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Seras mia, princesa

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Blurb

PRIMER LIBRO DE LA TRILOGIA.

-¿Que te hace creer que te dejaré ir tan fácil?. -su boca está a centímetros de la mía.

-Si sabes lo que te conviene, te alejaras de mí. -su maldita sonrisa petulante hace acto de presencia.

-No soy de los que siguen las reglas Alissa.

-Deberías.

-Te conozco. -su sonrisa se hace más grande.

-Crees conocerme. -en mi débil intento por alejarme solo conseguí quedarme atrapada aún más en la pared.

-Te conozco. -su boca deja un ligero beso en mi mejilla. -sé que en este momento tu corazón está a nada de salirse por tu boca. -su mano se clava en mi cintura y su boca se detiene en mi oído. -también sé que no eres de las que hacen caso cuando alguien dice que es mejor mantener distancia de otra persona. -puedo sentir su sonrisa en mi oído. -¿romperás las reglas por mi princesa?

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Solo es el primer día.
Una última ojeada al espejo: tan desastrosa como siempre. Con esta ropa de la típica “hija de catálogo” y el peinado de virgen; juro que si mi padre supiera lo que pienso, le darían tres infartos. Mi nombre es Alissa White, lo sé, mi nombre es un asco. Tengo veinte años y este es mi primer año de universidad. A decir verdad, estoy esperando  largarme de todas las normas y estereotipos de esta familia. Verán, mi padre es el candidato perfecto para ser alcalde, su deber es dar el ejemplo para con el pueblo y que mejor manera que arrastrando a su familia al mismo endemoniado saco; por otro lado está mi madre que no pone resistencia al asunto y mi hermana, la princesa que se cae a pedazos si la tocan. Y de último, en el rincón, estoy yo con mi papel de niña buena, peinado virginal y ropa de abuela. Pero lo que mis padres no saben es que esa fachada quedara atrás una vez que salga por esa puerta hacia mi universidad. Me encamino hacia el piso de abajo donde mis padres y hermana esperan con mis maletas y sus ojos vidriosos. ¡Exagerados! Mi madre me atrae hacia ella en cuanto me tiene a su lado. -¿Por qué tuviste que elegir una universidad tan largo? -Es la mejor, madre.-no crean en mi formalidad, solo es para aparentar frente a ellos.-vendré cada quince días para verlos. -No te llevaremos hacia allá porque posiblemente tu madre no te soltaría.-mi padre me coloca una mano sobre el hombro y me atrae hacia si para darme un caluroso abrazo.-ten mucho cuidado pequeña. -Sí, padre.-me pregunto si les decepcionara que cuando vuelva a verlos, ya no seré quien quieren que sea.-oye.-observo a mi hermana.-cuídalos ¿eh?-asiente y me abraza fuertemente. Cuando ya me he despedido de todos, tomo mis maletas y me encamino hacia la puerta, al abrirla, puedo sentir la última brisa matutina en mi hogar, mi última vestida de abuela y el prototipo que soy con ellos. Camino hacia el auto y pongo mis maletas dentro, me despido de ellos una vez más  y entro al asiento del conductor. ¡Aquí voy! Universidad Stanford, lejos de casa o al menos lo suficiente para no tener que verlos todos los días y es mejor esta opción a una que mi madre tenía a tan solo unas calles de mi casa. Cuando finalmente logro visualizar la universidad mi estómago ruge con emoción. ¡Por fin! Estaciono en el parking justo al frente del edificio con el letrero de “Dirección” y me encamino hacia el. Es bastante elegante y súper espacioso. Me acerco a la secretaria con los nervios comiéndome viva y a media voz le digo: -Hola, disculpe….. -Buenos días. -Buenos días.-intento sonreír pero los nervios no me dejan hacerlo correctamente. -¿Esta registrada? -Si… -¿Nombre? -Alissa White. -Bienvenida Alissa, como sabes, nuestra institución cuenta con enorme espacio y un cuadro de honor excelso. Como en toda institución, tenemos reglas y normas que pedimos que nuestros estudiantes cumplan a toda costa.-esta mujer me da un poco de miedo.-te daré tu horario, el número de tu habitación,  la contraseña de tu casillero y el número del parking en el que puedes.-señala mi auto con un dedo.-dejar tu coche.-asiento ligeramente al tiempo que trago grueso.-Bienvenida a la Universidad Stanford, Señorita White. -M..Muchas gracias.-camino hacia atrás mientras le sonrió con cortesía, doy media vuelta y cuando intento abrir la puerta, alguien me lo impide.-¿podrías?.-digo clavando la vista en la persona al otro lado del cristal. -Voy primero niña.-dice con una voz desinteresada y un tanto petulante.   -A decir verdad….. -Te atravesaste y ahora te quieres disculpar. Adelante.-una sonrisa más petulante se dibuja en sus labios y sinceramente me está sacando de mis casillas.- ¿y bien? -Ni aunque vuelva a nacer me disculparía con un imbécil como tú. -¿Entonces nos quedamos aquí todo el día?-alza una ceja al tiempo que su sonrisa se hace más grande. ¡Imbécil! Rendida, suelto la manija y lo dejo entrar primero.-lo ves ¿fue tan difícil? -Imbécil.-exclamo a su espalda y salgo echando chispas. Primer día y ya me encuentro a un idiota. ¿Es que en todos lados están o qué?   Al llegar a mi auto, observo los papeles que me entrego la secretaria, busco el número que me indica la nota para estacionar mi auto y lo dejo ahí. Salgo del auto y saco mis cosas para dirigirme a mi habitación, por lo que veo, será una habitación compartida. ¡Genial! El edificio de habitación es enorme, tiene el estilo de un palacio real, con sus paredes bien cuidadas y pintadas, un estilo propio de la realeza pero lo más increíble del lugar es la tela de araña de cristal que cuelga del techo. ¡Adoro esta escuela! -Tú debes ser la nueva ¿cierto?-dirijo mi vista a la castaña alta y de ojos café claro que esta frente a mi.-me llamo Marie ¿y tú? -Oh perdona, soy Ali, Alissa pero me puedes decir Ali.-sonrío ante mi torpeza y ella me sigue. -Muy bien Ali.-se pone firme en su sitio al estilo militar y sonríe con orgullo.-Bienvenida a la Universidad Stanford. -Muchas gracias. -Te ayudo con tus cosas.-sujeta mi maleta antes de que pueda decir que no y me indica que la siga hasta el segundo piso.-como puedes ver, el edificio es estilo palacio real y al ser el edificio de habitaciones de las chicas, nos hace sentir como…. -¿Princesas?.-me vuelve a ver y sonríe. -Sí, eso. Tú habitación es la número cien, aquella de allá y la mía es la noventa y siete, desempaca y si necesitas algo, no dudes en decirme.-asiento y le sonrió mientras sujeto la maleta que llevaba. -Te lo agradezco mucho.-le digo antes de entrar a mi habitación. Las dos camas, los dos muebles para ropa, dos mesas para hacer trabajos, lámparas estilo palacio real y una puerta corrediza que lleva a una terraza. Esto realmente parece un sueño.   La puerta de mi habitación se abre y al momento una pelinegra entra, sus ojos azules y una nariz perfectamente delineada es lo primero que veo de ese rostro de modelo, mientras que ella solo le da un vistazo despreocupado a la habitación; realmente parece que le vale una madre todo. Deja su maleta al lado de la cama y se sienta con una cara de culo sobre ella. Tomo aire y me encamino hacia mi lado de la habitación, ella al verme se levanta y se acerca a mí. ¡Madre mía! Esta chica es hermosa. Me extiende la mano y sonríe antes de exclamar: -Hola, me llamo Zoe. ¿Y tú? -Me llamo Alissa pero dime Ali. -Un placer, Ali. -Lo mismo digo, Zoe. -¿Primer año? -Si ¿tu también? -Si. -¿No es genial esta escuela? -Si, a decir verdad, había venido el año pasado con mi hermano, es un año mayor que yo. -Y conociste un poco de  la escuela en ese entonces.-analizo un poco lo que me ha dicho.-perdona ¿has dicho hermano? -Sí, se llama Harrison y es un dolor de trasero, desearía ser hija única.-rio un poco ante su broma.-oye ¿quieres ir a ver el campus? -¡Claro!.-asiento ligeramente y salimos de la habitación. Este lugar es gigante, más de lo que imaginé. Me pregunto ¿Qué haría mi madre si estuviera en este lugar? Seguramente se perdería en tres segundos, es tan mala con las direcciones que una vez se perdió en el súper mercado, mi padre por otro lado, posiblemente buscaría a quien enseñarle modales o hablaría de campañas para ser alcalde y de último estaría  mi hermana quien posiblemente  se quedaría en mi habitación para que nadie la toque, vea o respire cerca suyo. Es tan delicada como una flor. -¿Qué es chistoso? -No, nada. Solo pensaba en…… -Zoe...-una voz me corta las palabras de golpe. Es un chico de cabello n***o y ojos azules que se acerca a nosotras. -¡Ash! ¿Qué?.-exclama ella poniendo los ojos en blanco. -Que bonita manera de saludar a tu hermano.-su sonrisa petulante hace acto de presencia.-¿nueva amiga?.-ella me vuelve a ver y asiente. -Ella es Alissa. Alissa él es Harrison, mi odioso hermano mayor. -Mucho gusto.-exclamo sonriendo forzosamente. -Lo mismo digo.-me sonríe nuevamente pero yo no le mantengo la mirada. -Muy bien, mucha presentación y aún falta mucho campus por ver, así que adiós Harrison. -Adiós Zoe.-dice con voz desinteresada, gira su rostro hacia mí y me mira directamente a los ojos.-Adiós Alissa.-me guiña un ojo a lo que contesto poniendo los ojos en blanco antes de seguir mi camino. Su rostro me es familia….¡¡La madre!! El imbécil de la dirección. ¿Cómo lo  pude haber olvidado? Lo miro una última vez y solo entonces compruebo mi teoría de quien es él: Rodeado de un montón de chicos y chicas, todos tan  imbéciles que solo piensan en su parte de abajo y nada en los sentimientos ajenos, él es de esos que creen que “dominan” la escuela pero para mí, lo único que puede dominar ese idiota, es a sí mismo.       

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