Capitulo 2

5000 Words
Intento poner en práctica cualquier cosa que haya visto en la televisión, incluso recuerdo haber visto a mí mejor amiga hacerlo con su sobrina, pero nada funciona. El bebé está en una crisis de llanto y evidentemente no soy una buena compañía para él. Aún no sé cómo es que se está quedando tan quieto en mí brazos, pero agradezco eso y solo trato de que pare de llorar mientras seco mis propias lágrimas. Escucho el sonido de la cerradura y en cuando vi a Oriana cruzar aquella puerta tuve un momento de paz. Ella es la mujer suprema que se lleva bien con los bebés y todos la aman, literalmente. Mí mejor amiga tiene una paciencia envidiable con respecto a los niños y aún no sé cómo lo hace, pero sabe lo que quieren y los maneja. —¿Pero que.... —Su madre se fue..yo..yo no sé . Ayudame a que pare de llorar, por favor. —Está bien, tranquila —dijo apoyando su mano en mi mejilla— ¿Quieres dármelo? ¿Que es lo que tiene? —No lo sé, acaba de despertar y solo comenzó a llorar. Ella siente y toma al bebé por la cintura y lo quita de mí cuello. No sé que es lo que le dice cuando lo toma, pero le sonríe y lo deja sobre su hombro para comenzar mecerlo. Solo la miro y veo como maneja la situación, Oriana trata de hablarle en voz baja y se mueve a un ritmo lento mientras acaricia su espalda. —¿Tenés hambre? —le dice al bebé e increíblemente el niño asiente aferrado a su cuello mientras solloza—. Solo dame un minuto. ¿Que tenés para comer? —me pregunta. —No lo sé, pizza —levanto mis hombros. —No, no sirve —suspira— ¿Esa es su mochila? —asiento—. Ábrela. Le hago casi y siento que mí alma regresa en cuanto veo unos tarros de leche allí dentro. No sé cómo mierda no me di cuenta antes, estaba en uno de los bolsillos. —¿Que tan fría está? —Bastante —respondo. —Está bien, acompáñame a la cocina. No sé lo que ella está haciendo, pero la obedezco en lo que sea que diga. Abre el microondas y me indica que primero e colocar la leche en la mamadera y luego dejarla por unos segundos calentándose. El niño se levanta de su hombro y mira el recipiente en cuanto se lo ofrezco a mí mejor amiga. —¿Quieres un poco? —pregunta ella con dulzura en la voz. El aún parece dormido pero asiente mientras frota sus ojos. Oriana le ofrece la mamadera y me hace señas para caminar hacia la sala otra vez. Ambas nos sentamos enfrentadas y ella coloca la cabeza del niño en su hombro y él se acomoda boca arriba para tomar la leche. Increíblemente ha dejado de llorar y solo puedo ver sus pequeñas lágrimas cayendo de vez en cuando. Aún no siquiera puedo creer que él se mí sobrino. No sé su nombre, por lo que recurro de nuevo a la idea de revisar el bolso. Oriana está haciendo el sonido de una canción con su garganta y siento tanta tranquilidad de que no está llorando que muerdo mí labio inferior y sonrío. Dentro de su bolso puedo encontrar su documento y algunas libretas que supongo que serán suyas también. Mis ojos se llenan de lágrimas cuando veo su nombre allí. Theo Everson, 2 años. Dios mio, no puedo creer que ese niño realmente sea mí sobrino. Hasta lleva nuestro apellido y apenas tiene dos cortos años. En realidad él está al borde de cumplir los tres, pero de todas formas sigue siendo un bebé. No estoy entendiendo nada, pero asimilo la información y sé que debo cuidar de él por más de que mí hermana no merezca nada de todo esto. ¿Cómo es posible que deje a un niño de dos años con alguien que es desconocida para él? Esto no es justo para nadie y mucho menos para él. Ni siquiera puedo imaginar cómo se sentirá su corazoncito al saber que su madre no está y que hoy no dormirá junto a él. Todo esto me está partiendo el corazón y solo puedo ponerme a llorar. Siento la mano de Oriana por encima de la mía y cuando levanto la mirada noto que el bebé está dormido. —¿Puedo llevarlo a tu cama? —murmura por lo bajo. Asiento y ella se va. Ella desaparece y necesito recomponerme por unos minutos antes de dejar las cosas en su lugar y levantarme a preparar un café. Me tomo de la cabeza y pienso en mí hermana. Ella dijo que se había metido en las drogas y fue la noticia más fuerte que recibí. Ella no era así, era una mujer sana, feliz, segura de si misma que me encantaba la moda y estar con su familia. Aquella Anna que me visitó está noche era una sombra de lo que alguna vez conocí, mí hermana no hubiera dejado a su hijo de tres años sin explicación alguna y ahora ni siquiera estoy segura de que si dijo la verdad con respecto a ir a rehabilitación. ¿Porqué ahora no puedo reconocer cuando ella me miente? Mí hermana era la persona más dulce y compañera que pueda existir, nuestra relación era hermosa. No entiendo que fue lo que pasó, de un día para el otro comenzó a alejarse de mí sin explicación alguna y terminó yéndose como si nada. Quizás soy culpable de haberle prestado menos atención por estar metida en la universidad y en mis problemas personales, pero no creo que sea un motivo suficiente para que ella se aleje de mí sin más. Ni siquiera lo sentí justo cuando quiso irse lejos y dejó de hablarme, ella no tenía derecho a hacer eso. Después que nuestros padres murieron nos teníamos la una a la otra y realmente no había pasado nada malo entre nosotras como para que se llegue a un extremo como este. ¿Tan malo fue que ni siquiera pudo llamar para decirme que tenía un sobrino? Carajo, si ella encontró mí departamento tan rápido pudo haberlo hecho antes y no ahora que necesitabas un favor. Estoy harta de que las personas lleguen hasta a mí con alguna intensión. Mis ojos están ardiendo de las lágrimas y vuelvo a limpiarlas mientras escucho unos pasos acercándose. No me da vergüenza llorar frente a mí mejor amiga, hemos pasado por cosas peores por lo que necesito abrazarme a ella para sentirme mejor. Oriana me sostiene por la cintura y me quedo en el hueco de su cuello, tratando de recuperar la respiración. —¿Quieres explicarme que es lo que pasó? —preguntó tranquila —Ana —susurré—. Ella estuvo acá. Me dijo que se iba y nada más. Me lo ha dejado y ni siquiera sé como voy a cuidar de él. ¿Y él es... —doy un largo suspiro cuando siendo que acaricia mí espalda. Me atrevo a levantar la mirada—. Ese bebé es su hijo. Puedo ver la sorpresa en su rostro. Estoy segura de que pudo haber pasado esa posibilidad por su cabeza pero afirmarlo es otro punto. Oriana también conoce a Anna desde hace años, incluso solía ser una hermana para ella también, hasta que todo sucedió. —¿Cómo es posible? —No lo sé. Yo tampoco tengo idea del momento en el que ella tuvo a ese bebé, pero todo esto es cierto. —¿Y que pasó con ella? ¿Porque no está acá? —No lo sé, fue todo rápido y extraño —froto mis ojos irritados y suspiro —¿Pero no te dijo a donde iba? ¿Cuando volvía? —Me dijo que iría a rehabilitación por drogas —niego con la cabeza—. Ni siquiera sé si creerle. —¿Porque no? —Ella estaba muy extraña. Dijo no tener dinero ¿Puedes creer eso? —niego con mí cabeza y me alejo de su cuerpo—. Ella tiene tanto dinero como yo, no puedo entender su actitud, ni su aspecto. Realmente se veía mal, no estoy segura de que todo esto sea algo fiable. —¿No dejó un número? ¿Una dirección? —Hablo de un centro de rehabilitación, pero eso es en estados unidos. No tiene sentido —froto mí rostro—. Ella no debería haberme enojado e irse de esa manera en primer lugar ¿Cómo es que se atreve a dejar a un bebé pequeño aquí? —No sé lo que está pasando, pero tenemos que solucionar esto pronto. Lo más probable es que esté sucediendo algo extraño, pero no hay manera de justificar de que él niño estuviese aquí de todas maneras. —Dijo que hizo un papel de... De tutoría. Aún no lo he visto, pero no puedo pensar en ello ahora. —De acuerdo, tranquilizate. Todo estará bien, solo debemos pensar y actuar con calma. De todas maneras eres su tía y no puede suceder algo malo. —¡Si puede! ¡Yo no sé cuidar a un bebé! —Lo sé, lo sé —ella muerde su labio inferior nerviosa—. Te ayudaré, podemos hacer esto. —Sé que si, pero ¡Carajo! —niego—. Tener a un bebé es mucha responsabilidad, ni siquiera puedo cuidarme a mí misma. —Lo sé, bebé —ella suspira y besa mí frente—. Pero creo que estará peor con tu hermana. Tenemos que averiguar qué está pasando con ella antes de dejar que se lleve al bebé. —De eso seguro. No puedo dárselo, menos ahora que la veo así. —Déjame ayudarte, prometo que haré lo posible para que todo esté bien —me dice sosteniendo mis mejillas. —En vos es en la única persona que confío —le confieso mirándola a los ojos—. Y perdoname por traerte hasta acá. —No te preocupes, ya pasó —ella me sonríe— . Entonces él es tu sobrino... —Si, es mí sobrino —respondo sin poder creerlo —Se parece mucho a ti, sobre todo esta parte de la boca y nariz —dice mientras toca mí cara. —De hecho lo veo parecido a mamá. Pero tendría que verlo bien —muerdo mí labio inferior— ¿Se durmió? —Si, tenía mucho sueño. Lo acosté en tu cama —hace una mueca—. Esto será difícil, no sé cómo lidiar con un niño que no nos conoce. —Es lo que estaba diciendo. Ni siquiera puedo darle la seguridad de decir, bueno soy tu tía, te cuidaré —suspiro—. Ni siquiera sé cómo lograste que se quede dormido. —¿Puedo darme mí opinión? —asiento—. Él no se ve muy bien. Mañana deberíamos llevarlo al médico y de paso darle un baño. —Está un poco sucio —admito—. No entiendo cómo puede estar así, dios mio. —Si te parece bien podríamos tratar de tener un turno con el pediatra de Lizz para que lo vea, es mejor estar seguras de que todo está bien. ¿Que piensas? —Si, me parece bien —cierro los ojos y apoyo mí frente en su pecho, sintiendo como me vuelve a abrazar—. ¿Que tan difícil es criar a un bebé? —Bueno, nunca tuve un bebé, pero creo que mí sobrina me ha dado algo de experiencia. Los bebés son difíciles, sobre todo cuando no los entiendes. Todo depende de cómo sea él, quizás tienes suerte y es un niño tranquilo. —No lo creo, ha llorado lo suficiente como para horrorizarme. —Eso es porque estaba asustado. Mañana tendremos que lidiar con todo esto. —Me gusta que te incluyas, porque no me podes dejar sola, por favor —digo tomando su cara—. Yo no sé cómo lidiar con un bebé ¿Ya comen normal? ¿Que se supone que debo ponerle? ¿Aún usan pañales? —No entres en pánico —dice riendo—. Y si, todavía tiene pañales pero no hay que cambiarlos aún. —Dios mio, ya me siento estresada —entro en pánico—. Yo no voy a poder, no voy a poder. Soy una mujer de veintinueve que apenas sabe cuidarse por su cuenta, que sale de fiestas y trabaja todo el día ¿Donde encaja un niño ahí? ¡Ni siquiera sé que debe comer ni cómo ayudarlo! —Es mejor si te tranquilizas —besa mi frente—. Preparo un té así vas a la cama, necesitas dormir. —Mañana tengo que trabajar. —Deja que me ocupe de eso ¿Está bien? —asiento—. Sé que tienes que pensar muchas cosas y resolver un millón más, pero que te vuelvas loca ahora no tiene sentido. Es tarde y hasta mañana nadie puede verlo, ni podemos pensar en como será cuando aún está dormido. —No sé si pueda hacer esto sola, Ori. —Lo haremos juntas, te ayudaré. Siempre nos apoyamos, no veo el motivo por el cual no hacerlo esta vez —ella sonríe y acaricia mí cabello—. ¿Que tienes ganas de hacer ahora? —No creo que pueda dormir ¿Quieres mirar una película? —Si, miremos una —ella se ríe y se aparta de mí cuerpo para agacharse y quitarse los zapatos. —Perdoname por llamarte justo ahora —le digo al darme cuenta de la situación. —No te preocupes, no pasó nada de todos modos —hago una mueca cuando ella aparta la mirada— ¿Que estabas haciendo tu antes de esto? —Estaba en la cama. ¿Cómo que no pasó nada? —pregunto con curiosidad. —La chica es hermosa, pero no sé —ella muerde su labio inferior—. No quería hacer nada en realidad, solo fui por Normani. —¿Y que estaban haciendo cuando llamé? —Aún estábamos en el bar. Pusieron música y se estaba por armar la fiesta. —Perdóname —rasco mí cabeza —Deja de llorar y hagamos algo. ¿Tienes cerveza? —Si, creo que hay en la heladera. —Dame unos minutos que me doy una ducha y vengo con vos —ella guiña un ojo—. Si quieres busca y una película. Sigo a mí mejor amiga con la mirada hasta que ella desaparece por el pasillo, directo hacia el baño. Me siento culpable por haberla sacado de su cita, pero si ella realmente dice que no pasó nada tengo que creerle. Aún no sé cómo es que ella no está con nadie, es una chica increíble y hermosa, ella se merece a alguien que realmente la quiera. Su última novia fue en la secundaria, después de eso solo salió con algunas chicas pero nada serio. Ella era como mí lado opuesto en ese sentido, yo me había puesto de novia tantas veces que ni siquiera podría recordar. No importaba si ese amor eterno duraba una semana, si ellas me proponían estar de novias y casadas por esos pocos días lo aceptaba sin problema, aunque estos últimos años me aburría tanto de las personas que prefería ser sincera y hacerles saber que no duraría mucho tiempo. Puedo decir que de la única persona que me enamoré desde ese plan de salir a corto tiempo fue de Victoria. Nuestro romance fue intenso y muy corto, pero lo suficiente como para que me rompa el corazón y termine sin ganas de volver a estar en pareja por un largo tiempo. Y todavía no sé cómo es que llegué al asunto de novios y romance, pero es algo que prefiero no pensar. Por ese mismo motivo es que saco las latas de cerveza que hay en la heladera y camino hacia la sala, dejando la bebida allí para luego caminar hacia mí habitación. Con todo el lío de tratar de revivir a primer instancia luego de pegarme tremenda fiesta y luego tratar de lidiar con todo el asunto de Ana y Theo no tuve tiempo de hablar sobre mí vida. En principio como ya se ha notado soy abogada, con mí mejor amiga nos pusimos un estudio en uno de los mejores edificios de la ciudad. Pudimos juntar bastante dinero por algunos años y también la herencia familiar ayudó en lo último que necesitábamos para lanzar un proyecto como ese. Me gradué hace cuatro años y ahora tengo un piso en puerto madero, una oficina a sólo una cuadra de aquí y un Audi skysphere concept. No puedo ser hipócrita y decir que el dinero de mis padres no ayudó, porque prácticamente terminó de pagar mí departamento y también la mitad del piso de las oficinas, así que eso fue lo que ayudó además de mí esfuerzo en el trabajo y por eso mismo me sorprendía que mí hermana haya dicho que no tenía dinero. ¿Cómo es eso posible? Nuestra familia no era millonaria, pero si te nos dinero, por lo que en teoría Ana debería tener tanto dinero como yo. Ella había estudiado arquitectura y se supone que llevaba adelante su carrera, pero por lo que veo nada de eso fue cierto. Y es inevitable pensar en mí hermana porque todo este tiempo creí que a pesar de que se había alejado de mí sin ninguna explicación, ella estaría bien. Quiero decir, sé que aseguraba de que su vida era buena, pero es que ella no tenía ninguna razón para terminar así. Me doy cuenta de que lo más probable de que el asunto del dinero sea cierto cuando veo la ropa del bebé. Se ve gastada, sucia y él no trajo tantas cosas después de todo. Es solo un pequeño bolso, con algunas mudas de ropa y leche que deje en la heladera. ¿Que se supone que haría con esas pocas cosas? Lo más frustrante es saber que no soy capaz de cuidar a un bebé tan chiquito que necesitaba tantos cuidado, porque sé que no estoy preparada para tener a un niño ahora y ese es el motivo por el que aún no tengo ninguno propio. Pero a pesar de eso, jamás dejaría a mí sobrino fuera de mí vida, por lo que sé que en cuanto amanezca, todo cambiará quiera o no. Al menos me tranquiliza la idea de que está profundamente dormido y que me da tiempo para asimilar y pensar en todo lo que ocurrirá luego. Me retiro de la habitación después de asegurarme de que todo está bien y que dormirá bien, aunque dejó la puerta abierta por unos centímetros. Cuando salgo me encuentro a Oriana con su pijama improvisado mientras teclea en su celular. Ella anda por mí cada como si fuera suya, pero es que son demasiado años de amistad como para tener ese tipo de confianza, incluso ella tiene su habitación y su ropa para cuando se queda a dormir, que son bastantes días a la semana. —Aún no elegí la película ¿Querés que veamos las listas? POV Oriana A veces siento como que las cosas se me hacen más y más difíciles cuando estoy a su lado. Antes como que era un pequeños flechazo con el que podía lidiar y continuar con mí vida como si nada, pero los últimos meses mis sentimientos por ellas fueron aumentando a niveles extravagantes. Mí corazón se acelera cuando ella juega con sus uñas sobre la piel descubierta de mí muslo derecho y me sorprendo que eso me afecte porque suele ser lo que ella hace cuando está concentrada. Lea tiene ese tipo de comportamientos conmigo, nosotros solemos dormir juntas y abrazadas la mayor parte del tiempo y estás últimas semanas me negué a quedarme a dormir porque justamente quería evitar este sentimiento dentro de mí pecho. No es para nada fácil tratar de sobrellevar este sentimiento, sobre todo cuando sé que ella no me corresponderá. Doy un largo suspiro y estiro mis piernas ya que el sillón está acomodando en modo de cama, el respaldar está tan cómodo que me estoy por queda dormida. Lea eligió una película policial buenísima, pero el día fue tan atareado que me siento cansada y la ducha no ayudó mucho. —¿Quieres ir a la cama? —pregunta ella mientras se acomoda en mi hombro. —Estoy demasiado cómoda. ¿Te importa si nos quedamos acá? —No. El sillón es bueno para dormir ,—responde en voz baja mientras que tapa nuestros cuerpos con una manta— ¿Crees que podemos escuchar si Theo se despierta? —Si, se escucha todo. Además la puerta está abierta —respondo mientras me acomodo y apoyo mí cabeza sobre el colchón. —Gracias por venir —escucho que murmura a mí lado cuando ya tengo los ojos cerrados. —No te preocupes —le regalo una media sonrisa y la abrazo por la cintura cuando ella de acomoda sobre mí cuerpo—. Duerme. —Hasta mañana. No sé si ella dijo algo más porque me quedé dormida. Tenía tanto suelo acumulado que no hizo falta mucho para caer rendida. Me despierto exaltada, penando que la hora de había pasado para poder avisarle a mí amiga, pero aún es temprano. Veo como Lea aún está plácidamente dormida, con la mitad de su cuerpo sobre el mío y las piernas destapadas. Me encantaría decir que me puedo quedar así toda la mañana, pero eso no puede ser. Principalmente porque tengo que ocuparme de los asuntos de la oficina y también porqué me da curiosidad saber cómo está Theo. Mí pijama consiste solo en una remera bastante grande como para que me llegue a la mitad de los muslos y nada más, por lo que abrazo mí cuerpo cuando me levanto, siento como la brisa fresca entra desde la ventana abierta de la cocina. Sigo sin creer que él niño todavía duerma como si nada, no pudo tener tanta suerte de que Theo al menos le diera un respiro. Pongo la cafetera mientras pienso en todo lo que sucederá a partir de ahora, vi muchas veces como mí hermana estaba noches sin dormir por Lizz y deseo realmente que Theo sea un buen niño y le de un respiro a Lea. Marco el número de Normani mientras me apoyo en la isla y dejo la leche del bebé ahí, estoy segura de que no tardará tanto en despertar. —Que raro que llames tan temprano —responde Normani con un largo bostezo— ¿Está todo bien? —Eso podría decir, pero no estoy segura. —¿Pasó algo con Lea? —Si. Ella tiene un problema y necesita al menos unos días en la oficina —suspiro—. ¿Tiene urgencias por atender? —Bueno, en realidad no. Estábamos acomodando la agenda para tomarnos las vacaciones, así que son reuniones que se pueden aplazar ¿Cuántos días necesita? —Yo creo que una semana, mientras más pronto lo solucionemos mejor. —¿Puedo saber que es lo que sucede? —¿Recuerdas a Ana? —¿Su hermana? —afirmo con mí garganta— ¿Que ocurre con ella? —Regresó con un cuento sobre drogas e irse a rehabilitación. Le ha dejado a su bebé y ahora Lea tiene que hacerse cargo. —¿Un bebé? ¿Cómo que su hermana tuvo un bebé? —Ninguna de nosotras sabía. Pero por eso ella necesita unos días, la adaptación no será fácil. —Ni siquiera puedo pensar en como debe estar ella. —Anoche entró en pánico, no sabía que hacer con él. Y de hecho aún sigue dormido, no nos enfrentamos a lo que pueda ocurrir hoy. —¿También te tomarás el día? —De hecho pensaba en remover las reuniones de hoy y mañana. Ella me necesita y puedo volver el viernes de todos modos. —Si, no te preocupes. Haré las llamadas en cuanto llegue a la oficina. —Gracias, Maní. Nos pondremos al día en cuanto vuelva, mientras tanto no quiero recibir llamados. —No te preocupes, me encargaré de eso. ¿Puedes llamarme si alguna de las dos necesita algo? —Te lo prometo. Más tarde te llamo, trataré de arreglar las cosas por acá. —Mucha suerte, amiga. Te quiero. —Te quiero y cuídate. —doy un largo suspiro cuando corto la llamada —Buenos días. La voz adormilada de Lea me saca de mis pensamientos y me giro para mirarla. Ella está hermosa con su pijama azul y su cabello revuelto. —Buenos días ¿Cómo dormiste? —Dormi bien, aunque me desperté por la costumbre ¿Se ha despertado? —Aún no. ¿Porque no desayunamos? Ella asiente y me ayuda a terminar de preparar el desayuno mientras nos mantenemos en silencio. A ninguna de las dos nos gusta hablar mucho cuando recién nos levantamos y también sé que ella está pensando en muchas cosas ahora mismo. —No sé si sea una buena idea cancelar la citas —me dice en cuanto le cuento la conversación con Normani —Es lo mejor que puedes hacer. No hay manera de que puedas lidiar con ambas cosas a la vez. Quizás dentro de una semana las cosas estén mejor para que vuelvas a la oficina. —Supongo que si —suspira. En el momento que comenzamos a tomar el café se escucharon ruidos en la habitación. Ambas nos miramos y fuimos rápidamente hacia el lugar, logrando ver cómo Theo se estaba bajando de la cama y a su paso tiró el velador que había en la mesita de luz. Ninguna dijo nada evitar asustarlo, pero en cuando él nos vio se apoyó contra la cama y comenzó a tapar su carita con ambas manos, avergonzado. —Hola mí amor ¿Tienes hambre? —él no responde y noto como sus ojitos comienzan a aguarse—. Soy Oriana ¿Cómo te llamas? —sigue sin hablar—. Soy amiga de mamá. —¿Mamá? —su voz sale tímida mientras mete sus manos en la boca —Si, mamá. ¿Que te parece si vamos a desayunar? ¿Una leche? ¿Galletitas? —él niega—. Primero necesito cambiar tu pañal y luego hacemos lo que quieras. Doy un larga respiración y camino hacia él. Aún no se mueve ni dice nada, por lo que pienso en un mejor método para que agarre confianza. Saco mí celular y buscó en YouTube unos dibujitos que a Liz le encantan y le muestro. —¿Quieres ver? —él asiente— ¿Me dejas cambiarte? Pensé que iba a negarse y llorar, pero entonces solo asintió y agarró el celular como si nada. Él me ayudó a mantenerse tranquilo mientras lo acostaba en la cama y veía como Lea volvía con su bolso. —Hola —ambos miramos a Lea cuando pronuncia aquellas tímidas palabras. Él se mueve de la cama cuando apenas termino de cambiar su pañal y se va lejos de nosotras— ¿Porque me odias tanto? —de queja ella. —No te odia —murmuro bajito— ¿Vamos a desayunar, bebé? —¡No! Cuando mira a Lea comienza a llorar, cada vez se mete más en la cama y se tapa con las sábanas. No entiendo porqué llora con ella, porque a pesar de que es terrible con los niños, creo que el asunto va porque es igual a su madre y probablemente le recuerde a ella. Seamos sinceros, Lea tampoco tiene tacto con los niños, por lo que ni siquiera tiene paciencia para darle un saludo, pero lo está intentando. —Por favor, bebé. Deja de llorar —insiste ella. Ella comienza a entrar en pánico igual que anoche y creo que es la peor opción ahora mismo. El bebé ya está asustado de por si y tener a una adulta insegura de lo que hace no le da mucha confianza. Su celular comienza a sonar sobre la mesa de luz del otro lado y ella va hacía allí cuando ve el número en la pantalla. Me parece extraño que no lo tengo agendado, pero no digo nada. De todas formas me doy cuenta de quién es cuando ella comienza a hablar. —¿Ana? ¿Puedes decirme dónde mierda estás? —la sigo con la mirada mientras noto que ella está a punto de romper a llorar— ¡No! ¡No! ¡No puedes decirme eso! ¡Dame una puta explicación! Lea cierra los ojos y siento que está a punto de desmayarse, por lo que el quito el celular y la miro. —Me haré cargo, pro favor tranquilizate —trato de que me mire a los ojos—. Quédate en la cama. —La odio —murmura—. Hipócrita de mierda. Hago una mueca y tomo su mano para darle valor mientras llevo el celular a mí oído. —Soy yo, Oriana —le hago saber —¿Cómo está mí hijo? —Está bien y no gracias a ti —murmuro—.Esto es una locura Ana ¿No escuchas como está llorando? ¿cómo se te ocurre dejarlo así? —Cierra la boca y dame con él.No te metas en nuestros problemas, tengo suficiente. —¿Como no puedes tener culpa? —No sabes nada sobre mí vida ¡dame con mí hijo! ¡Ahora! —doy una larga respiración e intento no mandarla a la mierda. Miro como Theo llora y no me queda otro remedio que ir hacia él y dejar el celular en su oído. es increíble como su llanto para en cuanto escucha su voz. El bebé trata de buscar una respuesta que no hay y me rompe el corazón.
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