13

1435 Words
Me detuve al verlo sentado en el muro del puente. -¡Idiota! ¿Por qué aún sigues aquí?. - Exclamé mientras me le acercaba con el paraguas en la mano y al verme se levantó. -Te es-estaba esperando... Sabía que vendrías, traje esto para ti. - Respondió con voz temblorosa. -¡Vine rápido porque imaginé que estarías aquí a cuesta de lo que fuera!... ¿Y eso que es?. -Entonces nos conectamos telepáticamente... Esto es un obsequio que quise hacerte, lo abres cuando estés en casa. -¡Aaww gracias!, no debiste molestarte para eso. -Para mí es un placer. -Pero no debiste venir, ¡estas todo empapado, te vas a resfriar!. -No me importa nada de eso, lo único que me importa eres tú. -Ya deja de decir sandeces y ¡vayámonos a la farmacia para no mojarnos más!. Tomé su mano e intenté voltear para dirigirme a la zona de la farmacia, pero inesperadamente haló mi brazo para acercarme hacia él y finalmente abrazarme. -Realmente te extrañé. - Dijo en voz baja. -Igual yo. - Respondí incómoda intentando alejarme pero se aferró más fuerte. -Un minuto más por favor, quedémonos así solo un poco más. > Estuve todo ese momento intentando contenerme para no huir o golpearlo; ya estaba incómoda porque había un silencio pesado, tampoco sabía que decir, por lo que no se me ocurrió otra cosa que tocar su frente. -¡Evans estás hirviendo!. Sin contestarme, tomó mi mano y la dirigió hacia su pecho. -¡¿Qué haces?!. > -¿Lo sientes?... Esto no es sólo un simple latido cardíaco instintivo, es mucho más que eso, cuando estoy contigo mi corazón se precipita; sólo tú provocas este caos interno. No supe que responder, por lo que quedé incómoda en completo silencio. -Espero que algún día puedas corresponderme... -No se que decir. -No digas nada por ahora, tómate tu tiempo, esperaré lo que tenga que esperar. Pero por favor, piénsalo bien. -Bueno... Ahora vayámonos a la farmacia, que estamos en medio de la lluvia. -De acuerdo. Ví a Evans mojado temblando de frío y me preocupó, por lo que le di el paraguas para quitarme el suéter que cargaba puesto y colocárselo. -Pe-pero te dará frío. -Tú lo necesitas más. - Añadí tomando el paraguas nuevamente mientras nos encaminábamos hacía la farmacia. -¿Por qué? Harás que me vuelva más loco. -Ya estás loco. - Respondí riendo. -Loco por ti. -Que meloso estás hoy. -Tú me has vuelto así. -¿Yo? Yo no he hecho nada. -Tan solo el hecho de tu simple existencia. -¡Que frío! ¡vámos más rápido!. Evans al escucharme decir eso, me tomó y abrazándome echamos a correr, al llegar nos detuvimos en el techo de la farmacia. -Ahora que estamos aquí espera un momento, voy a comprar una bebida caliente en la panadería, te dejo el suéter y me llevo el paraguas. - Añadió Evans. -De acuerdo, vé. Evans echó a correr con el paraguas hacia la panadería mas cercana mientras que me quedé sentada en el escalón de la farmacia donde me había encontrado con aquel amable menesteroso del cual no supe más nada. > Al cabo de unos minutos regresó Evans con un par de cafés calientes. -Para tí con leche, sé que así te gusta. -Gracias por recordarlo. -Esos detalles para mí son importantes...  -¿Y como está Sergei?  -Está bien, allá en casa. -Quiero verlo. -Un día de estos te lo traigo. -¡Si!. -Cambiando de tema, quiero que me digas por qué últimamente luces tan decaída, desde que te conozco siempre has estado así, pero ahora lo eres más, ¿algún problema en casa?. -Prefiero no hablar de ello. - Dije en un suspiro. -Lo entiendo pequeña leona...Pero si te digo una cosa, no todo el tiempo es bueno callar, porque te vas acumulando todo eso en el corazón, y tanto es así que esa carga se va haciendo pesada que llega un momento en el que el corazón no va a resistir tanto peso. Pero si descargas, te liberas, entre los dos, la carga se hace llevadera y podemos buscar una solución. -Gracias por todo eso Evans, pero de verdad no quiero molestarte con mis problemas, no vale la pena... Por cierto, vine aquí porque engañé a mi padre, ya debo volver a casa. -¿Cuando entenderás que para mí no eres una molestia?, bueno respeto tu decisión, vé a casa con cuidado, agradezco que hayas venido. -Gracias a tí por el regalo, y por preocuparte por mí. -No agradezcas, por cierto, toma tu suéter. -Quédatelo, me lo devuelves luego, yo me llevo el paraguas, vete a casa rápido también, adiós. - Añadí volteando para irme. -¡Te amo!. -¿Qué?. -¡Te amo!. -¡Ya! Evans. - Exclamé incómoda. -Lo siento, no puedo ocultarlo, ¡te amo!. > Arranqué a correr presurosa, para llegar más rápido a casa. > Al llegar a casa, abrí la puerta y entré, mi padre estaba viendo su programa de boxeo por lo que estaba tan entretenido que no me prestó atención, así que subí a mi habitación para cambiarme la ropa mojada, dejar el paraguas y el regalo que me había dado Evans, luego de eso bajé para ir a ver a mi madre. -¿Ya te bebiste la sopa que te preparé?. -Sí, estaba buena. -¿Y te sientes mejor?. -Sí, ya sudé la fiebre, y me siento mejor. -Eso es bueno. -¿Por qué tu cabello está mojado?. -Salí un momento a buscar algo y me mojé, pero no es nada. -¡Vé a sacarte esa agua bañándote, te puedes resfriar!. -De acuerdo madre, no te preocupes. Salí de la habitación para ir a la cocina a preparme un té de jamaica, pero me detuve en todo el frente de la oficina de mi padre. > Así que tomé la manilla y comencé a girarla lentamente. -¡Demonios! ¿donde dejé mi teléfono?. - Exclamó mi padre desde la sala. Al escucharlo afanoso, me dirigí desasosegada a la cocina a prepararme el té. -¡Joyce! ¿no has visto mi teléfono?. -No padre. -¿Segura?. -Juro que no. -¿Y por qué estás nerviosa?. -Yo estoy normal.- Respondí insegura. -¡Maldición! ¡me aíra perder mis cosas!. - Exclamó enojado mientras se dirigía a su oficina. Estaba preparando mi té, pero se me empezaron a salir las lágrimas al escuchar la música que siempre ponían en la antigua Academia de Danza de mi tía en la asistía, me dió mucha melancolía al escucharla porque recordé aquella época en la que por un año tuve la felicidad que nunca tuve ni he tenido hasta ahora, era tan feliz cuando asistía en aquella Academia, cuando bailaba ballet olvidaba todo lo malo, sentía como si bailara en el aire, mientras todos me observaban sin poder hacerme nada, solo observarme destacarme en lo que realmente me apasionaba hacer, aquel año en el que mi tía me cuidaba, lamentablemente tuvo que cerrar la Academia e irse a otro país, realmente extrañaba esos tiempos. Fui hacia la sala a ver de donde provenía la música, y era de un comercial de muñecas. -¡Joyce!. -¿Sí?. -¿Puedes ir a buscar dentro de el carro si dejé mi teléfono?. -De acuerdo. Salí presurosa, la noche estaba fría y el cielo nublado, lucía tal cual como en mis sueños, entre directo hacia el carro encendiendo la linterna del mismo para poder ver ya que estaba oscuro; sentí un repentino deja vú que me dejó inmóvil, pero entré en sí al escuchar un escalofriante sonido.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD