Por un par de minutos, Deneb quedó en estado de shock, sin saber que hacer o bien, que decir al respecto. Fue el brusco agarre provocado por Gine Winkler que la sacó de su estado de estupor. En un brusco movimiento liberó su brazo de tan brutal agarre, notando como en su pálida piel quedaron los dedos de la otra mujer gravados a fuego. Su mirada asustada se tornó salvaje y su quijada se contrajo de la ira que sentía en aquel momento. —¡Ve y muestrales el vídeo a todos en la universidad! ¡Muestrales como el degenerado de tu hermano abusó de mí! Dame el motivo adecuado para hundirte a ti y al bastardo de Rawson Winkler en prisión. ¿Acaso piensas que me importa lo que piensen de mi un montón de personas a las que ni conozco? Realmente no, nunca me ha importado el que dirán, así que ve y hazl

