Capitulo 4

3185 Words
Llego el fin de semana y con este, la fiesta de cumpleaños en el Moonligth. Yo haré mi baile con Vanessa y luego serviré tragos, fue algo acordado con Dev. Debo estar antes de que el bar abra, no pueden saber que Rose y la chica de la barra es la misma persona, ya nos la ingeniaremos si alguien hace preguntas. Estoy preparando la comida para luego separarla por porciones, ahora que mi trabajo es doble, como bailarina y sirviendo tragos, trabajare más fuerte y debo asegurarme que Leonard tenga su comida del día. Él está entusiasmado caminando de un lado a otro por la fiesta que tendrá de su clase y por el simple hecho de que se le confesará a su amiga. –Toda ira bien, no entiendo porque te preocupas tanto –se detiene y me abraza por detrás. – ¿Crees que yo le guste Maia? Por Dios sería una burla si así no fuera –tomo sus manos y volteo a verle. –Claro que sí, ¿Quién no estaría interesado en un chico tan tierno y guapo como tú? –bufa y camina hasta la nevera. –Karen, ella de seguro no –niego y continuo en lo mío. – ¿De cuándo acá mi hermanito es pesimista? –toma un vaso de jugo y se sienta mientras me observa. –Maia, ¿A ti no te gusta un chico? –me quedo perpleja y carraspeo a los segundos. –Pregunto, porque estas en edad de tener una relación, ¿no? –Sí, tengo la edad, pero no tengo a alguien que me guste –me encojo de hombros, volteo a verle. –Ya llegara alguien. –Debes contarme a mi primero, ¿ok? A mí, no a Vanessa –reímos, asiento. Continúo cortando las verduras, me pierdo por un momento en mis pensamientos, la imagen fugaz de Loras dándome un beso se pasea, doy un respingón en mi lugar. – ¡Mierda! –me corto un poco el dedo índice y rápidamente lo cubro con una servilleta –Vaya, vaya, ¿Estas en otro planeta o pensando en alguien? –revoloteo los ojos, le miro nuevamente. –Leonard, cállate. Este ríe a carcajadas y al acercarse y dejar un beso en mi frente, sale de la cocina. Solo me distraje, pensando en lo ocurrido con Loras, obvio, pero es que, aun no puedo creer que Loras me beso aquella noche después de la pelea con Renata. Desde ese beso, estos días lo he ignorado un poco, no entiendo por qué, la verdad no debería ser así con él, solo debo ser sincera y ya, no irme con tontos rodeos. Vuelvo a la comida, pero de pronto me quedo viendo un punto fijo, la sonrisa y mirada de Stefan de pronto me nublan los pensamientos. –Espabila, Maia, espabila... –susurro a la nada, me entretengo en lo que hace un momento hacía, la comida.   ...  –Promete que me llamaras para pasar por ti, no volverás a casa tu solo por la madrugada ¿bien? –Leonard asiente y termina de arreglarse. –Por favor, no quiero que te pase algo, ¿me lo prometes? –Sí, lo prometo Maia –se acerca me da un corto abrazo. –Tu cuídate, te quiero, ya vete o llegaras tarde. Asiento con prisa y sin más salgo de casa. Mamá de seguro está apostando dinero para luego comprar su maldito alcohol, no le vimos en todo el día y al menos hoy no tuvimos sus desagradables comentarios. Son cerca de las siete treinta de la noche, pero debo prepararme para el show y debo llegar mucho antes que esas personas. No quiero que nadie me vea, quiero mantener oculto mi trabajo de bailarina, por lo menos por un tiempito más. De la mente no se me sale el solo hecho de que probablemente Stefan vaya hoy, sacudo mi cabeza para alejarlo de mis pensamientos, mientras subo en el autobús que me lleva a la calle donde está mi trabajo. No estoy para pensar ni en él ni en nadie, ¿Qué me pasa? Ya basta de las novelas que me hago, que ridículo.   ...  Logre el llegar a tiempo y antes de entrar, me encuentro con mi mejor amiga quien está tratando de buscar su móvil en la cartera. Es gracioso, puede que en unos minutos lo lance contra el suelo. –Maldición, donde diablos me escondió Nasska mi móvil –la veo discutir con ella misma y se calma cuando encuentra su móvil. –Esta niña me va a matar, me va a matar. –Cuidado te infartas, Vanessa –voltea y me mira, sonriente me saluda con un beso en la mejilla y un abrazo, como siempre tan cariñosa. – ¿Nasska haciendo de las suyas? –Es el padre de Nasska, quiere ver a la niña, pero es imposible, ella ni siquiera lo quiere ver –entramos al bar y caminamos hasta nuestro camerino, como ella lo menciona. –Escondió muy bien mi móvil para que no lo contacte, ¿puedes creerlo? –sonrió. –Muy inteligente –me mira fijo. –A veces me sorprendo de la astucia y habilidad de esa niña, creo que será parte de la Nasa en algunos años, que se yo –rio al escucharla y comenzamos a prepararnos. –No puedo obligarla a algo que no quiere, pero no quiero problemas con su papá y comience con eso de que soy yo, quien no quiere dejarle ver a la niña. –Vane –nos vemos a través de los espejos. –Coméntaselo, déjale saber que es Nasska, quien no quiere compartir con él. –No me creería, lo conozco. –Nada pierdes, inténtalo –sonríe y asiente, volvemos a lo nuestro. En el vestuario que me regalo Kelly, venia un traje color purpura con mucha lentejuela, un antifaz que hace juego y yo tengo los tacones que irán bien con dicho traje. Me lo coloco y me veo en el espejo, es como si algo hiciera falta junto con el traje, pero ¿qué? –Ten, esto quedara perfecto –Vanessa llama mi atención y llega al rescate, me da par de mallas con agujeritos no muy grandes, color blanco. – ¿Crees que quede bien? –ella asiente y se comienza a vestir. –Mierda, lo olvidaba, aquí están –me entrega unas lentillas de color verde. –No los olvides. –Gracias, detesto las lentillas, pero ya sabes, intento no ser tan notable –Vanessa asiente, se acerca. –Esto es, inquietante. –Ven yo te maquillare –me siento frente al espejo de Vanessa y ella comienza hacer lo suyo. Sombra color lila y un purpura brillante, delineado oscuro, pestañas postizas, rubor, labial rojo, cejas muy bien maquilladas, loción con destellos en todo mi cuerpo, y lentillas puestas. –A veces no sé porque me maquillo tanto, si muy poco es visible –comento. –Estas muy hermosa, así que... Ambas vemos el reloj y son cerca de las diez, arreglarse para bailar por unos minutos te lleva rato. Al menos Vanessa se arregla rápidamente, ella no necesita ocultar tanto como yo, yo si es necesario debo llevar un kilo de maquillaje encima, que realmente es poco notable. – ¿Crees que estos queden bien? –Vanessa mira los tacones color blancos totalmente cerrados con algunos detalles brillantes. –Oh Dios, pero que lindos –ella los toma y sonríe al verlos. – ¿Si verdad? Venía en las cosas que me regalo Kelly. –Están preciosos, de verdad. Tocan a la puerta y al aparecer Loras, sonríe al vernos. –En cinco minutos chicas, suerte, el lugar esta que explota –antes de que cierre la puerta yo me apresuro y tomo su mano. –Loras ¿Crees que podamos hablar luego de la jornada? –asiente y se marcha. Yo coloco mis zapatos y busco el antifaz, me lo coloco y me miro al espejo. Solo falta colocar mi peluca rubia y listo, fue una sugerencia de Dev y creo que tiene razón, debía cambiar de tonalidad. – ¿Lista? –asiento al escuchar a Vanessa, salimos del camerino. Escuchamos que aplauden y silban a nuestra compañera, Sunshine, a veces quisiera preguntar porque diablos esos sobrenombres, yo no quería tener uno tan extraño, así que decidí ponerme Rose. Así me decía papá, mi linda rosa o rose, siempre me decía que yo era la rosa más hermosa de su vida y por eso opte por ese sobrenombre.  – ¡Maia! –Vanessa chasquea frente a mis ojos y salgo de mis pensamientos. – Si, ¿sí? –Ya nos nombraron, ¿Estás lista? –Oh, sí claro, vamos. Subimos los tres escalones que dan con el escenario y nos detenemos detrás de la tela negra. –Saben gente, todas las chicas son unas hermosuras, pero hoy, si, hoy, dos de mis favoritas, los harán enloquecer –sonrió ante las palabras de Dominic, el Dj del bar. – ¡Hoy, como sorpresa a nuestro cumpleañero de la noche, les tenemos sorpresa doble, Pycat y Rose, un fuerte aplauso! Todos gritan, todos aplauden, le damos la señal a nuestro Dj de colocar la música y asiente. Fever, de Dua Lipa, comienza a sonar por todo el local, nosotras salimos caminando de a poco, al ritmo de la música. En cuanto la voz de Dua Lipa se escucha, Vanessa y yo bajamos sensualmente y nos arrodillamos frente a todos. Chicos guapos, hermosas miradas, unos con picardía, otros con interés, todos nos miran y sonríen, unos aplauden otros solo están viendo nuestro baile, veo todo el lugar y esa sensación aparece, doy con esos ojos color café. Mis manos se cruzan delante de mi abdomen y sacudo mi peluca rubia, me deslizo por el escenario y luego me quedo boca arriba. Vanessa y yo logramos tener buena sincronía y nos colocamos de pie. Caminamos a cada costado, yo quedo exactamente donde se encuentra él, a una considerable distancia, solo observando. Lleva una camisa de vestir blanca doblada hasta sus codos, unos jeans color n***o y está sentado junto a sus amigos, su cabello castaño estilizado hacia atrás, un cigarrillo en su mano derecha, un vaso de whisky en la otra y sus ojos en ¿Mi? Rodeo el tubo y al darle una mirada a Vanessa, lo trepamos y comenzamos hacer pool dance, –gracias Dev, por pagar el curso–, hacemos algunas maniobras y volvemos al escenario. Llevo mis manos por encima de mi cabeza y me deslizo hacia abajo con sensualidad. Mientras, lo observo a él, es como si solo bailo para él, como si todo se evapora y solo somos el castaño y yo. Mira a ambos lados y de seguro se da cuenta que mi mirada está solo posada en él. Corto todo contacto visual con él, una llama me quema por dentro y siento como unas ansias me hacen querer bailar lo más sensual posible, pero solo para él ¿Qué me pasa? Me acerco a bailar junto a Vanessa y dar por finalizado el baile, los chicos se vuelven aún más locos. Es como si su fantasía fuera ver a dos chicas manosearse, pero eso no lo verán hoy. Solo bailamos y nos sonreímos al vernos, Vanessa me toma del antebrazo y me voltea. –Ese hombre guapo esta embobado, solo mira a donde ha llegado –me susurra, me da media vuelta y me abraza desde atrás. –Carajo, Maia... –lo veo de pie cerca del tubo donde bailaba hace un rato. –Menudo hombre... –Ya, cállate –reprimo una sonrisa y la canción por fin finaliza. Nuestro respirar es acelerado y claramente estamos cansadas de ese magnífico baile juntas. El bullicio es realmente escandaloso, los aplausos, los silbidos, todas las miradas sobre nosotras y el dinero sobre el escenario. Uno de seguridad que cuida de nosotras se encarga de recoger nuestro dinero y nosotras pasamos a salir del lugar, pasando detrás de la tela negra. – ¡Oh Dios! ¡Maia! Que jodida sensualidad cariño –mi pecho sube y baja por mi respiración descontrolada y acelerada. –Que, ¡Ardiente! –reímos. – ¿Que hice? –me dejo caer en el sofá y miro a la nada. –Yo, lo mire en casi todo el baile. –Provocaste a ese hombre, eso hiciste, cariño –miro a Vanessa dar saltitos mientras ríe. –Es precioso. –Hermoso, querrás decir –se sienta a mi lado. –Me gusto verle solo a él, no lo sé Vanessa, me olvide del resto. –Nunca le habías bailado de esa manera a un cliente, porque es obvio, solo bailaste para él –es cierto, primera vez que hago tanto contacto visual. –No sé qué me ocurrió, pero me gusto –Vane sonríe con picardía y emocionada. – ¡Mierda! Maia –se coloca de pie. –Cámbiate, debes ir a trabajar en la barra. –Carajo, lo olvide. – ¿Y cómo no? Si ese bombón te tiene perpleja –niego ante esto, le lanzo un cojín. –Mejor me cambio –Vanessa me guiña. –Si, mejor me cambio.   ...   Arreglo mi cabello caoba y coloco mi ropa normal para trabajar, llevo unos jeans rasgados, una blusa color verde, mi cabello con ondas y un maquillaje ligero después del exagerado que llevaba. Aunque mi rostro siempre va oculto detrás de un antifaz no quiere decir que no deba maquillarme eso me hace parecer otra persona, de un modo u otro. Quito mis lentes de contacto y coloco esos lentes que me dio Vanessa la otra noche, coloco mis tenis negros y salgo por la puerta trasera. Entrare por la delantera y pasar desapercibida, fue idea de Dev, todo un procedimiento para ocultar mi otro trabajo. –Hola Loras –me mira y sonríe, hay un montón de personas fuera esperando para entrar. – ¿Qué tal Maia? Ve, te necesitan los chicos –asiento y entro. Los chicos sonríen al verme y entro a la barra, ellos me saludan como si recién llego, –fingiendo demencia nivel Moonligth–. Coloco mi delantal en la cintura y comienzo a preparar tragos, todos disfrutan de la noche y yo bueno, yo debo continuar trabajando de este lado. –Tú y Vanessa sin duda son el boom de la noche, no imaginas como han venido chicos a preguntar por ustedes –Calvin susurra en mi odio y asiento. –Estuvieron esplendidas. – ¿Lo hicimos bien? –asiente y sonríe. –Gracias Calvin. –Sabes, el chico de cabellos castaño quedo muy bobo con ese sensual baile que le has dedicado –lo miro por el rabillo del ojo mientras me habla. –Estaba más que muerto, mujer –reímos. –No baile sensual para él, solo hacia mi trabajo, ¿no? –Leslie me mira con cara de –si claro Maia– y yo vuelvo a reír. Preparo tragos de varios tipos, los coloco sobre la encimera y así puedan tomar los invitados del cumpleañero. Todos son a simple vista personas adineradas, su forma de vestir, perfume del costoso y su aura, lo trasmite, yo solo puedo ver la lujuria en su rostro, solo eso. Las luces del escenario se encienden y Dev sale al escenario, todos gritan y aplauden y él solo sonríe victorioso de tener la casa llena. –Que tal, chicos, espero que la estéis pasando bien, pero ¿Qué les parece si vemos otro show? –todos gritan nuevamente eufóricos y aplauden. Bang My Head de Sia comienza a sonar y Renata sale a escena. Lleva un vestuario algo diminuto, pero no puedo negar que tiene un cuerpo envidiable, un extravagante maquillaje, pero que la hace ver sexy. Se sienta sobre una silla, y hace movimientos jodidamente sexys –tiene sus dotes, no hay que negarlo–, todos gritan y le tiran dinero, ella se levanta y camina por todo el escenario. –Guapa, ¿no?  –salto al escuchar su voz muy cerquita y aparto mi vista del escenario, para verlo a él. –Stefan, hola… –me mira, y joder, que sexy se ve ahora con su cabello desordenado. – ¿Qué tal? –Preciosa, todo bien, creí que no trabajarías hoy –sonrió. –Se me complico el venir, pero acá estoy. –Entiendo, yo estoy un poco descolado en este momento, para ser sincero –lo miro y asiento. –Osea, hace un rato un par bailaron, y mierda, una de ellas, que encanto de mujer –le miro fijo. – ¿Hablas de alguien en especial? –asiente y entrega su vaso vació. –Rose... No la había visto nunca, pero, mierda, repito, que mujer –sirvo un trago, se lo entrego. –Es, escandalosamente, magnifica para bailar, ¿sabes de quien te hablo. –Si –me observa fijo, espabilo. –Si claro, Rose, es muy buena persona. – ¿Le conoces? ¿Hablas con ella? Disculpa es que, es increíble. –Tranquilo, Stefan, la verdad es que, hemos cruzado una que otra palabra, pero es muy agradable, de verdad. Los chicos me piden ayudan y disculpándome con Stefan, me entretengo en otros clientes y me olvido un poco de él. Renata baja del escenario y todos aplauden, yo me cruzo de brazos y bufo. –Maia –escucho su voz una vez más, me acerco. –Sí, dime –él me muestra su vaso nuevamente vació y yo de inmediato le sirvo más whisky. –Discúlpame, te evadí con preguntas acerca de esa bailarina. –Descuida, siempre preguntan mucho por ella–trago grueso y su mirada se engancha con la mía. –No somos amigas, pero repito, es una chica agradable, soy nueva aquí y bueno, no tengo mucha amistad con todas las bailarinas –asiente y bufa. –Yo quisiera conocerla –mi corazón se salta un latido, lo miro. –No lo sé, no sé porque, es solo, curiosidad. – ¿No que las bailarinas, no te van? –ríe y asiente. –Tienes razón, pero bueno, no le daré importancia, a fin de cuentas, no suelo venir a estos lugares y de seguro solo tuve la oportunidad de verla hoy –sonrió cabizbaja. No sé porque me siento de esta manera, algo quizás decepcionada o emocionada, no lo sé, es solo quizás porque, a él le gusto, Rose. –Sí, entiendo, lástima que no frecuentas mucho por aquí, eres mi cliente favorito, supongo –le miro. Antes de que él pueda decir algo sus amigos vienen por él y se lo llevan, yo me quedo allí mirando cómo se divierte. Me entretengo limpiando algunos vasos y de pronto siento una mirada sobre mí, volteo a ver y es Stefan que me mira desde lejos, esboza una sonrisa. – ¡Mierda! –mascullo. –Porque estas como un tractor, estúpido corazón –susurro y no quito mi mirada de él. –Ya detente, ya.
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