bc

Un Viaje hacia el destino

book_age18+
141
FOLLOW
1.8K
READ
fated
opposites attract
playboy
sweet
lighthearted
office/work place
small town
like
intro-logo
Blurb

COGE VUELOS. NO SENTIMIENTOS.

Así lo dice Wayatt Parker, el mochilero playboy con el que me cruzo constantemente por todo el mundo. Y yo, por mi parte, estoy harta de tropezarme con su pelo castaño alborotado por el viento y esa sonrisa desgarradora imposible cada vez salgo del país.

Primero Ámsterdam. Luego Portugal. ¿Y ahora? Aruba.

Es famoso en i********: y demasiado guapo como para confiar en él. Lo odio desde el día que lo conocí, pero en este viaje tengo que portarme bien, aunque él lo haga imposible. Es la boda de nuestros mejores amigos… y yo soy la fotógrafa oficial.

Cuanto más sonríe este hombre a través de mi visor, más difícil me resulta recordar porque siempre nos hemos enfrentado. Antes de que me dé cuenta de lo que estoy haciendo, el paraíso adquiere un nuevo significado, y en él está involucrada la lengua de Wyatt Parker.

Su perfil puede decir que no se detiene ante nadie, pero cuando estamos juntos, el tiempo se congela. Cuando recibo la oferta de mi vida, Wyatt quiere algo que trastoque todo mi mundo.

¿Y lo que es peor? El planea obligarme a elegir.

chap-preview
Free preview
1- Áruba
Leia ¿Esto son gases o es alegría? ¿Dentro de mi cabeza, canto esta línea al son de “Should I Stay or Should I Go? Del grupo The Clash. El avión en el que estoy esta coronando la cresta norte de Aruba, ofreciéndome una vista prístina de la isla. Mi estómago se revuelve de nuevo. Esto si es alegría. Porque, hijos de puta, ¡Estoy a punto de llegar a Aruba! Cada vez que viajo me pasa lo mismo: nervios en el estómago por la llegada a un nuevo destino. Es posible que me esté esperando una lengua extrajera, aunque, según mis investigaciones, puede que este escuchando mucho inglés. Este país que forma parte de los países bajos, gracias, Wikipedia, no estaba precisamente en mi lista de los diez próximos destinos, pero cuando mi mejor amiga me dijo que se iba a casar en este trozo de tierra caribeña de treinta kilómetros de longitud, gracias de nuevo Wikipedia, ya sabes que presenté mi solicitud de vacaciones a mi supervisor antes incluso de que termináramos la llamada por Skype. Mi rodilla rebota mientras miro por la ventanilla del avión. Todo lo que puedo ver son las aguas turquesas del mar y los tordes deshilachados de la isla que dan paso a playas de arena blanca, lo que equivale matemáticamente a una semana de paraíso. Y, por Dios, necesito una escapada. Llevo los viajes en la sangre, pero solo puedo permitirme donar sangre en vacaciones estrictamente programadas y fines de semana largos que se producen al margen de un trabajo de tiempo completo que no me inspira. Además, si alguna vez intentara hacer algo tan alocado como viajar durante más de dos semanas seguidas, estoy bastante segura de que mi familia sufriría un infarto colectivo y organizaría una intervención. Así es mi familia. No viajan. Diablos, ni siquiera salen del estado de Nueva York. Lo más salvaje que han hecho hasta ahora es llamarme Leia, que surgió de la breve obsesión de mi padre con la película La Guerra de las Galaxias. Hay un dato curioso sobre mi vida. El avión se inclina mientras se alinea con la pista. Una semana. Siete días completos de magia en Aruba. Supongo que será mágico, por supuesto, ya que nunca he estado allí antes. Esta es mi primera boda de destino, lo que significa que ganará la mejor semana de mi vida hasta que muera a los noventa años, o algún tipo de desastre digno de una comedia romántica decente. Miro por la ventana, tratando de ver en que playa se casaran mi mejor amiga y su prometido. Ariana y yo nos conocimos en segundo año de la universidad, en el sureste de Nueva York. Era una estudiante de arte de espíritu libre a la que el encantaba viajar, y así fue como conoció a Ralph Neville Montgomery III, su media naranja británica. Ambos decidieron salvar las distancias entre sus respectivos países y dirigirse a una isla que se sintiera energéticamente equidistante de sus dos ciudades de origen. Definitivamente no puedo quejarme una vez que el avión toca tierra y percibo el primer soplo de brisa marina. El avión descarga en medio de la pista, porque la vida en la isla y el aire húmedo se sienten como un bálsamo para todos los factores estresantes y la insatisfacción que dejé atrás en el norte del estado de Nueva York, que he categorizado en tres áreas principales. 1-Tengo 24 años y estoy ahogada en deudas. 2-Quien vive con su abuela en una pequeña choza detrás de la casa de sus padres. 3-Y usa su prestigioso título en Bellas Artes para… tomar fotos de estudiantes de preparatoria. De todos los elementos de la lista, mi abuela es la que menos me molesta, porque mi abuela es la mejor. Pero sí parece que las cosas no podrían ser más patéticas para una mujer de mi edad, te aseguro que empeoran. Además, hace tiempo que no tengo sexo, que técnicamente, vuelvo a ser virgen. Si, eso es algo que puede pasar. No espero que Aruba cambie nada de esto en mí. No, solo espero una escapada con todos los gastos pagados. Porque ese es el sueño americano, ¿no? Pagar tranquilamente tus cuentas toda tu vida y estar feliz con tu escapada de una a dos semanas a la playa. Después de poner un pie en la pista, una brisa marina me acaricia el rostro con cada mechón de mi espeso pelo rojo. Mientras lucho por volver a ver el cielo azul, una voz familiar y femenina corta el aire. —Leia— Mi mejor amiga Ariana, corre hacia mí con los brazos abiertos y la alegría pura escrita en su rostro bronceado. Antes de que me dé cuenta, me ha envuelto en un abrazo que me roba el oxígeno, chillando de risa en mi oído mientras dice: —Lo lograste, lo lograste— una y otra vez. —¡Ariana! ¡No puedo creer que te hayan dejado acercarte tanto al avión sin tarjeta de embarque! — no reímos y nos abrazamos, y yo ya estoy llena de tantas vibraciones vacacionales que casi no lo soporto. —Si, bueno, le hablé con dulzura al encargado del equipaje y me dijo que podría encontrarte si me movía rápido— dice ella mientras me da un último apretón en la cintura antes de que nos separemos para mirarnos. Si el mundo de la escultura tuviera un Hollywood, ella sería la chica de moda. Incluso esta vestida como una celebridad de incógnito, con una gorra de beisbol baja sobre una coleta baja de color rubio platino. —Deberías ser un espía internacional— Le digo mientras me toma la mano y me lleva hacia la terminal solitaria. —La escultura es la tapadera perfecta para tu próxima carrera de espionaje— Ella echa la cabeza hacia atrás y se ríe. —¿Qué te hace pensar que no soy una espía ahora? — Así es con nosotras: fácil, divertido, un poco ridículo. Exactamente el tipo de interacción que nunca he podido entablar con el sexo opuesto. Y créanme, desearía poder estar interesada en las mujeres y dar por terminado el asunto. Si tan solo no me gustara tanto la polla. Y las ondulantes colinas de un bonito par de bíceps. Y el bajo ronco de un inesperado “hola, nena” Y, ya sabes, hay un millón de cosas más que contribuyen a las mariposas en el estómago y a las frustraciones de salir con un hombre. Con un poco de suerte, encontraré a ese hombre esquivo antes de morir. Pasamos rápidamente por la zona de recogida de equipajes y ella habla con el encargado del equipaje en el camino de regreso como si lo conociera desde hace años, no minutos. Esa es uno de los superpoderes de Ariana: puede convertirse en la mejor amiga de cualquiera en cuestión de minutos. Un momento después, mi equipaje verde lima pasa tambaleándose junto a nosotros en la destartalada cinta transportadora. —Vamos a buscar a nuestro chofer— dice Ariana con una risita traviesa una vez que tengo todas mis cosas. Esta boda de destino ha tenido un gran comienzo. Brisa del mar: listo. Escolta privada al resort: listo. No puedo quitarme la sonrisa tonta de la cara mientras oigo a Ariana por la acera de la zona de llegadas del aeropuerto. Hay una elegante camioneta negra esperándonos que parezca que podría funcionar como un autobús de fiesta o un vehículo del FBI. La puerta lateral se abre y Ralph sale de un salto, lanzándome una sonrisa digna de las revistas de trap británicas. Esto es pura fiesta. —¡Leia! ¡Lo lograste! — Su acento británico al pronunciar mi nombre nunca deja de deleitarme. Me río en su plexo solar mientras que nos abrazamos, el hombre mide como dos metros. —¿Puedo ayudarte con tu bolso? — —Me encantaría— le digo. —No voy a mentir, empaque dieciocho veces más ropa de la que necesitaré, por lo que pesa tanto como un iceberg— Desde el interior de la furgoneta de la fiesta se oye un pequeño bufido. Ralph se dirige a la parte trasera de la furgoneta para cargar mi bolso. Ariana dice: —Bueno, me olvidé de mencionar…— pero no puedo escucharla después de cierto punto porque la persona que me resoplo ahora se ha revelado. Lo primero que noto es el cabello: mechones castaños bastante largos que estan atrapados entre mechones elegantemente azotados por el viento y despeinado. Y entonces me doy cuenta de sus hombros anchos, de la camiseta oscura ajustada sobre las colinas de bíceps antes mencionadas. Y una vez que se detiene en la acera, apenas noto que otros dos lo siguen, porque ya no puedo concentrarme en nada más que este hombre. Porque el hombre que salió de la camioneta no es un simple bombón casual. No es otro más que Wyatt Parker. El hombre que ha hecho que mi corazón se acelere desde que lo conocí hace cuatro años. La viva definición de alto, bronceado y atractivo. Un vagabundo que nunca se ha fijado en mi ni siquiera un décimo de lo que yo me he fijado en él. Y esta marca la tercera vez alrededor del mundo que viene a atormentarme en mis vacaciones. —… ¡Y también vinieron Wyatt, Archie y Beto! — Ariana está terminando de hablar. Mi mirada esta irremediablemente fija en Wyatt y no puedo decir si mi rostro parece petrificado, algo parecido a lo que encontrarías en una de esas momias preservadas accidentalmente por la erupción del Monte Vesubio, sin duda. O descaradamente disgustado. Sus gélidos ojos azules me devuelven la mirada de sospesa por la erupción del volcán y la sonrisa burlona que se curva en sus labios lo dice todo sin que el pronuncie una palabra. —Es bueno volver a verte Leia— dice Archie, el otro británico. Beto, el último m*****o de su grupo de padrinos de boda, me saluda con la mano. Los conocí a ambos durante un viaje el año pasado a Portugal, lo que marcó la segunda vez que pasé demasiados días consecutivos con el maravilloso, quiero decir, completamente irritante, Wyatt Parker. Wyatt no me ha saludado y no seré la primera en ceder en ese aspecto. —Esto es genial— logro decir, sonriendo alegremente a Ariana. Espero que pueda leer la tensión en mis ojos queriendo decir: “Oh, no me dijiste que Wyatt Parker iba a venir” porque eso es exactamente lo que esos vasos sanguíneos casi reventados intentan transmitir. Ha pasado un año desde la última vez que lo vi. Cada vez que nos hemos encontrado ha sido un accidente, una desgracia, en realidad, y debería haber imaginado que el tambien estaría aquí. Porque cuando digo que me persigue en mis viajes, lo digo en serio. Es como un fantasma que no puedo hacer que pase a la siguiente dimensión. No me importa cuantas veces grite “Eres libre, ve hacia la luz” Wyatt sigue apareciendo en todos mis viajes internacionales. Ralph aparece por detrás de la camioneta. —Apuesto a que te cobraron el triple por esa cosa bestial— Es una locura porque necesito justificar todas mis compras de última hora en tiendas de segunda mano vistiendo prendas que no son de mi zona de confort al menos una vez. Pero no soy exigente, sin importar lo que sugiera el peso de mi equipaje. En realidad, todo lo que necesito para viajar es ropa para unos días, mis cámaras y mi talismán de viaje. El talismán es importante. Es mi amuleto de la buena suerte cada vez que salgo del país. Nunca me han robado por ello. Se que no resiste el proceso científico, pero no me importa. Es un collar precioso que me protege y tiene poderes místicos, sin duda. Aunque no pueda convencer a Wyatt que deje de acompañarme en mis itinerarios. Los chicos suben al coche y dejan el asiento del medio para Ariana y para mí. Una vez que la furgoneta se pone en movimiento y el conductor me saluda con la cabeza a través del espejo retrovisor, me siento vulnerable. Wyatt está sentado justo detrás de mí y el hecho de que técnicamente no hayamos intercambiado un saludo, pero si nos hemos estado mirando fijamente el uno al otro me pesa. Él se resiste, pero yo tambien. Y siento que él sabe que yo lo sé. La música de reggae flota en la furgoneta mientras la existencia de Wyatt chisporrea detrás de mí. Ariana y Ralph empiezan a contar una historia divertida sobre un pasajero del avión que venía de Inglaterra que insistió en comer pepinillos hasta el punto de tener que hacer un aterrizaje de emergencia en Boston, y yo intento escuchar mientras espió a Wyatt sin siquiera darme vuelta para mirarlo. —Entonces… ¿ni un hola? — El grave rumor de la voz de Wyatt cerca de mi oído me pone la piel de gallina. Percibo una ráfaga de su aroma, sándalo y especias. Si el fuera cualquier otra persona y estuviéramos en cualquier otro lugar, ya me estaría quitando las bragas. Pero no. A pesar de lo intolerablemente bien que se siente sentir su aliento caliente rozando mi nuca, no me rendiré ante él. —¿Perdón? — Me giro ligeramente, fingiendo confusión. —Solo me preguntaba si me ignorarías durante el resto del día o toda la semana— Reprimo un suspiro de fastidio. —No te ignoré. Te salude con la mirada— —Oh. ¿lo hiciste? — pregunta, lo que me hace reír. Casi. —Debo haberlo pasado por alto— —No dejes que te mantenga despierto por la noche— le digo, sintiendo el calor y curiosidad recorriendo mi cuerpo. Porque Wyatt es exactamente el tipo de hombre con el que he soñado toda mi vida y nunca he considerado una posibilidad. ¿Hombres seguros, atractivos y de un aspecto imposible? nunca se interesan por alguien como yo. Si tuviera una etiqueta de advertencia diría. “Trasero grande y descarada”. Y luego, en una letra mucho más pequeña, justo debajo, diría “E increíble insegura de sí misma; por favor, díganme que soy divertida” Pero Wyatt puede hacer lo que quiera en esta vida, sin que nadie le de seguridades. Es así de atractivo. He visto con mis propios ojos como buscaba y dominaba a chicas mochileras guapas en nuestro albergue compartido en Ámsterdam, como si fueran estúpidas tontas y el un coyote increíblemente elegante. Flota por el mundo sin inmutarse y totalmente a gusto. Desayuna confianza. Y si no fuera tan molesto, lo admitiría. Porque ese desayuno de confianza es lo que he estado extrañando desde que me gradué de la universidad. Excepto que este tipo es la última persona en la tierra a la que le pediría consejo. —…y luego podremos ir a surfear! — Ariana termina, aplaudiendo. —Surfear— repito, fingiendo que he estado escuchando. —Las clases serán gratuitas— insiste Ralph. —Si nunca has aprendido, ahora es el momento— Bendito sea su acentuado optimismo. —No soy una gran nadadora— Aunque soy un poco grande y se nadar, no tengo costumbre de lanzarme a las olas que podrían ahogarme. Sin embargo, Ralph no necesita saber los detalles. —Bueno, al menos podrías sentarte en la playa con nosotros— sugiere Ariana, justo cuando la camioneta pasa por encima de un bache irregular. Me deslizo fuera de mi asiento, eso es lo que me pasa por no abrocharme el cinturón de seguridad, y me dejo caer en una pila contra el asiento del pasajero. Veo el brillo molesto en los ojos de Wyatt mientras echa la cabeza hacia atrás y se ríe. Qué manera tan segura y sexy de empezar mi viaje. Si Wyatt se come la confianza en sí mismo para desayunar, yo debo comer vergüenza. Hago una mueca y me recojo en el asiento de la camioneta. No es que haya venido aquí para acostarme con chicos sexys al azar, no es mi modus operandi, pero Wyatt me recuerda que no soy su tipo. Y si, una parte de mi daría un pulmón por ser su tipo. Miro por la ventanilla mientras la furgoneta se incorpora a la autopista que hay fuera del aeropuerto. Las palmeras alinean la carretera y las nubes de algodón de azúcar salpican el cielo azul prístino. Damos unas cuantas vueltas, pasamos por una asombrosa cantidad de arbustos de flores de color violeta intenso que no puedo evitar mirar boquiabierta y, después, tomamos una calle de un solo sentido que de inmediato se convierte en playas de arena blanca y complejos turísticos. Mi corazón se acelera mientras el asfalto se transforma en un camino de adoquines impecable. Mis dedos tiemblan, deseando mi cámara, pero tendré mucho tiempo para eso. Es lo que vine a hacer aquí, después de todo. Tomar fotografías de todo como fotógrafa oficial de la boda de mi mejor amiga. Pero por ahora, quiero simplemente absorber estos primeros momentos perfectos. El conductor detiene la camioneta bajo el alero adornado con hojas de palmera de un complejo de arenisca mientras Ralph y el resto del grupo discuten sobre a qué hora deberían comenzar a beber. A veces, cuando tengo ganas de viajar, pero no tengo dinero ni tiempo, lo que sucede muy a menudo, dada a la cantidad de deudas que tengo, busco en internet reseñas de destinos y complejos turísticos lejanos. He notado que algunos complejos turísticos no son realmente complejos turísticos como uno podría esperar. Podrías poner un establo de vacas en un Motel 6, etiquetarlo como un lugar para bodas y registrar todo el complejo como, técnicamente, un determinado intento de establecimiento en Florida, según Google Maps. ¿Pero este lugar? Este es un resort con un toque de lujo. Hay una piscina en el vestíbulo porque si, que también hace las veces de atrio con techo de cristal. Miro las nubes a través del techo mientras Ariana me lleva hacia el mostrador de recepción, que parece tallado en roca volcánica. No sé si estoy en una fantasía, en el futuro o en un cuadro de Salvador Dalí que cobra vida. Espero que resulte ser las tres cosas. —No puedo creer que te vayas a casar en Aruba— le digo mientras esperamos la llave de mi habitación. Los chicos desaparecieron en cuanto cruzamos el vestíbulo y me recuerdo a mí misma que no me importa donde este Wyatt. —Suena ridículo— admite. —Vas a ser al mujer de Ralph— le recuerdo, estirando el cuello para contemplar las maravillas siempre cambiantes del complejo turístico una vez que nos registramos y ella me lleva rápidamente por un pasillo amplio adornado con columnas griegas. Estoy buscando relojes derretidos, al estilo Dalí. —Eso significa que tendría que unirme a un club de motociclistas— me corrige. —No, el tendrá que estar en el club. A menos que hayas estado ocultando tu lealtad a las Serpientes escultoras MC todos estos años— —Serpientes escultoras MC. ¡Donde esculpimos una perra y cortamos una perra! — ella suelta una carcajada, lo que solo me hace reír más fuerte. De repente el pasillo en el que nos encontramos se abre a un patio enorme, que conduce a tantas cosas que llaman mi atención que no sé qué absorber primero. Hay una piscina con forma de riñón delgado. Un cenador cubierto de enredaderas de flores anaranjadas. Los carteles indican una zona de spa, que promete aún más tesoros que no puedo comprender. Y luego está el paseo marítimo. Ariana me guía, con sus chancletas colgando, por la pasarela de madera que atraviesa el complejo turístico. Mi equipaje con ruedas hace. “clac, clac, clac” detrás de mí. todo es exuberante, fragante y hermoso. Pasamos por una fuente con agua color verde azulado, una estatua de la que gotean perlas y un auténtico bar tiki. Y entonces el paseo marítimo termina en arena blanca, el tipo de arena que solo se ve en los comerciales, con palmeras elevándose sobre nosotros y la más fascinante serie de chozas con techo de paja extendiéndose a lo largo del borde de la playa. —Aquí es donde se hospedará la fiesta nupcial— dice Ariana en un susurro reverente. Me consideran la fiesta nupcial, aunque técnicamente soy la fotógrafa y no una dama de honor. Ella quería que fuera ambas cosas, pero yo quería darle el regalo de fotos eternas más. Además, ¿Cómo puede la fotógrafa incluirse a sí misma en todas las fotos de la fiesta nupcial? Los palos para selfies no son exactamente un modelo de profesionalismo en el mundo de la fotografía. Señala las cabañas y yo me deslizo hacia ellas a su lado. Cada una es un color tropical diferente. Naranja brillante. Amarillo vibrante. Verde relajado, si es que ese es un color. Mis ruedas se atascan en la arena, pero no me importa. Abandono mi equipaje. ¿Quién necesita cambiarse de ropa de todos modos? Yo no. No cuando estoy aquí, en Aruba, a punto de contemplar mi propia cabaña de crayola personal. Me llegan risas y voces bajas, pero estoy demasiado concentrada en el premio como para darme cuenta de quien más está ahí afuera, en esta transición de ensueño entre el complejo turístico y la playa oceánica en toda regla. Las olas crean una banda sonora hipnótica mientras paso junto a Ariana en nuestro recorrido por la arena hacia las cabañas. Estoy bastante segura de que me dijo cuál era la mía, pero no necesito confirmarlo. Pero oírla llamándome en la brisa con un toque saldado. Mi predestinada casa de vacaciones de color verde azulado. Mas risas y luego el ruido sordo de una pelota de vinilo. —Leia…— empieza Ariana, justo cuando me doy la vuelta para mirarla. Una pelota pasa zumbando junto a mi cara. Algo blanco y a gran velocidad. Mi aliento se evapora y me quedo paralizada. Y ahí fue cuando me entere de adonde fueron Ralph y los chicos. Se dirigieron directamente a jugar vóley ball en la playa, excepto que ahora estan todos sin camiseta y me siento como si acabara de llegar por casualidad al set de una sesión fotográfica de Abercrombie & Fitch. Y entonces lo veo. Otra vez. Wyatt Parker. Excepto que esta vez, no tiene camisa y su cuerpo bien podría haber sido enviado por el mismo Dios como un pequeño paquete de ciudadanos que quería otorgarle a la humanidad. —¿Tenías que entrometerte en nuestro juego? — Se acerca a mí con paso tranquilo, las líneas de sus abdominales prácticamente me jalan de los lóbulos de las orejas para asegurarse de que los note. Los bañadores oscuros se adhieren a los muslos esculpidos de la misma manera que un koala abraza un árbol de bambú. Su cabello castaño combina demasiado bien con el hoyuelo en su mejilla izquierda y el brillo escandaloso de sus ojos azul hielo. Me quedo sin aliento. No soporto a este hombre. Sin embargo, nunca he dejado de desear saltar sobre sus huesos. —Oh, Jesucristo— escupo, invadiéndome de fastidio —Primero apenas me reconoces, ¿luego te interpones en mi juego? — cada paso que doy se siente como una amenaza, y no puedo explicar por qué. Es demasiado hermoso. Es demasiado viril. Él es demasiado de todo lo que alguna vez quise. Y lo odio por eso. Porque él nunca me ha querido. —Tu pelota se interpuso en mi camino— le explico. —Disculpe, princesa Leia— Wyatt hace una reverencia exagerada. —Continué su camino. No me gustaría tener que cruzarme en su camino mientras voy a buscar mi pelota de voleibol— —No tienes por qué ser ridículo— luego le digo a Ariana. —Ha sido diez veces más ridículo que la última vez, ¿no? — Y así es. nuestro tenso enfrentamiento en la furgoneta debería haber sido mi advertencia. Solo se estaba preparando para destacar todo el peso de su ataque: sin camiseta, usando todos sus músculos, con este aspecto. Wyatt tiene una sonrisa intolerable en su rostro, con las manos apoyadas en sus caderas. Y eso solo hace que sus bíceps se contraigan aún más. Y cuando habla de nuevo, puedo sentir el rasguño de su voz grave dentro de mí. —Aunque tu seas la más ridícula, lo pasaré por alto esta vez— dice, —Porque vamos a pasar la próxima semana juntos, vecina— Hay algo en la palabra juntos que me emociona. Me enciende, incluso. Pero lo reprimo. Lo reprimo, porque aprendí todo lo que necesito saber sobre este hombre el primer día que lo conocí. Puede que sea lo suficientemente atractivo como para hacer que mis ovarios entren en un estado de shock, pero por suerte puedo ver a través de su sonrisa sexy y socarrona. Wyatt Parker no solo está fuera de mi liga: está en una liga de la que no quiero formar parte. Una liga poblada de hermosos vagabundos y playboys insensibles. Y aprendí micho tiempo lo lejos que debo mantener a hombres como él.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.5K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
51.0K
bc

La embarazada sacrificada

read
3.1K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.6K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
24.7K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.7M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook