38. Algo no encaja en su triste historia. Ahora que lo recuerdo... —¿El gatito? Busco por todas partes, no está. Marc sonríe, lo puedo ver por el retrovisor. —Lo tengo yo —me dice, y me estiro para ver que duerme sobre su pierna derecha—. Ahora me quiere a mi, solo a mi—se hace al gracioso, me lo llevo conmigo. —Ven gatito lindo, te protegeré del mundo entero, ya nadie te hará daño. Sin despertar del todo, se vuelve a acomodar en mis piernas. —Creo que te reflejas en él —me dice. —¿Ahora te crees psicólogo? —y yo sigo malhumorada. —Discúlpame, cuando ves a uno, dos veces a la semana, desde que eres un crío, se te quedan algunas cosas... —¿Tuviste que ver a un loquero desde chico? —Por las pesadillas recurrentes que tenía, por que me negaba a hablar... el cambio de vida... —suspi

