Ocultos

1324 Words
Capítulo 4 Ocultos Pasaba la mitad de la tarde cuando Diana salió de la oficina con su bolso y sus cosas dejando con llave su oficina y encargando el juego de llaves a su amiga Jessica al salir del cubículo, Hernando estaba en la oficina principal organizando documentos que hacían parte del trabajo cotidiano. Su mente se hallaba distraída en el fondo por lo que su abogado le había comentado, pues era riesgoso prolongar tanto el trámite de traspaso de los bienes activos de Óscar a su hija Diana, era descabellado pensar en que Diana le daría tal poder a Hernando por voluntad propia, pues en lo que ella sabía simplemente su padre había dejado a disposición dichos bienes a la empresa solo por no capitularlos, al el llevar sus negocios para argentina, por suerte para Hernando, Diana no había tenido contacto con su padre durante meses, pues Óscar en argentina estaba viviendo un momento de felicidad al lado de su amada Luz que estaba gozando de los primeros meses de vida de su hija recién nacida, y parecía había olvidado a su hija Diana, o quizá era su creencia efímera de confiar ciegamente en el bienestar de su hija mientras tuviera una relación con Hernando, pero ellos ignoraban las oscuras intenciones del entonces novio de Diana que aún planeaba como hacer que la joven sin darse cuenta le diera el poder de los activos. Él hablo con su abogado con respecto a la posibilidad de un documento que hiciera posible esto, pero aún quedaba pendiente la posibilidad de que Diana firmara, era algo que a Hernando le distraía la mente, pero su mente en ocasiones se desviaba de sus asuntos de negocios y se enfocaba en la falta o traje sastre ajustado que usaba comúnmente su secretaria Paola, pues ella había sido parte de sus aventuras durante el tiempo que Diana estuvo en Bogotá y poco después fue tan solo una tentación constante para Hernando pues la muchacha es la persona con quien más comparte él en su tiempo de trabajo, a la vez que a Paola le emocionaba y excitaba, la idea de seducir a su jefe y por momentos gozar de la vida lujosa de este a espaldas de su novia. Cuando Diana salió de la oficina rumbo a su apartamento, la aparentemente distraída secretaria se dio cuenta de la oportunidad y entro con curiosidad a la oficina principal donde Hernando parecía estaría trabajando, Paola entro con la excusa de llevar unos documentos, pero fue inevitable para el ver el escote intencionalmente abierto de la muchacha. —Hernando, te entrego los balances pendientes, hacen parte de la carpeta que tienes ahí…—dijo la joven al recostarse un poco sobre el escritorio. —Muchas… gracias… señorita…—contesto el algo distraído. —La señorita Diana salió hace poco… —añadió Paola. —¿Sí?... no lo note la verdad, ¿Por qué es eso tu asunto…? — —No, solo quería avisarle jefe, pues aún espero de ella algunos informes atrasados…— explico ella. —Supongo tendría sus razones, igual ella nunca ha fallado en su trabajo…—aclaro Hernando con tono tranquilo. —Entiendo jefe— contesto ella coqueteando con la mirada. Hernando se quedó mirándola tratando de comprender lo que la joven trataba de decir con su forma de actuar tan sutil y seductora, pero la mujer se alejó poco a poco dirigiéndose hacia la puerta de la oficina. —Paola, espere un segundo…—dijo Hernando antes de que la joven saliera, —¿Qué hará al salir del trabajo señorita? — La joven cerró la puerta con ella adentro y volvió hacia el escritorio. —No he pensado en nada realmente…— —¿Te parece ir a cenar algo…? — —Si… estaría bien, ¿Y luego que…?, tenemos algo pendiente…— Hernando se quedó intrigado por la insinuación que la joven con picardía le había hecho, pues sus palabras le hicieron recordar semanas antes cuando al mismo tiempo que Diana viajo hacia Bogotá con la excusa de revisar algunos temas de su trabajo, Hernando frustrado por no cumplir con el propósito de viajar junto con ella a la cabaña que había reservado, encontró en Paola su secretaria una compañera perfecta, que bajo sus responsabilidades laborales hallo una excusa perfecta para ir con ella a la mencionada cabaña, donde los deseos sexuales de Hernando fueron cumplidos a cabalidad por la joven secretaria que rodeada de lujos exprimía y aprovechaba al máximo cada detalle, cada cena, cada privilegio que el hombre pagaba por ella. —Sí, hay un asunto un poco inconcluso ¿cierto? —dijo él con tono serio, —Podemos seguir discutiéndolo al salir del trabajo— —Me parece bien, solo espero que sea un buen restaurante esta vez…—contesto Paola que, guiñando el ojo, giro y salió de la oficina. Hernando se quedó en la oficina un poco incitado por lo que su secretaria le había propuesto de manera indirecta, pero su mente volvió en sí cuando recordó unos minutos después que su bella Diana había salido temprano de la oficina sin alguna razón aparente, así que Hernando decidió llamarla. —Ala… cielo, te fuiste temprano—dijo él. —Hola, Hernando—contesto Diana con voz de sueño, —Si bien para el apartamento… no me siento muy bien— —¿Qué sientes… ya tomaste algo? —pregunto él. —Si cielo ya tomé algo que me ayudara e iba a dormir un poco—explico ella un poco animada. —entiendo cielo, si necesitas algo me avisas…— —¿Podrías venir al salir del trabajo…? —dijo ella con curiosidad. Hernando se quedó en silencio y luego de pensar en su respuesta dijo. —SI, si es posible yo te aviso…— —Ah, vale está bien—respondió ella desanimada. Diana colgó de golpe la llamada y Hernando se quedó con la palabra en la boca, era evidente que se sentía preocupado por su novia, pero en su pensamiento había otro motivo supuestamente más importante. Pasaron las horas y llego el momento de salir de la oficina, Paola salió primero que todos sus compañeros y tras arreglarse un poco en el baño de damas, salió del edificio, se dirigió a una cafetería cercana, donde espero por su amante, que al cabo de unos minutos la recogió en su lujoso auto, ella sin mediar ninguna palabra se subió al vehículo y ambos se dirigieron aún bonito restaurante ubicado a las afueras de la ciudad de Villavicencio, la pareja compartió una costosa cena en medio de una charla poco natural, al salir del restaurante los dos amantes se dirigieron a un hotel que no quedaba muy lejos, los dos ingresaron al hotel y buscaron la habitación que se les fue asignada, y sin mucho preámbulo la joven se abalanzó sobre el hombre que en medio de besos y caricias muy apasionadas fue poco a poco desnudando a la joven que al quedar casi desnuda se dirigió hacia la cama de la habitación incitando a su amante a seguirle, en el preciso momento en que Hernando se quitaba su camisa, su teléfono celular comenzó a sonar, el intento alcanzar su teléfono para contestar, pero Paola se apresuró y lo tomo, no le dejo contestar, en su lugar ella se retiró su sostén seduciendo más a Hernando que distraído dejo sonar y apagar el teléfono celular, en una segunda oportunidad el teléfono siguió timbrando, pero Hernando ya se había hundido en sus deseos cumplidos en el cuerpo desnudo de la sensual joven que también se había dejado llevar por el calor del momento, sin saber que la llamada de Jessica tenía el propósito de darle aviso sobre la salud de Diana que iba rumbo al hospital.
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