Apenas entro a casa, veo a Susan animada, ayudando a Noah con sus deberes.
—¡Qué sorpresa! —exclamo, al ver que mi amiga ha vuelto de su viaje por Sudamérica. Se pone de pie y corre hasta donde yo estoy.
—¡No sabes cuanto te extrañe! —dice emocionada mientras me abraza.
—¡Cuéntamelo todo! —Pido, por lo que se larga a reír. Me acerco a cada uno de mis hijos y les dejo un beso en la coronilla—. Antes de eso… ¿¡Quién tiene hambre!? —pregunto animada.
—¡Yoooooo! —gritan todos.
—Iré a la cocina con la tía Susan, a preparar la cena, ustedes dos continúen con sus tareas —ordeno, por lo que mis dos bebés asienten.
Susan me sigue a la cocina y comienzo a sacar cosas de la nevera, para hacer de cenar.
—¿Cómo es eso, que estás estudiando otra vez? —pregunta intrigada.
—¡Sí! —exclamo—. ¿No e
