Consuelo no respondió. Guardó silencio mientras Bastian retomaba su forma humana al escuchar los pasos de Mabel dirigirse hacia la cocina. —Buenos días —saludó ella con una sonrisa al entrar. —Buenos días, mi princesa. Mira, ella es Consuelo, la esposa de Amél. Es una antigua hechicera —dijo Elijan levantándose de la mesa y rodando una silla para que Mabel tomara asiento junto a él. —¡Hola! ¿Y tú te llamas Mabel? Quiero que sepas que también sé cocinar. Espero que tengas hambre, preparé un desayuno delicioso —respondió Consuelo, sirviendo el desayuno con amabilidad. Mabel sonrió, encantada por las palabras de Consuelo, y preguntó con genuina curiosidad: —¿Y si ella es una hechicera… tu hermano Amél, ¿qué hace? ¿En qué se convierte? Elijan rió con fuerza y contestó: —Amél… él solo se

