Capitulo 6

4268 Words
La luz de la mañana golpeaba mi cara, entrando por la ventana. Moví mi mano para chocarme con un cuerpo, gire todo mi cuerpo escondiendo mi cabeza en el cuerpo que para ser sincera olía a una mezcla de desodorante y sudor, entendía la parte del sudor, la noche no es que hubiera sido muy agradable, y la cama era algo pequeña para dos personas pero no el desodorante, aunque no me voy a quejar. —Deja de moverte—me suplico una voz medio adormilada. Recordé las cosas que habían pasado ayer, recordé a mi nueva amiga, Gia, a Julieta presentándome a Eric, mi rara conversación con Andrés y el que ahora estaba durmiendo con Colin, como si nada malo hubiera pasado entre nosotros pero sabiendo que las cosas entre nosotros no estaban para nada bien. Y no es que antes nuestra relación fuera de lo más normal del mundo, nunca hemos tenido esa relación de amigos normales, todos sabían que éramos amigos pero esperaban otras cosas de nosotros y creo que por eso había personas que odiaban que estuviéramos juntos. Me gustaba demasiado estar con Colin, era de esas sensaciones que daban placer, me hacía sacar lo mejor de mi, la perfección en mi desorden, creo que siempre estuvimos destinados a estar juntos, a enamorarnos perdidamente, era una de esas cosas que estaban escritas, destinadas. Y esperaba que siguiéramos estando destinados, porque él era mi lugar seguro y los únicos brazos en los que quería dormir. —No es mi culpa que la cama sea pequeña—me queje. Con un poco de esfuerzo, me puso encima de él y me abrazo por la cintura, no dijo nada, me apoye en el pecho de Colin para quedarme ahí sin saber que hacer, por desgracia una parte de mi, era muy consciente de que tenía que hablar con Julieta y Eric, pero otra parte de mi, se negaba con demasiado esfuerzo a que eso pasara, no por el miedo a descubrir algo que no me gustase, sabía que no me iba a gustar nada de lo que me pudieran contar pero me daba demasiado miedo que lo que me dijeran, cambiara algo en mi. No quería ser diferente, tenía claro que en mi, habían muchas cosas que estaban mal, demasiadas, como en todo el mundo creo, era cabezota, orgullosa y demasiado desordenada, se que tenía talentos, cantaba bien o eso me decía todo el mundo, tenía sueños demasiado grandes, cantar y vivir de ellos, tenía sueños que quizás nunca pasarían, tengo sueños, deseos, y no las quiero cambiar, no porque crea ser la mejor, no soy la mejor, no soy perfecta, pero es lo que me gustaba, ser imperfecto en la perfeción. —Deja de pensar, puedo escuchar el esfuerzo de tu neurona desde aquí—aviso Colin. Levante un poco mi cabeza para mirarle demasiado sorprendida por su comentario, Colin siempre tuvo una parte algo agresiva y demasiado violenta, por mucho que quiera negarlo, era una persona con mucho genio y muchas cosas que decir pero conmigo siempre cuidaba las formas, no por nada, no era sensible, podía resistir un poco de crueldad, creo que más bien lo hacía por el amor que me tenía. —Gracias por salvar mi pobre neurona—me queje. Colin beso mi cabeza y apoyo su barbilla en mi cabeza pero sin hacer fuerza, de forma delicada, así no me haría daño pero seguiría notando que estaba a mi lado. —No seas dura contigo misma—me pidió besando delicadamente mi cabeza. Pero no le podía mirar, estaba tan agobiada por lo que sabía que tenía que hacer, no se si estaba preparada para discutir temas de mi vida, la pasada, presente y futura con personas con las que no tenía una conexión muy fuerte, aunque quizás era esa la mejor decisión que tenía que tomar, y esa duda, me mataba, si me había dormido fue por el cansancio manyar que me dio pensar lo mismo tantas horas pero no estaba para nada descansada. Y al mismo tiempo que mi cabeza se debatía por que hacer respecto a mis padres, mi corazón no paraba de sentirse culpable, en cierta forma este acercamiento, no era por deseo de Colin sino porque estaba mal, y él siempre me salvaba cuando estaba mal, daba igual todo, lo que el pasara o el temporal que hubiera, siempre venía a mi, no impostaba que tan mal lo estuviera pasando él, era como una princesa a la que debía salvar sin importar nada más, y esa emoción era la mejor, la mejor que podía recordar pero me sentía mal de sacar esa parte de tu personalidad, la parte de salvador que no pudo ser salvado, por mi propio beneficio, estaba demasiado mal pero lo necesitaba tanto que era irónico. —No lo soy—me queje. No era dura conmigo misma, era sincera pero seguramente, si era demasiado dura con el resto del mundo. No soy una de esas personas locas que odien al resto del mundo, me gustan las personas, demasiado, me gusta ser el centro de atención, me gustaba que la gente me mire, sobre todo cuando canto pero aunque me gustase eso, odiaba con todo mi ser que las personas sintieran que debían hacerlo, que debían mirarme o estar conmigo por obligación, porque no hay otra opción. —Pues no lo seas con el resto del mundo—comento y mire al techo pensando en que hacer. Me senté en la cama y mire a una pared. —Un pastel por tus pensamientos—me ofreció. Reí. —No creo que en este momento mis pensamientos valgan tanto—avise. Colin se sentó a mi lado. —Eso lo juzgo yo—aviso y le mire. Suspiré. —Me siento fatal—confesé y le mire—No me has perdonado y yo estoy aquí, apelando a tu lado de héroe para estar a salvo de mis conflictos mentales—. —No apelas a nada, yo podía decirte que no pero te he dejado entrar en mi casa—aviso. —¿Tenías otra opción?—le pregunte. Colin me miro analizando la situación. —Pues si, echarte, no dejarte dormir en mi cama—comento. Me reí porque por desgracia los dos éramos muy conscientes de que eso era casi imposible, por mucho que Colin se llenara la boca diciendo esas cosas, no era capaz de matar a un mosquito y mucho menos de echarme de su casa cuando estaba mal, por muy enfadado que estuviera, era su esencia de chico bueno y salvador, no podía decir que no, no podía ser malo con el resto, aunque lo intentara, nunca podía conseguir eso. De la relación, era yo la mala, la cruel, la que era despiadada con el resto del mundo, mientras que él era dulce. —Nunca lo harías—le deje claro y me miro. —Te quiero demasiado para hacerlo—aviso. Le mire con una pequeña esperanza en mi corazón pero sin estar preparada para esas palabras, no porque no las sintiera, porque era quizás lo único que sabía con certeza sino por el pánico que me daba hacerle daño por el desorden de mi vida, quería que mi vida estuviera organizada antes de meterle en ella para que no tuviera mucho caos. Aunque era quizás muy tarde. Había dormido con él, abrazada a él, le estaba contando mis problemas por lo que las cosas no es que fueran muy claras. —Necesitas una cama más grande—le avise. Colin negó divertido. —No estaba pensando en compartirla—. —Supongo que soy demasiado sorprendente—. Me mordí el labio esperando una respuesta bonita porque por desgracia de eso dependía mi poca estabilidad mental. —Una sorpresa bonita—me confeso—Pero eso no es lo que estamos discutiendo—aviso y le mire—¿A que le das tantas vueltas?—me pregunto finalmente. —Ya te lo he contado—me queje. —No me chupo el dedo, se muy bien que hay más—aviso. Suspiré. —Se muy bien que hablar con Julieta y Eric es lo mejor que puedo hacer, saber su versión de la historia—comente e hice una pausa para ordenar mis pensamientos—Se bien la de Anne, mi madre abuela, se quejaba tanto en Alaska que me se lo que ella vivió de menoría, se que estamos en los ochenta y las mujeres han conseguido mucho pero hay que seguir luchando, lo se y se que ella fue criada en una familia demasiado religioso y recta que creía que la mujer debía estar en la cocina, y comprendo que es una mierda pero no creo que eso le diera derecho ha hacer todo lo que hizo, educar a su hija para seguir su misión y como no quería castigarla, no lo entiendo—. —Yo si—aviso y le mire demasiado sorprendida—Las mujeres tiene un valor demasiado hermoso, un valor que algunas personas no ven, por mucho que haya mujeres gobernando y mujeres poderosas en el mundo, la gente no acepta que la mujer pueda hacer muchas cosas, entiendo que la gente quiera luchar por ello, lo entiendo, es como una piedra hermosa que quieres que todo el mundo vea—. —Ya, pero torturar a tu hija y luego a tu nieta, no creo que sea la solución—me queje. Colin paso su mano por mi pierna en forma de apoyo, no dijo nada, solo me toco para dejarme claro que estaba conmigo, pasara lo que pasara, y no sabía como tomármelo, si pensaba por el lado bueno, quizás significaba que las cosas estaban bien entre nosotros, quizás significaba que había esperanza entre nosotros, quería que hubiera esperanza, quería que entre nosotros pasara algo. —Habla con tus padres e intenta entender las cosas—comento. Le mire. —Se que debo hacerlo—me queje- —Tu estate tranquila, mi casa siempre tiene un espacio para ti—me dijo y le mire. —¿En que sentido?