dos últimos días se había comportado tan gilipollas.
Ahora una duda rondaba su cabeza ¿Qué hacia una chica como ella en la calle a esas horas en un lugar tan peligroso? Eso lo estaba empezando a preocupar ya que cualquier ladrón o peor aún asesino o violador podía hacerle daño a la castaña.
Alice llegó a su casa agotada como todas las noches y apenas toco la almohada cayó en un reconfortante sueño.
Dante llegó a la mansión y entró sin hacer ruido, pero fue en vano porque su padre lo estaba esperando con el ceño fruncido y las manos cruzadas con una expresión enojada.
- ¿Qué horas son éstas de llegar a casa? - preguntó el señor perfección y él rodó los ojos.
-estaba en una fiesta ¿feliz? - contestó el castaño tratando de subir las escaleras para escapar de los sermones de su padre.
-Dante no he terminado- dijo con voz grave y enojada Andrew.
-papá estoy cansado y tengo sueño- dijo el joven, pero la mirada acriminadora de su padre lo hizo bufar.
Después del sermón del año por parte de Andrew Watson por fin logro entrar a su habitación. Se acostó, pero de su cabeza no salía esa castaña con sus ojos oscuros en los que el misterio regía y eso labios finos que decían palabras venenosas que le causaban gracia al verla enfurecía.
- ¿por qué eres tan perfecta Alice? - preguntó a la nada y con ese pensamiento se durmió.