Estaré Contigo Hasta el Final

3110 Words
Jordán Estación de tren... —Son las dos de la tarde, y las visitan son de tres a cinco, creo que eso es suficiente para mí —entre al tren, aun con los nervios de punta. —Joven, ¿Esta bien? —me pregunto un señor, que estaba dentro del ferrocarril. —Ja, ja ¿Por qué lo pregunta señor? —. —Porque has hablado solo en estos momentos —respondió con voz áspera. —Oh, ja, ja que vergüenza —me sobe la cabeza, recién me había percatado. Creo soy un tipo raro. —Apúrate, antes que cierren la puerta —me dijo, ya sentándose en el último sitio libre que quedaba, así que solo atine a quedarme parado. —Está bien...—. Pasaron tres largos meses para volver a verla, y no sé si ella esté dispuesta a verme. Después de todo, yo fui quien le hizo daño, ni siquiera pude disculparme...pero, no es el momento de ponerse triste; mejor dicho, es momento de sonreír y pedirle una disculpa a Alessandra. Quizás tiene varias cosas que explicarme ¿Por qué no me conto antes? Yo hubiera aceptado tranquilamente; tal vez me hubiera puesto triste, pero sé que ella saldrá de esto, debe ser así. Ayer, mi mamá me comento sobre algunas cosas.     —¡¿Que?! ¡Ella está en el hospital! ¿Cómo? —. —No lo sé completamente, pero mañana iré otra vez...—. —Está bien, hijo. Solo, que estoy confundida.   Emilia le dijo esa vez, que Alessandra fue la que me lastimo verdaderamente, y no yo. ¿Qué le pasa a esa chica? Creo, que ella tiene mucho que ver en esto, aunque no deja de sorprenderme... —Hijo, Ayer recibí una llamada. —¿De quién era? —Era Emilia. —¿Qué? —dije con voz arisca. —Bueno, ella solo quería hablar contigo, ya que en dos semanas se irá a Alemania. —¿Alemania? Mejor para mí —me subí a mi cuarto inmediatamente.     No pienso hablar nada con ella, me molesto mucho que fuera amiga de Alessandra solo por eso, y cuando pensé que era mentira, me dio una cachetada ¿Quién te entiende, Emilia? —¡Estación catorce llegando! Bueno, tengo que prepararme. Así que me baje del tren, baje las escaleras y me detuve a comprar agua en una de las expendedoras. Aunque siga tratando de ocultarlo, mis sentimientos salen a flote y me generan una tristeza no tan enorme por el momento, pero si lo suficiente para hacerme doler. Esta visita me dolerá un montón… —¿Qué está pasando? —pase uno de mis dedos rozando cerca de mi ojo —¿Por qué me salen lagrimas? —me pregunte a mí mismo quebrándome, pero no por completo. —Suspiré —tranquilízate —seguí caminando hasta salir de la estación. No quiero pensar en otra cosa que salir de este lugar con Alessandra e irme definitivamente a un mejor lugar, aunque presiento que pasare bastantes días por acá… Hospital Essalud... —El sol cada día está más fuerte —me cubrí una parte de la cara. —Bueno, mejor entro. Justo son las tres de la tarde, creo que seré el primero en entrar. No le avise a su tío, ya que no pude contactarlo ni le pedí su número ayer, que tonto soy. El pasillo es un poco largo y muy metido del hospital. —Estoy en frente de la puerta, solo me quedaba animarme a mí mismo. —Vamos Jordán —suspiré —tú puedes. —A-alessandra, e-estoy.... ¿Qué? —me sonroje por completo, ya que… —¡Joven! ¡Vallase de inmediato de acá! —exclamo, parándose inmediatamente y cerrándome la puerta en la cara. —Joro... —¡Esta bien, está bien! ¡Lo siento! —dije, aunque ya era en vano, la mala suerte se hizo otra vez presente en mi vida —Suspiré —esto no es común —. ¡Qué vergüenza! No pensé que le estaban ayudando a lavarle la espalda ¡Me muero de la vergüenza! ¡¿Como voy a verle la cara en estos momentos?! Un momento… —Pero, si llegué a la hora —revisé mi celular —¡Ya vez! —. —No pensé dos veces e intenté preguntar —Este, señorita —. —¿Si? —ella volteo —¿Qué desea? —. —¿Me podría decir la hora? —pregunto amablemente. —Sí, son las dos y media —. —Gracias —le dije entre dientes, mientras sonreía. Está bien, creo que hoy cometí un error. Que suerte que solo yo sepa de esto, ya estuviera alguien riéndose porque ¡La hora de mi reloj está atrasada!   Alessandra —Acaso no sabe que la hora de visitas es a las tres de la tarde, y no a las dos y media —me comento, mientras seguía haciendo lo que le pedí al principio. Siendo sincera ¡Qué vergüenza! No pensé que fuera tan tonto de venir una media hora antes...espera, ¡Esto ya paso antes!  —Enfermera, ¿Cuánto va a demorar esto? —Dame treinta minutos, y podrás ver a tu enamorado —me respondió, mientras secaba mi espalda —date la vuelta, necesito limpiar la parte de adelante —. —E-está bien —me voltee, ósea en estos momentos tengo miedo de que entre otra vez y me vea en esta pose ¡Jamás! Esto siempre me hacen, ya que como no puedo salir del hospital, entonces no puedo bañarme al completo, así que la enfermera me ayuda a limpiar mis partes más íntimas. Y lo último, no creo ser capaz de caminar por ahora.   Afuera del cuarto... Jordán ¿Qué hago ahora? Yo, yo quería.... ¡No! ¡Aléjate pensamientos obscenos! ¡Fuera! ¡No te burles de este pobre chico! —Suspiré —Solo queda... —¡Joven! En treinta minutos podrá pasar —. —Ja, ja si, no se preocupe —respondí nerviosamente, ya que esta vez no pude controlar y tartamudeé. Si algún día logramos salir juntos de acá, solo espero que la enfermera no le cuente de esto a sus tíos ¡Dios, que vergüenza! 30 minutos después... —Joven —. —Este... ¡Sí, acá estoy! —me levante del asiento. —Suspiro —su enamorada está tranquila, así que le pido por favor que no la altere. —¿Qué está tratando de decir? —pregunte confundido —Por favor, jovencito. ¡Yo! Soy mayor que tú, y se cómo son los pensamientos de los chicos de hoy en día —. —Ja, ja no, se equi... —Bueno, como es hora de visita tengo que hacer firmar algunos documentos, ya vuelvo —me comento, retirándose a la sala principal. —Suspiré —La señora parece que tuvo un mal día —abrí la puerta. «Cálmate, cálmate, cálmate». —Ale, este.... ¿Buenas tardes? —me avergoncé, no sabia que decir en estos momentos. —Jordán... —dijo, dejando un silencio profundo entre los dos. —Bueno… ¿Cómo has estado? —. ¡¿Como crees?! Que estúpida pregunta. —Veras —estiro los brazos — ¡He estado de maravilla! —sonrió. —Tienes razón, tal vez estés amarga conmigo. Este...no sé cómo debería actuar en estos momentos, pero ¡Me disculpo! —me arrodille juntando mis dos palmas y agachando mi cabeza —Eh, Ja, ja ¿Por qué haces eso? Yo nunca... —Es que —me pare —yo te hice daño; yo no supe controlarme, Alessandra —alce la mirada —Yo... verdaderamente lo siento —mi voz se quebró, ya no pude aguantar más. Estos sentimientos que tuve guardado por tres meses…Por fin, salieron a flote. —Mira, ya no tengo nada. Lo siento por haberme metido, ja, ja tu solo querías protegerme —sonrió casualmente. —Alessandra... —Dejando de lado eso. Dime, ¿Cómo has... —¿Puedo darte un abrazo? —pregunte dirigiéndome a su cama. —Oh, Jordán... Claro, no hay problema —respondió con voz dulce. —La abrace sintiendo esa fragilidad en su cuerpo —Lo siento mucho, yo, yo nunca quise dejarte, pero tu dijiste que no querías verme y me dolió mucho —las lagrimas cayeron por si solas, mientras que mi cuerpo sentía un respiro después de tiempo, sentía como si mi ángel hubiera vuelto. —Jordán... Yo también te extrañé, lamento hacer eso —contesto ella, y pude sentir como de mi hombro caían unas pequeñas gotas. —No me gusta armar un escándalo en frente tuyo je, je así que solo me gustaría abrazarte un rato más —. —Tienes todo el tiempo que quieras, igualmente yo quiero esto —. —Perdóname, por favor, fui un idiota por no protegerte —. —Te perdono, Jordán. Yo también tuve la culpa —. —Tu nunca tuviste la culpa, soy yo el quien te hizo daño. Tantas veces que te veía y no supe que responder... —Ya paso, no te preocupes tanto, yo...te sigo queriendo a pesar de todo —me susurro acariciándome la cabeza. Me sentía feliz, después de tiempo, después de pasar por varios obstáculos...por fin pude encontrar la luz… Por fin, pude volver a abrazar mi luz. —Yo, yo juro que te cuidare hasta el final —. —Y yo prometo que te hare sonreír hasta el final ja, ja. —Ja, ja basta con tenerte a mi lado es más que suficiente —respondí con una voz cantarina. —Suspiro —Bueno, ¿Qué podríamos hacer ahora? —me pregunto con una voz dulce. —Yo solo quiero estar a tu lado para siempre... —Ja, ja eso si se, pero quisiera saber ¿Qué vas hacer ahora? Tus sueños, ¿Cómo vas? —me pregunto entusiasmada. —Estoy bien, aunque mi único problema es que no apoyan tanto a los escritores en este país...—. —Ya veo...entonces, ¿Qué te parece si cumplimos todas nuestras promesas? —me sonrió. —¿Ahora? —Si, porque no. —Vaya, pensé que tú no querías saber de eso... —¿Yo? Ja, ja yo siempre estaba pendiente de lo que hacías, Emilia siempre me contaba. Ella... —¿Qué hizo ella? —Nada —dijo con una voz dulce. —Ale, ¿Qué hizo Emilia? —pregunte seriamente. —Este...creo, que estaba enamorada de ti —me miro un poco avergonzada. —Si, lo sé. Ella misma me dijo. —¡¿Qué?! —se sorprendió —y ¿Qué le respondiste? —Que solo amo a una persona... —Ah, ya veo. ¿Cómo te va con esa persona? —pregunto sarcásticamente. —La verdad no sé, ella me termino, y se fue —le seguí el juego, aunque viéndolo bien, eso nunca fue un juego. —¡¿Qué?! Yo nunca quise eso, yo solo quería... —Ale, creo que me debes bastantes explicaciones —la mire fijamente. —Suspiro —Tienes razón... —Explícame, ¿Por qué me ocultaste eso todo este tiempo? —pregunte, aunque se me notaba lo tenso que estaba por verla aquí —¿Jordán? ¿Estás bien? —dijo con una voz dulce acercándose a mí. —Es que...me resulta muy difícil verte acá. Prométeme, Ale. Cuando salgamos de este lugar cumpliremos nuestros sueños —la abrace nuevamente. —Oh, si, no te preocupes. Ya sabes, si quiere un abrazo no dudes en buscarme je, je —se alejó un poco viéndome cara a cara —te prometo que seremos felices los dos —besándome. —Me hace tan feliz verte de nuevo —le devolví el beso. —¡A ver, jóvenes! ¡Te dije chico, qué harías eso! —dijo la enfermera con voz altanera. —Pero... —¡Fuera! —Es que... —¡De inmediato! —dijo entre dientes mirándome fijamente. —Suspiré —Está bien, te veo después, Ale. Fue un gusto, que digo, fue lo mejor que me ha... —Usted no entiende cierto ¡Fuera! —me empujo hasta pasar la línea de la sala. —Ja, ja está bien, está bien —me retire por completo, aunque esperare cerca para ver si puedo despedirme bien, después de todo, mi mente y corazón volvieron a estar tranquilos. —¡Estoy tan feliz! —.   Alessandra —Cerró la puerta —¿Qué le pasa a ese muchacho? —. —Ja, ja es que...no me ha visto hace tres meses —. —Ah.... ¡¿Que?!  ¿Por qué? —pregunto la enfermera sorprendida. —Digamos, que hubo algunas mentiras —deje escapar una pequeña risilla. —Oh, ya veo. Bueno, en unos minutos vendrá el doctor a revisarte. Por esa razón, tuve que sacarlo. —Si, no se preocupe —respondí con voz cantarina. Toc, Toc —Pase doctor —. Sala 303 —Gracias, enfermera. ¿Cómo se siente hoy día, paciente Ortega? —Me siento bien, ya puedo caminar tranquilamente. Si quiere lo... —Por favor, no cometa una locura —me cubrió el paso. —Oh....está bien —me recosté en la cama adecuadamente. —Déjeme examinar la parte de su corazón ¿Está bien? —Si... —A ver, apunta principiante —dijo, mientras sacaba el estetoscopio. —S-sí, señor —contesto nerviosamente. —Ja, ja, ja disculpa, disculpa. —Eh, ¿Qué paso, paciente Ortega? —Ja, ja es que —carcajada —me recuerda a alguien —es idéntico a Jordán cuando lo conocí la primera vez. —Oh, ya veo. Bueno, déjeme revisar. —Mmmm no hay nada, todo está bien, sus latidos están normal —sacándose el estetoscopio —no hay problemas por ahora. —Enfermera, ¿Cuándo dijo su padre que la llevaría a Estados Unidos? —La semana que viene, antes del 14 de febrero —afirmo. —Está bien, después de todo yo fui el único que cuido bien de ti, Alessandra... —Doctor... —Yo siempre quise que te salvaras, y me dolía verte casi todos los días por acá años atrás. Espero, cuando regreses...estés sana y salva —sonrió casualmente, retirándose. —Se ve que el doctor te tiene mucho aprecio, paciente —.  Esos días ver como sufría al momento de entrar en emergencia, y hacer lo posible para que este bien...nunca lo olvidare —Así parece —. Yo era muy recordada en este hospital. Todas las veces, que mis padres me internaban por los problemas que tenía, yo siempre sonreía ante todos, sabia muy claro que una sonrisa en un lugar tan triste puede cambiar la forma de ver a las personas de su alrededor. Jordán —Sigue la sala 203 ¿Verdad? —. —S-sí, señor —. —¡Doctor! —. —¿Me llamaste? —pregunto seriamente. —Este...yo, ¿Usted es encargado de cuidar a Alessandra? —pregunte nerviosamente. —Si, ¿Pasa algo? —dijo con voz varonil. —Es que...yo soy «¡Vamos Jordán! Dile» ¡Su amigo!, exacto ja, ja —. Hay una palabra para eso, y es que soy un imbécil. —Ehhh Okey —me miro confundido. —Suspiré —¿Quisiera saber cómo esta ella? —¿La paciente Ortega? Ella está bien, pero tiene algunas cosas prohibidas. —¿En serio? ¿Cómo qué? —Como tener enamorado —se volteo y sin querer recibir un comentario más mío. —Oh, ya veo —. «¿¡Que!? ¿¡Como que no puede tener enamorado!? Ósea, yo soy el malo». —¿Cuántas cosas no me habrás contado, Ale? —entre nuevamente. —¡Joven! Le he dicho, que ya acabo la hora —me ordeno con los ojos señalando que saliera. —Oh, pero mi ce... —Mostrándole su celular —al parecer, algo anda mal—con voz arisca —E-está bien, ya lo tengo entendido —. —¡Espera! Auch...este, Jordán —me llamo Alessandra con voz dulce. —Ale, ¿Q-que pasa? —Acércate, por favor —me pido con una mirada tierna. —S-sí, ¿Por qué no? Ja, ja —me avergoncé un poco. —Joro —se acercó a mi oído —quisiera un Starbucks mañana, por favor —besándome la mejilla. —¡A-ale! —me aleje por la sorpresa. —Risilla —Si no lo cumples, entonces no podrás pasar —me advirtió. —Pe-pero... —No digas más, o le diré a la enfermera que no te deje pasar ¿Cierto? —Oh, sí, sí. No pasas mañana, joven. Si no traes su star.... —Starbucks —contesto ella riéndose. —¡Si, sí! Si no traes eso no te dejo pasar —siguiéndole el juego. —Que mala eres, tendré que sacar mis ahorros. Nos vemos —le dije con una cara triste, retirándome definitivamente.    Alessandra —Ja, ja ese chico sí que esta templado de ti —menciono mi enfermera. —Ja, ja y yo también estoy templada de él... —Alessandra... —Dime. —¿Le dijiste que te iras a Estados Unidos? —Si, pero no le dije las verdaderas intenciones, creo que mi pequeña mentira se está expandiendo mucho je, je —. —¿Cuándo le hablaras de eso? —Tal vez, mañana. Creo que tome malas decisiones en estos meses, no me merezco a Jordán en estos momentos; pero…déjame ser feliz por última vez destino.... —susurre. —El destino los junto de nuevo, yo creo que están destinados en este mundo. —¿Eso crees? —unas lagrimas cayeron de mi rostro, creo que la impresión de volver a verlo hizo que pasara eso. —Paciente —Oh, ja, ja que raro. Casi nunca me pasa esto —me seque las lágrimas con un pañuelo. —Bueno, es hora de descansar —. —Tan temprano, no quiero —fingí mostrando una cara de enojada. —¡A dormir!, que mañana es un gran día —comento, apagando las luces y retirándose de la sala. —Está bien —me recosté, y me he dado cuenta que mi enfermera lo trato mal a Jordán, pero ella no es así, quizás fue porque como antes ella me comento, no soporta ver a las parejas adolescentes, aunque tratare de hacerla cambiar je, je. —A dormir se ha dicho —. Siguiente capítulo: Me siento tan bien a tu lado.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD