Capítulo 46. Una grata sorpresa para todos. Un leve temblor se apoderó de su voz, pero su postura seguía firme, orgullosa. -- Mis hijos... – repitió, más bajo, con una sonrisa apenas visible que desarmó a todos los presentes. Lucrecia, petrificada, intentó reaccionar: -- ¡Eso no puede ser! ¡Esa prueba debe estar alterada! – Su voz sonó aguda, sonaba fuera de control, su hijo intentaba detenerla. -- ¡Detente mamá! – Adrien Leclerc se levantó lentamente, apoyándose en su bastón, con la dignidad de un rey antiguo. -- Esta prueba de paternidad está certificada por uno de los laboratorios más prestigiosos del país, señora Montes. Si usted o su nuera pensaban manipular algo, escogieron mal el terreno. Además, no fueron ustedes mismas, las que la mandaron a realizar, ¿Cómo pueden decir ah

