- ¡Estás ruborizada! – gritó Kate, la golpeé con una almohada, porque estábamos ambas sentadas en mi cama, era noche de chicas. ¿Ruborizada yo? ¿Y por qué iba a estarlo? Solo estaba relatando cuánto odiaba a Hans White. - ¡Mientes! - Bella – usó ese tono de “Estoy hablando en serio amiga”. Resoplé. – Incluso te brillan los ojos y estás haciendo eso con la manos – ella apuntó mis manos, y ya sé… las tenía medio dobladas, jugando con mis dedos. Pero eso no significaba nada. – Te gusta Hans ¿Verdad? - Ni siquiera es guapo… - Nadie dijo que tenía que ser guapo para que te guste – se cruzó de brazos. - Pero mírame, soy Bella Summers. - Superficial y egocéntrica, por eso siempre sales con tíos buenos para nada. – gruñó. - Si no fueses mi mejor amiga

