—¡Mami, donde esta mami! —Lloraba Ricky desconsoladamente. En ese instante, Henry estaba agachado tratando de consolar al pequeño y muy preocupado por él le dijo: —¿Cómo te llamas? El pequeño con sus ojos inundados en lágrimas le respondió con la voz agitada: —¡Ricky! —¿Ok, Ricky, y tu mamá como se llama? Ricky con su voz agitada del llanto, le respondió: —¡Mami canelita! —¿Canelita? —Le preguntó Henry con algo de duda. Enseguida, Ricky asintió con su cabeza llorando a moco suelto y el chofer estando allí parado, revoloteó sus ojos e hizo un suspiro porque se sintió algo frustrado al escuchar al pequeñito; por lo que no dudó en decirle a Henry: —¡Dios, no sé porque estas madres modernas no le enseñan a sus hijos a decirles sus nombres si no apodos. Ahora en estos momentos no sabe

