DESPUÉS
—¡Cómo has podido!
Habría deseado mil veces que mi hermano Arsen se hubiese mantenido alejado de mi relación con Aba pero ahí estaba, a punto de saltar a mi cuello. En sus ojos la rabia se hace latente y por experiencia se que no me gustaría estar en mi sitio. Lo entendía completamente, yo era el primero en querer golpearme por haberme saltado las normas, podría hacerlo, podría golpearme a mi mismo, pero es completamente inútil y siendo honestos no me gusta perder mi tiempo.
—¿Cómo ha podido el qué?—Axel mira la escena confundido, primero mira a Arsen luego a mi, pronto su expresión cambia a una mucho más adecuada, el miedo se hizo latente en el rostro de mi hermano por la gravedad de la situación—¡Ha descubierto lo tuyo con Aba!—añade de mala manera con los ojos fuera de órbita.
—¿Tu lo sabías?—pregunta incrédulo Arsen encarándolo.
—Creo que ha quedado claro que si—afirma Usher viendo su perfecta oportunidad para meterse con Axel, blanqueo los ojos en un intento de parar una guerra entre mis hermanos por una obra mía. Lo último que necesitaba era eso.
—Cabrón, tu tampoco te libras—le responde Axel con una sonrisa malvada delatandolo.
—¡Esa boca, ángeles de dios! —brama Arsen con fuerza—¿¡Dónde he estado los últimos meses!?—se pregunta desesperado, sus alas aparecen en ese mismo instante, grandes y majestuosas, ocupan medio salón, son dignas del futuro sucesor del arcángel Gabriel. Nuestro querido y adorado padre.
—Arsen… Yo puedo explicártelo…—intento apaciguarlo sabiendo que es totalmente en vano, en los ojos de mi hermano la rabia se hace más que latente.
—¡Encima mientes!—afirma Arsen entre la desesperación y la incredulidad—¿En qué te ha convertido la tierra?¿Dónde está Arek, el soldado de dios? ¿O de verdad crees que eres Archie Hayek? —añade desesperado llevándose una mano a la cabeza negando, escupe sus palabras sin piedad. En el fondo le agradecía la dureza, había metido la pata hasta el fondo.
Mi nombre no es Archie Hayek, eso es una afirmación que en este punto de la historia se ha convertido en casi una mentira. Pero es mi verdad, mi nombre no es ese, no soy como ella, soy Arek, el hijo del arcángel Gabriel. Él no es Arsen es Hasiel, tampoco Axel y Usher Hayek, son Eliám y Zadkiel, somos los mejores soldados del ejercito del arcángel Mikael y los hijos de Gabriel.
Lo último que necesitaba mi hermano o la escena en general era ver una rubia deslizarse por las escaleras para mirarnos con los ojos fuera de órbita después de bostezar durante un par de segundos.
—¡No puede ser!—gime disgustado ante la joven—¿Los ángeles de dios han roto las 4 normas?—añade desesperado como si no quisiera creerlo. Entonces en una rápida maniobra bate las alas acercándose de golpe a la amiga de Axel, esta cae inconsciente en el mismo instante. Y por estas cosas es que los humanos no pueden vernos en nuestra forma original. Si con tan solo ver nuestras alas ya pierden el conocimiento…¿Qué harían cuando vieran lo que somos ahí arriba?
—Tu tienes que ir a estudiar para un examen de Biología y vas a olvidar todo lo sucedido en estos últimos meses—afirma serio ayudandola a levantar, en los ojos de la joven se ven confusión y miedo pronto son trasladados por un estado de hipnosis.
—Tengo un examen de Biología y no voy a recordar todo esto—añade mientras camina alejándose de nosotros.
—¡Veis lo que habéis hecho, ángeles de dios!—afirma desesperado colocándose en frente de nosotros una vez queda lejos—¡Zadkiel, recuerda las normas!—añade de mala manera mirando a Usher.
Este después de tragar saliva obedece a su hermano mayor.
—No maldecir, no dañar nuestro recipiente, es decir cuerpo con bebidas inapropiadas ni cigarros, no intervenir en el destino de los humanos y no enamorarse de estos últimos—añade sin quitar su expresión de horror.
Arsen asiente satisfecho, su sonrisa pronto se tuerce.
—¿Y bien?—pregunta—¿Cómo has sido tan miserable de aprovecharte de alguien en su estado? Yo de verdad pensaba que la estábamos ayudando quedándose en esta casa—añade poco después moviéndose de un lado a otro, la ira se convierte en decepción.
Yo soy incapaz de gesticular palabra, agacho la cabeza.
—Soy consciente de mi error, hermano—afirmo.
—¿A caso cambia el pecado que el pecador se reconozca a si mismo como pecador?—pregunta parándose en seco en frente de mi en sus ojos grises arde la tormenta. No, no lo hacía.
