Hilo rojo Amor sin temor

Capítulo 1. Anne

Martes

Hoy cumplo 25 años y puedo decir que este es oficialmente el peor cumpleaños de la historia de los cumpleaños de mierda. Mis amigas -o casi todas, a las que aún puedo llamar así- y yo encontramos a mi novio Kyle revolcándose en mi propia cama con mi -ya no- amiga Sonia.

Los hallamos porque quería ir a casa para decirle que las chicas me invitaron a salir a festejar a uno de los bares más famosos de la ciudad, pero estaban tan metidos en su asunto que ni siquiera notaron que los miraban hasta que les grité que salieran de mi apartamento y les lancé su ropa.

Esa imagen me duele y me pone furiosa. Si existiera la forma de “des ver” algo, eso es algo que me encantaría eliminar de mis recuerdos. Además, el ruido… Fue algo demasiado asqueroso escucharlos. No es que él y yo no hubiéramos tenido ningún tipo de contacto s****l, pero era básicamente contacto boca-genitales o vernos el uno al otro mientras nos tocábamos.

Sumado a eso, mis padres me llamaron para decirme que la empresa está pasando un mal momento y que se les están acabando las opciones para salir de este problema. No quisieron darme muchos detalles, pero se escuchaban bastante preocupados. No sé si es por lo que Kyle me hizo o por alguna otra razón, pero siento que ese problema tiene relación con él.

Definitivamente hoy no ha sido mi día, pero Amelia, Frieda y Laura son unas chicas tan fieles y preocupadas por mí que, a pesar de querer quemar mi departamento con ellos adentro, decidieron que no dejarían perder la oportunidad de divertirnos en el Cohibar City (un bar famoso por poner esa música latina tan… “incitante”), pues fue bastante difícil tener el día libre para todas, así que decido que definitivamente esta noche tengo ganas de ser una auténtica zorra y me preparo para serlo.

“Baby, me gustaría

Comerte el día completo

Todo lo que yo te haría

Si el reloj nos diera más tiempo”

No sé cuántos shots me tomé de vodka, pero siento que no fueron suficientes para ponerme ebria. Solo para darme el valor de salir disparada a bailar sin pena ni recato, minutos después de haber comenzado a bailar se me unió este apetitoso caballero. Desde hace varias canciones he estado bailando con este tipo, y no sé por qué, pero siento que estar cerca de él me excita demasiado y se lo hago notar mientras froto mi cuerpo contra el suyo y me acerco para cantarle esa canción al oído.

- ¿Qué te parece si vemos qué podemos hacer en una hora? – me dice divertido mientras pone sus manos en mi cadera.

- ¿Piensas que quiero acostarme contigo? – lo miro fingiendo un recato que en este momento no tengo, pero debo hacer como que estoy escandalizada cuando sé que dice la verdad.

-Si no quisieras hacerlo, no estarías frotando tus hermosos pechos contra mí y créeme, yo también lo deseo- me susurra suavemente en el oído para después chupar el lóbulo de mi oreja, lo cual me calienta aún más. Siento cómo me abraza y su erección roza contra mi abdomen…

-Entonces vámonos ya, guapo- Por alguna razón eso me calienta mucho más y decido irme con él sin siquiera detenerme a pensar que no sé su nombre o a dónde iremos, aunque realmente no me importa, sólo quiero tener un buen sexo y olvidarme -por ahora- del maldito de Kyle.

Nos dirigimos a la salida sin detenernos en nada y nos besamos con urgencia mientras llega su coche y solo me detengo al notar que alguien más está conduciendo y sube discretamente un vidrio para darnos privacidad después de que el hombre le dice algo.

- ¿Qué clase de persona eres? – le pregunto intrigada al ver que tiene un chofer y un coche que es bastante costoso.

-Una persona que tiene la urgencia de verte completamente desnuda- Diciendo eso me sujeta y quedo sobre sus piernas mientras me besa profundamente. Siento cómo su lengua se introduce en mi boca y comenzamos a jugar. Siento cómo sus manos suben por mis piernas desde mis rodillas hasta mi trasero debajo de mi vestido y se frota contra mis labios. Aún por encima de la ropa está duro como una roca.

Esto me sorprende mucho porque Kyle nunca había sido así de ardiente por mucho que tratara de incitarlo, aunque él decía que era porque esperaba que nuestra noche de bodas fuera algo mágico y muy especial. Claro, tan mágico como tirarse a mi amiga en mi cama...

Decido apartar ese pensamiento por ahora y concentrarme en lo que siento con este hombre entre mis piernas. Nuestro beso se vuelve más hambriento, demostrando nuestro deseo por el otro y ahogando nuestros gemidos en la boca del otro. Sólo se interrumpe cuando el chofer del auto nos indica que hemos llegado a nuestro destino, sea cual sea.

-Vamos arriba, pues, aunque no tengo problemas de hacerte mía aquí en el auto, creo que estaremos más cómodos en mi cama- Sin poner esto en duda salimos y nos dirigimos hacia un edificio con urgencia. En el ascensor sus caricias comenzaron a ser más audaces, y siento una de sus manos en mi pecho, amasándolo mientras la otra se va aventurando a acariciar mi clítoris encima de mi -muy húmeda- ropa interior. Sus besos también son como droga, cada uno hace que mi piel arda. Me acomodo mejor para hacer su caricia más placentera y mis gemidos comienzan a ser muy fuertes, pero realmente no me importa, deseo a este hombre como jamás había deseado a Kyle.

Mirándolo con la abundante luz del ascensor me doy cuenta de que es un hombre muy guapo, debe de medir como 1.90 y tiene un cabello n***o como la noche que contrasta con su piel clara. Tiene una cara fina y hermosa, unos ojos color miel y unos labios gruesos que, por alguna razón, me hacen desear que recorran todo mi cuerpo. Su cuerpo es delgado pero atlético, supongo que debe practicar algún deporte o algo así, porque se siente "en forma" pero no tan musculoso cómo para estar en el cuerpo de bomberos.

-Eres muy guapo- le digo embelesada con su belleza, mientras acaricio suavemente su rostro.

-Y eso que no has visto la mejor parte de mi cuerpo- Me contesta juguetón, cargándome a horcajadas mientras recorremos su casa y entramos a lo que parece ser su habitación. Si me preguntan cómo es el apartamento, no lo sé, no he podido dejar de verlo y sólo siento cómo me conduce por el lugar hasta su cama y es ahí donde comienza toda la diversión.