—le pregunte. Colin me miro, no decía nada, creo que el mismo estaba pensando las cosas, estaba analizando las cosas, analizando que pasaba, creo que analizando las cosas que iba a decir, las decisiones que iba a tomar, porque esto iba a cambiar la vida, nuestras vidas como las conocemos, como las vivimos y sentimos. Y no es justo, no es justo que el amor, que el amor cambie tanto pero es así, el amor cambia demasiado, lo hace de formas que no podemos entender, es como una enfermedad, algo que se pega a ti y te hace ver el mundo de formas diferentes, de formas que antes no lo podías ver. Era una forma de cambiar tu mundo rápida y radical, claro, después sufrías mucho cuando te rompían el corazón, porque eso pasaba. —En el que quieras—respondió tranquilo. La puerta de la habitación se abrió de golpe, entrando Priscila en la habitación. —¿Cómo has entrado?—le pregunte sorprendida. Priscila me hizo un leve gesto para que me callara y miro a Colin —¿Te das cuenta que son las ocho de la mañana y aún no has abierto?—pregunto Priscila—Me parece vergonzoso que nos tengas ahí esperando como idiotas porque has decidido dormir un rato más cuando hay muchas cosas que hacer, por ejemplo limpiar los vasos que no limpiaste ayer porque te dio pereza—se quejo. —Priscila White—le llame la atención. Colin se levanto tranquilo de la cama. —Me he dormido—aviso él tranquilo, cogió unas llaves de la mesita de noche y se las lanzo—Ve a abrir—le dijo tranquilo. La chica me miro. —Tenemos responsabilidades—aviso y la mire—Aunque no lo parezca, Colin suele ser bastante puntual—. Negué. Priscila era una mujer mayor dentro del cuerpo de una joven, aunque tuviera dieciocho años siempre fue muy madura, era la mayor de cuatro hermanos, insoportables y demasiado dinámicos, su padre tenía varias empresas que iba a heredar sus hermanos, ella no porque quería ser música, por lo que estaba bastante distanciada de su familia, aunque era complicado. Su familia era demasiado rara, solo había que ver a su tía que se escapo con un hombre a los quince o verla a ella, que llevaba varios años viviendo con Reese porque se llevaba muy mal con sus padres, al no aceptar ellos que se dedicara a la música, pero era tan perfecta en todo lo que hacía, que daba envidia estar con ella, era el mejor ejemplo de que debías de ser. —Tú tranquila, con que sigas cantando bien, nos llega—comento. La mire para ver como me giñaba un ojo y ver que era todo una broma para no comentar que había dormido con Colin, no porque fuera algo malo sino porque no es que sea una gran aventura que debamos comentar, al menos no ahora, ni delante de él, quizás si algo que comentar entre amigas, pero en privado. —Yo voy a hablar con mis padres—comente y me levante de la cama. —Deja al perro aquí—me dijo Priscila y la mire pero sabía que era mejor no preguntar y no discutir con ella, también sabía que en mi proceso mental Gia me iba a molestar un poco por mucho que fuera una de las mejores cosas que me pasaran en mi vida, aparte de mis amigos y mi familia claro esta, pero un perro se considera el mejor amigo del humano por algo, creo. Colin agarro mi brazo. —Luego vienes a verme—aviso y le mire. —Corriendo—dije sonriendo y bese su mejilla—Serás el primero en saber todo—. Mire a Priscila que se estaba señalando con un dedo. —Si, Priscila, luego te explico todo a ti—le deje claro. La chica sonrió apartándose de la puerta para dejarme salir de la habitación. —Me alegro que os hayáis vuelto ha hacer amigos—comento Priscila. —Bueno, puede que haya más—comento Colin haciéndome sonreír. Con esa frase supe que era mi señal para irme antes de escuchar algo que no debía, agarré mis zapatos para ponérmelos e irme a mi casa, donde sabía que estarían las dos personas con la que debía hablar, por mucho que no quisiera hacerlo debía hacerlo. Respire hondo varias veces por el camino mientras pensaba que iba ha decir. —La que has liado—me dijo Gordon en la puerta de mi edificio. Le mire. —Le avise a tu padre que iba a pensar—comente. Mi primo me miro riendo. —Por desgracia nadie esperaba que desaparecieras toda la noche—me dijo y le mire—Deberías subir—. No dije nada, porque esa era la idea, así que me limite a entrar al edificio e ir a mi casa con Gordon siguiéndome, nada más abrir la puerta mi tía Diana se echo a mis brazos, supe que era ella por el aroma a fresas que siempre tenía, era muy reconfortante, su cabello rubio callo en mi cara, haciendo que me atragantara con este pero no podía rechazar el abrazo, la mujer hacía demasiado que no me veía y necesitaba ese abrazo, quizás de la misma forma que yo lo hacía y quizás era la unica persona a la que la dejaría abrazarme. —¿Dónde estabas?—me pregunto mi madre y la mire. —En casa de Colin, te aseguro que no me ha pasado nada y que todo esta bien—avise separándome de mi tía—Necesitaba unas horas para pensar—. —¿No sabes avisar? Llevo toda a noche demasiado preocupada—se quejo mi madre y la mire. —Si te hubiera dejado conocerme no te hubieras puesto así porque sabrías que soy muy básica, que si tengo un problema estoy donde Colin o Priscila pero no pasa nada, solucionaremos eso desde ahora—dije intentando tranquilizar el asunto. Gordon rió. —Pensaba que Colin estaba enfadado contigo—comento y le mire. —Lo hemos hablado—avise y mi primo me miro. —Con alguien hablas—ironizo y le mire. —Lo estoy haciendo contigo ahora mismo, no hagas que me arrepienta—avise. —¿Podéis dejar de comportaros como niños pequeños?—pregunto mi tío y le mire. Fije mi vista en Eric, mi padre que miraba la escena con asombro. —Jamás dudaría que sois familia—comento y me miro. —¿Tu apellido es?—le pregunte. Todos me miraron impresionados. —¿Que? Tendré que saber si tengo buena genética—me queje. Siguieron mirándome. —¿Eso me da una oportunidad como padre?—me pregunto y le mire. —Tampoco os paséis, no creo que pueda veros como padres en un tiempo pero intentemos llevarnos bien y ser una desestructurada y loca familia feliz—comente y les mire, los dos estaban sentados en el sofá mirándome—Se la historia que me contaba Anne, debería saber la vuestra—comente y les mire. Todos me miraron. —Lo estoy intentando, dejar de mirarme como una rata de laboratorio—grite desesperada. —Creo que no importa quien es mi familia ni lo que hago—comento Eric y le mire—Te lo contaré cuando quieras pero creo que es más importante que sepas que te queremos, fuiste deseada y si no te cuidamos no fue porque no quisiéramos—. Les mire. —Yo no he preguntado eso—me queje—¿Hubo lo de maniatarte y eso?—le pregunte a Julieta que me miro en silencio y creo que con bastante miedo. —Hubo muchas cosas—aviso Andrés y le mire molesta. —Tu abuela nunca entendió que una mujer pudiera desear tener una familia y quedarse en casa, para su criterio y deseos de mundo perfecto, la mujer debía pelear cada día por ser una diosa en este mundo, ser la que todos recen y no se, creo que para ser quien cambie el mundo aunque no se como podría hacerlo sola y también creo que ser madre no impide eso, quizás así sea otra forma de luchar—comento. Mire a la mujer, estaba demasiado sorprendida por todo, se que mi abuela era una persona demasiado complicada, era una persona que todo lo hacía un drama, todo era demasiado complicado con ella, si las cosas eran verdes claras, para ella siempre serían del color más oscuro del mundo, de la forma más compleja del mundo, por lo que cualquier cosa que pasara, y me dijeran sobre ella, me lo iba a creer porque nada me sorprendía respecto a ella. —Me hizo muchas cosas, pero no creo que debamos hablar de ello, concentrarnos en el pasado no hará que avancemos en el futuro y no te ayudará a hacer las cosas como gran persona, como la gran persona que puedes ser—se quejo. No dije nada, me quede pensando en lo que estaba pasando, las cosas eran demasiado complicadas, mi abuela estaba loca, y se que haría cualquier cosa, pero quería saber las cosas, quería saber la versión de ella, la versión de ellos, que vivieron ellos, no por un tema de masoquismo y conocer el dolor de los demás sino porque sabía que eso iba a ayudar a que pudiera entender, comprender que pensaban, que sentían, que vivían. Porque ahora, saber que cambio de un momento a otro para que quisieran ser mis padres, a ver que se que soy la mejor hija del mundo, que soy una persona maravillosa, soy una persona que deben amar tener en sus vidas pero de todas formas, deseaba con todo mi ser, entender porque querían ahora hacer su papel, aunque dudo que me vayan a contar algo, no porque no quieran, creo que porque para ellos era mucho más doloroso de lo que yo misma podía entender. Respiré hondo. Tenía que concentrarme en las cosas buenas, tenía que concentrarme en que debía vivir una nueva vida, la vida que siempre quise, ahora que no tenía a Anne en mi vida, creo que ella jamás me hubiera dejado dedicarme a cantar pero ahora, que las cosas eran diferentes y quienes gobernaban mi vida eran otros quizás todo sería mejor, quizás podía hacer lo que deseara, lo que fantaseaba aunque estaría mejor si fuera yo la que gobernara mi vida, pero teniendo en cuenta que no sabía hacer muchas cosas era imposible que hiciera las cosas por mi misma, y sin morir en el intento, al menos. —Quiero hacer las cosas bien pero no me ayudáis—deje claro. Todos me miraron, Julieta se levanto y se acerco a mi. —Cuando naciste eras más pequeña de lo normal, recuerdo que me alarme porque no sabía si estabas bien o que te iba a pasar, no naciste en un hospital por lo que cualquier cuidado podía tardar demasiado, pero me acuerdo perfectamente que gritaste tan fuerte a los segundos de estar en mis brazos que supe que estabas bien y que tenías buenos pulmones—comento y la mire sin saber que decir o que hacer, que me contara eso era bonito y me unía a ella pero tenía mis dudas—Nadie sabe esto, pero hubo una vez, tenías diez años que me escape de la clínica en la que estaba, vine a verte, no me viste, estabas ensayando en la iglesia, creo que tu amigo ticaba el piano—comento. —Colin, es la unica persona que sabe seguirme—le conté. Julieta sonrió. —Cantabas muy bien, estoy segura que aún lo haces aunque hace demasiado que no lo haces, antes había una luz en tus ojos pero hace tiempo que no la veo, desde el juicio, desde que empezamos con todo esto de estar en tu vida, no he visto esa luz en ti—aviso. La mire. —No es una luz—comente y la mire—Siempre he cantado con Colin, es esa persona especial que hace bien, me da luz y vida, no se si se puede explicar, es mi mejor amigo y la persona que se que morirá por ella, es raro—explique. —No creo que seáis amigos—aviso Andrés y le mire bastante mal, si las miradas mataran, le mataba de la forma más torturadora que hubiera—Todo el pueblo sabe que tenéis una conexión demasiado importante como para llamar amistad a lo que tenéis, solo faltaba que os besarais para confirmarlo—comento y le mire mal. —Cállate—le avise. —No vamos a prohibirte nada, no podemos—comento Julieta. —Bueno eso lo dices tú—aviso Eric, Julieta le miro, le lanzo una de esas miradas que lanzan las mujeres cuando mandan callar a una persona, cuando le hacen saber con una sola mirada que si sigue hablando matar es poco lo que harían. Eso me dejaba claro que éramos madre e hija, porque yo tenía las mismas miradas. —Solo quiero que seas feliz y nos dejes ser parte de tu vida—comento Julieta. La abrace. En un primer momento todos se quedaron quietos, sorprendidos, Julieta estaba tensa, pero a los pocos segundos paso sus manos por mi cuerpo y me abrazo con fuerza. No pude evitar no hacerlo, era una cosa que se que las dos necesitábamos, era demasiado buena y me daba rabia no haberlo visto antes y haber estado tanto tiempo siendo una borde e inaguantable con ella, solo por un enfado. Se que tenía razón, tenía justificación y derecho a estar muy enfadada, habían mentido en gran parte de mi vida, me habían ocultado cosas de mi vida demasiado importantes, nadie parecía verlo, solo yo pero al mismo tiempo que nadie veía mi dolor, las demás personas tenían cosas que yo no veía, mi madre, había pasado por maltratos que yo no entendía, por dolores que yo no había vivido y por suerte ella me estaba evitando vivir, estaba luchando porque fuera feliz, porque fuera libre que esa al final era la mayor muestra de amor. Porque el amor no es mantener a una persona en tu vida si o si, amar es dar alas, es estar con una persona cuando necesita que estés a su lado, pero necesitar y querer no es lo mismo, claro que desee que mi madre estuviera a mi lado cuando me vino la primera regla o cuando me empezaba a enamorar por primera vez pero no la necesitaba, debía vivir esas experiencias sola y aprender pero si necesitaba que mi madre estuviera cuando debía ser salvada de un mal, que podía matarme, y ella esta, estuvo y estará en esos momentos, para salvarme, para ser el aliento que necesito para que las cosas vayan bien. Me separé y les mire. —Tengo que ir donde Colin—les deje claro y todos me miraron—Tiene a Gia y debo decirle algo de lo que me he dado cuenta—les aclaré. —Ve—me ordeno Julieta. —Vengo a comer, con todos, lo prometo—avise intentando mantener la calma y el control de la situación, que ya anticipo que no va salir nada bien.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD