Capitulo 3

2905 Words
Unas se deslizan por el tubo, otras de las chicas hacen movimientos en el suelo, el resto simplemente piensan en como seducir a los hombres adinerados. Vanessa y yo elegimos una canción tal cual la quiere Loras, sensual. Estamos ensayando desde ayer como nos lo pidió Dev, hoy es miércoles y abre el bar, por suerte nuestro jefe me pidió cubrir a una de las chicas de la barra, así que hoy Rose no bailara sobre el escenario. Ninguno de los clientes que vienen a este lugar conocen mi rostro. Esto se debe al antifaz, al maquillaje y peinados que llevamos a la hora de bailar. No muestro mi cabello natural, siempre llevo pelucas de diferentes tonalidades, los antifaces me cubren muy bien, y llevo lentillas siempre que me toca bailar. – ¿Estás segura que puedes con esto? –Dev me habla mientras preparo un trago y se lo entrego. –A ver, pruébalo tú mismo –él sonríe y toma un sorbo, me guiña. –Delicioso –se da un sorbo más. –Sin duda alguna puedes con esto, quizás –hace una pausa, se pone pensativo. –Puedas trabajar unos días en la barra y los días más fuertes sobre el escenario, ¿te parece si lo pienso? – ¡Por supuesto! –me inclino hacia él, le doy un corto abrazo. –Gracias Dev, gracias. –A ti, Maia –comenta. –Cada vez me sorprendes más, ya veo porque Loras está detrás de ti todo el tiempo. –Dev... –ríe y con un leve asentimiento, se marcha. Pienso en otros tragos y cocteles que puedo crear y me pongo en eso. ... Por suerte he traído algo de ropa y estoy lista para comenzar sirviendo tragos. La blusa de tiros esta debajo de una chaqueta de cuero que me presto Vanessa, un jeans color n***o y unas zapatillas blancas, mi cabello en una media cola alta y el resto suelto. –Toma, con esto, te verás totalmente sensual –Vanessa me entrega unos lentes con cristal transparente y montura color n***o. –No son de lectura, son más, para pavonear –ríe. –Gracias por aclararlo, ya te iba a decir que no tengo problemas en la vista, Vanessa –niega. –Estarás más intelectual y sexy –reímos y me los coloco. – ¿Y bien? –Ufff, yo te doy, Maia, te doy sin contemplaciones. – ¡Hey! –reímos a carcajadas. –Ya vete, debes arreglarte, tu abrirás la noche, ¿no? –Sí, ya debo terminar de arreglarme, lo harás bien, ¡Suerte! Le guiño, Vanessa de inmediato se marcha y yo me quedo con los otros chicos de este lado del bar. Me doy media vuelta, me arreglo el cabello solo un poco, y me doy el visto bueno. Desde este punto, la verdad es que no me acerco nada a lo que de verdad soy, una bailarina de este bar. Me acerco a los chicos, hablo algunas cosas y me explican los tragos más solicitados del bar. Las luces descienden un poco y las puertas de Moonligth están abiertas, música para darle su toque al bar y luces de colores por todo el lugar. –Mucha suerte, hermosa –las palabras de Loras al pasar a mi lado me hacen sonreír y él se va hacer a su puesto, decidir quién entra y quién no. Se lo disfruta siendo honesta, es quien lleva el mando y mantiene el bar lejos de personas que puedan causar problemas. Le encanta y se divierte de solo ver como suplican para entrar y ver a las chicas bailar A nuestro querido Loras no le agrada mucho trabajar en este lugar, pero es la mejor ayuda para su padre. No le gusta el ambiente, pero acepta las reglas de su padre y da lo mejor que puede para que las cosas marchen, bien. Piensa muy diferente a su padre, pero respeta cada decisión de Dev, tienen sus momentos donde discuten, pero se apoyan el uno al otro, son como cadenas de acero, difícil de romper. Ya los clientes comienzan a entrar, unos vienen a pasar la noche viendo a chicas bailar, otros a irse con alguna por unos minutos, incluso vienen grupo de chicas a tomar y pasarla bien. Son tantas caras conocidas a las cuales les gusta gastar su salario en un bar como este. Es como ver a mamá gastar el poco dinero que le entrego en una maldita botella. –Hola, ¿me preparas cuatro margaritas bien fuertes? Porfa –espabilo, observo a la chica delante de mí. –Lo siento guapa, pero no servimos margaritas, disculpa –Leslie mi compañero, le habla y yo de inmediato lo aparto. –Claro que preparamos margaritas –me mira fijo, yo le guiño –No te preocupes soy experta preparándolas –susurro, Leslie me da un choque con su cintura, yo me pongo hacer lo mío. Comienzo a preparar las margaritas para el grupo de chicas, y los chicos observan cómo se hace. Les sonrió de lado y ambos me aplauden al ver lo rápido que fue, entrego las bebidas y la chica se marcha con ellas. –Tú nos enseñas y nosotros te enseñamos ¿vale? –asiento. –Trato hecho. Reímos, nos ponemos en lo nuestro, la noche pinta muy buena y movida. ... Vanessa abrió la noche sobre el escenario y vaya que lo hizo muy bien. Leslie no quitaba la mirada de ella y con tan solo observarlo es obvio que le gusta. Entregamos cervezas, cocteles y muchas margaritas más. El bar va muy lleno la noche de hoy, aunque es mitad de semana, la buena música logra que baile un poco desde mi lugar y me divierta con los chicos. De este lado del bar, todo es muy distinto, es más alegre y menos forzoso a diferencia de cuando debo bailar. Volteo a un lado, en dirección a la entrada y un grupo de chicos entran. Buscan una mesa vacía y uno de ellos camina hasta la barra, se sienta y pide un trago de tequila, se lo entrego y lo toma de golpe. –Preciosa, ¿se encuentra Dev? Soy quien celebrara su cumpleaños este sábado –asiento. –Si claro, espera un momento enviare a uno de los chicos a informarle que estas aquí –sonríe y camina de vuelta a donde están sus amigos. –Ricachón a la vista –susurro, me acerco a Leslie. –Ve por Dev, quien me hablo hace un momento es quien celebrara su cumpleaños aquí, así que... –De inmediato, ya vuelvo. Asiento y dándome media vuelta me entretengo acomodando algunas copas y botellas a medio terminar. Por el rabillo del ojo, observo a mi otro compañero ir y venir y me quedo haciendo lo mío, tener las encimeras despejadas. – ¿Hola? –me detengo de golpe. – ¿Me puedes atender? –veo a ambos lados, ¿y este Calvin que se hizo? Me giro, mi corazón se salta un latido – ¿Me puedes servir un trago de whisky? –trago grueso. –Si claro, ya sirvo tu trago –me giro de inmediato y con manos temblorosas lo hago, siento una extraña sensación invadirme por completo, es él, es... –Disculpa, solo dos de hielo –hago lo que pide, me giro en su dirección, le sirvo su trago. –Gracias, preciosa –asiento, este entrecierra sus ojos, me mira fijo, enarca una ceja y sonríe. – ¿Nos hemos visto antes? ¿verdad? – ¿Tu y yo? –asiente levemente, se da un sorbo de su trago, relame sus labios. –No creo... – ¿Segura? Es que creo que te he visto –suspira, cierra sus ojos, con un gesto pensativo, le da un repentino golpe a la encimera. – ¡La chica de las toallas! –intento que eso no me haga reír, reprimo una sonrisa. – ¡Mierda! Disculpa, soy tan... – ¿Indiscreto? –sonríe. –Descuida, ni que fuera algún tabú eso de la menstruación –me encojo de hombros. –Tu... Y me detengo de inmediato porque el sonido del micrófono llama mi atención y todos se enfocan en la tarima. – ¡Y aquí esta! ¡Renata! Haunted de Beyoncé comienza a sonar y Renata sale totalmente dispuesta a todo o todos. Ella va sin antifaz, toda la ciudad la conoce, ama este trabajo, no ocultaría lo que le gusta tanto, ni siquiera se colocaría un apodo, ella es feliz así y qué más da. –Que desperdicio de mujer... –este hombre voltea y me mira. – ¿Desperdicio? ¿Por qué? –Por lo bonita, radiante y escultural que es, lastima, trabaja aquí. –Oh, vale, comprendo –se da un sorbo más, asiente. –No te había visto aquí –comenta. –Soy nueva, comencé hoy, exactamente. –Bienvenida entonces –su mirada intensa. –Gracias –me encojo de hombros. – ¿Vienes muy seguido? –niega. –Muy poco. Ambos nos quedamos en silencio, la música es escandalosa, al igual que el bullicio que los hombres hacen al ver a Renata sobre el escenario. Necesito que alguien corte esta jodida intensidad entre el guapísimo hombre de la tienda y yo, porque es que, mierda, es tan precioso. –Soy el mejor amigo del cumpleañero y vine acompañarlo –dice en un tono de voz alto, para así lograr escucharle –Por cierto, y siendo un poco honesto, preferiría verte a ti sobre ese escenario que ver a Renata, la verdad –me toma por sorpresa la familiaridad de como suena el nombre de Renata en su voz, ¿acaso?... – ¿La conoces? –asiente y toma de su trago, lo termina. –Fue mi cuñada –confiesa. –Salía con mi hermano mayor, solo que ella prefirió este mundo y no a él, es un poco tonto, ahorita sería una mujer importante, pero solo eligió ser una más de la vida nocturna –asiento y escucho que piden un trago con prisa lo preparo y vuelvo una vez con él. – ¿Y tú? ¿Te involucrarías con una chica que tiene una vida como la de Renata? –sus cafés miran mis grises y diablos me encanta su mirada. –No, bueno no tengo nada en contra de esta vida, pienso que algunas lo hacen porque necesitan realmente el dinero, pero Renata... –hace una pausa. –Solo lo hace por deseo y por qué le gusta esta vida, pero, siempre hay un, pero. – ¿Cuál? –Es que, de tan solo imaginar que un montón de hombres hambrientos por ver piel y movimientos sensuales, lleguen a mirar a mi chica sobre un escenario, sin duda no lo soportaría, ella solo sería mía y de nadie más –su mirada es intensa, fija, y me pasa a incomodar solo un poco. –Es mi pensar, claro. –Vale, vale, entiendo –comento. –Espero que nunca puedas pasar por eso, y que tu chica sea una de tu nivel, no una simple bailarina –tomo su vaso y le sirvo otro trago sin que él me lo pida, se lo entrego. –Aunque... –le miro a la expectativa, sonríe. –Ahora me están comenzando a gustar las bartender –rio un poco, niego. En segundos toma todo su trago de whisky y tomo su vaso para volverle a llenar, niega y entrega el dinero de los dos tragos. Me sonríe y hace señas a sus amigos con su mano mientras su mirada esta sobre mí. –Debo irme, fue un placer hablar contigo, ehm, ¿tu nombre? –Maia, mi nombre es Maia –toma mi mano y acaricia el dorso de mi mano. –Un placer, Maia, yo, soy Stefan –besa mi mano. –Nos vemos pronto –me guiña, chao. –Chao, Stefan, feliz noche. Y sin más, se marcha del bar. Hubiera deseado que se quedara un poco más, es muy agradable hablar con él, solo con Loras tengo buenos temas de conversación, pero con Stefan logre más que eso, disfrute mucho de su compañía, aunque fue solo un momento. –Ese que se fue, bueno, su familia realmente tiene más dinero de lo que tiene el chico que celebrara su cumpleaños en este lugar –la voz de Leslie a mi lado llama mi atención. –Ojalá todas las personas con dinero fueran como él, agradable y cero presumidos –mi compañero sonríe y asiente. –Mucha razón –comenta. –Maia te gusto ¿no? –niego. –Oh no, no, no, no, para nada simplemente fue agradable y ya. –Bien, continuemos con la jornada. –Vale, continuemos. Yo ni siquiera pienso en este momento en una relación o si de interesarme sentimentalmente en alguien. Además, quien querría enamorarse de una bailarina como yo, solo en películas y libros ocurre eso, ¿no? ... La noche se terminó en el bar Moonligth, Leslie se encarga de cerrar caja y yo lavo los vasos junto a Calvin mi otro compañero de barra por esta noche. –Rose, estoy totalmente impresionado, a las chicas les gustaron tus margaritas, no sabía que tenías esos dotes, hermosa –escucho atenta a Dev. –De mi cabeza no saldrá la idea en que trabajes con los chicos sirviendo tragos –sonrió. –Oh no, creo que el jefe tiene favorita nueva –escuchamos a Renata quien ya viene con sus cosas para marcharse. –Renata, deja de escupir veneno y termina de irte –Dev le mira fijo. –Si sabes que este tipo de comentarios no me gusta, ¿ok? –nuestro jefe se coloca de pie, le mira fijo. –Limitaciones, Renata, limitaciones, ¿bien? –y pasa a su lado, tomando camino a su oficina. Renata se las sabe todas, espera unos segundos más para continuar hablando y hablando. –Cuéntame, Maia, ¿tendrás una doble vida? ¿bartender y bailarina? Sabes, voy a disfrutar tanto cuando Stefan lo descubra, él aborrece a las bailarinas como tú y como yo –tomo una bocanada de aire, le miro fijo. – ¿De qué va el mencionarlo a él? Solo tomo algunos tragos de whisky, nada especial –me acerco a ella, me detengo y me inclino un poco para que solo ella me escuche. –Quizás, por algo abúrrese a las bailarinas, ¿no? Si tú eres la principal razón de eso, elegir el baile y la prostitución en vez de un chico que te quería, que mala decisión, Renata. El fuerte empujón con el que me aleja me pone en alerta y su mano derecha es estampada en mi mejilla. Algo reacciona en mí y en un cuarto de segundo la tiro al suelo tomándola del cabello y comenzamos una pelea de mujeres un poco más fuera de lo normal. Golpeo su mejilla y ella tira de mi cabello, unos brazos de pronto se afianzan alrededor de mi cuerpo y sabiendo que es Loras, al sostenerme me levanta del suelo, forcejeo con él, Vanessa me habla, pero yo no escucho nada, solo quiero golpearla aún más. – ¡Eres una maldita salvaje! –Renata limpia un poco de sangre en su labio y arregla su cabello. – ¡Para que entiendas de una vez por todas, que no soy tan frágil como tú dices! –me suelto del agarre de Loras. –Y te lo advierto y escucha muy bien, no te atrevas a molestarme porque será aún más peor. Loras me lleva detrás del escenario y mi respiración esta agitada. Mis manos tiemblan, arreglo con enojo mi cabello, camino de un lado a otro, siento algo liberador dentro de mí, irónicamente sonrió. – ¡La mejor pelea de todas! Bien hecho Maia–Vanessa brinca en un pie y Loras esta de brazos cruzados y ceño fruncido. –Debías jalarle el cabello, ¡Dejarla sin extensiones! –sonrió ante esto, niego. –Debiste... –Déjanos solos Vanessa –ambas observamos a Loras, Vane no dice nada y se marcha. –Pelear no es la solución Maia. –Y entonces ¿Qué? ¿dejarme amedrentar por Renata? ¿Cuánto más, Loras? –Lo sé, lo sé, pero... –hace una pausa, me mira fijo. –No lo vuelvas hacer Maia, no actúes como ella, con los golpes que le diste, creo que no le quedaran más ganas de molestarte, ¿bien? –Ok, está bien. –Maia... Le miro fijo, asiento y sus lindos ojos de color tienen ese brillante de siempre. Su mano derecha ahueca mi mejilla y así de la nada y sin más, une sus labios con los míos. La cercanía, la sincronía y quizás la curiosidad logran que disfrute solo un poco y de inmediato lo alejo. Me siento realmente mal con esto, no quiero confusiones con Loras, yo no puedo aceptarlo, no cuando es tan bueno y yo la verdad, no siento nada por él. –Lo siento, yo, Loras, yo, lo siento, no... Y salgo con prisa pasando a su lado y en silencio. Siento algo en mi pecho, quisiera decir que es una bonita sensación, pero no es verdad, es algo como un poco más triste, me siento mal por esto, Loras nunca había llegado tan lejos y esto, esto la verdad, no puede ser.
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