Capítulo 4

5000 Words
Siete años atrás. Las tormentas nunca eran buenas para Barbara. Odiaba cuando eso pasaba, sobre todo en un lugar tan descampado como aquel parque en donde estaban de vacaciones. La familia Stone y la familia Lodge decidieron ir a unas cabañas ese verano, aunque nadie contaba con el hecho de que esa noche se desataría una tormenta tremenda. Barbara y Emma estaban compartiendo habitación, aunque cada una tenía su propia cama. —¿Emma? ¿Estás despierta? —dice Barbara desde la cama, con la sábana cubriendo su cabeza. —Si —dice con voz somnolienta— ¿Que es lo que pasa? —¿Puedo dormir contigo? —No, pateas —se queja. —Por favor. —Está bien. Emma se gira para abrir sus sábanas. Ella sabe que será muy difícil resistirse a Barbara como lo ha estado haciendo el último tiempo, pero no sería tan cruel de dejarla durmiendo sola cuando sabe que las tormentas de este tipo no le gustan. Barbara bajo los pies de su cama y fue hacia la otra, tapándose rápidamente. —¿Que es lo que temes de las tormentas? —le pregunta Emma, poniéndose de costado para poder mirarla—. Pensé que lo superarías cuando crecieras. —Lo hice. Pero es la primera vez que se desata una tormenta tan fuerte cuando estoy en el medio de la nada. No te burles. —No lo hago, en serio. —sonríe de lado—. Al menos cuando éramos más chicas te contaba un cuento para que te quedarás dormida. ¿Que se supone que haga ahora? —¿Podríamos jugar videojuegos? —No tengo batería. —¿Entonces? —Hablemos un poco —el sonido de un rayo hizo que ambas saltaran del lugar. —¡Mierda! —Tranquila. Ven aquí ,—Emma suspira y reza para negarse a la tentación. Abre sus brazos y la acuna entre ellos. Ella había estado ocultando sus sentimientos desde hace mucho tiempo. Quizás si, la molestaba y bromeaba con ella, pero jamás la miró seriamente para decirle que estaba enamorada de ella. Había asumido que Barbara no estaba interesada, vivían discutiendo y Barbara siempre estaba interesada en alguien de la escuela, aunque no había salido con nadie en concreto. —¿Que harás cuando termine el año? —murmura Barbara levantando la mirada. —¿No íbamos a ir a la universidad? —Si. Pensé que habías cambiado de opinión, no hablamos más sobre eso desde hace mucho. —Mis planes no cambiaron. Así que estoy emocionada de terminar el colegio pronto. —A mí me da miedo. Todo será nuevo, comenzaremos desde cero, sé que todavía me queda un año más que a ti, pero igual. —Y eso es lo emocionante. Será divertido, seremos mayores. — ¿Crees que papá dejará de controlarme en todo? —Eso no lo sé. Pero supongo que no —dice riendo. —No quiero que te vayas —murmura Barbara. —No seas mentirosa, vives discutiendo conmigo. —Si, pero es divertido. No será lo mismo sin ti. —Al menos tendrás a Justin. No es como que me vaya a mudar de todas maneras. —Igual —suspira. Barbara se acomoda en su lugar, y cuando levanta la mirada nota que su rostro quedó aún más cerca del de Emma que antes. Todos aquellos pensamientos que tuvo hace un tiempo atrás , volvieron. Muchas veces se preguntó a qué sabrían sus labios, ese pensamiento se instaló desde que Emma le contó que había tenido su primero beso. ¿No era eso una locura? No supo que fue, ni que diablos la llevó a inclinarse y rozar sus narices. —Barbara —murmura Emma. —¿No quieres? —preguntes animándose a mirarla. —¿Tu quieres? —Si. A Emma se le cortó la respiración con aquella confesión. Jamás imaginó que a Barbara pensara en probar sus labios, creía que era una fantasía solo suya. No lo dudó y aprovechó de que la tenía abrazada por la cintura para sostenerla e inclinar su boca. Una explosión de emociones se desató para ambas, jamás se imaginaron que eso sucedería cuando por fin pudieran besarse, pero simplemente no se podía explicar. Sus lenguas entraron en juego, comenzando a saborearse y a explorar. Las manos de Barbara se apoyaron en el pecho de la rubia, quería sostenerse de algún sitio. Barbara gimió cuando Emma apretó el agarre de su cadera. Sus bocas se separaron por unos segundos, ambas jadeando y tratando de recuperar el aire. Sus ojos se conectan y Barbara se muerde el labio inferior, ella no está arrepentida de lo que hizo. No esperó a que ella diga algo, simplemente de abalanzó sobre sus labios de nuevo, queriendo revivir el sentimiento de hace unos instantes. Pero no era igual, eso se había vuelto más intenso, Barbara tenía su cuerpo más inclinado, incluso la espalda de Emma casi tocaba el colchón en su totalidad. La mano de Emma acariciaba su cadera, haciendo un camino lento hacía la curva se su trasero. No quería apurarse, quería estar segura de que ella la dejara avanzar. Emma se encontró con el dobladillo del cortó pantalón pijama, metiendo sus dedos por dentro para tocar su piel. Escuchó un pequeño jadeo de parte de Barbara y cuando creyó que ella se estaba moviendo para retirarse, su cuerpo se presionó contra el suyo porque la pierna de la castaña se levantó, quedando su muslo por encima del de la rubia. La boca de Barbara dejó la suya para tomar aire, pero no dejó de tener contacto, sino que comenzó a chupar la piel de su mandíbula. La manos de Emma tomaron fuerte sus muslos y la ayudaron a terminar de subirse contra su cuerpo, haciendo que ella quedará a horcajadas. Ambas gimieron al unísono cuando sus centros calientes se tocaron, la humedad de sus pantalones era evidente, pero ambas siguieron con lo que estaban haciendo, sin cuestionamientos. Con un movimiento rápido Emma de incorporó, sentándose sobre la cama, provocando que con ese movimiento su fricción fuera más placentera y sus cuerpos se unieran sin aún más. Barbara dejó su cuello para volver a besar sus labios mientras sentía como las manos de Emma se metían por dentro de su camiseta, acariciando su abdomen. Sus caderas comenzaron a moverse, presionándose contra el cuerpo debajo del suyo. Emma deslizó sus manos por el costado de su cuerpo mientras sacaba su camiseta. Cuando sus labios se separaron, ella la miró para terminar de confirmar que realmente quería hacerlo. Miró sus labios hinchados mientras la castaña levantaba sus brazos para facilitarle el trabajo. Su respiración quedó estancada en el momento que el torso desnudo de Barbara quedó frente a ella. —Emma —dice ella en un tono bajo, acercándose a su boca—. Nunca hice nada de esto. —¿Nunca? —pregunta acariciando sus muslos. —No, nunca. —Podemos... —vio la duda en sus ojos y negó con su cabeza rápidamente. —Quiero hacerlo contigo. Dime qué quieres. Ignorando su pecho emocionado, Emma simplemente se abalanzó para atrapar sus labios. Para ella era irreal lo que sucedía, pero por nada del mundo lo desaprovecharía, esperó mucho tiempo para que ella la mirara de esa manera. Y por primera vez Barbara le hizo caso a lo que sentía, confío en Emma y ambas se dejaron llevar por lo que querían hacer. Fue la primera vez para ambas, fue especial y con cariño. Porque a pesar de todo las dos sabían que no habría otra persona en el mundo que pudiera hacerlas sentir tan segura como la otra. Y aunque Barbara fuera ajena a sus sentimientos, esa noche sintió lo que Emma quiso transmitirle. La noche fue interesante, ambas se dijeron cuánto se querían sin siquiera hablar. Actualidad. Después del relajante baño de espumas ambas pidieron una cena y se acompañaron con una buena película en el televisor que les ofrecía el hotel. No hubo discusiones ésta vez, solo un pequeño juego de miradas. Decidieron dormir temprano porque eran conscientes de que al otro día debían trabajar, por lo que dejaron una película de fondo mientras el suelo hacía su trabajo. Pov Emma. Dormir con Barbara fue un dolor de culo, en medio de la noche me cruzaba su pierna y me movía hasta casi caer al piso. La única opción que me quedó fue destaparla y correrla, aunque fue inútil porque volvió a abrazarme. ¿ALGUIEN PUEDE SACARME A ESTA LOCA? —Barbara —la moví— ¡Barbara despierta! —Mmm —se quejó Resignada a despertarla, agarré mi celular y vi que el reloj marcaba las 5:46AM. ¡Maldita sea! Respiré profundo, y tomé su brazo para quitarlo lentamente, pero era inútil despertarla, ella dormía de todas maneras. Me levanté de la cama y entré en la ducha. Cuando el agua caliente tocó mi espalda mi cuerpo empezó a relajarse, mi cintura todavía dolía pero no tanto como antes. No entiendo que pasaba conmigo cada vez que veía a Barbara, era todo tan raro entre nosotras. Si, era divertido pelear y provocarla, pero la primera vez que la vi me sentí como antes, como si ese vacío que sentí durante estos años ahora ya no existía, como si de alguna manera volvía a ser esa Emma de 18 años. Quizás fue la forma en la que me fui, dejando todo sin dar ninguna explicación, pero tenía mis razones y aún me dolían de cierta manera. Años atrás estaba enamorada de Barbara, de hecho exactamente desde los 8 años, cuando nos conocimos, pero ella nunca correspondió mis sentimientos, al menos no como a mí me hubiera gustado. Me rompió el corazón y tuve que irme porque no podía soportar verla todos los días y actuar como si nada. Ya no era la inocente Emma, y tampoco Barbara era la misma, hasta podría decir que era todo lo contrario. Tocaron la puerta y suspiré por todo lo que había venido a mi cabeza, pero a partir de ahora estaba totalmente cerrado. —Emma necesito ir al baño, por favor —seguía tocando. —Me estoy bañando —digo poniendo los ojos en blanco. —¡No aguanto más! —se quejó —¡Ve al jacuzzi! —le digo riendo. —¡Si no sales en este momento te juro que te mataré! Cerré el grifo y me coloqué mi bata mientras oía como me insultaba desde el otro lado de la puerta. Sonrío y camino hacia la puerta, tomando el picaporte para luego asomarme ñ. —¿Necesitaba algo? —Vamos, Emma —cruzó sus piernas y apretó sus labios. —¿Cómo se dice? —levanto una ceja. —¡Vete a la mierda! —Bueno, entraré de nuevo a peinarme —murmuro. —¡Por favor! —¿Qué? —dije con diversión —¿Me dejas pasar por favor? —sonrío con diversión y abro la puerta por completo. —Adelante señorita —digo haciéndome a un lado. —Te odio —murmura antes de cerrar la puerta con un fuerte golpe. Sonreí en su dirección y caminé hacia mí bolso. Me coloqué la ropa interior pero no encontraba la camisa que iba a ponerme esa mañana, así que la busque por toda la habitación mientras Barbara ya había vuelto y se había sentado en la cama. —¿No viste mi camisa? —le pregunto sin girarme —No. —¿Me ayudas? Iba a responder pero su celular sonó. Busque en mi equipaje, en el baño, debajo de la cama y no la encontré, hasta que a lo lejos pude verla, salida de la maleta de Barbara. ¡Estúpida! La saqué y se la mostré, solo puso sus ojos en blanco y me mostró el dedo del medio. Infantil y tonta. Cuando estuve lista me miré al espejo y estuve segura que si no era la mujer más sexy de todo Estados Unidos me quedaba en segundo lugar, sin duda Barbara Stone tenía demasiada suerte de verme todos los días. Una vez que estuvimos listas las dos bajamos a la cafetería que tenía el hotel y pedí un café cargado con unas porciones de torta de chocolate. —¿Puedo preguntarte algo? —Dime —¿Porque irse de esa manera? —¿De que hablas? —la miré —¿Porque te fuiste a Miami sin molestarte en despedirte? —Créeme que estabas muy ocupada como para ocuparte de mi. —¿Ocupada? —arruga sus cejas. —Mira, no me gusta hablar de lo que pasó porque ya no lo puedo cambiar, pero ¿Porque te preocupas por eso? —suspiro—. Tú me dejaste muy en claro que no querías verme más y así lo entendí Barbara. Yo no te aleje, tú lo hiciste primero y estoy tratando de ser buena contigo y levantar esta empresa como lo hubieran hecho nuestros padres. Ella parecía no entender nada de lo que estaba hablando, pero no iba a hablar de mi viaje a Miami, como si ella no lo supiera ¿Que buscaba con esta conversación? Quiso responderme y otra vez fuimos interrumpidas. —Buen día, señoritas. ¡No puede ser! El estúpido de Jason estaba allí. No era un secreto para nadie que no lo quería, de hecho si podía elegir y tenerlo a kilómetros lo haría sin dudarlo. Cuando me giré y vi la sonrisa de Bárbara supe que no podría aguantar por mucho tiempo estar ahí. Para mí suerte, mí celular sonó en mí bolsillo y al tomarlo me di cuenta de que se trataba de Louis. Me disculpé con ambos y me alejé, era un alivio que él interrumpiera justo en ese momento. —Hola hermosa. Miro la sonrisa de Lou. Sus ojos se notan cansados, pero nunca pierde el humor. Es bueno volver a verlo, aunque sea con una videollamada. —¿Tan guapo después de trabajar por horas? ¡Wow! —Tengo que estar a la altura de una mujer como usted señorita —dice él, seguidamente de un guiño. —¡Tonto! ¿Cómo estás? —Estoy bien, algo cansado, pero bien. ¿Porque tienes esa cara princesa? —Estoy algo estresada, es todo. —Bueno, quizás tenga una solución —guiñó el ojo—. Pedí unos días para ir a verte. —¿De verdad? —asistió—. Es grandioso, ya quiero verte —dije emocionada —Tambien yo, bebé. Tengo una sorpresa para tí. —¿Cuál es? —¿Te acuerdas que te conté que tenía un primo en New York? —¿Qué pasa con él? —Hace unas horas hablamos y me ofreció conseguirme un trabajo allá. Tiene contactos, quizás pueda ser posible. —¿Te vas a mudar aquí? —abrí mis ojos. —Ya no vamos a estar separados, mi amor —dice feliz. —¡Eso es lo mejor! ¿Y cuando te mudas? —Primero iré a hablar con mi primo y luego veremos. Lo importante es que nos vemos dentro de poco. —Estoy tan emocionada. Quiero mostrarte el nuevo departamento y todo. —Yo también hermosa —sonrió—, bueno tengo que irme. —Está bien, luego hablamos. Adiós, te quiero. ¿Cuál era la razón por no ir a ver a mí novio cuando estábamos en el mismo estado? Simple. Antes de viajar me encargué de llamarlo y decirle muy emocionada de que estaría en Miami, pero él me respondió de que estaría de guardia en el hospital y cuando yo tendría tiempo de verlo, él no podría. Sumándole a qué estábamos a una hora desde el hotel hasta donde él trabajaba, así que ni siquiera podía acercarme a llevarle la comida. Insistió en que haría lo que pudiera para verlos pronto, por eso llamó para decir que le darían unos días libres. Busque lo necesario para trabajar y cuando estaba por tomar el ascensor vi salir a los novios insoportables. No entiendo porqué diablos él está aquí, pero de todas maneras no era algo que debería importarme. Si Barbara hacia su trabajo era suficiente. —Salimos en 5 minutos, iré por algunas cosas —me dice ella. Bárbara se va y me deja con Jason. Él sigue mirando su celular, lo cual agradezco y los minutos pasan mientras no hay señales de vida de la chica castaña. ¡GENIAL! —¿Cómo estás Emma? Levanto mí rostro para mirar al chico. No sé en qué momento dejo su celular, pero me aguanto las maldiciones. —Bien. Estoy bien. —Vamos, no puedes seguir odiándome por algo que sucedió hace años. —¿Crees que eres tan importante en mi vida cómo para que gaste mi tiempo en odiarte? —Solo intento llevarnos bien ya que Barbara y tú son amigas. —No somos amigas. Él se cruza de brazos y suspira. Pasan unos cuantos segundos antes de que vuelva a hablar. —Mira Emma, hagamos un trato y tengamos paz. Vamos a vernos seguido y no quiero tener una conversación incómoda, menos delante de Barbara. Tendió su mano pero no la tomé. No sé que piensa este idiota , pero no quiero ser su amiga. Nuestras miradas se quedaron fijas en el otro, no sé porqué, pero veía algo tan extraño en él. Barbara llegó para cortar ese ambiente tenso, ambos la miramos cuando escuchamos el sonido de sus tacones. —Estoy lista, vámonos —me dice ella, dejando su bolso en el hombro. —¿Puedo acompañarlas? ¿No tenía su propio trabajo en New York como para estar jodiéndonos la vida? —No —dije rápidamente—. Tenemos que resolver unos asuntos de nuestra empresa, no quiero distracciones. Me importa una mierda cómo suene, pero es la verdad. Él no tendría que estar aquí en primer lugar. —Emma, no seas grosera —murmura Barbara mirándome. —No te preocupes, te buscaré una habitación a ti, ya que yo me quedaré con Barbara —responde él mirándome a los ojos. —No voy a irme de esa habitación —aprieto la mandíbula, aguantando las ganas de darle un golpe. —No entiendo porque se llevan tan mal —menciona Barbara. Ella suspiró e intervino—. Mejor busca una habitación para nosotros amor, no creo que sea justo sacar a Barbara de su lugar.. —Ok, conseguiré uno con jacuzzi —él se gira, le sonríe, la agarra de la cintura pegándola a él y la besa intensamente. ¡AGH! ¡Que asco! Si, si, ya te vimos. Lo que noto es que Barbara no me mira después de besarlo, sino que baja su mirada y ambas comenzamos a caminar a la vez. Ninguna dice nada en el camino y solo me limito a mirar unos papeles. Después de unos minutos de viaje llegamos al lugar en donde sería el hotel. Había un grupo de obreros esperándonos para mostrarnos el problema y llegar a un acuerdo. Nos dieron nuestros cascos para protegernos, Barbara se lo puso pero yo solo lo tenia en la mano. Estábamos sentadas con el jefe de la construcción y minutos después llegó Mark Cusick, el padre de Lou, que de hecho no veía hace mucho tiempo. Era un retrato de mí novio. Sus ojos marrones tenían ese brillo agradable, su cabello castaño oscuro ahora estaba un poco más largo de lo que recordaba, pero él se lo peinaba para atrás y le quedaba bien. No era un hombre tan grande, estaba por cumplir los cincuenta y se conservaba bastante bien. Las últimas semanas estuvimos bastante ocupados para tener reuniones familiares, especialmente Louis. Sé que sus padres me llamaron cuando papá murió, pero no quise hablar con nadie ese día, de hecho no recuerdo mucho. Mark me sonríe y de acerca hacia mí, abriendo sus brazos para estrecharme en un agradable abrazo. —Emma, qué alegría verte. —Hola Mark ¿Cómo estás? ¿Cómo está su esposa? —Muy bien, por suerte. Lou me dijo que te fuiste a New York. —Si. Tenía que hacerme cargo de la empresa después de lo de papá —él asiente con una mueca. —Si, lo siento mucho. Quisimos llamar, pero entendimos que no querías hablar con nadie. —Lo lamento por eso, pero fue difícil para mí. De todas maneras Lou me dijo que llamaron. —¿Pudiste hablar con él? —Si, lo hice. Existe una posibilidad de que pueda conseguir un empleo en New York, justo me llamó antes de venir. —Eso es bueno, él quería tratar de seguirte los pasos —dice con una media sonrisa—¿Saben cuándo? —Todavía no, pero en unos días irá de visita. Alguien se aclaró la garganta a nuestra derecha y cuando miré, noté como Barbara saludaba a mí suegro con una sonrisa. Ambos se fueron la mano. —Buenos días señorita Stone. —Mucho gusto, Cusick. Y así empezó la reunión, informamos a Mark de todo lo que había pasado. Él aceptó trabajar con nosotras y pondría la obra en funcionamiento al día siguiente junto a los obreros que estaban trabajando anteriormente. Quizás las cosas serían más complicadas si no se trataba de mí suegro, pero logramos resolver el asunto y él era un hombre de confianza. Nos despedimos de Mark y ambas comenzamos a recorrer el lugar antes de irnos. —¿Crees que las cosas se complican de nuevo? —pregunta ella. —No lo sé. Pero Mark es un buen profesional y llevará las cosas. Además es de confianza, si ocurre algo lo resolveremos. —Tenemos que averiguar porque quisieron detener la construcción. —Competencia —la miré—. Podría ser que a alguien no le guste que estemos con este proyecto, porque sin dudas va a ser el hotel más lujoso de toda Florida. —Si, pero ¿Que se supone que harían? —niega con su cabeza—. Está claro que siempre habrá competencia en todos lados, no nos compramos cada lugar en donde tenemos un hotel. Además hay mucha competencia Emma, ni siquiera tenemos una pista. —Quizás vuelvan a hacerle una oferta y Mark estará pendiente. Llegamos a la parte trasera del hotel y había una piscina enorme, que ocupaba gran parte del patio. Nos acercamos mientras charlamos del asunto. —Esta preciosa. —¿Nos metemos? —Ni en tus sueños, debe estar helada. Entonces se me ocurrió una idea para molestarla. Me agache a la altura del agua y con la mano le tire un poco en los zapatos. —¡Emma! ¿Qué haces? —Querias saber cómo estaba. Solo son unas pocas gotas de agua. —Me tienes harta con tu estupidez adolescente. Caminó rápidamente hacia mí y cuando estaba a punto de llegar, sus pies se resbalaron con el agua y cayó a la piscina. ¡Salió mejor de lo que pensé! Mientras me reía, me acerqué más al borde para ver en primera plana como Barbara comenzará a patalear por todas partes, pero a cambio de eso, ella no subía a la superficie. —¿Barbara? —seguía igual— ¡BARBARA! —grité preocupada Salió del agua desesperada y entonces me gritó. —¡Ayúdame por favor, no sé nadar! —¿Qué? Volvió a hundirse en el agua, entonces reaccioné. Me quité rápidamente los zapatos y me tiré al agua para agarrarla. Primero de los brazos y cuando salimos de la profundidad pude sostenerla mejor de la cintura. —Mierda Barbara, ¿Estas bien? —sólo tosía mientras le acomodaba su cabello hacia atrás. —Casi me muero —tomó una respiración profunda y luego me pegó en el hombro— ¿Cómo vas a hacer eso? ¡Estas loca! —Lo siento, yo no.. No pude seguir hablando porque me agarró de los hombros y me hundió en el agua. Cuando salí estaba nadando lejos de mí. —¿No era que ni sabias nadar? —grité. —¡Solo quería que te mojaras! —¿Eres graciosa? —la agarré de un pie y la traje hacia mi—. Si tenías algún tipo de fantasía en la piscina conmigo me lo hubieras dicho —volví a tomarla de la cintura. —No tienes tanta suerte, Lodge —sonreí. —Estas temblando —miré sus labios. Nos quedamos mirando no sé por cuánto tiempo, ninguna se movía y realmente no tenía ganas de hacerlo. Mis manos estaban en su cintura y las suyas en mis hombros. —¿Qué pasó aquí? —una voz masculina nos sacó de nuestro trance, las dos miramos al mismo tiempo de donde venía esa voz. ¡Tiene que ser una broma! ¿Este tipo no tiene vida o que? —Jason ¿Que haces aquí? —Barbara lo miró y luego me miró a mí. —Solo quise venir a ayudar y parece que se metieron en problemas —murmura mirando a ambas. —Si. Emma me estaba ayudando, me caí y sabes que no sé nadar. Él asintió y se acercó más, ofreciéndole su mano para que ella pudiera moverse. Estábamos cerca de la orilla, así que no fue tanto problema salir. —Ven aquí que te ayudo. —Gracias —dijo una vez fuera. Quería poner los ojos en blanco, era un idiota. —Iré a buscar algo para que se sequen, ahora vuelvo. Me miró y desapareció por alguna parte. Saqué el aire contenido, estaba harta de este tipo y apenas lo había visto pocas veces. —¡Ay! —Barbara se quejó entonces me acerque hacia ella. —¿Estas bien? —Solo me raspé un poco el tobillo. Asiento y me quedo sentada a su lado, mirándola a los ojos. Otra vez sus ojos tienen ese brillo especial que noté hace unos segundos. —¿Qué fue lo de la piscina? —¿De que hablas? —Ibas a besarme —le afirmo con seguridad. —Estás fantaseando, Emma. —me acerqué a su oído y le susurré: —Esto no va a quedar así. No le permití que respondiera porque me fui caminando al ver que el idiota estaba volviendo hacía nosotras, cuando pasó por mi lado me dio una toalla y fue hasta donde estaba a Barbara. POV Barbara. ¿Iba a besarla? Claro que no. No me importa lo que ella piense pero Jason nos vio y no podía permitir que piense una estupidez cómo esa. Era una locura pensar que podría pasar algo entre nosotras. ¡Ella tenía un novio al igual que yo! Después de secarme y que me diera un abrigo subimos al auto, Emma subió en la parte de atrás y Jason nos llevó hasta el hotel. Fue bastante incómodo, ninguna habló ni dijo nada. No sé porqué Jason estaba aquí, pero al menos podimos volver. Bajamos del auto que supuse que había alquilado y nos adentramos al hotel. —Lo único que pude conseguir fue una habitación al lado, porque justo una pareja se iba —dice él. —Perfecto, solo quiero dame un baño, muero de frío. Antes de entrar a la habitación cruce miradas con Emma, pero esta vez no duró más de cinco segundos porque rápidamente entró en su habitación. —¿Quieres que pida algo para el almuerzo? —¿Te molesta si almorzamos aquí? —No amor —me besó pero no le correspondí, mi mente estaba en otra parte. Entré al baño y me senté, necesitaba hablar con el único que podía entenderme. Barbara 13:07 PM Casi beso a Emma. Horas después, mi mente no paraba de pensar y no me dejaba dormir, miré mi celular y eran las 1:40AM. Después de lo que pasó en la piscina, solo hablé con Emma de cosas de la empresa, pero con Jason al lado. No trató de molestarme como siempre, solo se concentró en los papeles y fue demasiado seria. Estaba tan dispersa en mis pensamientos que ni siquiera le pregunta Jason que hacía en Miami, pero tampoco era algo importara en este momento. Hablando de mi novio, estaba profundamente dormido a mi lado. Al contrario de mí, que daba vueltas por la cama mientras no dejaba de pensar. Siempre me pasaba lo mismo cuando dejaba un asunto sin revolver. Tomé mí celular, tenía que intentar algo. Barbara 2:05AM ¿Estás dormida? Emma 2:05AM No, ¿Necesitas algo? Barbara 2:07AM Quería saber cómo te sentías, no te vi bien en la tarde. Emma 2:08AM Creo que agarre un resfriado, nada grave. Barbara 2:09AM ¿Tú tampoco puedes dormir? Emma 2:13AM No, me siento algo mal. Me levanté de la cama y sin hacer ruido me puse la ropa, bajé hasta la cafetería que por suerte estaba abierta 24 horas y compré algunas cosas. No era la primera vez que lidiaba con un resfriado de Emma. Toque la puerta y me abrió en bata y sin maquillaje, remontándome a algunos años atrás. —Hola, ¿me quejas pasar? —Si, pero ¿qué haces aquí? —dice arrugando sus cejas. —No podía dormir y tú tampoco. Compré algunas cosas. Le di algunos chocolates y un café caliente. Ella me miró y sonrió, acomodando su cabello. —Gracias, Bar. ¿Quieres sentarte? —asentí y cada una de sentó de un lado de la cama —. Justo acaba de comenzar The Notebook. ¿Quieres verla? —No hace falta que preguntes —sonreí. Después de unos minutos mi celular sonó y pensé que se trataba de Jason, pero era algo peor. Un número desconocido me envió fotos del hotel en construcción, una de Emma, Mark y yo hablando, otra de los obreros y finalmente una en la que estábamos Emma y yo, en la piscina, justo cuando nos quedamos mirando. Estábamos a punto de besarnos y alguien tomó fotografías sobre eso. Esto era una completa mierda, una locura. "Interesante" es lo único que escribieron después de enviarme las fotos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD