*DIMITRI*
Llevo tres meses lejos de casa, y todos los días converso por teléfono con mi pequeña. Me cuenta todo lo que hace y de lo mucho que ha mejorado. Ya empieza a comprender el idioma ruso, ella maneja el inglés como lengua nata y español, porque ese idioma le hablaban desde pequeña. Cuando hablo con ella, mejor dicho, ella habla como si comiera perico, contándome cada detalle. Llegué temprano al apartamento en el que me hospedo, es de lujo, pero nunca como mi hogar.
Llego a las diez de la mañana, dos días a la semana, y lo considero temprano porque he estado trabajando de seis de la tarde a dos de la tarde del día siguiente. Y mucho que evaluar y restaurar el casino a su estado de éxito. Acabo de darme un baño caliente, quería relajarme y estoy en una bermuda sin camisa, cuando la alarma del celular suena y me manda un mensaje, ya que en mi despacho tengo una cámara que funciona con el movimiento, me manda una notificación cuando captura algo.
Abro la laptop, revisó la cámara de mi despacho, veo que ha entrado una mujer con un abrigo blanco, no capturó su rostro, ella se dirige a mi escritorio. No comprendo, por el hecho de que a ese lugar no está permitido entrar a nadie. Se quita el abrigo, ella está de espalda a mi cámara. ¡Maldición! Porque no puse más cámaras, deja ver su bien formada figura, anda una falda pegada hasta las caderas y paletones hasta mitad del muslo, buenas piernas, una blusa pegada al cuerpo hasta la cintura, unos tacones de infarto. Pone música movida, me acomodo en mi cama para ver que hace. Ella empieza a mover las caderas sensualmente, de una manera que mi amigo se ha despertado, ni me he fijado en su cara, porque me tiene prendido sus movimientos de cadera.
¡Dios que mujer para mover el trasero!, de repente la cámara captura su rostro, abrí los ojos para no equivocarme, ¡¡Por Dios!! Es mi pequeñita, que de pequeñita no tiene nada, ¡Qué demonios! Se cortó el cabello en capas según veo, sus labios rosados pálidos y sus ojos ¡Dios! Qué ojos… se ha maquillado, ahora se ve mayor.
Ella se ha recostado en el mueble cansado, está apretando algo en su pecho, voy a ver si esta cámara hace acercamiento, ¡demonios! Esa es mi foto, la que tengo en mi escritorio, veo que la mira y la pega a su pecho, suspirando, mi corazón late de prisa, ¿qué haces pequeña? Coloca la foto en el escritorio y sale de mi despacho.
¡Demonios! Es hora de volver al casino, no descanse nada, por estar viendo a Jimena, como se ha transformado en toda una jovencita, se mira como una mujer con toda la extensión de la palabra, estos meses que no la he visto ha tenido grandes cambios, ese movimiento de cadera lo tengo grabado en mi mente. En cuanto llegue al casino decido llamarla.
—¡Halo!
—¡Dimitri! ¿Cómo estás?
—Pues bien, y tú ¿Cómo van tus clases de baile?
—Muy bien, ya sé bailar varios ritmos, no fue fácil, requirió mucho sacrificio y dedicación, pero amo el baile, ya quiero ir a esos lugares donde todos bailan. He practicado por horas cada día.
—Eso es bueno, yo te llevaré cuando esté allá contigo.
—Eso será fantástico, ya deseo que vuelvas, pensé que eran unos días…
— Yo también lo creí, pero se me complico, cuéntame, ¿has usado mi despacho, como te dije?
—Sí, lo utilicé más para practicar el baile, para no armar escándalos en la casa, ahí a nadie molesto…
—Bueno, me alegra oír eso, empléalo todos los días, eso me hace muy feliz. —soné a un pervertido.
—Gracias, Dimitri, ¿Regresa pronto?
—Eso quisiera pequeña, pero es algo complicado por los momentos.
—Dentro de tres semanas, es mi cumpleaños, ojalá estuvieras aquí…
—¡En serio, no lo sabía!, serán dieciocho años, ¿verdad?, prometo enviarte algo, que espero lo utilices para mí.
— Sí, estaré a la expectativa entonces.
—Cuídate pequeña y pórtate bien, te dejo porque tengo mucho trabajo, no dejes de emplear mi despacho, pequeña…
—Sí, lo haré ¡Adiós!
—¿Quién te tiene con cara de bobo primo? —la voz de Boris me saco de mi perversidad. Ella se ve diferente a como la deje, su cuerpo y su vestuario es diferente.
—Nadie primo, ¿cómo te fue con el ladrón, confeso?
—Fácil, ya está solucionado.
—Y que diga, que le fue bien, al parecer nos quería ver la cara a nosotros.
—Estaba con la competencia, llevando mercancía nuestra, usándonos a nosotros como peones. Cuéntame qué mujer te tiene así de distraído, preséntamela. —me guiña un ojo.
—No hay tal mujer, solamente una pequeña a la cual estoy ayudando, nada más, es eso.
—Está bien, te voy a creer. ¿Qué has planeado hacer?
—Por ahora hay que revisar los otros casinos, me gustaría que fueras en persona atraer los documentos, por qué recordé que tenemos que revisar papel por papel, a ver de dónde y desde cuándo estaba robando ese desgraciado.
— Tienes razón, desde ahorita, trabajo en eso…—mi primo se despide, dejándome solo en la oficina.
Me pongo de pie y veo por el enorme ventanal que hay donde me deja ver todo lo que pasa bajo mis pies. Sonrió al recordarla, ahora deseo regresar pronto para verla en persona, sé que mi cabeza no está funcionando bien, para desear a alguien que apenas se ha recuperado de una vida difícil.
Es mejor sumergirme en los negocios, observo al repartidor de cartas colocándose en su puesto de trabajo, también veo a los que vigilan de que no haya ningún fraude ni estafa, visualizo que todos los empleados estén donde tienen que estar, es parte de que esto funcione perfectamente. En eso miro que un tipo está armando alboroto de seguro se pasó de copas.
Llega un empleado a decirme que es un hombre muy importante, pero que está fuera de sus cabales, ese sí que es un problema, bajo para resolverlo personalmente, el hombre no reconoce a nadie, una mujer lo acompaña, le digo que le ayuden a ella que se lo lleven hasta el auto. Me muevo por el casino, todo está de maravilla, subo a mi oficina, el celular tiene una notificación de movimiento en mi despacho.
«Que estarás haciendo mi pequeña traviesa»
Enciendo mi laptop y verla es confortante, ella se sienta en mi escritorio, al parecer está leyendo una especie de libro, ella lo cierra y se mueve por mi oficina, no escucho lo que dice, solamente veo sus movimientos, anda un pantalón a la cadera, dejando ver su bien marcada cintura, «en qué momento obtuvo ese fabuloso cuerpo».
No puedo verla solamente como su benefactor, ella está despertando algo que nunca me imaginé que lo haría, con solamente verla, la estoy deseando como un loco pervertido, estoy mal, no puedo meditar de esta manera, solamente la estoy ayudando, no puedo involucrarme sentimentalmente con ella, porque ella no es para un revolcón solamente. Cierro la pantalla, me mortifico estarla viendo, se ha puesto muy hermosa, maldigo en mis adentros de que sienta estas cosas por ella. Soy un hombre que no siente nada por nadie, ella me está confundiendo, únicamente, es eso.