Capítulo 3

5000 Words
Pov Barbara. Siento como la mano de Emma me toma, su rostro aparece frente a mí con una sonrisa gigante y la regaló una de vuelta. No sé a dónde estamos yendo, pero el paisaje es oscuro y lo único que logró ver son sus ojos, ella me arrastra hacia un lugar. —¿A dónde vamos Barbara? —A cualquier lugar menos aquí, sube — golpeó el asiento del copiloto. —¿Me estás secuestrando Lodge? —Algo así —acarició mi mejilla y besó suavemente mis labios— ¿Tienes ganas de dejar de pensar un poco en todo e irnos por unos días? —Pero... ¿Qué va a pensar Jason? —Él no piensa, Barbara. —En serio, amor —la miro inquieta —Les diremos que tuvimos un inconveniente y viajamos, por favor, bebé —suplica y hace un puchero. —Así que quieres unos días conmigo.. La miré con una sonrisa, notando el brillo de su mirada. Me subo a sus piernas, sentándome horcajadas mientras que mí boca busca la suya. —Quiero olvidarme de todo, Emma. No importa que haya pasado antes, solo... Quiero estar un momento así, contigo. Me incliné para besarla y en ese instante en el que nuestras bocas se tocaron, me sentí tan bien. Había extrañado sus besos, sus caricias, su calor. Mis manos se enredaron en su cabello para atraerla más contra mí, no quería apartarme. No después de volver a sentir esa tormenta de emociones. Siento su lengua acariciar la mía, el agarre de sus manos en mí cintura y mí respiración se vuelve pesada. Sé lo que quiero. Despego mí boca para hacer un camino por si piel, yendo directamente a su cuello. Emma inclina la cabeza hacia atrás y tengo acceso completo, ahora sé que lo quiere tanto como yo. —Hagámoslo ahora —dije contra su piel. Y los sensaciones cambiaron de un momento para otro. Me sentí rara, fría. Entonces me desperté y lo primero que vi fue la cara de Emma, aguantándose la risa. ¿Que mierda? Paso la mano sobre mí rostro y veo que ella tiene un vaso de agua en sus manos. La muy hija de perra me había tirado agua para despertarme. —¡Estas loca o que te pasa! —sequé mis ojos —Lo siento, estuve despertándote desde hace rato —tapa su boca. —Ya deja de reírte Emma, deberías tratar mejor a tus visitas. —Si, tienes razón. Lo siento su majestad. Odio cuando tiene esa cara de diversión al hacerme alguna maldad, ella realmente disfruta cuando me enojo con ella. Odio que sea tan idiota, ni siquiera con sus veintiséis años madura. —¡Imbécil! —Si, si, si. Toma, estuvo sonando toda la maldita mañana, no me dejo dormir. —Dios Emma, ¿qué hora es? —Son las nueve, pero ya llamé a Nic, le di el día libre y le dije que trabajaremos desde casa, tenemos unas cosas que resolver antes del viaje. —¿Desde cuando tienes el derecho a darle el día libre a mi secretaria? —levanto una ceja. —Mmm, quizás desde que la empresa también es mía —dice con una sonrisa y se inclina para dejarme un rápido beso en la frente. —¡Agh! Eres molesta hasta por las mañanas. —Aw, tu también eres linda por las mañanas —murmura mientras se levanta. —¿Piensas quedarte ahí o me harás el desayuno? —¿Qué tengo a cambio? —cruza sus brazos, en espera de mí respuesta. —No te partiré el culo haberme tirado agua —suspiro y me siento en el sillón. —Uff, que mala —chasquea la lengua—. Será mejor que te saques esa ropa o vas a enfermarte. —No traje ropa. ¿Qué se supone que voy a ponerme? —No me molesta si quieres andar desnuda, puedo acompañarte y sacarme la ropa. —No quiero vomitar, gracias —le digo mientras me estiro sobre el sillón. —Ok señora aburrida, si quieres puedes ir a mi habitación y tomar la ropa que quieras, excepto mis remeras de The 1975, el resto es todo tuyo. —Está bien. Voy a bañarme —le anuncio mientras me pongo de pie. —¿Puedo acompañarte? —No. Y espero que no seas una espía acosadora. Voy a tardar, así que tienes tiempo para hacer algún desayuno para mí. —la miro por última vez antes de comenzar a caminar a dónde supongo que es su habitación. —Barbara —me di la vuelta—. Mí habitación está del otro lado. Y por cierto... lindo sujetador. Me miré y mi camisa blanca al estar mojada se podía ver mi sujetador n***o. ¡Maldita loca! Como siempre Emma tenía una facilidad tremenda para hacerme enojar así que me fui directamente hacia su habitación y le puse seguro. Me aseguré de que haya al menos una toalla en el baño y comencé a darme una ducha larga. No podía dejar de pensar en el sueño, no tenía sentido ¿Porqué soñaría con ella? ¿Porque haría esas cosas y en ese contexto? Es como si en realidad pensara qué pasaría hoy cuando tendríamos que irnos a Florida. Encima se sintió muy real dentro del sueño, realmente pensaba que lo estábamos viviendo y aunque al principio no entendía nada, sólo me dejé llevar por lo que estaba pasando, pero era muy extraño que también le hablé de Jason como si nada. Incluso mis pensamientos adentro del señor fueron reales. Aquella escena en el auto me remontó a una época en donde éramos más adolescentes y cuando aún ella vivía en Nueva York. No sé en qué momento pasó, ni cómo nos llevó a hacer lo que hicimos, pero se sintió bien. Nunca me sentí culpable por ello, pero sabía que de una otra manera las cosas estaban mal. Sí, quizás éramos muy adolescentes y estábamos experimentando pero me gustó esa época. A veces quisiera volver a vivir en esos tiempos en donde mis únicas preocupaciones eran sacar buenas notas y llegar a tiempo a la casa de Emma o de Justin para mirar algún programa en vivo. La llegada de Emma me trajo muchos recuerdos muchos y sentimientos que pensé que había olvidado. Trato de llevar las cosas con calma, pero Emma no es una mujer fácil. Me molesta que le gusta bromear en todo momento y a veces no poder tener un momento serio, pero también me hace divertir aunque no lo admita. Y mi problema mayor no es que ella sea quizás un poco desordenada o que se dispersa con facilidad. Quizás mí problema sea otro, temo que mis sentimientos me jueguen una mala pasada esta vez y las cosas terminen peor de lo que imaginé. Pov Emma. —¿Entonces puedes empezar el lunes? —Claro. El lunes estaré allí a primera hora. —Te paso mi agenda por mensaje. —Okay. Nos vemos el lunes, que tengas un lindo día, Emma. —Tú también, Anto. Después de contarle a Justin sobre que necesitaba una secretaria me dijo que su prima necesitaba empleo. Ella me envió el currículum y supe que era una buena idea, la chica tenía experiencia y era de confianza. Decidí comentarle a mí amigo sobre el asunto porque no quería cargar a Nic con todo el trabajo y también porque Barbara estaba lo suficientemente estresada como para no tener a una secretaria a su disposición. Me entretengo jugando a los juegos de mí celular hasta que escucho el sonido de la cerradura y seguidamente la puerta abriéndose. Sé que es Barbara y me río por lo exagerada que es al poner seguro en la puerta. —¿Donde hay un cepillo? —Creo que hay uno en... Mis palabras quedaron en el aire cuando levante la mirada y la vi prácticamente desnuda de cintura para abajo. Ella traía una de mis camisetas favoritas, supongo que bajó tenía ropa interior aunque no podía decirlo con seguridad porque la camiseta era lo suficientemente larga como para tapar la hasta la mitad de los muslos. Hermosa, simplemente hermosa. —¿Puedes dejar de mirarme? —gruñe. —No soy yo la que está semi-desnuda en mi cocina ¿Por qué no te pones unos pantalones? ¿Y que te dije sobre usar esas remeras? Sí, quizás intento el truco de parecer enojada para que ella no note que me gusta demasiado cómo le queda. Su cabello mojado, sus piernas desnudas y su rostro natural están haciendo demasiados de estragos dentro de mi pecho. —¿Me queda bien? —pregunta mirándose a si misma—, era de lo más presentable que tenías ahí dentro —Si, pero te pedí especialmente que no la usaras. —Y a mi no me importa lo que tú digas —se cruza de brazos y me mira con una sonrisa—. ¿Puedes traerme un pantalón? —Pero si así te ves perfecta... —Emma —me advirtió con un gruñido. —Está bien —me quejo. Maldita Barbara ¿Quién se creía que era para usar mi camiseta favorita? Detesto que le quede tan bien y la haga tan sexy. Ella está obsesionada con esa remera de que fuimos aquel concierto hace algunos años. No era la primera vez que la agarraba, incluso cuando era más nueva la usaba para salir o para hacer alguna cosa. Especialmente lo usaba para cualquier cosa que pudiera molestarme, pero jamás le había dicho nada más que reclamarle unos pocos segundos. Después ella me la devolvía limpia y con un poco de su perfume por lo que no me quejaba tampoco. Su excusa era que no había conseguido una igual en el concierto, entonces tenía que usar la mía porque no era justo que yo si haya podido conseguir la última camiseta. Creí que sería bueno darle algún pantalón de jogging para que estuviera cómoda, después de todo tenemos que seguir trabajando pero con la ventaja de estar en mi casa, por lo que los trajes ridículos no hacían falta esta vez. Me paro en el final del pasillo cuando escuchó su voz irritada y como sé que no es dirigido hacia mí prefiero esperar. Y quizás sí, un poco sea para escuchar lo que está pasando. —Jason, te dije que estoy con Emma... No, sólo estuvimos haciendo unos contratos antes de viajar...Lo siento, es que no te vi para contarte antes..Si, yo también te extraño.. Ok, también te amo, adiós. ¿Cuándo va a llegar mi momento de gloria y poder matar a ese idiota? ¡Es tan irritante! Lo peor de todo es que suena como un psicópata que la está controlando a cada momento. Porque a pesar de que tengamos una historia, ella debería tener el derecho de poder estar con amigas sin ningún problema y no tener que estar informándole de cada paso que da. —¿Está todo bien? —ella suspira y asiente—. ¿Que tienes ganas de desayunar? —Lo que sea que tengas, me da igual. —¿Aún te gustan los omelet con mucho queso? Me da gracia su cara de sorpresa cuando le mencionó su desayuno favorito. Soy a prepararse lo cuando hacíamos pijamadas o nos levantamos temprano y ella quería algo rápido para ir a la escuela. —Lo recuerdas —murmura mientras veo los engranajes de su cabeza trabajando. Decido no darle tanta vuelta a la situación así que rápidamente trato de salir de esa zona en donde recordamos nuestras cosas favoritas del pasado. —¿Es un sí? —asistió—. Entonces ve a cambiarte que preparo todo, tontita. —Odiosa —bufa y le sonrió. Por suerte la cocina y y el comedor están divididos por la isla de la cocina así que fácilmente puedo ver lo que ella hace mientras preparo el omelet. La veo prender el televisor y colocar el noticiero con un volumen bajo. Ella parece estar concentrada en las noticias del día entonces decido sacar conversación, no me gusta estar en silencio por mucho tiempo. —Oh por cierto, ya conseguí a mi propia secretaria, así que no te robaré más a tu querida Nic. —¿Una secretaria? —ella se gira y arruga el entrecejo. —Si. Justin me presentó a su prima y me pareció buena idea. —¿Qué prima? —Antonella, creo que es latina —¿La modelo? —¿Es modelo? —levanto ambas cejas. —Era modelo cuando era más joven —suspira. —Aún no la vi, pero gracias por el dato —guiñé el ojo y me di vuelta para comenzar a cocinar. —Tú no tienes límites ¿verdad? ¿No era que tenías novio? —¿Y eso que tiene que ver? —Que no puedes estar mirando a otras mujeres, eso es ridículo. —¿Lo dices por Lou o por ti? —¡Agh! ¡Haz lo que quieras en tu vida, me importa una mierda! —Si tú lo dices —murmuro—. Bueno, no discutamos, tenido que pasar tiempo juntas después de todo. MIENTRAS TANTO EN OTRO LADO DE LA CIUDAD narrador omnisciente Un auto n***o estaciona a un lado de la carretera dejando las balizas puestas. Delante de él había otro auto que ya lo estaba esperando hace varios minutos, habían acordado un encuentro por teléfono. El hombre alto, pelirrojo, de tez blanca y mirada aterradora, baja del auto y camina hacia la ventanilla del vehículo de adelante. Al inclinarse se encuentra con un moreno de ojos negros que lo mira con una sonrisa. —¿Conseguiste lo que te pedí? —le dice el pelirrojo —Si, pero no entiendo para que quiere esa información sobre la señorita Stone. —Eso no te importa, si consigues otra cosa que puedas servirme me llamas. Cualquier cosa sucia que tenga, cuentas impagas, apuestas ilegales, lo que sea. —Realmente no tiene nada malo, pero intentaré averiguar más sobre ella. —Tiene que haber algo que me sirva. Ahora lárgate y que no te vea nadie. El tipo se fue sin ser visto y la otra persona subió a su auto con prácticamente la vida de Barbara escrita en esos papeles. La pregunta es ¿Para que usará esa información? Y sobre todo ¿Quién diablos era ese tipo? POV Barbara Habíamos terminado a las 5 de la tarde y decidí irme a casa a tomar una larga ducha y visitar a mi mejor amigo. Realmente puedo decir que me sorprendió no estar discutiendo con Emma todo ese tiempo que compartimos, ella solamente fue profesional y atenta, sirviendo mi café y ofreciendo mi comida. No bromeo, ni me molestó, ni dijo nada fuera de lugar, al menos por esas horas. Justin me recibió con una sonrisa y un largo abrazo, últimamente tenía poco tiempo para verlo y me sentía horrible. Lo extrañaba y necesitaba de sus consejos, él era el único que siempre estuvo al tanto de todo con respecto a mi vida. —¿Porque traes esos ánimos Bar? —Estoy agotada —suspiro—. Como si fuera poco la idiota de Emma me despertó como a un animal. —Espera ¿Qué? ¿Emma? —Anoche nos quedamos haciendo papeles y me quedé dormida en su sofá, nada importante. —¡Cómo que nada importante! Necesito detalles ¿Pasó algo entre ustedes? —¿Eso es algo que yo haría? Tengo novio, lo conoces hace años, Just —levanté las cejas. —No, pero deberías hacer, nadie quiere hablar de Jason. —Tampoco hay nada que hablar sobre Emma. —¿La besaste? —¡POR DIOS, NO! —Son tan lentas —dijo frustrado. —Entre Emma y yo no va a pasar nada jamás. Lo único que hace es molestarme y hacerme bromas de mal gusto, la detesto. —¿Y que más? —¿Cómo que qué más? ¿No te parece suficiente? Siempre está en el momento justo para arruinar mi día, me coquetea la muy descarada y sé que solo lo hace para molestarme porque ni siquiera le gustan las mujeres —gruño. —¿Eres ciega? —cuestiona levantando las cejas. —No, pero sé que tiene novio y sabe que me molesta, ese es el motivo de sus estupideces. —Bar, la bisexualidad existe y no creo que solamente lo haga porque te molesta. —¿Qué quieres decir? —¡Agh! Mira, si piensas que ella solo lo hace por eso es porque tú le demuestras que te molesta que lo haga. —¿Entonces? —Entonces querida amiga, juega a su juego y hazle lo mismo. —No voy a seducir a Emma. —Nadie habló de eso, pero si tú quieres —puse los ojos en blanco—. Sólo digo que hagas cosas que a ella le molesten y así no va a volver a joderte. —No lo sé Just. —Será como en los viejos tiempos Bar, demuéstrale quién juega mejor —me guiñó el ojo. Mi celular sonó y la estúpida cara de Emma apareció en la pantalla. ¿Cómo es posible? ¡La muy estúpida coloco una selfie suya en el identificador de llamada! ¡Maldición! —¿Cómo s este ocurre tocar mí celular? —le grito apenas acepto la llamada. —¿Qué? ¡Yo no toqué nada! —pongo los ojos en blanco. Ella jamás asume nada. —¿Qué quieres? —Prefiero que contestes con un "Hola dulce Emma, te he extrañado durante estas horas, dime que necesitas" —No tengo todo el día para escuchar tus estupideces, demasiado tengo que viajar contigo al mismo lugar. —Mira el lado bueno Barbarita, estaremos solas —su estúpida risita apareció. —Tienes razón, puedo asesinarte y nadie sabrá que fui yo. Voy a derramar muchas lágrimas y diré que había un loco suelto. —Eso sonó muy psicópata, Bar. Si quieres puedes matarme, pero de otra manera —gruñó —Dime ya que quieres o te cortaré. —Nuestro avión estará listo en una hora, así que será mejor que te apures o irás caminando. La llamada se cortó y al instante vi la cara burlona de Justin. Justin siempre solía molestarme con Emma, él decía que veía una cierta atracción entre nosotras y que en cualquier momento terminaríamos juntas porque nos histeriqueabamos demasiado, pero eso no era cierto. Nunca le llegamos a contar lo que pasó entre nosotras en realidad, fue como un secreto demasiado privado que solo sabíamos Emma y yo. Si Justin lo sabría enloquecería definitivamente, pero también se haría ilusiones de cosas que jamás pasarán. Cuando nosotras lo conocimos recién teníamos seis años y para ese entonces ese entonces Emma decía que se quería casar conmigo, aunque era muy chiquitas y yo lo tomaba como broma o como cosas de amigas nada más. Ya estén siempre estaba atento a lo que podría pasar entre nosotros desde el día en que escucho que más me dijo mi papá que se casaría conmigo en algún momento cuando seamos grandes. Desde ahí él no deja de decir que seríamos una pareja perfecta. Pero esta vez él sólo sonrió y no dijo nada sabía que podría tirarme un zapato en la cabeza así se llama el estando con eso. Se ofreció acompañarme a casa y luego a llevarme hacia dónde estaba Emma. Por supuesto que ninguna de las dos quería perder el vuelo. Unas horas más tarde ya estamos arriba del avión listas para mirar una película y pasar el rato. Aunque claro, cada una por su lado. —Quieres un café —pregunta ella —¡Maldita sea, olvidé mis auriculares! —¿No trajiste un libro? —me mira con burla —No. ¿Qué se supone que haré en todo el viaje? —Bueno, se pueden hacer muchas cosas en un avión —levantó sus cejas y sonrió. Recordé lo que me dijo Justin. Quizás sería bueno molestarla un poco, no lo veía para nada justo que siempre sea ella la que me haga enojar y que salga victoriosa. Yo también podía jugar, incluso en aquellos tiempos era muy buena jugando este tipo de juegos. Veo el brillo de diversiones sus ojos y ahora sé que la tengo lista para darle un derechazo. —¿Si? ¿Cómo cuáles? —me acerqué lentamente. Noto como sus mirada viaja desde mi boca hasta mis ojos, ella estaba un poco perdida en la situación y es momento de atacar la quizás sea una mala jugada pero en este juego todo se vale, como siempre. No estoy tan cerca como para los a nuestros labios pero si lo suficientemente cerca como para que ambas podamos sentir el calor qué desprende la otra. Con una media sonrisa y mirándome a los ojos me dice: —Quizás algo que sea con menos ropa. —¿Menos ropa? ¿Esa es tu propuesta? —Claro. Es una muy buena propuesta. —Wow Emma, es una excelente idea. Me muerdo el labio inferior miró su boca por última vez y me alejó 1 cm para desabrochar los botones de mi abrigo. Sé que su mira está haciendo cada uno de mis movimientos y Quiero reír pero sólo tengo que aguantar unos minutos más. Quito el saco por encima de mis hombros y lo dejo un lado, ella suspira y se relame los labios, mirándome. —¿Qué quieres hacer Barbara? —Bueno de hecho creo que me desnudaré —me acerqué aún más y comencé a desabrochar mi camisa— ¿Qué dices? —Me parece perfecto —sonrió y terminé de sacar el último botón mientras ella miraba todos mis movimientos. —Emma —susurré —¿Si? —Guárdame el lugar, iré al baño a sacarme unas fotos —me miró sin entender-—. A mi novio les encantará, gracias por la idea —le guiñé y me fui al baño. Pagaría todo el dinero que tengo por haber visto su rostro cuando salí por la fila de asientos. Probablemente ella me esté odiando en este momento, pero creo que esta broma vale todas las que me está haciendo desde que llegó, incluso puede ser la mejor hasta ahora. Me quedé unos minutos largos dentro del pequeño lugar, solo para que piense que estaba haciéndolo, pero la realidad sólo mensajeaba con Justin y me reía de solo imaginarme la cara de frustración de Emma. ¿Quieres jugar Emma? ¡Veremos quien es la mejor en esto! Justin tenía razón hacía tiempo que no sentía este adrenalina y estas ganas de seguir con todo esto. Me había olvidado todos aquellos momentos en los que gastaba mi tiempo planeando alguna broma para ella. Eso sí eran buenos tiempos. Just 20:01 No puedo creer que hayas hecho eso Bar, fue grandioso. Barbara 20:01 Tenías que ver su cara cuando me fui. Pero creo que la mejor tuvo que haber sido cuando desaparecí por completo. Just 20:02 Ahora envíale las fotos a ella para que te perdone Barbara 20:02 Recuérdame patearte el culo cuando vuelva. Just 20:03 ¿Qué? ¡Eso fue malvado! Barbara 20:03 Ella me hizo cosas peores. Just 20:04 Así es el teatro. Terminé de hablar con mi amigo y volví a mi asiento. Por supuesto que pude haber elegido cualquier asiento del avión ya que estábamos nosotras dos nada más, pero tenía ganas de molestarla un poco. La conocía demasiado para saber que estaba ocultando sus sentimientos, ella estaba con los ojos cerrados y la música fuerte para fingir estar dormida. Jamás me daría la razón sobre que hice una buena jugada y que le molestó, así que simplemente me ignoró el resto del camino. Tampoco es que me haya importado demasiado después de mirar por 15 ó 20 minutos la película me quedé totalmente dormida en el asiento. POV Emma Habíamos llegado por fin, después de aquel intercambio de bromas fue bastante molesto estar al su lado por próximas 12 horas. Y no es que no quiera admitirlo pero no me gustaba cuando perdía en un asunto como ese Pero sinceramente no me lo veía venir no quería que ella se pusiera jugar conmigo como los viejos tiempos. Y porque fingir la idea de que ella le esté mandando ese tipo de fotos a su novio me enfurecía maldición no quería sentir eso. Un auto no sé espero apenas bajamos del avión y nos llevó hacia el hotel donde nos quedaríamos por esa noche habíamos llegado tarde pero era el único vuelo que podíamos tomar el avión simplemente no estaba disponible para el otro día. El hotel donde nos quedaríamos era lindo, seguramente no tanto como el nuestro cuando lo terminemos, pero peor es nada ¿No? Vino un chico para ayudarnos con el equipaje, y por el de Barbara, parecía que nos quedábamos a vivir prácticamente. —Buenas noches señoritas ¿Tienen reservaciones? —Buenas noches, están a nombre de Emma Lodge y Barbara Stone. —Enseguida les doy las llaves, déjenme ver que número de habitación tienen —revisó en la computadora—. Hay sólo una reservación a nombre de la señorita Barbara Stone. —¿Qué? —dijimos las dos al mismo tiempo. —Aquí tiene la llave —me la ofreció y la tomé. —Tiene que haber una reservación también a mi nombre, ¿puede revisar por favor? Hizo lo mismo que antes y entonces me volvió a mirar, negando con su cabeza. —No señorita, no hay ninguno con ese nombre. —Ok —respiré profundo— ¿Puede darme una habitación entonces? —Disculpe, pero no hay disponibles. Igualmente recuerdo que la señorita que reservó la otra habitación pidió una matrimonial. —Espera ¿Qué? —intervino Barbara—. Voy a matar a Nic. Maldita sea, esto no podía estar pasándome a mí. ¿Por qué demonios tengo en mi cabeza instalada la idea de que esto es todo producto un plan de Justin? Bárbara tomó su celular y marcó un número al que supuso que se trataba de Nic después de todo ella haya hecho las reservaciones. —¿Qué demonios te pasa Nic?..No, es gracioso...te despediré...Sé que eres mi amiga, pero sabes que la detesto —susurró Barbara al teléfono. ¡Estoy escuchándote imbécil! ¡TAMBIÉN TE DETESTO, EN ALGO COINCIDIMOS! —Está bien señorita, por favor si alguna habitación llega a desocuparse necesito que me avise —le digo a la recepcionista. —Por supuesto, que tengan una buena estadía. Su habitación está en el último piso. —Gracias —le sonrió —No puedo creer que tenga que aguantarte por tres días —le dije subiendo al ascensor. —No te preocupes, seguro me tire por la ventana antes. —Avísame el momento, así puedo grabarte. —Te ves más bonita cuando no abres tu boca. Al menos era una suite lo suficientemente grande como para que las 2 entremos sin tener que matarnos. Apenas entrabas te topaba con un sillón grande en alfombra que ocupaba la mayor parte de la sala, algunos muebles y por supuesto una vista espectacular de la ciudad para después doblar a la derecha encontrarte con una habitación y una cama king size. —El sillón ni siquiera es cómodo como para poder dormir ahí —se queja Barbara. —¿Tanto miedo de dormir conmigo tienes? —Preferiría dormir en el jardín. —Bueno, si quieres... —dije abriendo mi valija y sacando mi traje de baño— ¿Vienes conmigo al jacuzzi? —Iré cuando tú salgas. Puse los ojos en blanco y entré al vestidor, sacando mi ropa por completo para ponerme mi bikini. Tampoco es para que actúe como si jamás hubiésemos dormido juntas, cuando éramos amigas siempre hacíamos pijamada si dormimos en el mismo colchón sin ningún problema. A veces se iba la diversión cuando se olvida extremadamente fastidiosa con algunas cosas mínimas, pero bueno, ese será el precio por pasar tiempo con ella. Cuando abrí la puerta pude notar por el rabillo de mi ojo que Barbara me espiaba por el espejo que había en la pared. ¿Por qué creía que no podía verla? ¡Por dios! Caminé hacia su lado, me agaché a la altura de mi equipaje y tomé la bata que había traído. No hacía falta aclarar que todo esto estaba era bajo la mirada de Barbara y que yo había hecho todo a propósito. Cerré la puerta corrediza para tener más privacidad, me coloqué los auriculares y puse música. Sin dudas quería relajarme antes de empezar a lidiar con todo lo que tenía que enfrentar sobre el hotel. Después de unos largos minutos sentí el agua moverse y cuando abrí los ojos estaba Barbara parada frente a mi, poniendo un pie en el agua, seguido del otro y yo solo pude ver como le quedaba perfectamente esa bikini blanca con detalles dorados. —¿Disfrutas la vista? —levanté una ceja y la miré. —Al igual que lo haces tú. —No quiero interrumpir tu descanso querida Emma, pero en serio me dieron ganas de relajarme también y estoy segura que no ibas a salir en un largo tiempo. —Disfruta del agua —guiñé el ojo —Espero que no encuentres la alarma de incendio esta vez —sonríe —Uhh, si. Qué graciosa. Ya ni siquiera recordaba cómo era su risa burlona, pero sonreí cuando ella ya había cerrado los ojos para escuchar su música al igual que yo. Sin dudas este viaje va a ser interesante, no todos los días viajas con una chica sexy que te tienta todo el tiempo a hacer lo que no deberías, pero esta vez no iba a caer, ya había caído demasiado tiempo por ella, pero ahora era solo un inocente juego que dos adultas. Si, como en los viejos tiempos.
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