Prologo

3058 Words
El caos es parte de mi vida. Define el caos como algo que no puedo entender, el desorden, la inestabilidad desmesurada. No soy una persona que sepa hacer las cosas de formas adecuadas, no se seguir las normas o estructuras que de normal se deberían seguir. No se seguir esas normas que debería para la vida en general, no sigo las normas que debería, no se seguirlas, nunca las he seguido. Nací casi quince años después de mi hermana mayor, Julieta, y casi veinte después de mi hermano mayor, aunque dada la diferencia de edad se podría pensar que no tenemos relación pero la realidad, al menos con mi hermano mayor es demasiado diferente, es casi como un segundo padre, pero no es eso el caos de mi vida que hace que yo misma sea un caos. Teniendo en cuenta que mi propio nacimiento esta lleno de dudas e inconvenientes, como llegué a este punto es aún peor. Si en las familias siempre hay una oveja negra, en un pueblo, pequeño como el mío, es muy común que exista una oveja negra a gran escala, una persona que todo el pueblo tenga miedo a nombrar, como una maldición, como alguien que sabrás que destruirá vidas, alguien que cuando pasa algo, no dudas en pensar que ha sido esa persona, siempre hay grupos problemáticos personas que si se quema algo sabes que han sido ellos o que si hay una pelea, sin duda sabes que la empezaron ellos, esas personas que no paras a pensar, si las ves sabes que algo pasara, quizás el en este caso, la destrucción y el caos sean de familia pero en este caso, ese caos, era y es mi madre. Anne, mi madre ya era muy mayor para su edad cuando tuvo a mis hermanos, entonces como podréis imaginarme, para cuando nací yo, era casi un milagro. Mi madre en cierta forma era una revolucionaría para su época, no tengo testigos ni pruebas, habladurías más bien pero se dice que ella quemo varios edificios en los ángeles y estuvo en varias revueltas por derechos femeninos. Se caso casi con treinta años, con un hombre casado porque la dejo embarazada, creo que si por ella fuera, no se hubiera casado ya que ella era partidaria de ser una mujer independiente y protestante, que no es algo raro pero para una mujer de un pueblo pequeño, demasiado católico y aferrado a tradiciones, donde todo es importante y la mujer no es que tuviera muchos privilegios fue raro, pero termino casándose y teniendo a mi hermano mayor, Andrés quien jamás a tenido una gran relación con la familia de mi padre, y no es de extrañar, no es que ellos sean lo más amable con él, ni una de las partes se esfuerza en que la otra sea parte de su vida. Mi padre es diez años mayor que mi madre, un importante abogado de la zona, que tenía una familia y un lugar estable, iba a misa todos los domingos y era respetado, pero se encapricho de mi madre, una revolucionaba que luchaba por las libertades de las mujeres, mi padre no es de aquí, es del centro del país, nunca me dijo con exactitud de donde creo que porque sus padres, mis abuelos, no saben nada de sus dramas y no quiere que lo sepan, pero vino aquí por trabajo y por no meter a su mujer e hijos en el centro del caótico los ángeles y termino en desgracia, aunque su primera mujer siga aquí por sus hijos y nietos, estos también por el dinero que mi padre les facilita, no se llevan bien, la primera mujer de mi padre, Molly, es una mujer muy diferente a mi madre, atada a las normas de esa época de como debía ser una mujer y muy respetada con demasiado dinero, educa a sus hijos para que sean lo mejor de la sociedad pero eso no le quita el odio a mis hermanos, que para ella destruyeron su vida, ellos tuvieron tres hijos antes de que mi padre la dejara por mi madre y dos más años después mientras mis padres estaban juntos. Jane es la mayor, es esposa de un medico y tiene un fuerte carácter en ocasiones siento que se parece más a mi madre que a la suya, le sigue Antony y Madison, mellizos, que son los que menos interactúan conmigo pero según tengo sabido, son buenas personas, él es militar y ella es voluntaria en asociaciones de ayuda humanitaria por lo que pasan la mayor parte de su tiempo viajando, no hablo mucho con ellos pero siempre me dan regalos y envian cartas en mi cumpleaños, después le seguiría Andrés, por edad pero es de diferente madre por lo que no se si cuenta en este conteo aunque debo decir que es un abogado muy bueno como mi padre y su mujer es una dulzura, pero con la primera mujer, Molly le siguen Hailey y Christopher, no son gemelos, pero apenas se llevan dos años, son muy amables y agradables, ella es maestra, me da clases de música y él es el sacerdote del pueblo, luego por edad, vendría Julieta, lo se por la información que mi hermano me da pero no hablo con ella desde que tengo uso de razón, desapareció y no hace ni un mínimo esfuerzo por volver. Y si ese drama no fuera suficiente, vivió en la casa con mi madre, Molly y mi padre, y repartidos pro todo el pueblo viven mis hermanos con sus familias, todos menos Julieta, que desapareció, entre las familias, la de Molly y mi madre, se llevan a matar, pero conmigo, nadie se lleva mal. —Natalia—me grito mi madre desde la planta baja de la casa. Me mire en el espejo y respire. —Voy—grite de vuelta y agarré mi vestido para irme a la planta baja sabiendo que era hora de desayunar. Mi padre leía el periódico en su silla, Molly que era como mi madrina, cocinaba alegremente y mi madre colocaba la mesa. —Hola—salude y bese la mejilla de mi padre. —Me ha llamado Christopher, para ver si el domingo puedes cantar en misa—me comento Molly. Mi madre puso mala cara. Por mucho que viviéramos juntos, no éramos la familia feliz que puertas hacía fuera mi padre estaba obsesionado con aparentar, mi madre odiaba a Molly porque sabía bien que era la persona que mi padre amaba, y que si tuviera que salvar a alguna, la salvaría a ella, a Molly antes que a mi madre, no me extrañaba, Molly era su mejor amiga, su confidente, la que le escuchaba y ayudaba, mi madre era una persona difícil de soportar en algunas ocasiones. —Estaré encantada—comente y sonreí—Diré a Collin que toque el órgano—. Molly me sonrió. Collin desde que tengo uso de razón es mi mejor amigo, es uno de los pocos jóvenes de este pueblo con el que no tengo algún tipo de relación familiar, nuestras familias y arboles genealógicos, por suerte están lejos de unirse, por suerte. Collin es un chico de pelo n***o y ojos oscuros, le conozco desde los ocho años y puedo decir con demasiada certeza que le conozco demasiado bien, y quizás sea su familia disfuncional la que le una tanto a la mía quizás igual más loca. Su madre murió en el parto, su padre es un hombre que no le habla y que solo se decida a enviarle dinero a su abuela para que le cría porque ni eso lo hace al nombre de mi amigo. —Sería perfecto—comento mi padre. —Claro, como la iglesia es un gran amigo de la mujer—. El comentario de mi madre no era para nada necesario, ni algo lógico. —Todo es según con los ojos con los que les veas—le dije. Mi madre, no es mi mejor amiga, la quiero porque es mi madre y no creo que haya otra forma de estar ella y yo, nos amamos por lo que somos, pase lo que pase por mucho que no estemos de acuerdo en nada de lo que opinemos, y no es que no crea en la libertad de la mujer, creo que la mujer es fuerte y libre como especie individual y sola, pero no creo que se deba criminalizar todo, dudo que se deba criminalizar cada cosa de la vida por ser diferente a lo que pensamos o queremos. —¿Has quedado con Collin?—me pregunto mi padre. —Si, pero no me debes dar dinero, no saldremos del pueblo—comente. Mi padre me miro. —¿Alguna vez salís?—pregunto mi padre. Le mire. Era verdad que los jóvenes de mi edad y mayores, habían comenzado ha hacer viajes a la gran ciudad a comprar o buscar trabajo pero ni mi grupo de amigos ni yo, teníamos esa necesidad, teníamos todo lo que deseábamos en el pequeño pueblo, sobre todo para pasarlo bien, el bar del abuelo de Collin, un lugar que sirve como refugio a los artistas, que es donde cualquiera puede expresarse como desee, claramente nosotros solo podemos ayudar y hacerlo hasta las nueve de la noche, a partir de esa hora, debíamos irnos a casa porque no era una edad para nosotros. —No, pero por eso me amas—comente. —No seas arrogante, eso queda mal en una mujer—me recordó mi madre. —Criticar a otras mientras se defiende la libertad de estas, queda peor—dejo claro Molly defendiéndome y poniendo un plato de comida enfrente mía. Esto, solo era un ejemplo del odio de las dos mujeres, mi madre me odiaba, por una razón que desconozco tiene un enorme conflicto con ser mi madre y una buena mujer independiente, no se si por sus principios y tampoco se si es así también con Julieta pero esta claro que conmigo no esta bien, por ello, es Molly quien me defiende y me apoya en todo. —Ni una sola discusión—dejo claro mi madre. El teléfono comenzó a sonar, me levante y me acerque a este. —Buenos días, en que puedo ayudarla—dije nada más responderla. Hubo silencio, cosa que me dejo demasiado confundida. —Ha llamado a la casa de Wallon ¿Con quien quiere hablar?—volví ha hablar al ver que nadie me respondía, al ver que nadie decía nada. —¿Natalia?—pregunto una voz femenina al otro lado del teléfono. Me quede bastante sorprendida de que alguien supiera mi nombre, de que alguien me llamara, no lo puedo negar que esto era demasiado raro. No tenía relación con nadie que no fuera del pueblo, y no daba mi teléfono a nadie que no fuera muy cercano a mi, eso solo pasaba con las personas que llegaban a mi vida de formas intensas y mayormente eran personas del pueblo, por lo que sabían mi dirección y era mucho más lógico que vinieran a verme a casa directamente. —La misma—dije tranquila—¿Con quien hablo?—. Estaba demasiado intrigada por saber con quien hablaba, por saber que era lo que quería esta persona misteriosa y que hubiera pasado si no fuera yo la que hubiera respondido, dudo mucho que alguien pudiera reconocer mi voz con tanta facilidad y menos cuando ni a mi me sonaba esa voz. —¿Esta Anne por ahí?—pregunto la voz. No es que mi madre tenga muchos amigos, al menos yo, no la he visto con casi nadie, no la he visto con muchas personas, con tres contadas y repito, todas son personas del pueblo y solo una es mujer, persona que reconocería por su voz, persona que si necesitara algo de mi madre, vendrían a verla y no llamarla por teléfono cuando esto era un gasto muy poco necesario. —Esta por aquí—comente y mire a mi madre extrañada—¿Quieres hablar con ella?—. —No—grito la voz al otro lado del teléfono. Me quede sorprendida por su reacción, no comprendía porque preguntaba por ella, por mi madre si no quería saber nada de ella, si no quería hablar con ella, era algo que me perdía. —Necesito que no sepa que he llamado—comento. No dije nada, estaba demasiado sorprendida por su comentario, no sabía ni quien era, no sabía quien estaba hablando como para saber que hacer o que decir delante de esta situación, no estaba muy segura de que la persona al otro lado del teléfono estuviera entendiendo en la situación que me estaba poniendo, la situación que me estaba dando, que me estaba haciendo vivir. —¿Quién es?—pregunto mi madre acercándose a mi. No respondí, estaba demasiado confundida con las cosas que estaban pasando en estos momentos como para saber que hacer y puede resultar cansado y repetitivo, pero mi cabeza en estos momentos, solo podía pensar en el mal estar que estaba sintiendo por no saber con quien estaba hablando pero no lo niego, no decir a mi madre con quien hablaba, no decirle las cosas, ocultarle cosas, era una cosa que me gustaba demasiado, era una sensación demasiado hermosa, tener secretos como cualquier adolescente, secretos que no cuento a mi madre. —No respondas—me dijo la voz del teléfono—Invéntate algo, pero no le digas quien soy—me suplico la voz del teléfono. Estaba en demasiadas dudas, tenía muchos miedos, demasiados, no sabía que hacer o que pensar, no sabía si era buena idea mentir a mi madre, aunque los secretos me gustaran, eran cosa normales, pero las mentiras no, las mentiras eran crueles y dolorosas, las mentiras no eran algo bonito, era cruel y malo, no era agradable y no era algo que pudiera aceptar como si nada, mi madre era importante, podía llevarme mal con ella, podía llevarme muy mal con ella pero no era una persona que odiara, no era una persona que mereciera eso. —Soy Julieta, necesito que me escuches, necesito decirte la verdad—comento la voz. Julieta. Mi hermana. Me quede demasiado sorprendida, molesta porque nunca me hubiera hablado, porque nunca me hubiera dicho nada, porque en su vida se hubiera dignado a llamarme, ni en mi cumpleaños, nunca había hecho nada por ser parte de mi vida pero ahora me estaba llamando y haciendo que mintiera a mi madre porque si, sin razón por una verdad que nadie entendía, por una verdad que nadie comprende, una verdad que puede ser mentira. —Te esta mintiendo—añadió. Mire a mi madre. —No creo que sea el momento ni la forma—aclare. —Lo es, llegará una carta, y debes saber la verdad antes de que llegue, antes de que las cosas empeoren—comento y me quede en silencio al no ver preocupación en una carta—Te han mentido—. Me quede en silencio, si saber que estaba pasando, no entendía que estaba pasando con esta situación, podía entender que mi hermana me estaba llamando para contarme una cosa, para decirme algo, un dolor que nadie sabía, para mencionarme una carta misteriosa que llegaría según ella revolucionando toda mi vida, empeorando mi vida pero creo que el caos de esta ya era demasiado para que empeorara con una simple carta, una mentira que en teoría mis padres me iban a dar. —Es Julieta, dice que me has mentido—comente. Mi madre agarro el teléfono con demasiada ira y me aparto del medio, preocupado y con prisa, mi padre se acerco a mi para abrazarme. —¿Por que llama para decir que me habeís mentido? ¿Quién me ha mentido?—pregunte con demasiadas dudas. Mi padre me abrazo y acaricio mi pelo dejándome claro que en cierta forma lo que Julieta decía era verdad, no estaba segura de porque, en que me había mentido, pero estaba demasiado seguro que algo importante debía ser para que todos, incluyendo a mis padres y Molly estuvieran pálidos y con cara de preocupación. —Papa—le llame y le mire. Me separe de mi padre y mire a Molly, sabiendo que las cosas, que pasara lo que pasara, me diría la verdad porque su rivalidad con mi madre, su odio hacía ella, haría que cualquier cosa que pasara, cualquier cosa que dijera, ella valiera más porque no colaboraría para nada y en nada con mi madre. —Molly—la llame. Ella miro a otro lado. Mi madre se acerco a mi. —Nos vamos—dejo claro y la mire sin entender nada. —¿Que?—le pregunte sin entender nada. Mi madre miro a mi padre, no dijo nada, solo miro en silencio por unos segundos y me miro a mi. —Tu decidiste no solucionar las cosas, tu decidiste hacer las cosas mal, por tu culpa ahora todo lo que he construido este en peligro, por lo que soluciónalo—dejo claro mi madre a mi padre—Yo me llevo a mi hija, lejos de este drama—. Mire a mi madre. —No me pienso ir de este pueblo—le deje claro. —Tienes 15 años, Natalia, no tienes poder de decisión, si te digo que nos vamos a la luna, tu te callas y nos vamos, no me importa lo que quieras o tus amigos, no me importa para nada tus deseos, ahora mismo vas a dejar todo donde esta y tal y como estás vas a subir al coche para que nos podamos ir a un lugar seguro, y no harás comentarios, no habrá despedidas ni tonterías—dejo claro. Mire a mi madre demasiado sorprendida. —Papa—me queje. Mi padre miro a mi madre sin decir nada, sin saber que decir ni que hacer, estando igual o más perdida que yo misma. —Haz caso a tu madre—fue lo único que mi padre dijo que sin darse cuenta estaban destruyendo toda mi vida, todo lo que conocía, todo lo que estaba bien para mi y por mi, toda mi vida estaba apunto de fastidiarse por una llamada.
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