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1602 Words
Sin pensarlo dos veces entré rápidamente al closet, los latidos del corazón cada vez más se aceleraban, sentía que todo el mundo los escuchaba. A través de las ranuras del closet pude ver a mi padre entrar ayudando a mi madre a acostarla en la cama, mi madre parecía estar enferma, lucía hinchada y con cara de cansancio. > Ví a mi padre salir de la habitación mientras gritaba mi nombre, quería salir pero tenía miedo de que me vieran salir de su habitación, a ellos no le gustaba que entrara allí, ni siquiera para limpiar, por eso al asegurarme de que mi padre estaba relativamente lejos, salí con cuidado del closet, mi madre tenía los ojos cerrados, por lo que aproveché y salí de la habitación gateando para finalmente levantarme y salir hacia el porche de la casa. -¡Joyce! ¡ven aquí mocosa te estoy llamando!. -¡Ya voy!. - Exclamé entrando nuevamente a la casa. -¿Donde andabas metida?. -Estaba buscando algo que perdí, pero no está en el porche, que pena. -Tu madre está mal, la fuí a buscar del médico porque se intoxicó al comer un queso vencido, ya le inyectaron un antibiótico, pero necesito que me ayudes a cuidarla ahora, porque tengo que trabajar. -¿Que debo hacer?. -¡Ya te dije que debes atenderla! ¡investiga por tu propia cuenta! Estoy ocupado, no me molestes. Mi padre se dirigió hacia su cuarto que había tomado como su oficina para trabajar ya que era contador, así que entré la habitación donde estaba mi madre, tomé su teléfono y comencé a investigar por internet sobre los cuidados luego de una intoxicación. -¿Joyce?. -Sí madre, ¿como te sientes?. -Débil. -Ya conseguí algo por internet, espera un momento, no tardo. > Fuí hacia la cocina, comencé a preparar una sopa; mientras se cocía, preparé un jugo natural y se lo llevé a mi madre. -¿Aún te sientes débil? -Sí. -Bebe el jugo, te estoy preparando una sopa para que te sientas mejor. -De acuerdo. > -Madre por cierto, ¿te puedo hacer una pregunta?. -Sí claro. - Respondió con voz débil. -Anoche cuando entré a mi habitación a estudiar... Había una muñeca de trapo en mi... -¡Ah! Eso, estaba por ahí en el depósito, pensé que te gustaría, ¿por qué?. -Por nada, sólo preguntaba... Otra cosa, ¿sabes algún otro idioma?. -Dijiste que me harías sólo una pregunta. -Perdón, iré a ver la sopa, ya vuelvo. > Al llegar a la cocina llegó un mensaje al teléfono de mi madre, me dió curiosidad y para no abrir el mensaje, observé desde la barra de notificaciones, un número desconocido le había enviado un mensaje: "Esto de criar hijos ajenos cansa, joder, soms prodigiosa." > -Perdón, para la próxima te lo pido prestado. - Añadí. -¿Y por qué no tomas tu teléfono?. -¡Ah! Lo que pasa es que se mojó y como puedes imaginar falleció. -¿Qué demonios? ¡debes tener más cuidado mocosa! no tengo dinero para comprarte uno, tengo muchas deudas las cuales pagar. - Exclamó aún nerviosa. -¡Tranquila madre! Fué un accidente, y entiendo que tengas deudas, no te preocupes, esperaré lo que tenga que esperar, con su permiso voy a seguir estudiando. -No te vayas tan lejos por si te necesito. -No te preocupes, estaré aquí cerca en la sala. Salí de la habitación y comencé a leer la hoja de estudio, pero me interrumpió mi padre llamándome desde su oficina, como no me permitía entrar en su oficina, tuve que hablarle desde la puerta. -¿Si?. -¡Traime una taza de café, entras y me la dejas en la mesita que está cerca de la puerta!. -De acuerdo. Calenté un poco de café que ya estaba hecho y me dirigí hacia su oficina, entré observando todo, había un enorme estante lleno de libros de todos los colores y tamaños, cosa que me dejó fascinada ya que me encanta leer, tenía muchas gavetas, una nevera ejecutiva, un televisor, una hermosa pecera... Quedé perpleja porque tenía tantas cosas que no imaginaba que podía tener en esa habitación. -¿Que haces? ¡deja la taza y lárgate!. -Sí. Dejé la taza en la mesa y salí de inmediato. > -¡Ash! ¡A este paso no voy a estudiar nada!. Me acosté en el sofá de la sala ya cansada a estudiar, los ojos se me hacían cada vez más pesados, el inmenso silencio y el frió placentero me cautivaban. Estuve un rato acostada pero me levanté presurosa saliendo hacia el frente de la casa, ya se había hecho de noche, las calles estaban solitarias como cualquier otro día, solo habían gatos negros por doquier, así que tomé uno y comencé a acariciarlo. -Eres una niña buena, lo que sea que pase no es tu culpa. - Añadió una mujer cuyo rostro no podía ver. -¿A que se refiere con que lo que sea que pase no es mi culpa? ¿que va a pasar?. - Pregunté alarmada y confundida. -Solo confórmate con saber eso. Por otro lado, no te desanimes, las cosas buenas están por venir, no estás completamente sola. -No la conozco ni sé porqué me dice eso, pero gracias. -No tienes que agradecer...Ese chico... Ten cuidado, huye de él. -¿Qué chico?. -El que chico que metiendo su mano en el bolso, con palabras embelesantes intente abrazarte. ¡No, no caigas en su trampa!, ¡solo huye!. Todo se desvaneció en cuestión de segundos, abrí los ojos y estaba en el sofá con la hoja de estudio. -¡Ash! ¡maldición! ¡me quedé dormida!... Mi madre. Me levanté rápidamente para ir a verla y estaba dormida, por lo que me alivié, tomé su teléfono para ver la hora, ya eran las 7:10 pm de la noche, así que me dirigí a la cocina para preparar la cena. Una vez lista, le dejé la comida a mi padre en el comedor y lo llamé. -¿Cómo sigue Rose?. - Preguntó. -Está bien, se quedó dormida. -¡Que alivio!. -Sí. Me dispuse a cenar y luego de haber terminado. Serví sopa y se la dejé a mi madre en la mesa de la habitación, salí de ahí y subiendo a mi habitación comencé a tratar de memorizar la hoja por última vez, al cabo de varias horas bajé hacia la sala. -Padre... -¿Qué?. -Necesito ir a la tienda a comprar algo urgente, ¿puedo ir?. -Ya es tarde, son las 10:00 pm ¿Qué necesitas?. -Me da pena decirlo. -¡Ya entiendo!, bueno vé con cuidado, pero no te tardes. -De acuerdo. Subí a mi habitación rápidamente, me coloqué mi suéter n***o favorito y salí. > Empecé a correr para llegar más rápido, la noche estaba nublada, inesperadamente comenzó a relampaguear... -¡Maldición! ¡lo que faltaba!. Seguí corriendo e inoportunamente comenzó a llover fuerte, así que me coloqué la capucha y seguí avanzando. Ya iba cansada, pero estaba llegando al lugar. No pensaba detenerme, la fría lluvia me impulsaba. Hasta que finalmente llegué...
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