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Whitney
Desperté con unos brazos fuertes envueltos en mis caderas y el firme calor de Teig recorriendo mi espalda. Debajo de mi mejilla, los latidos de Alarr eran lentos y constantes, y más reconfortantes que cualquier música de spa allá en la Tierra. El sonido hizo que mi respiración se detuviera y que cada lugar adolorido y entumecido de mi cuerpo se sintiera más vivo que nunca antes.
Piel sobre piel, estábamos desnudos, y la calidez de mis compañeros hacía que la sábana suave que me cubría fuera más un alivio psicológico que una necesidad. Dudaba que un gatito calentito y dormilón se sintiera así de bien, y sonreí para mis adentros mientras me tomaba mi tiempo para despertarme y capturar el momento. Ahora estos eran mis compañeros. Así era cómo me despertaría cada mañana por el res
