El vínculo de la rosa: Segunda Parte

1912 Words
En Centuria, Sky estaba colgando de las cadenas casi sin consciencia cuando un ligero susurro la despertó, los murmullos apenas inaudibles se tornaban más claros entre más se concentraba la mujer mientras trataba de reducir el ruido de las cadenas, poco a poco el ruido iba tomando forma de lo que probablemente era la conversación de unos soldados fuera de su celda que no dejaban de cuchichear entre ellos sobre como su jefa grandiosamente se había aburrido de jugar con la prisionera; era verdad después de todo, la mujer le dedicaba ciertas horas todos los días para divertirse con la prisionera esperando que esta se rindiera y dejase escapar gritos de dolor, sin embargo, se aburría al rato al ver que sus intentos se volvían vanos ante un rostro adolorido pero no gritando ni suplicante, la respiración de la rosa azul comenzó a controlarse hasta volverse casi imperceptible mientras sus ojos continuaban cerrados para escuchar mejor el dialogo de los guardias, pronto se escuchó como se extrañaban de que la prisionera continuaba con vida después de tantas torturas y más aun con la cantidad de mordidas que aún no cicatrizaban en su cuerpo, la prisionera suspendida en el aire coincidió en aquel comentario puesto que era curioso cómo pese al tiempo encarcelada aún no debió transformarse en aquellas criaturas violentas que destrozaban y asesinaban sin parar, pero suponía que pronto sus instintos la engañarían dado que su sed aumentaba pero con la diferencia en que esta vez su deseo se volcaba a la sangre de quienes la rodeaban siendo eso una verdadera tortura que volvía loca a la muchacha. Las horas continuaban entre el goteo constante de los techos hasta que de pronto se escuchó una orden a lo lejos del pasillo que alertaba a los guardias, la razón para esto era que debían llevar a la joven frente a su líder para nuevos experimentos, de inmediato ambos guardias ingresaron en la celda mientras se burlaban de la mujer que continuaba con los ojos cerrados como si dormitara en el aire; sus parpados pesaban al igual que su cuerpo haciendo que este se mantuviera adormilado y casi sin sensaciones como si de la nada se hubiera amortiguado entre tantas mortificaciones que había pasado, incluso cuando su cuerpo cayó al suelo potentemente cuando los guardias soltaron las cadenas y la cargaron hacia una especie de laboratorio rústico ella no sentía nada en el o quizá ya no le importaba el dolor al punto de sentir apenas un cosquilleo. El laboratorio era en si primitivo pero mantenía maquinaría de hace cientos de años que aún parecía funcionar; quizá se habían encargado de arreglarla para que funcione, consideró la joven mientras lograba apenas divisar el lugar con maquinaria que no reconocía, las paredes de hecho asemejaban un laboratorio subterráneo que quizá sobrevivió a la primera gran depresión del planeta, en este miles de personas trabajaban sin parar moviendo cables de un lado a otro, cajas entre otras cosas más, una vez allí la mujer fue colocada en una mesa metálica en lo que varios sujetos la desvistieron por completo mientras otros más insertaban agujas en su cuerpo y extraían grandes cantidades de sangre, el tamaño de aquellas agujas era suficiente para llenar medio litro de sangre en cada una de ellas haciendo que por un momento su consciencia regresara seguida de un punzante dolor que casi saca en un alarido incontenible, era extraño como el dolor de aquellas agujas era irritante y provocaba que se retorciera de dolor entre que cada movimiento brusco lastimaba su cuerpo todavía más, no obstante, ese corto tiempo de agudo dolor bastó para que la joven divisara que su sangre era llevada a un gran tubo de cristal y luego inyectada en varios cuerpos postrados en camillas con una especie de manta sobre ellas. —    Mi señora, ya hemos extraído la sangre de la muchacha —informó uno de los tantos subordinados— en este momento se está procediendo a integrar con el virus. —    ¡Maravilloso! —se alegró acercándose al oído de la joven que ahora postraba sin fuerzas en la cama metálica— pensar que tendrías tanta utilidad, apuesto a que te estas arrepintiendo de haber venido sola y todavía más para que terminaras ayudándome a que mis bellas bestias resistieran más tiempo con vida. Los oídos de la rosa azul escuchaban con rabia cada palabra que susurraba la jefa y señora de aquel lugar entre carcajadas molestas, pero en ese momento su pecho comenzó a calentarse y sus sentidos pedían a gritos que saciaran de nuevo una incomprensible sed; era otro de esos ataques que recientemente había sufrido pero esta vez la sensación era fuerte al punto de provocarle náuseas y pequeños retorcijones en su estómago, la mujer la vio con asco como si sintiera una horrible necesidad de deshacerse de ella a toda costa como si se tratara de un simple estorbo que le recordaba su terrible infancia, se acercó un momento para burlarse de nuevo pero entonces la rosa azul se levantó violentamente para tratando de atacar a la mujer algo alterada por la impresión; no esperaba un movimiento tan rápido luego de haber perdido tanta sangre pero entonces comenzó a sospechar que quizá era peligroso dejarla con vida, entre la confusión de sentimientos que experimentaba la prisionera escuchó la orden de enviar a las criaturas a Hope para su destrucción y luego de ello asesinar a la rosa azul porque ya no era de utilidad. La joven rosa volvió a ser enclaustrada en la celda por última vez mientras unos guardias se encerraban con ella para golpearla mientras aún suspendía por el aire indefensa, dos de ellos se quedaron con ella mientras otro salía por el pasillo con las llaves indicando que luego regresaría para ver que el trabajo haya sido cumplido,  sonrientes de poder causar dolor a la que se consideraba la rosa más peligrosa en repetidos intentos azotaron su cuerpo con cables y demás, hasta que finalmente decidieron soltarla dejando caer su cuerpo de nuevo en el suelo para darle el golpe final, uno de los guardias se acercó con una filosa daga para apuñalar a la joven en su cuello cuando la joven lanzó sorpresivamente una patada contra este, el otro hombre se acercó a detenerla pero antes de que pudiese hacerlo la muchacha lo esposó con la cadena que antes la aprisionaba y lo dejó colgando mientras que asesinaba al otro con la misma daga que antes iba a ejecutarla, ante los insultos del hombre que colgaba tratando de soltarse la joven accionó la palanca haciendo que cayera estrepitosamente al suelo haciendo que el golpe lastimara su mandíbula incapacitándolo para pedir auxilio, la mujer enrolló la gruesa cadena en el cuerpo del hombre mientras estiraba ambos extremos asfixiándolo poco a poco hasta que dejó de luchar, aun así luego de eso la mujer no se detuvo hasta romper su cuello haciendo que un poco de su sangre salpicara en el rostro de la joven, de pronto una sensación de nauseas cosquilleaba en la garganta de la joven provocando que esta levantara su rostro por un poco de aire ¿aún no puedo controlar las náuseas luego de matar a alguien? Pensó mientras su mente se remontaba al pasado cuando su maestro la castigó por no haber matado a su oponente. —    Tienes mucho potencial —decía Alexander mientras caminaba de un lado a otro sacudiendo una fina rama en sus manos frente a una niña— pero no puedes cumplir una simple acción ¿Qué debería hacer con eso, Sky? —    ¡La próxima vez lo conseguiré, no lo decepcionaré! —respondía la pequeña tratando de controlar sus lagrimales mientras apretaba sus pequeños puños contra sus vestimentas—. El hombre miró a su estudiante en lo que exhalaba profundamente dejando escapar un suspiro consigo, pero el panorama cambió al sacar su espada ágilmente y detenerlo muy cerca del cuello de la niña horrorizada por lo que estaba rozando su mentón. —    ¿Y si no hay una próxima vez? —cuestionó con una mirada amenazante— en este mundo debes saber que matas o mueres a manos de otro —quitó el arma del cuello de la niña y lo volvió a esconder en sus vestidos— debes tomar la decisión correcta si quieres sobrevivir para poder cumplir con tu propósito, el cual es el bienestar de otros inocentes —se dio la vuelta mirando los entrenamientos— hasta que el mundo cambie debes saber a quién vas a sacrificar Sky, recuérdalo. —    Si, maestro El recuerdo de la mujer se desvanecía lento mientras un dulce aroma se sentía en el aire, la joven limpió su rostro notando que el aroma provenía de la sangre que ahora estaba esparcida en su mano, su respiración comenzó a agitarse en lo que sus ojos se centraban en los restos que yacían, su boca involuntariamente se acercaba a lamer su mano cubierta del rojo intenso cuando su conciencia reaccionó impidiendo lo que estaba a punto de hacer, su jadeante cuerpo ansiaba desesperado satisfacer su sed por lo que se agachó al suelo de un solo golpe y empezó a succionar el agua mugrienta producto de las goteras del lugar, luego de ello la mujer cayó en un sueño profundo dejando la celda silenciosa. Por su parte, miles de salvajes salieron a destrozar todo sitio habitable, ante la sorpresa del señor Evengreen quien volvía al pueblo para advertir a los guerreros sobrevivientes, al llegar se topó con un panorama infernal de miles de atacantes y victimas que parecían resucitar para agresivamente abalanzarse sobre inocentes que huían despavoridos, con su hacha en mano se dirigió a una torre hecha de piedra mientras se abría paso degollando y desmembrando a todo enemigo que se cruzara, sin embargo unos niños indefensos atrajeron su atención provocando que los cargara mientras ordenaba a los sobrevivientes que se retiraran, su paso cada vez se ralentizaba mientras los atacantes aumentaban en número, aun así estaba cerca de ingresar a la torre para dar aviso a Hope sobre el peligro. Ingresó a los niños dentro del lugar, pero pronto una fuerte punzada en su espalda los empujó hasta caer de rodillas, los niños asustados se acercaron para verificar su estado, pero se horrorizaron al ver varias flechas clavadas en su espalda, de pronto uno de los niños gritó advirtiendo la caída de un millar más de flechas desde cielo, cuando el señor del licor se abalanzó a abrazarlos y servir como escudo humano. El gran viejo levantó a los niños y tambaleante subió por una escalera de madera mientras dejaba un rastro de sangre chorrear hasta el suelo haciendo que llamara la atención de los que ahora eran bestias incontrolables. Lentamente consiguió llegar a la cima hasta un enorme platón de metal con aceite, sin embargo, la suerte pidió a gritos una nueva ola de flechas que terminaron por atravesar al señor del licor y matando a los niños que estaba protegiendo. Las lágrimas del hombre corrían por un rostro que se desfiguraba por la furia, sus pensamientos lo avergonzaban; pues este ansiaba poder sobrevivir y ver a sus hijos en un mundo completamente diferente al infierno que se estaba desarrollando. De inmediato encendió el enorme mechero y sosteniendo la imagen de su bella esposa ahora cubierta de sangre en sus manos, se lanzó por lo alto mientras sonreía y sus pensamientos se dirigían a los ojos de sus hijos.
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