La música electrónica se ha desvanecido en el aire, mis oídos solo escuchan el latido de mi corazón en unión al palpitar de Stefano, la gente se ha ido el lugar comienza a transformarse, lo que antes eran personas ahora son árboles, el piso de madera ahora es un fino pasto de un verde deslumbrante, las campanas de una iglesia resuenan de fondo al mismo tiempo que el cantar de las aves que vuelan, intento separarme de él quién al percatarse me abraza con más fuerza pegándole a su cuerpo, siento en mi rostro el calor del atardecer del lugar en el que estamos, siento el aire que provoca que mis rizos vuelen, lentamente nos sentamos en una especie de manta que está bajo nuestros pies. Sin dejar de besarnos, me recuesta con cuidado separando nos un poco para poder respirar quedando su su