CAPÍTULO 6
“¿Seguro que no nos sigue nadie?” preguntó Violeta, mirando por encima del hombro para ver la luz de la luna reflejada en los rifles o ametralladoras. No vio nada más que el largo tramo de vías del tren.
“No detecto a nadie”, respondió Leontios, arrastrando sus suaves botas de cuero en la arena. “Aunque mis poderes no son tan fuertes a la luz de la luna”.
“Poderes”, dijo Violeta, temblando. Al desaparecer el sol, el desierto se había vuelto incómodamente frío. Deseó tener el chal guardado en su equipaje.
“Sí, Violeta Warren. Seguro que te has dado cuenta. Nuestros mundos son muy diferentes, pero saqué agua del aire del desierto”.
“Al final me despertaré”, murmuró.
“No estás soñando”, dijo Leontios. “¿Entonces este mundo no tiene magia?”
“Muy poco”, admitió Violeta. “Lo he
