James llegó a la clínica con el corazón apretado. Había pasado tantas horas sin poder pensar en otra cosa que en Dafne y en cómo habían llegado a esta situación. Cuando pidió ver a Dafne, una enfermera más que encantada le sonrió y lo guió a la habitación donde ella estaba hospitalizada. Al entrar, la imagen que se presentó ante él lo dejó sin aliento, no importaba cuántas veces la viera, la sensación sería siempre la misma. Dafne, se veía extremadamente pálida y delgada, estaba conectada a tantas máquinas, las cuales eran las encargadas de mantenerla con vida. Avanzó un par de pasos mientras su mirada melancólica se mantenía fija en ella, la enfermera lo observó en silencio pero no se atrevió a decir nada. Ante la intimidad del momento, la mujer decidió dejarlo solo y abandonar la habit

