Jessica se vistió con una falda escocesa y muy corta, de colegiala. Una camisa blanca y un suéter gris claro de lanilla. Arregló su maquillaje una última vez. Se sentía glamorosa y con mucha energía. Hoy tenía una sesión de fotos. Un gran empresario había sacado una nueva colección. Ella lo conocía desde hacía tres años. Había trabajado en sus desfiles durante ese tiempo, asistiendo a eventos glamorosos y fiestas de Atsuya. Era un gran colega.
Pidió un taxi para dirigirse hacia la agencia de modelos. Los árboles de flores de durazno llenaban las calles con sus hojas secas y algunos pimpollos, querían nacer antes de tiempo.
—¿De dónde eres?—preguntó el chófer.
—¿Qué?
—No eres japonesa.
—Hablo japonés muy bien, señor.
—Debes tener cuidado en Tokio. Ocurren homicidios y desapariciones.
Ella sabía que el hombre temía a Venda Azul que gobernaban. Sus amigos. ¿Es que acaso algo andaba mal en ella? Si su alma pertenecía a ese mundo tan oscuro y sobrenatural, debía transformarse en una de ellos, pensaba. No le respondió al conductor, se mantuvo callada esperando llegar.
Atsuya era un hombre de cuarenta años, con una claridad en la mirada verde y sus facciones mestizas. Algo cambio en él. No se daba cuenta el motivo. Se abrazaron amistosamente y se sonrieron complacidos de trabajar juntos otra vez. Eran unos buenos colegas.
El lugar estaba ubicado en una antigua casa de j***n del siglo XIX, con sus estructuras tradicionales japonesas. Se mantenían las instalaciones por igual, según la tradición. Jess adoraba todo aquello que la rodeaba. Viajaba a Tokio muy seguido, especialmente por trabajo.
—¿Cómo estás? ¿Está todo bien?—le preguntó el diseñador.
—Claro, está todo muy bien. Emocionada por el nuevo desfile.
—Ah, ¡qué bien! Bueno, son cosas que me emociona también.—coincidió Atsuya.—¿Quieres un té rojo?
—Claro, gracias. Me gusta el té japonés, es el origen.
—Así es. Los ingleses se han apropiado de algunas cosas.
—Cierto.
Fueron a una sala. Tomaron asiento en el suelo, frente a una pequeña mesa de té. Tomaron las tradiciones pasadas. Atsuya llamó a una joven, al verlo, Jess se dio cuenta de su parecido con el hombre. Tendría dieciséis años. De cabello corto hasta la mandíbula y n***o. Con una mirada dulce y llena de bondad. Recordó la búsqueda de Satoshi. Era la chica ideal para él. Pero Jessica no diría nada al vampiro, buscaría la manera de seducirlo y ser transformada. Era su sueño, el mayor de todos. Los demás estaba realizados ya.
—Es mi sobrina.—dijo él—Ella es Yumiko.
—Hola, ¿cómo estás?—saludo la modelo.
—Traje té, tío. —dijo ignorando a la mujer.
—No te preocupes, Jess. Yumi es tímida, no dice mucho con la gente nueva.
—Tío…
—Claro, el té.—dijo Atsuya, tomando lugar a la tetera sobre la mesa.
La joven se retiró de la sala rápidamente. Jessica puso atención. Hablaron del desfile, le pagaría diez millones de dólares para abrir el evento con una pieza única de Atsuya.
Después de la sección de fotos, Jessica entró al vestidor nuevamente, ya para irse. Sin darse cuenta, allí estaba Yumiko ayudando con el vestuario. La adolescente era muy trabajadora y atenta con las modelos, igual de hermosa que ellas. Jess se distrajo, olvidando tener una reunión con sus amigos. Cuando en ese momento, apareció Satoshi y la encontró en ropa interior dentro del probador.
—¡Lo siento! Creía que estabas preparada—dijo el vampiro.
—No te apenes conmigo.
—No, no. Es que, no quiero ser imprudente contigo.
—Puedes. —dijo ella con un encanto en su voz.
—No lo sé. No eres lo que estoy buscando.
Jess no lo pensó más. Se abalanzó contra él, tomándolo del rostro y lo besó apasionadamente, siendo correspondida por la lujuria del vampiro. La modelo estaba a punto de explotar, cuando alguien entró y los vio, besándose con pasión, con manoseos inapropiados. Pero Satoshi no se di cuenta, hasta que Yumiko dio una reacción de nervios, y golpeo un mueble de ropa al girarse para irse. Así llamo la atención de ambos. Especialmente del vampiro.
—¡Dios, lo siento! Jess, yo solo…—dijo la adolescente sonrojada de pena.—No quise interrumpirlos.
—Tienes lealtad, ¿no? Y eres tan joven, tan hermosa.—dijo el vampiro. Se enfocó en ella, contemplándola con atención. Jess intento besarlo y que olvide a la joven, aunque él la rechazo—¿Cómo te llamas?
—Yu…Yumiko.
—Yumiko, no voy a olvidarte y te marcó.
—No diré nada.
—No es el asunto, tengo otros planes para ti.—dijo él. Tomó la muñeca de la adolescente, clavó sus colmillos, casi rozándole la piel y la marcó.
—¿Qué…has hecho?
—Serás mía, Yumi.
—¿Y yo?—interrumpió Jess, de brazos cruzados.
—Solo eres una humana con contactos importantes para mí.
Allí mismo, Jess juró hacerle la vida imposible a Yumiko por haberle robado la oportunidad de conseguir el linaje de Venda Azul.