17. Esa arpía. Durante el camino de regreso a casa, la furia va creciendo dentro de Juan, y al llegar se lanza, aun empapado por la lluvia, hacia su vieja cama. Se mantiene recostado un largo tiempo hasta que su cuerpo comienza a pedirle cambiarse de ropa. Piensa en la descarada de su ex… le ha hecho creer que sus hijos pasaban hambre, que sufrían y carecían de necesidades básicas pero eran solo mentiras, manipulaciones para conseguir lo que quería. Esa arpía se aprovecha del dinero de ese hombre con el que seguramente se acuesta, a Juan poco le importa, solo tiene ojos para sus hijos. Recuerda el vestido que llevaba su pequeña hija, Sussy, y el lujoso abrigo que tenía puesta. Y ese tipo embustero... —Ninguno de ellos pasan hambre. Es todo lo contrario. —Razona, pero él lo ha arriesgado

