El camino era en sumo silencio por nuestra parte, porque los sonidos de la noche eran presente al igual que el siseó de las bestias por los alrededores de la residencia Olimpus, al frente iban Caín y Dante luego le seguía Charlotte, mientras que al final me encontraba tratando de protegerlos. Pero es más que evidente que ellos tienen mucha más experiencia en la lucha cuerpo a cuerpo de la que poseo, su estancia en esa residencia a sido desde que son muy pequeños, mientras que solo tenía al rededor de un mes allí.
No obstante, he avanzado bastante tanto en ciertas habilidades especiales como en combate, esperaba que fuera suficiente para enfrentarme a los nuevos peligros que vinieran con mi despertar o algo así había captado con el mensaje que dio el supuesto "Azarel" ese chico un tanto trastornado que llegó a buscar ayuda.
―Dante...― susurré sólo para que el escuchara, pues realmente él conocía toda la verdad de mi original y también de mi descendencia.
Volteó de reojo a observarme, no respondió absolutamente nada, solo tomo con su mano la mía; estaba realmente segura que mis nervios estaban a flor de piel y no sólo eso sino el miedo a lo que se avecinaba, tenía claro que no era nada precisamente fácil.
Llevábamos diez minutos caminando bajando, no nos habíamos topado con ningún monstruo porque sin que ellos se dieran cuenta creé un escudo protector, algo que había aprendido en los libros de ocultismo de mi madre.
―Debemos buscar un auto para ir a la ciudad―comento la chica de ojos azules, observando ambos lados de la carretera.
―No es buena idea llamar un taxi para que nos lleven―agrego Caín pensando en una salida alternativa.
Sin embargo, las luces de un auto se pudo observar a lo lejos en la carretera, cruzamos miradas los unos a los otros creando un plan sólo con la mirada, sólo faltaba que funcionara como primer punto, nos ocultamos entre los arbustos. No obstante, Caín estaba listo para salir corriendo cuando el auto se paró frente a nosotros, de allí bajó un hombre, sólo se podía visualizar eso gracias a la luz de los focos del vehículo.
―Pensé que no los iba a encontrar nunca, llevo esperándolos hace un siglo―hablo aquél sujeto, emanando una energía muy fuerte.
Sabía que lo hizo a propósito como un mensaje hacía mi, pues era la única que podía leer esa clase de esencia espiritual, él hombre que estaba frente a nosotros no era cualquiera, sentía que era alguien importante y lo primordial fuerte, provocando un leve escalofrió en mi columna vertebral.
―¿Quién eres?―formule, saliendo del escondite, ignorando los llamados de tanto Dante cómo mi hermano, en ese momento era más importante la respuesta de ése hombre.
―Solo te puedo decir que soy un enviado para darte información de tu misión―El hombre respondió cambiando su tono de voz a sería.
―¿Enviado?...¿Por quién?―ahora la que pregunto fue Charlotte que salía con todos del escondite, parándose a mis costados de lado y lado.
―Eso no te lo puedo decir pero debo informar a Ángelus Marine― agregó, clavando su mirada en mi.
―¿Porque llamas así a mi hermanita?―pregunto Caín cambiando su rostro a seriedad mostrándolo hasta en su tono de voz.
―Vámonos no es momento de estar respondiendo preguntas tontas, están cerca el enemigo―hablo el hombre, caminando para el puesto de copiloto de la camioneta.
―Chicos, debemos ir con él―susurre, a los chicos para ir juntos con él, tenía como el presentimiento de saber de quién de trataba aquél individuo.
Al principio se negaron pero a la final accedieron a subir al vehículo, yo iba en la parte trasera con Caín a mi lado derecho y Dante al otro costado, mientras que Charlotte iba adelante. Con la luz interna del auto pude observar el físico de aquél hombre, era rubio de cabello ondulado largo, corpulento y se le podía notar muchas runas en todo el cuerpo, eso afirma más mi suposición, además que tenía unos hermosos ojos azules.
―Están exterminando a todos los hijos nacidos de relaciones prohibida entre planos ancestral―comento, dirigiendo su mirada al retrovisor para observarme sólo por unos segundos y volviendo a la carretera.
―¿Me están buscando para matarme?―le pregunté asustada, sintiendo la mano de Dante sobre la mía.
Tenía la mirada confundida de los otros dos chicos que desconocían mi origen, no esperaba que nos estuvieran cazando para matarnos ahora entiendo porque me había atacado ayer aquél ser.
―Todos los hijos de entidades divinas están en peligro―agregó el hombre, empezando a verse las primeras luces de la ciudad.
―¿Porqué están haciendo eso?―pregunto Charlotte sin poder creer lo que estaba a punto de pasar.
―Nunca debieron nacer, ni los semidioses, ni los híbridos de ángeles y demonios, ni mucho menos menos ... Luznell―agrego, el rubio sin despegar la vista del frente.
―Pero nosotros no tenemos la culpa―susurre, apretando el puño con bastante fuerza, ahora todo esto engloba muchos más involucrados.
―¿Dijo Ángeles y demonios? ―pregunto confundido Caín, conectando mirada con su novia.
―Mi madre es una Ángel o lo era porque rompió las reglas por amor―les conté, para que entrarán ellos en contexto de lo que pasaba.
―¿entonces tu eres?...―me pregunto Charlotte, volteando a mirarme fijamente.
―Soy mitad ángel, mitad dios―afirme, apretando un poco más fuerte la mano de Dante, que me daba su apoyó cada segundo que pasaba.―¿quienes son los que están planeando toda esa barbaridad?―pregunte, llenándome de valor, pues era grande lo que venía para enfrentarnos.
―Son los caídos...―susurro el hombre, conduciendo por la entrada de la ciudad.
―¿Y tú eres el mensajero no es así...? ¿Gabriel?...
Continuará...