Dafne se siente comprendida y querida, por lo que sin detenerse a pensar en nada lo besa, algo que comienza dulce y lánguido y pronto se vuelve acalorado mientras la rubia gime contra los labios del hombre, lamiendo dentro de la boca de James y deslizando sus dedos a través de la espesa mata de su alborotado cabello para tenerlo más cerca. Se mueve, subiéndose encima de James y presionando sus caderas contra la dura poll@ de este, meciendo sus caderas juntas y robándole un jadeo al hombre, quien gime en el beso.
—No tenemos que hacerlo —murmura James, pero Dafne ya está besando su cuello, sus dedos trabajando rápido en los botones de la parte superior de su pijama mientras chupa un trozo de piel en el cuello de James y lo hace gemir de lo bien que se siente tener las manos y la boca de la