Entonces sin tragarlo ni beberlo mis alas se extienden de un lado a otro, mi hermano me mira sorprendido, Axel y Usher se mantienen en silencio.
—No hemos hecho nada ilícito—afirmo de mala manera—Aba es diferente—añado.
—Perdón, culpa mía. ¿Debería dejaros un par de meses más tal vez?—pregunta irónico.
—Hasiel…—pronuncio su nombre entre dientes, la ira estaba consumiendo uno a uno de mis poros. Jamás había sentido este sentimiento por uno de mis hermanos, tal vez porque jamás he sentido algo parecido a lo que siento por ella.
—Arek…—responde del mismo modo, nos miramos durante un par de segundos, y aunque nuestras miradas si podían provocar efectos en el cuerpo del otro nos mantenemos neutrales.
—Hermanos…—la voz de Eliám, Axel, se hace presente.
—No creas que me he olvidado de lo de la rubia—escupe Arsen sin voltearse a mirarlo.
—Hasiel, no seas duro con ellos—finalmente la voz de Usher se hace presente en el altercado.
—No te metas, Zad, no creas que ignoro que has estado maldiciendo pero claro tu falta ahora parece mucho más menor por la gravedad de las suyas, es lo que pasa cuando te juntas con pecadores—hace una pausa volteándose para verlo para finalmente mirarme de mala manera—¿Has quedado con ella, cierto? Si mal no recuerdo, hoy hará tres meses que os conocisteis…¿No es así?
—Para no estar muy metido se sabe mejor las fechas que tu—afirma con burla Axel antes de ser fulminado por Arsen y apoyado con diversión por parte de Usher.
Yo trago saliva con fuerza mientras asiento.
—Hemos quedado en nuestro refugio, ella se va a mudar con su mejor amiga en un apartamento que han encontrado en el centro para así prepararse para la Universidad—afirmo con desgana sabiendo que esos detalles poco interesaban a mi hermano.
—Bueno pues le harás un borrado de memoria, ¿o a caso alguien tiene una mejor solución?—pregunta de mala manera fulminando a mis hermanos.
Ellos esquivan mi mirada en busca de ayuda.
—Arek, tiene razón nuestro hermano y lo sabes—afirma Usher de forma solemne.
—Eso no es todo. Le borrarás la memoria a esa pobre muchacha y nos iremos de Black Sea—afirma tajante como si no admitiera ni una replica, a pesar de que los ojos de Axel, Usher y míos ya estaban fuera de órbita.
—Sí, si queréis mantener vuestra estancia en la tierra ángeles de dios nos iremos a otra ciudad, no vamos a incordiar más la vida de personas inocentes—afirma contundente.
—Pero…—ni siquiera soy capaz de argumentar de forma lógica, creo que he perdido esa capacidad des del día en que la conocí. La perdí ese mismo día al ofrecerle vivir en la misma casa que yo.
Por dios…¿Cuando ha sido el momento en qué he perdido el control? ¿Qué se supone que debo hacer? Los angeles hemos sido creados para servir a dios, carecemos de algo llamado libre albedrío, todo lo que hacemos está escrito. Bajar la tierra ha hecho que pierda el foco y ahora el foco me importa bien poco si no la alumbra a ella. Estoy profundamente enamorado. Estoy seguro de ello, aunque suene imposible y tal vez sea mi firma en el contrato de mi muerte, o la perdida de mis alas, que viene a ser lo mismo.
Se que estoy errando. Se que he errado pero no quiero dejarla ir. No quiero pero debo hacerlo. Debo hacerlo no por mi sino por mis hermanos. Una cosa es condenarme al fuego eterno de la miseria del infierno y otra distinta es condenarlos a ellos, a los ángeles de dios, los mejores guardianes del ejercito de Mikael, a arder conmigo.
—Tienes razón, Hasiel, voy a hacerlo. Voy a borrarle mi recuerdo a Aba y desapareceré de su vida. Nos iremos de aquí—concluyo, mis alas se esconden de nuevo y al terminar mis palabras siento que mi alma también.
—Bien—sonríe esperanzado mi hermano—Sabía que entrarías en razón, después de todo eres el sucesor de Mikael, todo un titán de hierro—añade en un intento de ablandar mi corazón con él, se que es su forma de disculparse. Si había algo que resultaba ser el punto débil del futuro sucesor de padre, el mensajero del cielo en la tierra, éramos nosotros. Después de todo éramos el regalo de dios a padre, el arcángel que le pidió a dios sentir la bendición de ser padre. Ahí es donde entrabamos nosotros, los ángeles de dios, Hasiel, Eliám, Zadkiel y servidor, Arek.
(***)
Camino sigiloso por el puente de madera después de haber pasado por el bosque tenebroso, así es como Aba lo había apodado, no hago ruido como siempre. Quiero verla leer sus libros favoritos en silencio, como siempre, pero seguramente hoy sea la última vez que pueda hacerlo.