Yo aún te amo

1311 Words
VALENTINA Llegando a la mansión, Camila me lleva a mi habitación para cambiarme la ropa mojada. Mientras salía del baño, ya cambiada y con una expresión sin ganas de vivir, Camila se acerca a mí. "Mi niña, cuando termines bajas para que comas algo... no has comido nada desde la mañana." Sin ganas de nada, me senté en la esquina de la cama y miraba hacia abajo. Aún no podía creer lo sucedido, no estaba convencida. Nuevamente, unas lágrimas salieron de mis ojos. "No tengo hambre, Nani, solo quiero estar sola." Camila me agarra de la mano, jalándome hasta el comedor, me sienta, toma mis hombros y me mira a los ojos. "No, mi niña... tú no puedes andar sin comer, te me vas a enfermar y yo no quiero que te pase algo más grave... pide lo que tú quieras comer, Nani te lo hará." Con ternura, pasa su mano por mi rostro, limpiando las lágrimas restantes, tratando de animarme, pero no tenía ganas de vivir y mucho menos de comer. "No lo sé, Nani, no me viene nada a la mente ahora... la tengo en blanco." "¿Qué tal tus albóndigas favoritas?... Ahorita vengo, no te vayas a mover, ¿sí? Lo haré rápido." Al quedar sola, no me moví, solo miré un punto fijo de la mesa. Por un momento, comencé a recordar que ya era tarde y Dimitri aún no había llegado ni hablado. Con pánico, temí que le hubiera pasado algo. Revisé mi celular para ver si había algún mensaje de Dimitri. Vi que solo leyó los mensajes, pero nunca me respondió. Traté de ser positiva y no pensar cosas malas, tenía miedo de que le hubiera pasado lo mismo que a mis padres en el camino. Ya no sería capaz de soportarlo. Le marqué, pero solo sonó su celular. No contestaba. Más me invadió el miedo, mis manos temblaban y, tras varios intentos con el mismo resultado, una oleada de pensamientos invadió mi mente. Seguí insistiendo hasta que me contestó. Solo así pude respirar tranquila. Le marqué, pero solo sonó su celular. No contestaba. Más me invadió el miedo, mis manos temblaban y, tras varios intentos con el mismo resultado, una oleada de pensamientos invadió mi mente. Seguí insistiendo hasta que me contestó. Solo así pude respirar tranquila. "Mi amor... me estaba preocupando, pensé que te había pasado algo... Ma..." No terminé de hablar. En ese momento, Dimitri me interrumpe con voz grave y sin emoción alguna: "Terminamos... ya no quiero que me llames y mucho menos me vengas a buscar. No quiero saber nada de ti." Al escuchar esas palabras, sentí como si un balde de agua fría me cayera en el cuerpo, como si fuera un espejo y me quebrara en mil pedazos. Por unos minutos, quedé procesando lo que había escuchado. Mi garganta se sentía atascada y, como pude, hablé. "¡Qué! No... no entiendo... ¿hice algo mal? ¿O por qué quieres terminar conmigo? Dime, ¿puedo arreglarlo?" DIMITRI Buscando las palabras para no herirla más, conteniendo mis lágrimas y las ganas de ir con ella, quiero decirle la verdad, pero eso la pondría en peligro. Me contengo de no romper el celular, ya que lo apretaba con fuerza. Quería salir corriendo y abrazarla, besarla, decirle lo mucho que la amo. "Yo... ya no te amo... me aburrí de ti, así que hasta aquí llegó nuestra relación." Al otro lado, escucho cómo lloraba y me empezó a rogar. Me partía el alma escucharla, y más ahora con la muerte de sus padres. "¡No, por favor! No me abandones tú también... Tú dijiste que me amabas, que estarías conmigo en las buenas y en las malas. ¿Por qué ahora, que más te necesito, me abandonas?" Al escucharla llorar y suplicar, no pude aguantar más, estaba furioso conmigo mismo. Al no poder seguir escuchándola, quise terminar rápido, y gritando le dije: "¡Te mentí! Solo jugué contigo, ya no vuelvas a llamarme." VALENTINA Por favor, no me abandones. Yo te amo, Dimitri", dije con voz baja y débil. Sentí que me faltaba el aire en ese momento, que el mundo se me venía encima. Volví a marcar tantas veces, pero su celular se encontraba apagado. Al momento, lancé el celular contra la pared y empecé a gritar con desesperación. Camila, al escuchar los gritos, corre para ver qué sucedía. "¿Qué pasa, mi niña? ¿Qué tienes?" Corrí a sus brazos y lloré amargamente, con fuerza. "Nani, me terminó... me abandonó también... me dijo que nunca me amó." La cara de Camila se tornó roja por el coraje. Ya sabía de quién hablaba y comenzó a maldecirlo como quiso hasta que se calmó. "Desde un principio te dije que ese muchacho no me daba buena espina, ni a tu padre ni a tu hermano. ¿Cómo se atreve a jugar con los sentimientos de mi niña?" No estaba convencida, me desesperé y miré a los ojos a Camila. Por alguna razón, sabía que él aún me amaba. "No... necesito que me lo diga enfrente, yo... yo sé que aún me ama, está mintiendo." Me separé de Camila y corrí hacia afuera, tomando el auto para ir con él. Al verme, Camila trató de alcanzarme y empezó a gritarme para que la escuchara. "¡Mi niña, espera! No hagas una estupidez." DIMITRI Al no poder controlar mi ira, lancé el celular por la ventana y grité con tanta fuerza y rabia. Caminaba de un lado para otro, maldiciendo por no tener suficiente poder. Necesitaba acabar con la competencia: Yaroslav Morozov, el enemigo a muerte de mi difunto padre. No pude calmarme y rompí todo a mi alrededor. Ahora había perdido al amor de mi vida. "¡Maldita sea! Te juro que haré que pagues por cada lágrima que derramó Morozov." Al otro lado de la puerta, uno de mis hombres, con miedo, entró. "Señor... el avión ya está listo." Al escucharlo, me calmé. Respiré hondo, me arreglé la ropa y el cabello. "Bien... vámonos. Necesito aliados para tener poder." En el avión, a punto de despegar, miré por la ventanilla pensando en Valentina, mi amada. En mi mano, una pequeña caja con una sortija, la cual iba a darle para proponerle matrimonio. "Solo espérame, amor mío... Vendré por ti para arreglar este malentendido y estar juntos de nuevo." VALENTINA Manejé lo más rápido posible para llegar donde Dimitri. Al estar en su departamento, toqué la puerta varias veces, pero nadie contestaba. Giré el pomo de la puerta y la abrí. Adentro del departamento no se encontraba nada, estaba vacío, como si nadie hubiera vivido allí. Mis esperanzas se fueron a la basura. "No... por favor, regresa. No me dejes... eres lo único que me queda." Caí de rodillas y comencé a llorar por mi desgracia. Pasaron varias horas sentada, pegada a la pared, sin noción del tiempo, sin comprender por qué me pasaba esto a mí. Primero mi familia, y ahora mi primer y gran amor. Sentía que el mundo me odiaba. Ya casi de madrugada, emprendí mi camino sin rumbo. No me importaba dejar el auto, no pensaba en regresar a mi casa. De repente, empezó a llover de nuevo, pero eso ya no me importaba tampoco. Seguí mi camino, recordando la promesa de amor que un día me juró y los días felices que pasábamos juntos. No sé cuánto tiempo estuve caminando, pero empecé a sentir frío y marearme. Me costaba respirar. Al ver un parque cerca, caminé hacia una banca para descansar. Pero, al tratar de sentarme, en un instante sentí que mi cuerpo se desplomaba. Solo cerré mis ojos para recibir el impacto del golpe, pero unos brazos me sostuvieron a tiempo. Solo pude ver una sombra negra que me preguntaba si me encontraba bien y, al momento, me desmayé.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD