Me siento flotar, escucho las sirenas de las patrullas y la ambulancia, todo me duele pero hay algo que mantiene mi cuerpo en calma, no se que ha pasado después de ver ese tráiler, ¿Acaso estoy muerta? ¿Qué pasó con mi bebé? ¿Ambas estamos muertas?
Las preguntas me asaltan pero no siento tristeza, solo siento paz ¿estoy en el cielo? Escucho unos pasos acercarse a mi.
-¡Rápido traigan la camilla! Patricio avisa al Hospital 77 que va una mujer embarazada inconsciente, el pulso esta muy bajo y esta perdiendo sangre rápidamente, si no llegan en quince minutos morirá, no tiene buena pinta.
- Entendido comandante.
¿Qué me paso? No he muerto, esa conversación me lo ha dicho pero siento mi cuerpo a cada momento mas relajado, no se si estoy respirando pero espero que puedan salvarnos, no quiero que mi bebé, mi pequeña Ángela se quede sola, quiero conocerla y tenerla en mis brazos, estoy segura que será una mujer increíble que cambiara todo a su paso.
- Así es, será un alma reencarnada y llegara a este planeta a cumplir su propósito, será una niña muy especial y será una mujer invencible.
- ¿Quién eres?
- Tranquila, soy tu guía y estaré contigo hasta que termines el viaje, después de que Angela nazca nos iremos.
- ¿A donde? ¡Yo quiero conocer a mi bebé!
- No te preocupes Ana, estarás mas cerca de ella de lo que te imaginas.
- ¿Pero que ha pasado?
- Haz tenido un accidente y aunque aun faltaba poco para tu partida decidimos que era mejor llevarte con nosotros en este momento, Ángela necesitará aprender de las adversidades desde ahora, aún así no estará sola.
- ¡¿Acaso crees que quiero dejar huérfana a mi bebé?!, no tengo a nadie, ni siquiera el padre sabía que estaba embarazada y aunque lo supiera seguramente me abandonaría, es lo que merezco por haber estado con un hombre casado, pero no puedes llevarme ahora, ella me necesitará.
- Tu estarás a su lado aunque ella no te vea Ana, pero no podemos dejarte, tendrás que partir con nosotros.
- ¡No! ¡No quiero! ¡Quiero conocer a mi bebé! Me la imagino toda, con su piel blanca como la nieve ya que su papa y yo tenemos la piel muy blanca, sus ojos grandes y azules como su papá, el cabello n***o y rizado como el mío, seguramente tendrá los labios delgados como los míos y unas pestañas largas que enamoraran a cualquiera, tendrá ese lunar en el pecho de la constelación de Aquila como lo tenía mi madre, quizás sea alta, o no tanto, como yo, pero sin duda será hermosa.
- Lo será Ana y aunque somos almas a las que no nos importa nuestra apariencia física en el cuerpo humano, podemos asegurarte que es un alma vieja, y será poderosa, sabia e inteligente, tanto, que tu no estarías lista para reconocerla como tu hija. Después de que nazca haremos que el doctor de la orden de acercarla a ti, abrirás tus ojos por ultima vez para poder verla y después partiremos.
Escucho los pitidos de maquinas a mi alrededor y aunque no veo nada siento como hay una luz sobre mi, seguramente ya estemos en el hospital, hay gente corriendo y otras gritando y dando ordenes, no siento nada, tengo miedo de que lo que ese guía ha dicho sea mentira, no esperaba nada de esto, yo ya había planeado mi vida con Angela, ella y yo, pero ahora sólo será ella.
- ¡Ha nacido tu hija Ana! - grita alguien, imagino que es el médico - acerca a la bebé a ella para que la pueda sentir aunque sea lo último que haga.
No se que ha pasado pero en este instante todo mi cuerpo duele tanto que me hace regresar y abrir los ojos de golpe justo en el momento en el que la enfermera sostiene a mi bebe frente a mi, es una niña de piel obscura, sus ojos son azules y grandes, esta gordita, al menos la he alimentado bien, tiene los labios gruesos, su cabello es lacio y n***o. ¡Es preciosa! Aunque no me explico por que tiene la piel obscura, nadie en mi familia tiene la piel de ese color. Te amo hija, se que serás una gran guerrera.
- Es hora Ana
- ¡No! ¡No quiero! Déjame aquí con ella, no puedo abandonarla.
- Ella estará bien, debes de confiar.
Siento mi cuerpo lejano, quiero llorar por saber que no puedo estar con mi hija pero no puedo, es tan extraño que en este momento me siento en paz, una luz me ciega tanto que no puedo ver nada, me tapo el rostro con las manos pero siento como alguien me las quita.
- Bienvenida hija
- ¿Mamá?
- Si hija, ahora estamos en el reino de las almas
- ¡Pero mi hija mamá!
- Tranquila cielo, ella estará bien y la cuidaremos desde aquí.
- ¡¿Por que no puedo llorar!?
- Por que tu cuerpo esta transmutando a la dimensión divina, tu alma solo puede sentir paz, el resto de las emociones pertenecen a la vida humana. Tienes que calmarte y sentir verdaderamente tu esencia para que te des cuenta que en realidad no quieres llorar, solo estas aferrada a ese sentimiento de la vida humana, te darás cuenta que Ángela estará muy bien y que siempre podrás verla así como yo te he visto a ti.
- ¿Me lo prometes mamá?
- Te doy mi palabra hija, vamos, aún tenemos un sendero que recorrer y tienes que estar tranquila para comprenderlo, veras toda tu vida antes de llegar a tu nuevo hogar.
Cuando logro sentir mi alma en paz mi madre me toma de la mano abriendo una puerta dorada frente a nosotras, comienzo a ver pequeños videos de mi vida, desde que nací hasta el día de hoy, tanto viví y recordaba tan poco, mi vida no fue perfecta pero era una mujer feliz aun con todas las adversidades que en vida se me presentaron. Todos los momentos buenos y malos están aquí, los más importantes y los que me marcaron el camino para ser la mujer que era.
Espero que mi hija pueda tener una buena vida y no se como lo haré, pero quiero poder guiarla a tomar las mejores decisiones para ella. Justo ahora llegamos al final del sendero y es momento de pasar a la dimensión divina, y ahora siento una paz que no puedo explicar.