A la Espera

2384 Words
Capítulo 3 A la Espera Diana había salido a la mitad de la tarde de la oficina bajo el consejo de Jessica que no la había visto muy bien de salud ese día, Diana llegó al apartamento para descansar, entro a su habitación y tras estar un momento en el baño, dejo todas sus cosas en el escritorio de la alcoba y se dispuso a prepararse una bebida caliente que le ayudase a sentirse mejor o al menos a conciliar el sueño, calentó un poco de agua en una olla pequeña y vertió en ella algunas hojas de apio para luego beber, era un remedio casero para el malestar que recordó su madre hizo para ella en varias ocasiones, llevo su bebida a la habitación y tras tomársela decidido acostarse en la cama para descansar, pero su teléfono sonó a pocos segundos de conciliar el sueño. —Ala… cielo, te fuiste temprano—contesto Hernando. —Hola, Hernando—contesto Diana con voz de sueño, —Si bien para el apartamento… no me siento muy bien— —¿Qué sientes… ya tomaste algo? —pregunto él. —Si cielo ya tomé algo que me ayudara e iba a dormir un poco—explico ella un poco animada. —entiendo cielo, si necesitas algo me avisas…— —¿Podrías venir al salir del trabajo…? —dijo ella con curiosidad. Hernando se quedó en silencio y luego de pensar en su respuesta dijo. —SI, si es posible yo te aviso…— —Ah, vale está bien—respondió ella desanimada. Diana colgó la llamada al momento de contestar un poco enojada pues le pareció irónico no contar con su pareja en ese momento, ella volvió a la cocina, se sirvió de nuevo un poco del agua de apio que había preparado y en cuanto a término de beber finalmente se acomodó para intentar dormir de nuevo. Llego la noche y Diana se había despertado hacia poco tiempo pues su malestar había continuado y se sentía baja de energía pues los síntomas no la habían dejado comer correctamente en el día, en medio de la cama y la oscuridad de la habitación su teléfono comenzó a sonar y Diana con poca energía se estiró hasta la mesa de noche para contestar, creyendo que sería su novio que venía en camino. —Hola, linda, ¿Cómo seguiste? — —Hola Jessi, me siento igual…— aclaro Diana preocupada. —Pero… ¿Si has comido?, eso también influye en que te sientas mal—Explico Jessica preocupada. —No, no he podido comer…— —Regálame unos minutos y enseguida voy para allá…—dijo Jessica preocupada. —No tienes que hacer eso amiga…— —Pero es que te escucho muy mal, no me digas que no te ayude, ya voy para allá…— insistió Jessica. Jessica había colgado la llamada y Diana se había quedado aun en la cama, se levantó tan solo para ir al baño de nuevo, y de nuevo a la cocina para calentar algo de comer, pero al terminar no tenía ningún apetito, se sentó en la sala a ver un poco de televisión a la espera de su amiga, pero ella llegó monitos más tarde, fue anunciada por el portero, pero en el apartamento nadie contesto, Jessica había tenido con ella una tarjeta de respuesta que le daba acceso al apartamento, tras convencer al portero Jessica subió por la escalera hasta el tercer piso del edificio, busco el apartamento deprisa pues ya se comenzaba a sentir muy preocupada por su amiga Diana, al encontrar la puerta del apartamento Jessica abrió deprisa y entro. Ese mismo día un poco más temprano, Leandro había al fin aceptado el puesto en la empresa del que sería su suegro, lugar que compartiría con Marcela que más emocionada que su novio ya imaginaba lo que sería compartir con él no solo la universidad, su relación sino ahora su trabajo, justo a pocos días de comenzar la pasantía ambos habían salido a almorzar juntos, como era costumbre luego de almorzar Leandro se ofreció a acercar a su novia a su casa, pero Marcela ese día se negó, pues le pidió ir a otro lugar, subieron juntos a la camioneta y tras salir del restaurante y mientras manejaba Leandro le pregunto a su novia. —¿Hacia dónde vamos cielo? —Pregunto él con curiosidad. —No puedo decirte, es tan solo una sorpresa que quiero que veas…—aclaro ella con tono bromista —Será entonces difícil llegar si no le dices al que está conduciendo hacia dónde vamos…—dijo Leandro riendo. —Oye, pero que difícil eres…—Contesto Marcela estresada, — dirígete como si fuéramos hacia la universidad, pero yo te indico— explico ella revisando su celular. —Está bien amor, pero me avisas con tiempo— —Claro que si cielo…—contesto Marcela. La pareja de enamorados avanzaron por la ciudad y como se había propuesto Marcela le indico su novio como llegar a su destino cuando se acercaban al lugar Marcela le aviso que debía estacionar en uno de los edificios, Leandro confundido dudo de hacer caso a las indicaciones, pero su novia insistió en ello, entraron la camioneta al estacionamiento de un edificio de apartamentos que aparentemente estaba recién construido, Marcela se bajó deprisa y llamo a al hombre que en ese momento estaba en la portería, el cual con mucha paciencia busco en el escritorio de la recepción un juego de llaves con un número marcado que entrego a la muchacha justo en el momento que Leandro llegaba también a la recepción. —¿Ya me dirás que está pasando…? —pregunto él al ver que el hombre entrego a su amada las llaves. —Calma amor, subamos y verás…—explico ella. —No puedo subir… me duelen un poco las piernas…—contesto Leandro tratando de llevar al límite la paciencia de su enamorada. Marcela lo mira un poco enojada e impaciente con las bromas de su novio, tomo el brazo de Leandro y lo hola para comenzar a subir las escaleras del edificio. Al llegar al que sería el 3 piso del edificio Marcela camino por el pasillo seguida por su novio que con curiosidad inspeccionaba las puertas de los apartamentos, la joven al fin se detuvo en frente de una de las puertas y tras forcejear un poco con la cerradura logro abrirla, entro junto con su novio al vacío, pero impecable apartamento, un espacio acogedor que contaba de una única alcoba con su propio baño, una zona de estudio junto a una sala y cónica abiertas que daba un detalle imperdible de la fluidez del espacio, Marcela estaba especialmente emocionada pues al entrar y darse cuenta del espacio, se acercó a abrazar a su novio que aun confundido no sabía lo que pasaba. —¿Qué te parece? —pregunto Marcela mirando a su novio. —Pues está en serio muy bonito, ¿pero ¿qué hacemos acá? — —Bobo…—respondió Marcela, —Porque es mío amor, es mi nuevo apartamento…—confesó Marcela. —Tuyo, en serio amor, felicidades—contesto Leandro, al mismo tiempo que abrazaba a su novia con emoción. —Bueno… mío, mío no es, más bien nuestro en su debido momento…— —¿Cómo que nuestro? —pregunto el joven confundido. —Sí, podemos compartirlo… veámoslo como una posibilidad cielo…—explico ella con cariño. —Me siento muy apenado amor, pero sí, podemos mirarlo de esa forma…— contesto él, con un poco de vergüenza —Si amor— dijo Marcela emocionada abrazando de nuevo a su novio. Los dos enamorados compartieron tiempo inspeccionando en detalle el apartamento que aún olía un poco a pintura pues tan solo había pasado unos pocos días de que lo habían terminado, revisaron cada espacio y luego de que Marcela se tomara unas cuantas fotos junto a su novio en el nuevo apartamento la pareja bajo a la recepción a entregar de nuevo las llaves al hombre que cuidaba él edifico, subieron a la camioneta y arrancaron camino a dejar a Marcela a la parada de autobús para dirigirse a su casa. Antes de Marcela bajarse del vehículo Leandro le expreso sentirse apenado pues el apartamento lo había dejado muy sorprendido, pero no estaba seguro de compartir el espacio con ella. —Es que no es que vamos a vivir juntos, cielo, yo no puedo, mi papá me mataría…— —Ah, entonces entendí todo al revés…— —Eso es porque no pones atención— contesto Marcela riendo, —es que como vamos a trabajar juntos tengamos un espacio para los dos afuera… además el apartamento es más una inversión…—Explico la joven Leandro comprendido lo que su pareja decía, se despidió con mucho cariño de ella y lego de que ella abordara el autobús el joven se dirigió a su casa. Habían pasado ya varias semanas desde el fallecimiento de Rafael, pero en casa de Leandro aún se notaba sienta nostalgia complicada de describir pues no se sentía tristeza en el ambiente, era más como una sensación de recordar de buena manera los recuerdos del padre y esposo que ya había partido, al llegar Blanca pasaba algo de tiempo en la sala de la casa, al entrar Leandro este la saludo con cariño y se sentó junto a ella para ver la televisión pues ya era de noche y junto les gustaba ver algunas novelas. Jessica entró casi de golpe al apartamento para buscar a Diana que se encontraba dormida en el sofá, Jessica se tranquilizó solo un momento pues al acercarse a Diana esta estaba como desmayada, apenas podía hablar, ella muy asustada, tomo la mano de su amiga e inspeccionando su rostro noto que Diana estaba muy débil y deshidratada, Jessica asustada se dirigió a la cocina para llenar un vaso con agua y brindarle a su amiga, que con un gran esfuerzo se incorporó y se sentó en el sofá, Jessica aún muy nerviosa decidido alistar algunas cosas personales de su amiga, empaco todo en una maleta que encontró en el armario y pidió a su amiga se cambiara de ropa para irse de inmediato al hospital, Diana no quería salir, pero su estado no había mejorado para nada, la joven se cambió de ropa, se colocó un suéter y junto con Jessica salieron del edificio, para tomar un taxi que las llevara al hospital. En el camino Diana entrego su celular a Jessica. —¿Quieres le avisé a Hernando?... que vamos al hospital—pregunto su amiga. —No, no le digas nada, más tarde miramos…—contesto Diana —No creo Diana voy a llamarlo…—dijo Jessica sacando su teléfono celular. Aunque Diana no estaba de acuerdo no objeto nada ante la decisión de Jessica que llamaba a Hernando preocupada, pero el hombre no contestaba, Jessica siguió intentando, pero él nunca contesto. Llegaron al hospital y Jessica llevo a su amiga a la sala de urgencias, por suerte no había muchas personas en el lugar y al cabo de unos pocos minutos la joven fue valorada, le pidieron permanecer en el lugar para esperar una valoración mucho más exhaustiva de su condición de salud, pero paso alrededor de una hora hasta que la joven fue llamada por el médico de turno, que le indico que Diana estaba muy mal pues la deshidratación y el malestar estomacal la habían descompensado, le pidieron a Jessica conseguir algunos insumos y esperar pues a Diana le iban a realizar otros exámenes y a dejar internada al menos esa noche el médico pregunto por su familia, pero Diana solo le explico que venía junto con su amiga, ella no tenía más opción que aceptar la sugerencia del médico que de inmediato pidió llevar a la joven aúna sala de atención donde fue canalizada y una enfermera muy atenta permanecía pendiente de su estado, algunos minutos después Jessica volvió a la sala de atención y entrego a su amiga un suero que debía tomar y algunos alimentos livianos como frutas y gelatina, Diana con algo de dificultad logro comer un poco, una doctora que hacia su ronda de supervisión llego hasta la camilla donde Diana estaba. —Señorita Diana, dígame ¿Cómo está?, ¿Cómo se siente? —saludo con cortesía la doctora. —Ha estado con bastante malestar y no ha comido muy bien…—respondió Jessica en su lugar. —Ya veo… ¿Tiene dolor abdominal? — —Si un poco, pero se sienten más como cólicos…—respondió Diana con voz baja. —¿Cuándo fue su última menstruación? —pregunto la doctora sin mesura. Diana se quedó en silencio ante la pregunta en ese momento incómoda, miro algo nerviosa a su amiga que al igual que la doctora esperaba una respuesta. —Tengo un retraso de 10 días…— explico Diana bajo la mirada desconcertada de su amiga. —Ah entiendo, vamos a tomar otra muestra pequeña de sangre y ya te dejamos descansar por hoy ¿Sí? —explico la doctora con amabilidad. —Si está bien— La médica busco a la enfermera para que le ayudara y tras tomar la muestra de sangre salió de la sala de atención y dejo a las dos amigas solas en su cubículo, Jessica no pudo contener su curiosidad. —¿Tienes un retraso de 10 días?... ¿Por qué no me dijiste nada…? — —No he querido preocuparme por eso, muchas veces se ha demorado varios días…—aclaro Diana. —Bueno cada una se conoce a sí misma en ese sentido, pero 10 días es harto—dijo Jessica preocupada. —No quiero pensar en eso la verdad, esperemos que lleguen los exámenes…— expresó Diana con gesto de descontento. Jessica se quedó en silencio, algo pensativa por su amiga que solo quería intentar descansar pues era ya tarde en la noche y toda la espera solo habían hecho se sintiera más cansada.
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