Decisiones

1532 Words
Sky continuaba peleando sin cesar entre la gran cantidad de enemigos que parecían no tener fin, el cansancio cobraba duras consecuencias en el cuerpo de la joven mientras sus ojos solo podían mostrar un nublado panorama mientras continuaba tomando aire para seguir sus ataques, de pronto todos sus contrincantes la rodearon mientras ella trataba de sostener una inestable respiración que oprimía su pecho dificultando el paso de aire a sus pulmones, las heridas en su cuerpo comenzaban a esparcir un ardor indescriptible mientras sus manos temblaban por el peso de ambas armas que chorreaban gotas del líquido vital de sus víctimas caídas, su cabello sudoroso se liberaba en sus hombros cubriendo la desgastada ropa que apenas cubría su cuerpo lleno de suciedad y marcas de golpes recibidos, ya habían pasado horas desde que llegó y cada cierto tiempo descansaba por unos segundos antes de continuar pero finalmente su cuerpo decayó al cansancio dejándose caer ante los ataques sin fin de los cientos de enemigos que la rodeaban sin cesar mientras llevaban su débil cuerpo adentro de la cueva. Lágrimas amargas recorrían el rostro del joven sin que este pudiera retenerlas mientras sus recuerdos se avivaban poco a poco, el jamás se equivocó en pensar que su hermana estaba con vida, jamás dejó de buscarla después de tantos años y aun así había cometido el error de confundirla con su compañera mientras su arrepentimiento actual le recordaba que había llegado tarde a su encuentro, aquellas cartas quebraron el corazón del corregidor haciendo que apretara de la caja que contenía de ellas con todas las fuerzas que le restaban con sus manos heridas casi dejando escapar pequeños rastros de sangre, pero, en ese momento algo voló fuera de la caja. Se trataba de un pequeño pétalo se encontraba revoloteando en el viento como si danzara a los ojos del corregidor, bajo la luz de la luna este brillaba espectacularmente mientras caía poco a poco y provocando que Víctor lo atrapara con sus manos, al verlo más de cerca se impresionó al darse cuenta que el aroma similar al de su hermana que tanto buscaba provenía de aquel pequeño pétalo marchito, sus pensamientos se centraron en torno al pequeño pétalo que posaba en sus manos lastimadas mientras trataba de analizar la situación en la que se encontraba, su compañera no podía haberse sacrificado de la nada sin antes haber mostrado una pista para continuar; pensó de pronto el joven en lo que distinguía a lo lejos vestigios de la civilización que resplandeció en el pasado, imaginó que si aún había restos de las grandes ciudades del pasado también debía de existir tecnología que aún sobreviviese después de tanto, al recordar algo así su mirada se dirigió de pronto a donde se localizaba Astra. El joven de inmediato volvió a la cueva con sus hallazgos en lo que aun trataba de analizar en el camino la información que se formaba en su mente intentando visualizar los datos que había recolectado hasta ahora, estaba por entrar cuando vio a Kamil buscándolo por los alrededores de la cueva preocupada por su salida de imprevisto, mientras dentro de la cueva se escuchaba que el señor del licor y su hijo discutían que hacer ante la situación que se avecinaba. —    ¡Víctor! —gritó en lo que se acercaba a ver al joven— ¿en dónde estabas? es muy peligroso salir, el desierto se torna engañoso por la noche. —    Descuida tu aroma me trajo de vuelta aquí —de inmediato dirigió su mirada adentró de la cueva y cuestionó lo que dijo sin mostrarle mucha importancia— ¿Qué está pasando adentro? —    ¿Qué? — susurro para sí mismo, mientras trataba de disimular la vergüenza que le provocó aquel dulce comentario y continuó— Papá y Namir están discutiendo que acciones tomar en caso de una posible guerra. El corregidor observó detenidamente como hablaban frente a una mesa con un pequeño mapa del continente donde se indicaban las zonas inexploradas y posiblemente un escondite del enemigo, por su parte Víctor en tono serio preguntaba a Kamil como se encontraban los herederos después del ataque, los chicos habían sido rescatados por Namir y rápidamente fueron enviados en secreto para luego esparcir el rumor de que todos habían muerto, el joven al conocer que los herederos estaban lejos del peligro suspiró un tanto más aliviado y con la mente ahora lucida decidió concentrarse de nuevo en su deber indicando lo que debían hacer. —    ¡Debemos ir a Astra lo más pronto posible! — gritó el joven Líes mientras se adentraba en la cueva y era recibido por miradas atónitas—. —    ¿El frio te congeló el cerebro? —interrogó Namir con tono sarcástico—. Por si no lo sabes tú al igual que los herederos están muertos, si te ven atacarán de nuevo. —    Entonces con mayor razón debemos ir. Antes de que descubran que estamos con vida. —    ¿Es un chiste? tú no puedes controlar aun tus instintos, matarás en cuanto pongas un pie allí —Namir se acercó y en tono confrontativo agregó— además, debemos planear como rescatar a Sky—. —    No estoy bromeando, escucha —Víctor se colocó frente a Namir esperando convencerlo— ¿Por qué Sky te pidió que dijeras que todos habíamos muerto? Quiere ser el centro de atención de esas cosas, nos está dando tiempo, no podemos ir por Sky sin al menos tener una carta con la que jugar contra esos sujetos. —    No podemos arriesgar la vida de inocentes, no hasta que aprendas a controlarte —confirmó el señor Evengreen mientras trataba de calmar a ambos muchachos—. El señor del licor indicó que pese a resistir el virus no era exento a presentar algún síntoma más adelante incluyendo su sed insaciable que podría terminar por herir a alguien y lamentablemente se desconocía el paradero del antídoto para ayudarlo en caso de que sus instintos asesinos afloren. —    Sé dónde está el antídoto —dijo el corregidor interrumpiendo al señor Evengreen— Sky me dijo una vez que no necesitaba decirme lo que quería, ella no se lanzaría al enemigo sabiendo que perdería el combate—miró de nuevo a Namir— confía en que encontraremos el lugar donde el antídoto está escondido. —    Aun así, necesitas un tiempo hasta controlarte —insistió el señor del Licor mientras tomaba un trago de su botella casi vacía—. Actualmente tanto tu fuerza como tus sentidos no coinciden con el estado de tu cuerpo. Si lanzaras un golpe terminarías lesionándote como tus dedos en este momento. —    En ese caso entréname Namir —lanzó desafiante— ¿Cuánto tiempo tenemos hasta ir por Sky? puedo aprender y si es necesario vayan conmigo a Astra. El joven guerrero miró al corregidor molesto por aquella provocación mientras le respondía lo doloroso que sería un entrenamiento así de extremo y que incluso si sus huesos se hicieran añicos, debería de soportarlo para así manejar mejor el efecto del veneno que había tomado y transformaba su cuerpo lentamente, pensó con detenimiento sobre la idea del extranjero y por el bien de su amada decidió finalmente apoyar al joven que aún continuaba expectante por una respuesta afirmativa. —    Le dije que iría por ella al atardecer del segundo día, puedo entrenarte hasta mañana e ir al anochecer — respondió el joven guerrero mientras se dirigía a su padre para luego afirmar—. Podría funcionar papá, de todos modos, es nuestra única esperanza de salvar a todos. El señor Evengreen dudó por un momento y antes de acabar con el contenido de su botella miró a través de su reflejo a su hija preocupada por lo que se estaba desarrollando, el rostro de la joven de pronto le recordó a su esposa y la mirada decidida que siempre lo había cautivado desde que la conoció hasta el momento en que la perdió para siempre, por alguna razón sus recuerdos se remontaron a los bellos momentos de paz cuando vivían en Hope y sus pequeños ansiaban poder crecer para seguir con el negocio de su madre que felizmente mantenía a flote, una sensación de nostalgia se abría paso en el corazón del hombre y de pronto también una tristeza enorme al saber que sus hijos ya no eran los pequeños inocentes que tan felizmente corrían por el jardín de su casa, cerró los ojos y teniendo una leve premonición de  cómo se desenvolverían las cosas continuó apoyando la decisión de todos, mientras también se apuntaba con el entrenamiento del muchacho junto con Kamil, pero con la condición de que luego de la batalla sus hijos volviesen a Hope o Astra y pudieran vivir tranquilamente. —    Como gusten, mañana por la noche los tres partirán a Astra —comentó mientras sujetaba al corregidor— No sin antes entrenar a Víctor. —    ¿Papá no vas a ir con nosotros? — cuestionó la joven guerrera un tanto preocupada—. —    No cariño, si hay un ataque debo ser el primero en la línea defensiva, además puedo comunicarme con el líder Naranja y advertirle en caso de una invasión. 
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